«…¿enterrado o plantado?

Cuando pensamos en lo que significa ser «bendecidos», la mayor parte del tiempo pensamos en las cosas buenas que nos han sucedido. Posiblemente nuestro jefe nos ofreció un nuevo puesto en el trabajo y fuimos bendecidos con un ascenso. Recordamos cuando nuestro nuevo hijo nació y cómo fuimos bendecidos con un niño. O quizá vencimos una enfermedad y fuimos bendecidos con un retorno a la buena salud. Las bendiciones y los buenos tiempos van de la mano. Es fácil celebrar y tener una actitud de gratitud cuando las cosas nos están saliendo bien. ¿Pero y cuando pasamos por tiempos realmente difíciles? La empresa estaba haciendo un recorte de personal y fuimos despedidos. Alguien abandonó una relación con nosotros y ahora tenemos que comenzar de nuevo. ¿Dónde están las bendiciones cuando pasamos por cosas que no entendemos?

Todos nosotros en cierto punto pasamos por un lugar tenebroso: una enfermedad, un divorcio, una pérdida, un hijo que rompe nuestro corazón. Es fácil desanimarse, renunciar a nuestros sueños y pensar que es el fin. Pero Dios usa los lugares tenebrosos. Son parte de su plan divino. Piense en una semilla. Mientras permanezca en la luz, no puede germinar y nunca se va a convertir en aquello para lo que fue creada. La semilla debe ser plantada en la tierra, en un lugar oscuro, para que el potencial del interior cobre vida. Del mismo modo, hay semillas de grandeza en nosotros— sueños, metas, talentos, potencial—que solamente cobrarán vida en un lugar oscuro.

Esto fue lo que Jesùs afirmó en el evangelio de Juan 12:24. Lea lo que dijo:

23 —Ha llegado la hora de que el Hijo del hombre sea glorificado —afirmó Jesús—. 24 Les aseguro que, si la semilla de trigo no cae en tierra y muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto.

La versión The Message lo pone de esta manera:

“Escuchen atentamente: a menos que un grano de trigo sea enterrado en la tierra, muerto para el mundo, nunca será más que un grano de trigo. Pero si se entierra, brota y se reproduce muchas veces. Juan 12:23-24

Lo que Jesùs nos enseña es que para que podamos crecer y llevar más crecimiento a nuestra vida debemos pasar por procesos de oscuridad. Y es en esos procesos de oscuridad donde  podremos crecer y salir diferentes en nuestra vida.

Según Jesùs para ser bendecidos en lugares tenebrosos deben pasar a lo menos cuatro cosas esenciales.

La primera cosa esencial está relacionada con la asignación de los momentos tenebrosos.  “…de cierto, de cierto os digo…”. La segunda cosa esencial está relacionada con la condición de los momentos tenebrosos. “…si el grano de trigo…” La tercera cosa esencial está relacionada con la situación de los lugares tenebrosos. “…no cae en la tierra y muere, queda solo…”. Y finalmente la cuarta cosa está relacionada con la bendiciòn en los lugares tenebrosos.  “…lleva mucho fruto…”

En primer lugar hablamos de que la primera cosa esencial de los momentos tenebrosos es la asignación. ¿De dónde proceden nuestros tiempos oscuros y sin sentido? ¿Quién los ocasiona y porqué los ocasiona? Observemos que estas palabras de Jesùs están dentro de las últimas semanas de su muerte. El contexto nos habla que unos griegos querían ver a Jesùs y la respuesta de Jesùs es “Ha llegado la hora  para que el Hijo del Hombre sea glorificado”.  Es muy interesante que Èl dice “ha llegado la hora”. La palabra griega que utiliza es “jora”. En griego significa un cierto tiempo o estación definida fijada por la ley natural y que regresa con el año rotatorio, aduce a  las estaciones del año, primavera, verano, otoño, invierno.

La asignación tiene que ver con reconocimiento de las estaciones de la vida.

Esto implica que Dios nos ha dejado señales de cuando una estación termina y de cuando una nueva estación comienza. El sol y la luna, que son agentes externos, son los encargados de anunciar a la tierra que la estación se ha mudado. No reconocer las estaciones puede ser mortal, para convivir, para trabajar o desarrollar actividades. Como seres vivientes, reconocer una nueva estación es fundamental para vivir y ser fructíferos. Espiritualmente esto es igual, debemos reconocer los tiempos de Dios y adaptarnos a ellos, no combatirlos como algunos hacen, poniendo en riesgo su vida espiritual, sino adaptarnos para alcanzar nuestro máximo potencial y desarrollo.

Dios nos enseña que hay un tiempo para cada cosa, y nosotros somos los encargados de reconocer el comienzo y el fin de cada tiempo para mudarnos junto con él. No reconocer el cambio de una estación nos puede hacer actuar espiritualmente como adolescentes inestables, por momentos como maduros equilibrados y por momentos como desorientados, confundidos, o perdidos. Por eso es de vital importancia reconocer las estaciones que ameritan los cambios para nuestra vida espiritual. En el caso de Jesùs fueron los griegos la señal y el cambio de estación fue de predicar a la cruz. Nosotros podemos elegir la estación del año que más nos gusta, pero eso poco le importa a Dios porque Él ya las estableció. Es decir, alguien puede protestar contra el calor del verano y orar para que cambie a frío, sin embargo Dios ya estableció lo que ocurre en verano y nada puede cambiarlo con una tonta oración, así tampoco se puede combatir contra el invierno y si alguna persona determina no reconocerlo poniéndose un short de baño y saliendo con camisetas a trabajar, indudablemente se va a enfermar o puede que en su porfía muera de frío por no reconocer una estación de Dios y respetarla. Por eso, cuando algo no está bien en nuestra vida, cuando nos pasa algo triste, es una señal de que viene otra estación, no debemos enojarnos, y si hay cosas que no nos gustan, debemos saber que las estaciones vienen para dar frutos, no para fracasar, vamos a madurar en ellas, sigamos adelante y no combatamos lo que viene de Dios, porque aunque no entendamos algunas cosas y puedan hacernos sufrir, son necesarias y nos harán bien.

La asignación tiene que ver con  las imposiciones en la vida. En el castellano se usa “de cierto, de cierto…os digo” Se usa en griego la palabra “amén” dos veces. Según el idioma original esta palabra es una metáfora de la palabra fiel. También se puede traducir en verdad. Esta palabra se podía usar al comienzo de un discurso – seguramente, verdaderamente, de una verdad y también al final, así es, que así sea, que se cumpla. Era una costumbre, que pasó de las sinagogas a las asambleas cristianas, que cuando el que había leído o discursado ofrecía una oración solemne a Dios, los demás respondían Amén, y así hacían suya la sustancia de lo que se pronunciaba. La palabra «amén» es una palabra muy notable. Fue transliterada directamente del hebreo al griego del Nuevo Testamento, luego al latín, al inglés y a muchos otros idiomas, de modo que es prácticamente una palabra universal. Se la ha llamado la palabra más conocida del habla humana. La palabra está directamente relacionada –de hecho, casi idéntica– a la palabra hebrea para «creer» (aman), o fiel. Por lo tanto, pasó a significar «seguro» o «verdaderamente», una expresión de confianza y confianza absolutas. En ese sentido cuando Jesùs la usa en este contexto está declarando que debemos tener la absoluta certeza, y creer en verdad que habrá momentos oscuros y tenebrosos designados para nuestra propia vida. Por otro lado la expresión “os digo” es la palabra “lego” en griego que nos da la idea afirmar, exhortar, dirigir, mantener. El tiempo presente demuestra que hay certeza y continuidad en lo que se dice. Jesùs jamás ocultó los tiempos tenebrosos.

En segundo  lugar hablamos de que la segunda cosa esencial de los momentos tenebrosos es la condición.

La necesidad del potencial. “Si el grano de trigo” Cuando Jesùs nos habla de nuestra condición como personas, nos ilustra no tanto en lo que somos sino en lo que podremos llegar a ser. El uso del grano de trigo nos habla de que Dios nos ve con ojos de potencial.  ¿Qué es el Potencial? Las palabras sinónimas sonPropósito, Destino, Voluntad de Dios y Llamado. En realidad el potencial es la capacidad escondida, el poder sin desarrollar, la energía que no ha sido desarrollada. Es todo lo que tú puedes llegar a ser ,pero que todavía no has llegado a serlo. El éxito sin uso, los dones dormidos, los talentos escondidos. Lo que Ud. puede hacer pero no ha hecho; Es donde Ud. pude ir y todavía no ha ido. Lo que Ud. podría imaginar, pero todavía no ha imaginado; Es lo que puede llegar a cabo, pero todavía no ha realizado.

Usted puede tener una semilla en su escritorio toda la vida, pero nunca se va a convertir en lo que fue creada hasta que la ponga en la tierra. Su potencial nunca será soltado hasta que sea plantada. Todo el tiempo que esté en el escritorio donde es cómodo y no tiene que estirarse o tratar con alguna adversidad, el potencial de la semilla permanecerá encerrado dentro de ella. Solo después de ser plantada y de pasar por el proceso de germinado—cuando la cascarilla externa se rompe y el nuevo crecimiento comienza—florecerá y dará mucho fruto. El problema con mucha gente es que quieren el fruto, pero no quieren pasar por el proceso. No quieren estar incómodos. No quieren tener que estirarse o tratar con la adversidad, la oposición o la traición. Pero sin el lugar tenebroso, su potencial permanecerá encerrado en el interior.

