«Nenikékamen»


La historia tradicional relata que Filípides (530 aC–490 AC), un heraldo ateniense, fue enviado a Esparta para pedir ayuda cuando los persas desembarcaron en  Maratón (Grecia). El recorrido era de 240 km y lo completó en 2 días. Luego corrió 42 km, desde el campo de batalla en la ciudad de Maratón hasta Atenas, para anunciar que los griegos habían vencido a los persas en la Batalla de Maratón (490 a.c.) diciendo al llegar: “Νενικήκαμεν” (Nenikékamen, ‘Hemos vencido’) y al instante murió pero no de cansancio, sino por las heridas de la batalla, ya que al parecer Filípides ya había recorrido varias veces los ciento sesenta y seis kilómetros que separan Atenas de Esparta para llevar mensajes de una ciudad a otra. La Biblia dice en Hechos 20:24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Este versículo nos habla de correr como corrió este ateniense Filípides. Y cito a este Filípides, no para ponerlo como ejemplo, sino para que nos de vergüenza. Vergüenza de nosotros mismos, porque si un impío es capaz de hacer semejante hazaña, es una vergüenza que un hijo de Dios haga menos que él. ¿Porque debemos correr nosotros?

Primero Debemos correr para anunciar la victoria

Debemos correr porque Cristo viene y no podemos perder de vista esta realidad, pensando que el Señor retarda su venida, porque 2 Pedro 3:9 dice: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Hay que correr hermano porque sólo los que no quieren ver, no ven las señales tan evidentes de la venida inmediata del Señor. No se si será en el 2012 o 2020, o se si será este año o el año que viene, lo cierto es que nadie lo sabe y como nadie lo sabe, ni lo puede saber, todos debemos predicar el evangelio como si cada día o cada año fuera el día de la venida del Señor, así nos lo muestra la escritura cuando dice 2 Corintios 6:2 …He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación.

Segundo debemos correr  dar buenas nuevas

Y esto debemos lograrlo primero no haciendo caso de nada más que de dar testimonio del evangelio. Esto significa que donde quiera que estamos, sea en el trabajo, en el colegio, en reuniones, donde quiera que sea, hay una sola cosa que tiene que atrapar nuestra mente, cómo llevarles el evangelio a esa gente que me rodea. Si hacemos caso de lo demás, entonces caeremos en el error de pensar que hay cosas más importantes que llevar el mensaje del evangelio. Segundo no estimando nuestra vida de tal manera que no la queramos arriesgar por el evangelio. Hay profesiones que implican poner en riesgo tu vida. Es absurdo trabajar de bombero sin pensar que un día sufrirás una quemadura. Es absurdo trabajar de socorrista en una playa sin pensar que un día tragaras un poco  de agua salada. Es absurdo trabajar de cohetero sin pensar que una bomba puede estallar en tus manos. Es absurdo predicar el evangelio sin pensar que tu vida está en riesgo. Yo dudo mucho que uno que no esté dispuesto a arriesgar su vida por el evangelio esté convertido a Cristo. Tercero,  no perder el gozo de estar en esta carrera de predicar el evangelio. Deuteronomio 28:47-48 nos enseña que debemos servir al Señor con alegría, y aunque haya veces en las que mientras vamos predicando el evangelio vamos con algún que otro lloro, siempre debemos regresar a nuestro gozo inicial como dice: Salmos 126:6 Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; Mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas. Y no olvidemos que nuestro anuncio es como el de Filípides: “Nenikékamen” HEMOS VENCIDO.

Publicado por

enrique60

Actualmente trabajo en la Escuela Panamericana, soy salvadoreño 61 años y soy pastor de la iglesia Comunidad Bíblica

Deja un comentario