La imposibilidad del potencial. La semilla no puede germinar en la luz. Si usted le preguntara a la semilla, estoy seguro de que diría: «No quiero ir a la tierra. Está oscuro, es solitario y es incómodo cuando lo gente camina sobre mí». La semilla siente como si hubiera sido enterrada, como si fuera el final, pero de lo que la semilla no se da cuenta es que no está enterrada; ha sido plantada. Tiene la vida del Todopoderoso Dios en el interior. Ese lugar tenebroso, aunque es incómodo, es una parte crucial del proceso. A lo largo de un periodo, una vez que germina y crece, en lugar de ser una pequeña semilla enterrada, termina siendo una hermosa flor, que se abre y que da mucho fruto. Si usted le preguntara a la flor al estar ya completamente abierta, le diría: «No me gustó el lugar tenebroso, pero me doy cuenta ahora de que fue una bendición. Mire lo que sacó de mí. ¡Mire en lo que me he convertido!».

La realidad del potencial. Habrá momentos en la vida cuando se sienta como si estuviera enterrado y habrá pensamientos que le dirán: Ya se fueron tus mejores días. Ese recorte de personal arruinó tu carrera. Ese divorcio manchó tu futuro. Esta enfermedad va a ser tu final. Tenga una nueva perspectiva. No está enterrado; está sembrado. Si nunca hubiera pasado por el lugar tenebroso— la soledad, la decepción, la pérdida—nunca habría descubierto lo que está dentro. Como el de esa semilla, su potencial está a punto de ser soltado. Usted no solamente va a salir de la oscuridad, usted va a salir mejor, más fuerte, completamente en flor y llevando mucho fruto. Cuando sienta como si algo estuviera muriendo, está oscuro, usted siente la presión de la tierra, no ve una salida, es señal de que algo nuevo está por salir a la vida: nuevo crecimiento, nuevo talento, nuevas oportunidades. El desafío para usted es que esté dispuesto a pasar por el proceso. Demasiadas personas se amargan, pierden su pasión y se atoran con la pregunta sin respuesta: «¿Por qué está sucediendo esto? Pensé que Dios estaba a mi favor». Atrévase a confiar en Él. Él sabe lo que está haciendo. Él no envía la dificultad, pero la va a usar. No luche contra los lugares tenebrosos. Quizá haya tierra a todo su alrededor y sea incómodo, pero esa tierra no está allí para detenerlo, está allí para sacar la grandeza que lleva dentro.

En tercer  lugar hablamos de que la tercera cosa esencial de los momentos tenebrosos es la situación. Al hablar de la situación me refiero a las circunstancias tenebrosas que nos rodean y que nos hacen sentirnos miserables y a muchas veces con ganas de renunciar. En los momentos tenebrosos hay situaciones cuando me siento en  descenso. Observe que la expresión dice “si no cae”. En lugar de ir para arribar vamos hacia abajo. En lugar de ir mejorando vamos empeorando. La expresión “cae” es “pipto” en el idioma griego. Su traducción tiene múltiples significados.  Se puede traducir como descender de un lugar más alto a un lugar más bajo, caer (ya sea desde o sobre), ser empujado hacia abajo, descender de una posición erguida a una postrada, ser derribado de un estado de prosperidad,  caer en ruinas, ser derribado de un estado de prosperidad, no participar en, perder una participación. El uso del tiempo aoristo determina una acción que sucede sin referencia a las circunstancias, tiempo o condiciones. Simplemente algo te hizo caer y es una realidad tu caída. Pero también hay situaciones  que me siento en suspenso. Jesùs dice “en la tierra y muere” Dos elementos importantes se puede ver con estas dos palabras. La primera es el lugar donde estamos “en la tierra” es decir la parta más baja a donde puedo descender. No hay donde más ir. Incluso esa tierra me tiene que sepultar. Allí puedo ser pisoteado, ignorado, saltado y simplemente nadie se preocupa por alguien que está a nivel de lo más bajo de su vida. Pero recuerde no estoy enterrado estoy plantado esa condición es para que mi potencial salga. La segunda tiene que ver con la situación a la que llegamos. “Muere” dice Jesùs. Tenga una nueva perspectiva: los lugares tenebrosos  de muerte son oportunidades para crecer. Usted no se encuentra en un lugar tenebroso por accidente. Si Dios no lo fuera a usar para su bien, no lo habría permitido. Quizá no lo entienda, podría no tener sentido, pero Dios sabe lo que está haciendo. Pase la prueba. En estos últimos meses he aprendido que cada vez que algo muere en mi vida, algo más está viniendo a la vida. Parece como un final, pero Dios tiene un nuevo comienzo. Un amigo lo traiciona y lo deja, y su relación muere, pero al mismo tiempo Dios está dando a luz una nueva relación. Él ya preparó otro amigo que está destinado a cruzarse en su camino. Perdió un empleo, un puesto o un cliente importante, pero Dios tiene una nueva posición, nuevas oportunidades y nuevos niveles para usted. Por otro lado hay situaciones en las cuales me siento indefenso. Observe que dice “queda solo”.  La expresión “queda” es permanecer en el texto griego. Da la idea de no tener ningún asidero. La expresión solo significa olvidado, destituido del recuerdo. Eso implica que simplemente nadie se acuerda de ti. Claro estàs enterrado y la gente piensa que estàs acabado. Pero lo que no se dan cuenta es que estàs germinando para nueva vida y para mucho fruto. Dios usa los lugares tenebrosos. Cuando José fue acusado falsamente y puesto en prisión durante trece años, la Escritura dice: «Afligieron sus pies con grillos; en hierro fue puesta su alma». En esa prisión José desarrolló fuerza, una perseverancia que no podría haber obtenido en ninguna otra manera. Hay algunas lecciones que solamente se pueden aprender en los lugares tenebrosos. Deje de quejarse de lo que está pasando, de lo injustas que son las cosas, de quién lo ofendió. Quizá sea incómodo, probablemente no le guste, pero está cooperando para su bien. Usted se está fortaleciendo; se está desarrollando algo en usted que solo puede obtener en la oscuridad. No puede alcanzar su más alto potencial estando en la luz todo el tiempo. No tener oposición, ni problemas y que nadie venga en su contra quizá podría sonar bien, pero va a detener su crecimiento.

En cuarto  lugar hablamos de que la cuarta cosa esencial de los momentos tenebrosos es la bendiciòn. El texto dice “lleva mucho fruto”. La expresión “fero” en griego para llevar puede significar llevar alguna carga, moverse por rumbo; mover o, ser transportado o soportado, con la sugerencia de fuerza o velocidad, ser movido hacia adentro, impulsado, soportar, es decir, aguantar, soportar el rigor de una cosa, soportar pacientemente la propia conducta, o perdonar  traer adelante mudarse a, aplicar dar a luz, producir y finalmente se puede usar como  liderar, conducir. Es progreso y utilidad a otros la bendiciòn que nace de los tiempos tenebrosos.

El rey David dijo: «Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar». No lo ensanchó en los buenos tiempos; fue ensanchado cuando las cosas no le estaban saliendo bien. Cuando David era adolescente quería salir a divertirse con sus amigos, pero tenía que quedarse a cuidar de las ovejas de su padre. Día tras día, mientras estaba fuera solo en los campos de pastoreo, sin nadie con quien hablar, parecía como si nunca podría lograr sus sueños. Pero esos años en los campos solitarios fue lo que lo preparó para convertirse en un campeón. Cuando mató a Goliat, la gente dijo que había conseguido el éxito de la noche a la mañana. Pero la verdad es que no sucedió de la noche a la mañana. Sucedió porque atravesó los lugares tenebrosos con una buena actitud. Las cosas no le estaban saliendo como él quería, cuando estaba solitario y sintiendo como si Dios se había olvidado de él, simplemente siguió haciendo lo correcto. Entendió este principio. Su actitud fue: Dios, este es un lugar tenebroso. Quizá no lo vea ahora, pero creo que está obrando a mi favor. Me estoy volviendo más fuerte. Estoy desarrollando paciencia y perseverancia, y estoy aprendiendo a confiar en ti. En el momento indicado, no solamente salió de ese lugar tenebroso, sino que salió incrementado, promovido y mejor que como había estado antes.

No es una coincidencia que David diga en el Salmo 23: «El Señor es mi pastor; nada me falta. En campos de verdes pastos me hace descansar; me lleva a arroyos de aguas tranquilas […] Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno». De hecho, estaba diciendo: El mismo Dios que me lleva a pastos verdes, el mismo Dios que me lleva a aguas tranquilas, es el mismo Dios que me guía a través del valle más sombrío. Todos podemos confiar en Dios cuando estamos descansando en los pastos verdes, y podemos confiar en Él cuando estamos junto a las aguas tranquilas; eso es fácil. Pero Él le está pidiendo que confíe en Él cuando está en el valle más sombrío. No lo ha dejado. Probablemente se sienta solo, abandonado y maltratado, y piense que la vida no ha sido justa, pero Dios todavía lo está guiando. Ese lugar tenebroso es parte del plan de formarlo tal como fue creado. Quizá no sea fácil, posiblemente no lo comprenda, pero la fe es confiar en Dios cuando la vida no tiene sentido. Atrévase a creer que Él lo está bendiciendo incluso en los lugares tenebrosos. Crea que lo que fue pensado para su mal está obrando a su favor. David continuó diciendo: «Aunque deba yo pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno, porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento. Me preparas un banquete a la vista de mis adversarios; derramas perfume sobre mi cabeza y me colmas de bendiciones». Observe que tiene que pasar por el valle para disfrutar la mesa puesta delante de usted. Tiene que pasar por la soledad, por la enfermedad, por la traición antes de obtener esa unción fresca, ese comienzo fresco. Usted tiene que pasar por los campos de pastoreo, haciendo lo correcto a pesar de que le esté sucediendo lo que no es correcto. Usted tiene que pasar por ese empleo en el que no es tratado bien, abrirse paso a través de la lucha, de la escasez, de la deuda, antes de llegar a donde es colmado de bendiciones. Con demasiada frecuencia queremos las bendiciones, pero no el valle. Nuestra oración es: «Dios, dame más favor, más influencia una mayor unción». Dios responde: «Está bien, pero tienes que estar dispuesto a ir conmigo a través del valle». En los lugares tenebrosos es donde le probamos a Dios de qué estamos hechos realmente. ¿Puede Dios confiarle más de su favor, con una mayor influencia y más recursos? Usted tiene que ser fiel en el campo de pastoreo, un lugar solitario donde quizá las cosas no le estén saliendo bien. «Bueno, usted dirá, no me cae bien mi jefe. Por eso es por lo que me tardo en el trabajo, y por eso es por lo que llego tarde. No me tratan bien». Si usted no tiene una buena actitud en los lugares tenebrosos, se quedará atorado allí. Si usted no es fiel en el desierto, ¿cómo puede Dios confiar en que usted será fiel en la Tierra Prometida?

Uno tiene que atravesar el valle para llegar a la mesa. No se quede atorado en el valle sombrío. No pierda su pasión ni tenga una actitud agria que diga: «No entiendo por qué pasó esto. Después de todos estos años, me despidieron». «¿Cómo es que recibí este informe médico desfavorable?». «¿Por qué esta persona rompió mi corazón?». Si siempre está tratando de dilucidar por qué, se va a atorar. Piense en esto: un signo de admiración es simplemente un signo de interrogación enderezado. Si usted quiere que Dios convierta sus signos de interrogación, lo que no entiende, en signos de admiración, tiene que confiar en Él. En esos lugares tenebrosos donde la vida no es justa, en lugar de preguntarse por qué sucedió algo, atrévase a decir: «Dios, yo sé que sigues sentado en el trono. Quizá no entiendo este valle en el que estoy, pero sé que del otro lado está mi signo de admiración. La mesa ya está preparada, las personas correctas están esperando, una fresca unción viene con incremento, promoción y un nuevo nivel». Si usted pasa por lugares tenebrosos en esa manera, verá el signo de interrogación convertirse en un signo de admiración. Dios lo asombrará con su bondad.

«Llevando el curso de oyente»

Una de las cosas más frustrantes para mi cuando predico en mi congregación es ver a los hermanos aburridos y pendientes de otras cosas que de  lo que estoy predicando. Algunas veces no culpo a las personas que se aburran en las predicaciones de algunos, porque sinceramente la mayoría de los predicadores son aburridos y sin contenido. Pero cuando te esmeras por enseñar la verdad, y dar dinámicamente un buen contenido no deja uno de sentirse desanimado.

Antes algunas preguntas…

¡Sé honesto! ¿Te has sentido «espiritualmente aburrido» recientemente?  Si Jesús te preguntara la razón de tu aburrimiento, ¿qué le dirías?  Haz una lista de los pasos que podrías tomar para eliminar el aburrimiento espiritual de tu vida.

¿Alguna vez te aburres de la iglesia o de tu vida espiritual? Si dices: «Sí, me aburro de mi vida espiritual todo el tiempo», quiero ayudarte a entender la raíz de ese aburrimiento espiritual.

Hay una razón principal por la que las personas se aburren espiritualmente. Es muy simple: tienen conocimiento sin aplicación y eso  eventualmente se vuelve aburrido e insatisfactorio, cada vez. Si todo lo que haces es sentarte y escuchar, escuchar y escuchar la Palabra sin siquiera tomar medidas para aplicarla a tu vida, pronto llegarás a un lugar donde has escuchado, escuchado y escuchado tanto de la Palabra que estás harto de escucharla. En lugar de anticipar lo que podrías recibir del Señor, pensarás: ¡Oh, no, otro sermón!

¡Pero el problema no es la Palabra! La Palabra de Dios estaba destinada a ser puesta en práctica. Así que si te sientas y escuchas más y más sermones, reuniendo más y más información pero nunca estás actuando sobre lo que has escuchado, ¡eventualmente te volverás tan sobresaturado que no querrás escuchar más! Si esto te describe, es probable que estés cansado de escuchar la misma Palabra una y otra vez. Probablemente desees que alguien venga a predicarte o enseñarte algo que nunca has escuchado antes. Es posible que incluso te encuentres deambulando de iglesia en iglesia, buscando a alguien o algo que le dé vida a tu vida espiritual. Sin embargo, el problema no es la iglesia, tu pastor o el tipo de predicación que estás escuchando. ¡El problema eres tú! Tú estás aburrido porque  tú no estás poniendo en práctica la Palabra que  has oído predicar.

Déjame decirte la verdad: si simplemente haces lo que ya te han dicho que hagas, ¡no tendrás tiempo para aburrirte! Aplicar la Palabra que ya conoces requerirá que tengas una vida seria de oración. Requerirá una gran disciplina; exigirá que aprendas a crucificar tu carne. De hecho, caminar en el tipo de obediencia que Dios espera de ti tomará cada gramo de tu enfoque. ¡Estarás tan ocupado tratando de obedecer lo que ya has oído predicar que nunca tendrás un momento para aburrirte!

Ahora bien, esta es la razón por la que Santiago 1:22 nos dice: «Mas sed hacedores de la palabra, y no solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos».

Fíjate especialmente en las palabras «sólo oidores» en el versículo anterior. Estas palabras están tomadas de la palabra griega akroates, que se usaba en la época griega clásica para describir a las personas que asistían a una clase solo de oyentes  en lugar de tomarla como crédito. En otras palabras, estas personas no asistían  a la clase para recibir crédito por el curso. Simplemente estaban allí para escuchar la conferencia, pensar en lo que se enseñaba y luego discutirlo con sus amigos. ¡Pero no tenían intención de aplicar realmente lo que escucharon!

Además de ser intelectualmente estimulantes, estas conferencias podían ser bastante entretenidas. Así que estos «oyentes solamente» iban de reunión en reunión porque les encantaban los oradores especiales y la emoción de escuchar algo que no habían escuchado antes. A veces seguían a sus oradores favoritos de ciudad en ciudad. Aunque los «oyentes solamente» no tenían intención de aplicar nada de lo que escuchaban, les encantaba reunir nueva información que los hiciera parecer conocedores a los ojos de otras personas. Amaban asistir a las reuniones para estar con la multitud, reírse o simplemente escuchar algo nuevo. Pero nunca pusieron en práctica lo que oyeron, porque eran «sólo oyentes». No escuchaban los mensajes que escuchaban para obtener crédito por ello, ¡sino simplemente para pasar un buen rato!

Esto significa que Santiago 1:22 transmite esta idea: «No seáis como los que asisten a las reuniones y escuchan sermones con el único propósito de estar con la multitud o de recoger información que los haga parecer inteligentes a los ojos de otras personas…» Puesto que este es el trasfondo de la frase «solo oidores» usada en Santiago 1:22, debemos mirarnos bien a nosotros mismos y preguntarnos: ¿Estoy hablando en serio acerca de la Palabra de Dios y su aplicación en mi vida? ¿O soy simplemente un «oyente» que no tiene intención de practicar la Palabra? ¿Estoy haciendo algo con la Palabra que he oído predicar, o estoy entre los que escuchan la Palabra pero no actúan de acuerdo con lo que han escuchado? ¿Me considera Dios un oyente o un hacedor de la Palabra?

El hecho es que muchas personas asisten a la iglesia regularmente, van a reuniones especiales, leen libros, escuchan grabaciones de enseñanza y ven televisión cristiana sin parar. Han visto mucho, han oído mucho y realmente saben mucho, pero no hacen nada con lo que han escuchado. Es por eso por lo que eventualmente se aburren con los asuntos espirituales. No han actuado sobre la base de lo que han escuchado ni han puesto en práctica la información que han recopilado; por lo tanto, se han sobresaturado y se han entumecido espiritualmente. No dejes que esto te pase a ti. Toma la decisión de ser un «hacedor de la Palabra y no solo un oyente». Recibe en lo profundo de tu corazón las verdades que has escuchado predicar a lo largo de los años y deja que comiencen a trabajar en tu vida. Puedes estar seguro de una cosa: Si determinas obedecer cada verdad bíblica que se te ha predicado, ¡nunca más tendrás tiempo para aburrirte espiritualmente!

Porque no oramos juntos… Señor, te pido que me ayudes a convertirme en un hacedor de la Palabra y no solo en un oyente. Perdóname por las veces que he escuchado la Palabra de Dios predicada con poder e incluso he dicho «Amén» al mensaje, pero no he logrado salir de la verdad que escuché o hacerla parte de mi vida. A partir de hoy, tomo la decisión de ser un hacedor de la Palabra de Dios. ¡Espíritu Santo, dame la fuerza y la energía divina que necesito para tomar la Palabra que escucho o leo y ponerla en práctica en mi vida! ¡Oro esto en el nombre de Jesús!

Haz tu declaración de fe…Declaro que soy un hacedor de la Palabra de Dios. Estoy entre los que escuchan la Palabra e inmediatamente la aplican a sus vidas. Experimento el poder del Espíritu de Dios en mi vida debido a mi obediencia para caminar en lo que Dios me ha revelado. ¡Declaro esto por fe en el nombre de Jesús!

«…No suelte el botón de “retroceso”

Hace algunos años conocí a un amigo que le encantaba una canción. Y cuando la ponía en Spotify le daba la aplicación de repetirla, una vez , otra vez y mil veces más. El solía decir que esa canción al oírla repetidas veces le recordaba una novia a la que quiso mucho…

¿Será posible que nosotros pudiéramos hacer tal ejercicio en la vida espiritual?

Antes de comenzar…unas preguntas más…

 Al pensar en la fidelidad de Dios en tu vida, ¿cómo afecta la forma en que percibes los problemas con los que estás lidiando en este momento?  ¿Cuáles son algunas de las situaciones aparentemente imposibles que enfrentaste en el pasado y de las que Dios te libró? ¿Qué pasos puedes dar para confiar más plenamente en que Dios te librará de tu situación actual como Él lo ha hecho por ti en el pasado? ¿Has experimentado alguna vez el poder liberador y salvador de Dios en el pasado ? ¿No es hora de que pulses el botón de rebobinar?  

Estoy hablando de esos momentos en los que tu situación parece completamente desesperada, ¡pero de repente la asombrosa gracia de Dios interviene y tu situación cambia milagrosamente! ¿Puedes pensar en momentos como este en tu pasado? Es sorprendente que cuando nos enfrentamos a un nuevo desafío, a menudo no recordamos la fidelidad de Dios en el pasado. Nuestra perspectiva se vuelve borrosa debido a los problemas a los que nos enfrentamos actualmente, y olvidamos que hemos pasado por circunstancias similares o peores antes. La montaña de problemas que se avecina ante nosotros parece tan grande que momentáneamente no recordamos todas las otras montañas que ya hemos enfrentado y superado con la ayuda de Dios.

Cuando Pablo escribió su segunda carta a Timoteo, el joven se enfrentaba a la montaña más grande de su vida. Nerón se había convertido en el emperador del Imperio Romano. Debido a su gobierno tiránico, los creyentes estaban siendo perseguidos e incluso morían por su fe. En medio de todo el pánico, Timoteo se sintió tentado a temer por su vida y su futuro. Debe haberse preguntado: ¿Va a ser Dios fiel a mí en esta hora terrible?

Así que en 2 Timoteo 1:5, Pablo le dice a Timoteo: «Cuando me acuerdo de la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy persuadido de que también en ti». ¡Pablo quería recordarle a Timoteo algo muy importante! La fidelidad de Dios era parte de la herencia familiar de Timoteo. Su abuela confiaba en el Señor, y el Señor nunca le había fallado ni la había defraudado. Su madre confiaba en el Señor, y el Señor nunca le había fallado ni la había defraudado. Debido a que Timoteo estaba lidiando con gran estrés y dificultad, Pablo aprovechó la oportunidad para recordarle que así como Dios nunca le había fallado a su abuela o a su madre, tampoco abandonaría a Timoteo en su hora difícil.

Entonces Pablo le dijo: «… Te recuerdo de que avivas el don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos» (2 Timoteo 1:6).

Quiero que te concentres particularmente en la frase que la RV60 dice: “Te aconsejo”. Pero en realidad la palabra debería traducirse como “te recuerdo”. Esta se toma de la palabra griega anamimnesko, un compuesto de las palabras ana y mimnesko.

¡Presta mucha atención, porque esto es muy importante! La palabra ana significa de nuevo o repetir algo. La segunda parte de la palabra mimnesko significa recordar algo, como recuerdos. Cuando estas dos palabras se unen como en este versículo, significa reunir o recordar recuerdos. Lo curioso es que el pequeño prefijo “ana” lleva la idea de reproducir estos recuerdos una y otra vez en tu mente, de la misma manera que presionarías el botón de rebobinado en tu reproductor de video para poder hacer una copia de seguridad y ver una parte de una película una y otra vez.

¡Esto significa que hay algunos recuerdos que nunca debemos olvidar! Por ejemplo, debemos presionar constantemente el botón de rebobinar en nuestras mentes y «repetir» las veces que Dios nos ha sido fiel en el pasado, liberándonos, sanándonos y rescatándonos una y otra vez. ¡Debemos «repetir» esas escenas en nuestras mentes hasta que nunca olvidemos Su fidelidad hacia nosotros!

Podrías traducir 2 Timoteo 1:6 de la siguiente manera: «Os pongo en memoria de todas estas cosas, para que al recordarlas, despertéis el don de Dios que está en vosotros…».

Pablo le recuerda a Timoteo (y a nosotros) que apartemos nuestros ojos de estos tiempos de angustia o de la crisis presente y que recordemos el poder liberador y salvador de Dios en el pasado. Si realmente miráramos nuestro pasado, encontraríamos que hemos enfrentado otros momentos más severos que el que estamos enfrentando ahora, y Dios nunca nos falló ni nos defraudó. De hecho, ¡Él nos liberó y cambió esas situaciones! Nunca olvides lo que Dios ya ha hecho por ti, porque esos recuerdos te agitarán y te animarán a enfrentar tu dilema actual con fe.

Así como Dios siempre te ha sido fiel en el pasado, Él te será fiel ahora mismo. Nunca olvides cómo: Dios te ha sanado. Dios te ha liberado. Dios te ha salvado. Dios te ha guiado y dirigido. Dios te ha llevado a través de pruebas difíciles. Dios ha provisto para ti durante los tiempos financieros difíciles. Dios te ha protegido de la trampa del enemigo. ¡Este tipo de recuerdos son poderosos y despertarán tu fe hoy! Así que la próxima vez que el diablo te diga que no hay manera de que sobrevivas a lo que estás enfrentando, tómate el tiempo para estar a solas con el Señor. Luego presiona el botón de rebobinar y pídele al Espíritu Santo que te ayude a reunir y recordar todos esos eventos pasados cuando Dios vino por ti. A medida que repites esos recuerdos una y otra vez en tu mente, tu fe se elevará a un nuevo nivel de confianza. Serás capaz de mirar tus problemas directamente a la cara y decir: «El historial de Dios conmigo siempre ha sido la fidelidad, ¡y sé que Él también me será fiel ahora!»

Porque no oras conmigo…Señor, siempre has sido fiel. Te doy gracias porque incluso en mi situación actual, vas a ser fiel de nuevo. Por favor, ayúdame a recordar todas las veces en el pasado en las que me liberaste y me rescataste de otras situaciones que también parecían desesperadas. Gracias por ayudarme a mantener vivas y frescas esas increíbles experiencias en mi mente y corazón. ¡Te agradezco por ser siempre fiel a mí! ¡Oro esto en el nombre de Jesús!

Por qué no haces una declaración de fe…Confieso que Dios nunca me ha fallado ni me ha defraudado. Él siempre me ha librado de los tiempos difíciles, y Él me rescatará y me liberará ahora también. ¡Hoy me detendré en esos momentos pasados en los que Dios hizo por mí lo que todos pensaban que era imposible! Así como Él intervino a mi favor en el pasado, ¡Él intervendrá a mi favor otra vez! No sucumbiré al miedo, a la duda o al fracaso. ¡Con la ayuda de Dios, conquistaré lo que el enemigo significó para mi caída y derrota! ¡Declaro esto por fe en el nombre de Jesús!

«Un Red Bull…espiritual…»

No sé si ustedes han visto el anuncio de la bebida energizante Red Bull. La idea del anuncio se enfoca en que si tomas la bebida podrás hasta volar. Por eso el lema: “Red Bull te da alas”…¿Será que en la vida espiritual habrá algún energizante que te da alas para seguir?

Unas preguntas antes de empezar…

 ¿Alguna vez te has encontrado con momentos en tu vida en los que sientes que te has topado con una pared y no puedes ir más allá? ¿Cómo respondes normalmente a momentos como estos? ¿Sientes que has perdido toda energía espiritual?

Pues déjame contarte que…

A veces todo el mundo se cansa físicamente y se agota mentalmente. Sin embargo, algunos creyentes, independientemente de cuánto tiempo o cuán duro trabajen, parecen tener la habilidad, la fortaleza, la determinación y la voluntad para seguir adelante, incluso cuando todos los demás apenas pueden dar un paso más.

¿Alguna vez has conocido a alguien así? ¿Te has preguntado, ¿Cómo rayos puede esa persona seguir de la manera en que lo hace? ¿Podría ser que esta persona haya aprendido a aprovechar una fuente de poder sobrenatural?

Bueno, ¡el mismo suministro inagotable de energía está disponible para nosotros!

En Filipenses 1:19, Pablo habló acerca de este tipo de poder: «Porque yo sé que esto se convertirá en mi salvación por medio de vuestra oración y de la provisión del Espíritu de Jesucristo».

El tesoro especialmente que quiero que noten  está en la palabra «proveer» en este versículo. Es la palabra griega epichoregeo. Para aquellos que leen griego, esta palabra parece una elección extraña para Pablo. Sin embargo, después de reflexionar sobre el uso original de esta palabra, ¡hace que este versículo sea muy emocionante!

La palabra epichoregeo es una palabra antigua que significa literalmente “a favor del coro”. Sé que esto suena peculiar, así que permítanme explicar de dónde vino esta palabra y por qué Pablo la usa aquí.

Hace miles de años, en la Grecia clásica, una gran compañía coral y dramática practicaba sin cesar para una enorme e importante representación teatral. Después de dedicar una gran cantidad de tiempo, esfuerzo, energía y ensayos, finalmente llegaba  el momento en que el programa debía terminar y todos los actores estaban en la obligación de  continuar con su viaje de gira. Pero  hubo un gran problema: ¡se quedaron sin dinero!

Ahora bien, deben recordar que estas personas habían entregado sus vidas a esta producción. Habían comprometido todos sus recursos para asegurarse de que la actuación tuviera éxito. Pero debido a que se quedaron sin financiamiento, significaba que el espectáculo había terminado, ¡estaban en bancarrota para seguir! Es decir se quedaron sin opciones antes de que la gira prevista terminara. Así que según todas las apariencias, era el final del camino para ellos y su sueño.

En ese preciso momento, un hombre rico se enteró de su crisis e intervino en la situación por lo que  hizo una gran contribución financiera en nombre del coro, a favor del coro. ¡Esta contribución «suministró» todo lo que necesitaban para volver al negocio! De hecho, el regalo que el hombre dio fue tan enorme que fue más de lo que necesitaban o sabían gastar. La contribución de este hombre fue excesivamente grande, abundante, desbordante y abrumadora.

¡Es de aquí de donde obtenemos la palabra «proveer» en Filipenses 1:19. El versículo describe la enorme contribución del Espíritu que Jesucristo quiere darnos a ti y a mí!

A la luz de esto, Filipenses 1:19 podría entenderse en el sentido de: «Estoy seguro de que esta situación finalmente cambiará y resultará en mi liberación. Estoy seguro de ello, primero, porque estás orando por mí; y segundo, por la contribución generosa y  especial del Espíritu que Jesucristo está donando para mi causa actual».

Esto significa que cuando te has quedado sin fuerzas; cuando has dado tu mejor esfuerzo y sientes que no te queda ni un gramo más de energía para dar; cuando parece que tus recursos se han agotado y no puedes dar un paso más a menos que alguien intervenga para ayudarte, ¡ese es exactamente el momento en que Jesucristo se convierte en tu Benefactor personal!

Al igual que el hombre rico de la historia anterior, Jesús entra en tu vida en ese momento para donar una contribución masiva, abrumadora y generosa de la gracia y el poder del Espíritu para tu causa. Jesús es tu rico Benefactor. ¡Él tiene más fuerza y poder para darte de lo que jamás podrás usar!

Si eres débil, Él tiene precisamente lo que necesitas para levantarte, recargarte y ponerte en marcha de nuevo. Si le abres tu corazón ahora mismo, Jesús te dará una nueva contribución del poder del Espíritu, ¡y será más que suficiente para ponerte de pie y volver a la gira de tu vida! Así que cuando tu voluntad humana natural esté demasiado cansada para seguir adelante y hayas agotado todos tus recursos, deja que Jesús te refuerce con una nueva «provisión del Espíritu» que te dará toda la fuerza que necesites. Solo abre tu corazón a la ayuda del Espíritu Santo hoy. ¡Permítele que te llene con un suministro de poder tan grande que ni siquiera podrías comenzar a usarlo todo!

Porque no oras conmigo… Señor, me doy cuenta de que no tengo suficiente fuerza por mí mismo para hacer lo que Tú me has pedido que haga. Hoy te pido que dones un nuevo suministro de Tu Espíritu a mi vida. En este momento, abro mi corazón y te pido que llenes cada rincón y grieta de mi vida con el poder del Espíritu Santo para que pueda volver a ponerme de pie y cumplir lo que me has dicho que haga. ¡Oro esto en el nombre de Jesús!

Te invito a hacer también una declaración de fe…Declaro por fe que soy rellenado y recargado con el Espíritu de Dios. No hay falta de fuerza en mí porque Jesús continuamente provee una gran provisión del Espíritu en mi vida que me da poder para lograr todo lo que necesito hacer. ¡No hay excusa para que falle o me detenga antes de las metas que Dios me ha dado para mi vida, porque en el Espíritu de Dios hay suficiente fuerza y poder sobrenatural para energizarme para terminar mi asignación divina! ¡Declaro esto por fe en el nombre de Jesús!

«Déje que el árbitro dirija…»

Y que la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la cual también sois llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.  Colosenses 3:15

Primero unas preguntas…

Reconoces los momentos en los que tus emociones tratan de arrojarte a ¿Un mareo emocional y te roba la paz y la alegría?  ¿Le has pedido a Dios que te ayude a superar estos momentos? ¿Qué pasos puedes dar para aquietarte y poder concentrarte en la Palabra y permitir que la paz de Dios se levante y arbitre lo que está sucediendo dentro de tu corazón, mente y emociones?

¿Alguna vez has tenido uno de esos días en los que había mucha confusión? Y pasas el día dándole  vueltas alrededor de tu cabeza tal caos que al final te dieron ganas de gritar: «¿YA NO MÁS»?

Bueno de vez en cuando, todo el mundo tiene ese tipo de día. Y cuando lo tengas , es probable que tu tentación sea la de dejarte gobernar por tu humanidad carnal y reaccionar ante alguien de una manera fea. O quizás como yo a veces, te deprimes, te vas a la cama y tratas de olvidarte de todo.

Sin embargo, sabes que ninguna de las dos opciones te ayudará a resolver los problemas a los que te enfrentas. En lugar de tirar la toalla y dar paso a estas emociones que a lo mejor quieren sacar lo mejor de ti, ¿por qué no te detienes ahora mismo y tomas la decisión de dejar que la Palabra de Dios te gobierne hoy?

Cuando digo «gobernarte», estoy hablando de la paz sobrenatural de Dios dominando   y dirigiendo toda emoción y situación a la que te enfrentas. Si no tomas esta decisión y sigues viviendo a través de la preocupación, el miedo, la inseguridad, la duda y toda una serie de otras cosas te aseguro que tus emociones tratarán de tomar el control. Y no hay peor montaña rusa que cuando estás siendo golpeado en todo lugar por las  ¡emociones que están fuera de control!

En cambio, deja que la paz de Dios gobierne en tu corazón, como Pablo escribió en Colosenses 3:15. Él dijo: «Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, para el cual también sois llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos».

El tesoro que quiero que notes en este pasaje es la palabra «gobernar.»  Viene de la palabra griega brabeuo, que en la antigüedad se usaba para describir al   árbitro o referí que moderaban y juzgaban las competiciones atléticas que eran tan populares en el mundo antiguo.

Pablo usa esta palabra para decirnos que la paz de Dios puede obrar como una árbitro o juez en nuestros corazones, mentes y emociones. Tú sabes que es perjudicial cuando las emociones intentan ejercer control sobre nosotros o tratan de arrojarnos a una frenesí emocional. Según este término podemos evitar que suceda tomando la decisión de dejar que la paz de Dios se eleva desde lo más profundo de nosotros como un árbitro y modere nuestras emociones.

A medida que lo hagamos, seremos mantenidos bajo el control de ese la paz divina que reina en nuestros corazones. Imagínate a este árbitro llamando a la “paz” a entrar en el juego, verás que de repente comienza a tomar las decisiones y a hacer todas las alternativas pacíficas en lugar de la inquietud, la ansiedad y la preocupación.

Colosenses 3:15 podría traducirse: «Deja que la paz de Dios tome las decisiones en tu vida…» «Que la paz de Dios sea el árbitro en tu vida y en tus acciones…» «Deja que la paz de Dios actúe como árbitro en tus emociones y en tus decisiones…».

Si bien es cierto que todo el mundo tiene días duros y semanas difíciles, no tienes que rendirte a esas emociones que intentan robarte la alegría, perturbar tus relaciones y despojarte de  tu victoria.

Cuando te sientas abrumado por problemas o emociones que te golpean de cada dirección, solo detente un momento y pon deliberadamente tu corazón y tu mente en Jesús y la Palabra de Dios. Al hacer esto, sucederá algo maravilloso, algo conquistador, ya que la paz sobrenatural y dominante de Dios se levantará de tu espíritu y ¡tomará  el control!

Quiero sugerirte una oración…para que puedas pedir que la paz de Dios arbitre tu vida…

Señor, no quiero dejar que mis emociones se apoderen de mí hoy, así que te  pido que tu paz se levante como un poderoso árbitro y referí en mi corazón, mente y emociones. Ayúdame a reconocer esos momentos en los que las emociones inútiles tratan de acercarse sigilosamente a mí. Te pido que me enseñes a dejar  esas emociones a un lado y libera Tu paz sobrenatural que reside en mi corazón, la paz que siempre está lista en cada momento ¡Modera cada pensamiento y emoción que intenta gobernar  a mi vida! ¡Oro esto en el nombre de Jesús!

A la vez te animo a que hagas una declaración o confesión que te ayude a tomar pasos de fe ante tus problemas hoy…

Confieso que la paz sobrenatural de Dios me domina. Cuando estoy tentado a enojarme y mis emociones tratan de apoderarse de mí, pongo  estas emociones a un lado y permito que el Espíritu de Dios libere una paz sobrenatural, dominante y moderadora para gobernar mi corazón, mi mente, y emociones! ¡Declaro esto por fe en el nombre de Jesús!

ya no debe nada…

Hace un siglo, un grupo de almas valientes se hicieron conocidas como los misioneros unidireccionales. Ellos compraron boletos sencillos para el campo misionero, sin la mitad de devolución. Y en lugar de maletas, empacaron sus pocas pertenencias terrenales en ataúdes. Mientras zarpaban del puerto, se despidieron de todos los que amaban, de todo lo que conocían. Sabían que nunca regresarían a casa. ¡Qué tremenda visión de propósito!

A. W. Milne fue uno de esos misioneros. Zarpó hacia el Nuevo Hébridas en el Pacífico Sur, sabiendo muy bien que los cazadores de cabezas que vivían allí habían martirizado a todos los misioneros antes.

Milne no temió por su vida, porque ya había muerto para él mismo. Su ataúd estaba lleno antes de llegar a su destino.

Durante treinta y cinco años vivió entre esa tribu y los amaba. Cuando murió, los miembros de la tribu lo enterraron en medio de su aldea e inscribió este epitafio en su lápida sepulcral: Cuando llegó no había luz. Cuando se fue no había oscuridad.

En estos días me he preguntado ¿Cuándo empezamos a creer que Dios quiere enviarnos a un lugar seguro? ¿Mantenernos en lugares para hacer cosas fáciles? ¿Cuándo quiso que la muestra de nuestra  fidelidad es sólo mantener el fuerte? Eso es ¿jugar  siempre  a lo seguro o lo fácil sin complicación?

Que hay mayor privilegio que el sacrificio. Hoy se tiene el pensamiento que ser  radical es todo menos normal. Y es que en realidad si somos objetivos podemos ver en la Biblia que Jesús no murió para mantenernos a salvo. Murió para hacernos peligrosos. La fidelidad no es mantener la fortaleza. Es estar  asaltando las puertas del infierno. La voluntad de Dios no es un plan de seguro. Es un plan atrevido. La entrega completa de tu vida a la causa de Cristo no es radical. Es normal. Es hora de dejar de vivir como si el propósito de la vida fuera llegar sano y salvo a muerte.

A la gente de hoy no le gusta enfrentar el horror de la cruz, así que embellecemos su figura  y la hacemos atractiva. Convertimos la cruz en un pedazo de joyas o una decoración en el santuario de una iglesia o tal vez en un cementerio.

Pero lo que debemos recordar es que, para sus desafortunadas víctimas, la crucifixión significaba vergüenza, tortura y una muerte lenta y agonizante. Sin embargo, nuestro Señor Jesús fue «obediente hasta la muerte, muerte de cruz» (Filipenses 2:8). 

Hemos estado siguiendo una serie de principios para tener esperanza en días sin esperanza. Hemos tomado el ejemplo de Jesús cuando fue crucificado, ya que ese fue el peor día de su existencia en la tierra, un día cruel al que nunca antes había sido  sometido. Sus palabras dichas, específicamente siete palabras, demuestran como Jesús manejo la crisis de la cruz.

La primera palabra: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen, nos enfrentó con el principio de que cuando esté pasando por un día sin esperanza deje ir los que le quieren fastidiar su vida. La segunda frase que Jesús menciona es “te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. Y estudiamos el principio de que cuando esté pasando por un día sin esperanza recuerde ayudar a otros. Una tercera frase que encontramos en el día sin esperanza de Jesús es “madre ahí tienes a tu hijo”. Y descubrimos el principio de que cuando pase por un día sin esperanza no olvide cuidar a los que están cerca de usted. Una cuarta  frase es “Dios mío porque me has desamparado” y extrajimos una cuarta lección que dice cuando pase por un día sin esperanza cuéntele a Dios sus problemas y no a los hombres. Una quinta palabra de Jesús en la cruz es la expresión “tengo sed” y el principio que encontramos es que cuando pase por un día sin esperanza sea transparente no tenga temor de pedir ayuda.

Ahora pasamos a la penúltima palabra de Jesucristo que aparece en el evangelio Juan 19:30 y es el único que registra esa palabra. La expresión en griego es tetelestai. Decía Charles Spurgeon, “Tetelestai es una gota de tinta en un océano de significado”. En otras palabras, “Tetelestai” es una palabra que toma poca tinta para escribir, pero el significado detrás de ella es inmenso cuando uno piensa en lo que Cristo hizo.

Observe lo que dice Juan en su narrativa: “30 Cuando Jesús recibió el vinagre, dijo: —¡Consumado es!…

Cuando se comparan los registros de los Evangelios, se descubre que él gritó esta declaración y con voz fuerte exclamó: «¡Consumado es!» La sexta La declaración de la cruz no era el gemido de un hombre derrotado; Era el grito triunfal de victoria del Hijo de Dios, nuestro Salvador. A la edad de treinta y tres años, la mayoría de la gente dice: «Está comenzando». Pero a la edad de treinta y tres años, Jesús estaba diciendo: «¡Consumado es!»

Él no dijo: «Estoy acabado». No fue el lamento de una víctima abrumada por sus circunstancias. Tampoco dijo “estoy derrotado”, como sí el enemigo hubiera ganado. Ni siquiera dijo tampoco “estoy decepcionado.” Como si lo que estaba viviendo no lo hubiera sabido de antemano y lo hubiera tomado por sorpresa. En realidad era un grito victorioso venciendo a todos sus enemigos. En la lengua griega en la que Juan escribió su Evangelio, esta declaración era sólo una palabra de diez letras: tetelestai. En Griego, significa: «Consumado es, está consumado y siempre estará terminado».

Confieso que he empezado muchos proyectos que nunca he terminado. En mis archivos son manuscritos de libros que nunca han sido completados y bocetos de sermones que nunca se han convertido en mensajes. Sin embargo, tengo la sensación de que si el mundo nunca lee estos libros ni escucha estos sermones, nada se perderá.

Pero si Jesús no hubiera completado las asignaciones de su Padre, el mundo entero hubiera sufrido.  ¡Permanecería perdido! Al final de su ministerio, nuestro Señor Jesucristo pudo gritar: «¡Consumado es!» No dejó nada sin hacer de lo que el Padre le había dado «Te he glorificado en la tierra», dijo. «He terminado el trabajo que Tú me has dado para que lo haga» (Juan 17:4). Debido a esto, tú y yo tenemos la vida eterna. Dijo: “Tú me has dado para que lo haga» (Juan 17:4). Debido a esto, tú y yo tenemos la seguridad de la salvación eterna.

El principio que podemos observar en esta frase es que  cuando pase por un día sin esperanza confíe  que hay un propósito y un final de victoria en su crisis.

Ahora para poder ver este principio necesito que consideremos tres hechos importantes acerca de esta palabra que nuestro Señor pronunció: «Tetelestai, ¡Consumado es!» «Tetelestai»—

Primero entienda la peculiaridad de la victoria en  su situación.

Debemos entender que esta palabra dicha por Jesús nos hace entender que nuestra misión y propósito en la vida tiene ciertas condiciones peculiares que la hacen relevante o sin relevancia. Si nos perdemos del camino que Dios ha establecido para nuestro propósito entonces simplemente no podremos termina nuestra vida con victoria como lo hizo Jesús. Aunque esta palabra no es reconocida por la mayoría de la gente en nuestro mundo contemporáneo mundo, era una palabra familiar cuando nuestro Señor estaba ministrando en la tierra. Los arqueólogos han descubierto muchos documentos griegos antiguos que nos ayudan entender mejor las palabras de la Biblia, porque el Nuevo Testamento fue escrito en el lengua común de los pueblos de habla griega de aquella época. Cuando inspiró en el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo guió a los escritores a usar palabras de mercado que estaban en los labios de la gente mientras trabajaban y jugaban en los días de Jesús. Si usted Si consultáramos los léxicos griegos del Nuevo Testamento, aprenderíamos que La gente común en los días de Jesús usaba la palabra «tetelestai» en su vida cotidiana. Conozcamos a algunos de ellos.

Usted terminará su vida con victoria si entiende su verdadera vocación. Debería saber que los criados los sirvientes y esclavos usaban esta palabra cada vez que terminaban una asignación e informaban  de ese hecho a su amo.

El sirviente decía: «Tetelestai, terminé el trabajo que me diste que hiciera». Esto significaba que la tarea asignada era completaba de la manera en que el maestro quería que se hiciera y cuando quería que se hiciera. Jesucristo es el santo siervo de Dios (Filipenses 2:5-11). El profeta Isaías lo describió como el siervo sufriente de Dios (Isaías 42:1-4; 49:1-6; 50:4-9; 52:13– 53:12). Jesucristo vino a esta tierra como siervo porque tenía una obra especial «He acabado la obra que me has encomendado» (Juan 17:4). Cuando sus discípulos discutían sobre cuál de ellos era el más grande, Jesús reprendió su egoísmo diciendo: «Sin embargo, yo estoy entre vosotros como Aquel que sirve» (Lucas 22:27). Incluso tomó el lugar de un sirviente y les lavó los pies (Juan 13:1-17), pero su mayor acto de servicio fue cuando murió por ellos y por ellos. nosotros en la cruz. Un día, todos nosotros tendremos que dar cuenta al Señor de nuestro servicio. «Así que entonces cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios» (Romanos 14:12). Atentamente confía en que seré capaz de decir lo que Jesús dijo: «Te he glorificado en la tierra. Yo he acabado la obra que me has encomendado» (Juan 17:4).

Al pensar que Jesús cumplió su vocación como siervo y no como señor, me hace pensar la manera en muchos de nosotros en nuestras vidas no pensamos que estamos bajo el servicio de un amo y que el dirige nuestra vida. Muchos decimos que seguimos a Cristo pero en realidad muchos lo que hacemos es que exigimos que Cristo nos siga a lo que queremos ser. Tener una vida de vocación es experimentar la sumisión a Dios.

El consejo debería ser que debo encontrar el  trabajo que Dios quiere que hagas y hazlo con una actitud de siervo. No estás solo, «porque Dios es el que obra en vosotros, tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad» (Filipenses 2:13). Entonces, un día en gloria podrás decir como Jesús dijo: «He terminado la obra que Tú me has dado para hacer».

Pero en segundo lugar usted terminará una vida con victoria  si trasciende su verdadera realización. Es curioso que los sacerdotes griegos también usaban esta palabra. Cada vez que los adoradores traían sacrificios al templo dedicado a cualquier dios o diosa que adoraran, Los sacerdotes tuvieron que examinar al animal para asegurarse de que estaba impecable. Si el sacrificio era aceptable, el sacerdote decía: «Tetelestai, es perfecto». Los sacerdotes judíos seguían un procedimiento similar en el templo y usaban el equivalente Palabra hebrea o aramea. Era importante que el sacrificio fuera impecable. Jesucristo es el sacrificio perfecto e intachable de Dios, el Cordero de Dios que murió para quitar el pecado del mundo (Juan 1:29). ¿Cómo sabemos que Cristo es un ¿Sacrificio intachable? ¡Dios Padre lo dijo! Cuando el Señor Jesús fue bautizado, el Padre habló desde el cielo y dijo: «Este es mi Hijo amado, en quien estoy complacido» (Mateo 3:17). Con estas palabras, Dios Padre puso su sello de aprobación sobre Dios el Hijo. Entonces Dios el Espíritu Santo descendió como una paloma y descansaba en Jesús, añadiendo así su testimonio al del Padre (Mateo 3:16). Alguno de los líderes religiosos llamaron a Jesús glotón y bebedor de vino (Mateo 11:19), pero incluso los demonios admitieron que Jesús era el Hijo de Dios (véase Mateo 8:28–29). Sus enemigos tuvieron que admitir que era intachable, porque tuvieron que contratar a mentirosos para dar falso testimonio contra él en su juicio. Los seguidores de Nuestro Señor, que vivían en intimidad con él, no encontró ningún defecto en él. Ninguno de los apóstoles dijo jamás: «Nosotros escuchó a Jesús decir una mentira» o «Vimos a Jesús cometer un pecado». Jesús es el perfecto Salvador, el Cordero de Dios «sin mancha y sin mancha» (1 Pedro 1:19). Pilato, el gobernador romano, admitió: «No hallo falta en este hombre» (Lucas 23:4). Incluso Judas el traidor confesó: «He pecado entregando a inocentes sangre» (Mateo 27:4). Sí, todos los que conocían a Jesús podían decir: «¡Tetelestai! Él es el sacrificio perfecto e intachable». No hay otro sacrificio por el pecado que califique. Solamente Jesucristo es perfecto, inmaculado e intachable.

Esto nos lleva al hecho de que debemos ofrecernos a Dios con lo mejor de nuestra vida. Cuando Dios examina debe encontrar nuestro sacrificio “vivo, santo y agradable” (Romanos 12:1).

Tener una vida de realización es experimentar  una vida de aprobación por Dios.

Pero en tercer lugar usted terminará una vida con victoria  si trasciende su verdadera misión.

Hemos visto que los sirvientes y sacerdotes usaban esta palabra, pero también lo hacían los artistas. Cuando los artistas Al terminar su trabajo daban un paso atrás, lo miraban y decían: «Tetelestai, es ¡Terminado!» Eso significaba: «El cuadro está completo». Si ignoras a Jesucristo, el Antiguo Testamento presenta una imagen bastante oscura. Eso es difícil de entender. En el Antiguo Testamento se encuentran ceremonias, profecías y símbolos que no parecen encajar en un patrón lógico. El Antiguo Testamento es un libro de muchas profecías incumplidas e inexplicables ceremonias, y no recibes la «llave» hasta que conoces a Jesucristo. A menos que ceremonias, y no recibes la «llave» hasta que conoces a Jesucristo. A menos que Jesucristo, tu lectura del Antiguo Testamento es como caminar a través de un Galería de imágenes con las luces atenuadas. Cuando Jesucristo vino, completó la foto y encendió las luces! En su vida, muerte, resurrección y ascensión, Jesús cumplió los tipos y profecías y explicó el significado de la «imagen». La escena de la noche de Pascua descrita en Lucas 24 ilustra esta verdad. Dos hombres desanimados caminan por el camino de Emaús, discutiendo la muerte de Cristo y tratando de averiguar lo que significaba. Un extraño se une a ellos, y ellos le dicen sobre sus esperanzas frustradas y sus mentes confusas. (¿Te imaginas decirle a Jesús sobre su propia muerte?) Jesús les dijo: «¡Insensatos, y tardos de corazón para ¡Creed en todo lo que los profetas han dicho!» (Lucas 24:25). Luego, a partir de las Moisés y todos los profetas, el Señor Jesús repasó el Antiguo Testamento Escrituras y explicó el cuadro total. Encendió las luces. Su trabajo sobre El Calvario había completado el cuadro, de modo que el gran plan de salvación de Dios era ahora Claro a la vista. Debido a que conocemos a Jesucristo, los creyentes de hoy pueden leer el Antiguo Testamento y ver el cuadro maravilloso, aunque todavía hay dificultades y cosas difíciles de entender. Pero la luz brilla y los retratos no lo son. más tiempo en las sombras. Debido a la obra terminada de nuestro Señor en la cruz, podemos vea el cuadro completo que Dios ha pintado.

Nuestra vida debe ser un retrato viviente de lo que Jesús realizó. Damos testimonio ahora. Para mucha gente la vida es un rompecabezas, pero nosotros tenemos toda la pintura completa. Nuestra misión es explicar y vivir esa gran obra que Dios pintó en la vida y que hace que las personas vuelvan a tener esperanza y obtengan vida eterna.

Tener una vida de misión es experimentar una vida de acción con  Dios.  

Pero en cuarto lugar usted terminará una vida con victoria  si trasciende su verdadera bendición.  Hasta aquí hemos dicho que  «Tetelestai» era una palabra usada por esclavos, sacerdotes y artistas, pero los mercaderes también la usaron. Para ellos, la palabra significaba «la deuda está totalmente pagada». Si alguien adquiría algo “a plazos», cuando se hacía  el último pago, el comerciante le daría un recibo que decía «Tetelestai». Significaba: «Consumado es. Es decir la deuda ha sido pagado en su totalidad». Los pecadores incrédulos están en deuda con Dios y no pueden pagar su cuenta. La gente quebrantó la ley de Dios, están en bancarrota y no pueden pagar (véase Lucas 7:36–50). Pero Jesús pagó la deuda cuando murió por nosotros en la cruz. Eso es lo que tetelestai Significa: la deuda ha sido pagada, permanece pagada y siempre será pagada. Cuando nos volvemos a Cristo con fe, nuestros pecados son perdonados y la deuda es cancelada para siempre. Esta es la gran bendición que hemos recibido. Jesús tenía la victoria porque vivió y murió para bendecir a otros. Los cristianos somos victoriosos en la medida que hablamos de la bendición del perdón de Dios y de como la deuda del ser humano ha sido cancelada.

Tener una vida de bendición es experimentar la certificación de Dios. Dios bendice a los que bendecimos y les da vida eterna a los que les compartimos tal bendición.

Segundo  entienda la finalidad de la victoria en  su situación.

Primero su finalidad en esta vida tiene que ver con fidelidad. «Tetelestai»: pronunciado por un Salvador fiel.  «Tetelestai» era una palabra familiar gritada por un fiel Salvador. Vino a hacer la voluntad del Padre y lo hizo. Él vino a comprar nuestra redención y lo hizo. Él vino a hacer una gran obra, la obra de salvación, y terminó esa obra. Jesús Desde el comienzo de su vida en la tierra hasta el día en que regresó al Padre, Jesús fue fiel en hacer lo que el Padre le ordenó. «Me deleito en hacer Tu voluntad, oh, Mi Dios, y tu ley está en mi corazón» (Salmo 40:8; véase Hebreos 10:1–18). Él era fiel a lo largo de toda su vida terrena.

Segundo su finalidad en esta vida tiene que ver con centralidad. Para Jesús la voluntad del Padre era central. Era lo único  por lo que vivía. Cuando tenía doce años, Jesús dijo: «¿No sabíais que es necesario que me ocupe de los asuntos de mi Padre?» (Lucas 2:49). En las bodas de Caná, donde realizó su primer milagro, Jesús dijo: «Todavía no ha llegado mi hora» (Juan 2:4). Sabía que estaba en un horario divino que finalmente lo llevaría a la cruz. Les dijo a sus discípulos: «Mi alimento es haced la voluntad del que me envió, y acabad su obra» (Juan 4:34). En el Monte de la Transfiguración, nuestro Señor discutió con Moisés y Elías su «la muerte que iba a cumplir en Jerusalén» (Lucas 9:31). Un día dijo a sus discípulos: «Tengo un bautismo para ser bautizado, y cómo angustiado estoy hasta que se cumpla» (Lucas 12:50). En su oración de Sumo Sacerdote, él dijo: «Te he glorificado en la tierra. He terminado la obra que Tú me han dado para que lo haga» (Juan 17:4).

Podía gritar la palabra «tetelestai» porque fue un Salvador fiel que cumplió la voluntad del Padre.

Su finalidad en esta vida tiene que ver con  adversidad. Jesús fue fiel a pesar de la oposición satánica, a pesar de la ceguera y la desobediencia de los líderes religiosos, incluso a pesar de la estupidez y la lentitud para creer en su propios discípulos. Cuando la gente pecadora estaba haciendo lo peor, Jesucristo estaba dando lo mejor de sí mismo; y lo hizo porque amaba al Padre y amaba a un mundo de pecadores perdidos.

Jesucristo sigue siendo un siervo fiel. Habiendo terminado Su obra en tierra, ahora está sirviendo fielmente a su pueblo en el cielo como Sumo Sacerdote y Abogado (Hebreos 4:14-16; 1 Juan 2:1-3). Cuando somos tentados, podemos llegar a su trono y recibir la gracia y la misericordia que necesitamos. Si pecamos, podemos llegar a nuestro Abogado celestial, confesar nuestros pecados y ser perdonado (1 Juan 1:9-2:2). Él es fiel para librarnos en tiempos de tentación (1 Corintios 10:13), fiel para perdonarnos cuando caemos, y fiel para guardarnos hasta que nos encontremos cara a cara con él (2 Tim. 1:12; Judas 24). «Tetelestai»: una obra terminada.

Tercero, entienda la eternidad de la victoria en  su situación.

La eternidad nos confronta con el propósito de Dios. Esto nos lleva al tercer hecho. «Tetelestai» era una palabra familiar pronunciada por un fiel Salvador acerca de una obra terminada. Cuando gritó la palabra, significaba que todas las profecías del Antiguo Testamento que se referían a su obra en la cruz cumplida y terminada. A partir de Génesis 3:15, Dios había prometido que un El Salvador derrotaría a Satanás. Todas las imágenes de Cristo en el tabernáculo el ministerio sacerdotal y el sistema de sacrificios eran completamente terminado y cumplido. Los tipos y profecías del Antiguo Testamento se cumplieron. El velo del templo se rasgó en dos, y el hombre pudo entrar en el presencia de Dios. ¡El camino de la salvación había sido abierto! A la presencia de Dios. ¡El camino de la salvación había sido abierto!

La eternidad nos confronta con el poder de Dios. «Consumado es» también significa que la Ley del Antiguo Pacto está consumada. Alguno La gente tiene miedo de esta verdad, pero es tan bíblica como el nacimiento virginal o el nacimiento virginal. resurrección de Jesús. Colosenses 2:14 dice: «habiendo borrado la escritura de requisitos que estaba en contra de nosotros, que era contrario a nosotros. Y Él lo ha tomado fuera del camino, habiéndola clavado en la cruz». Ya no vivimos bajo la servidumbre de la ley; en cambio, vivimos en la libertad de la gracia de Dios (Romanos 6:15). El La gran palabra del evangelio no es «hacer»; Está «hecho». La obra de la redención ha ¡Se ha terminado!

Hace algunos años había un evangelista excéntrico cuyo nombre era Alejandro Pommier. Un hombre se le acercó un día y le dijo con cierta ligereza: «¿Qué debo hacer? para ser salvo?» Sabiendo que el hombre no se tomaba en serio la salvación, Pommier respondió: «¡Es demasiado tarde! ¡No puedes hacer nada!» El hombre se alarmó y dijo: «No, ¡No! ¿Qué debo hacer para ser salvo?» Y Pommier respondió de nuevo: «¡Es demasiado tarde! Es ¡Ya se ha hecho!»

Ese es el mensaje del evangelio: la obra de salvación es completado. Está terminado.

No hay nada que podamos agregarle, y agregarle significa quitarle nada.

Dios ofrece al mundo perdido una obra acabada, una salvación completa. Todo lo que el pecador tiene que hacer es creer en Jesucristo.

La eternidad nos enfrenta con el plan de Dios. El libro de Hebreos explica esta salvación completa: «Pero ahora, una vez en al final de los siglos, Él ha aparecido para quitar el pecado por el sacrificio de sí mismo. Y así como está establecido que los hombres mueran una sola vez, pero después de esto el juicio, así Cristo fue ofrecida una sola vez para llevar los pecados de muchos» (Hebreos 9:26-28). «Porque no es posible que la sangre de toros y machos cabríos pudiera quitar los pecados… Pero este hombre, después de haber ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios…». (Hebreos 10:4, 12). La obra de salvación se ha completado. «¡Consumado es!» Nuestro Señor murió, fue sepultado, resucitó de entre los muertos y volvió a la gloria. Allí se sentó porque la obra estaba terminada (Hebreos 1:3). En el Antiguo Testamento tabernáculo, no había sillas porque el trabajo de los sacerdotes nunca se terminaba. Pero Jesucristo se sentó en el cielo porque su obra había terminado. Puesto que la salvación es una obra acabada, no nos atrevemos a añadirle nada, cualquier cosa de ella, o sustituir cualquier cosa por ella. Solo hay un camino de salvación: fe personal en la obra terminada del Señor Jesucristo. Cuando mi Señor murió, exclamó: «¡Tetelestai! ¡Consumado es!» Era una palabra familiar gritada por un fiel Salvador acerca de una obra terminada.

Bien se ha dicho que Jesús no hizo el «pago inicial» en la cruz y luego esperar que sigamos con las cuotas. La salvación no está en la cuota plan. Jesús lo pagó todo, y eso significa que la redención es una obra terminada. Levantado había de morir, «Consumado es», fue su clamor; «Consumado es», fue su clamor; Ahora, en lo alto, en lo alto, ¡Aleluya, qué Salvador!  ¿Es él tu Salvador? Puede serlo si aceptas su obra terminada en el cruza, hazlo personal («Cristo murió por mis pecados»), y pídele a Jesús que te salve. «Porque todo aquel que invoque el nombre de Jehová, será salvo» (Joel 2:32; Actos 2:21; Romanos 10:13).

Ahora, es importante entender que como cristianos todo tipo de sufrimiento lleva un dosis de eternidad que debemos aprender a ver para poder tener esperanza. Es importante no desenfocarse de que estamos en el cuadrilátero de lo eterno y que todo lo que nos sucede se reflejará en la eternidad dependiendo como reaccionemos ante la desesperanza y sufrimiento.

Seguir a Jesús no se trata tanto de cuidar tus modales sino de seguir las señales de Cristo. Establecer metas es contar una historia. Es hora de ir con todo por el todo. ¡Empaca tu ataúd!

Vencer y perdonar, es vencer dos veces

Alguien ha dicho  que hay dos cosas que atraviesan el corazón humano. Una de ellas es la belleza. La otra es la aflicción.

Una realidad a la que no podemos escapar  es que cada uno de nosotros se enfrenta a problemas. Son parte de la vida. A menudo tenemos cierto grado de control sobre ellos. Dicho control puede implicar la planificación de una intervención para alguien que le importa y que es adicto a las drogas o al alcohol. Tal vez su matrimonio esté en una condición crítica, pero puede buscar asesoramiento matrimonial. Si su cónyuge está de acuerdo en ir con usted, su relación puede sanar. Tal vez pueda encontrar los mejores médicos para tratar su enfermedad (o la de un ser querido). O pierdes un trabajo solo para encontrar rápidamente otro. Todas esas son circunstancias en las que tienes cierto control.

Pero hay situaciones en las que no tienes ningún recurso. Te golpean como un trueno, te golpean de la nada. Ponen tu vida en pausa y no puedes estar seguro de cómo resultarán.

He tenido algunas experiencias bastante desgarradoras en mi propia vida. Y también lo han hecho decenas de personas que conozco. Todas estas son experiencias desconcertantes que enviarían a la mayoría de las personas a una caída libre, donde la tierra firme está fuera de la vista.

En momentos como estos, solo hay una cosa que hacer… AGUANTA Y DÉJATE LLEVAR. ¿Suena contradictorio? Bueno, lo es. Más o menos. En realidad, es paradójico, como muchas otras cosas en la vida. Frente al torbellino, te aferras firmemente a Dios. Al mismo tiempo, dejas ir el resultado. Te sueltas y te aferras. Te aferras y te dejas llevar. El Señor está esperando que te aferres y lo dejes ir. Esto es lo que abre la puerta para que Él intervenga y haga lo que solo Él hace mejor.

Los días de desesperanza son comunes en nuestro mundo. Esa no es una observación cínica. Es honesto. Y en muchos aspectos, el mismo tipo de cosas que conducen a días de desesperanza para personas como tú.

Al leer la Palabra en estas fechas  encontré el poder milagroso en las frases pronunciadas de Jesús en el día más duro de su vida.  A veces se les llaman las siete últimas palabras de Cristo, dichas por Aquel en lo que se volvió el último mal día y que paradójicamente la historia ahora llama «bueno». Todavía  hoy cada año, cuando el calendario llega a la primavera, lo llamamos Viernes Santo. Hay muchas razones por las que el Viernes Santo se llama «bueno», pero no lo son relacionado con nuestras nociones humanas habituales de «agradable, feliz o cómodo». Lo bastante  «bueno» en ese día es que era el día en que Jesús, que había llegado Belén, años antes, se había rendido a la muerte en una cruz en Jerusalén. El «bien» está en el Buen Pastor, dando Su vida por Sus ovejas. El «bien» está también en el misterio que se revela en el hecho de que, al precio de la sangre vital de Jesús, el perdón por mi pecado y el tuyo es ahora un regalo de Dios provisión que ofrece esperanza y promesa eternas. Aunque hay muchas buenas razones por las que llamamos a ese viernes «bueno», en realidad, fue un día muy malo. Fue un día lleno de muchas de las mismas cosas que hacen que nuestros días sean malos a veces, cosas malas que le quitan la vida a la existencia y nos arrancan la esperanza corazones. Fue un día que implicó ser amargamente traicionado; fue un día de golpizas brutales, de abusos con odio, y de sangre y lágrimas; fue un día de rechazo, de soledad descarnada, de amigos que huyen y de enemigos que traen violencia. Es el mal día bueno  llamado «Viernes Santo» porque Jesús hizo cosas ese día que han resultado en una fuente inquebrantable de esperanza, esperanza que nos salva, esperanza que nos mantendrá, esperanza que nos acompañará y esperanza que nos llevará nosotros a través.

Hay algo que aprendí acerca de la esperanza del día de Jesús de lúgubre oscuridad, truenos y terremotos— ese día «abandonado por Dios» en el que Dios mismo fue asesinado mientras se sometía Él mismo a las manos de sus propias criaturas. Aprendí cómo ese día, más allá de todos los demás (y, sin embargo, tan parecidos a mil de los nuestros en ciertos aspectos), tiene las llaves que abren las puertas a la esperanza. Y cómo ese mal día en la vida de Jesús que llamamos buena es la razón por la que siempre tendremos esperanza cuando más lo necesito.

¿Es posible que encuentres esperanza cuando más la necesitas? Absolutamente, y no por nada que puedas hacer, sino por lo que Jesús  ya hizo.?

¿Cómo hizo Jesús para resistir el viernes, el día más malo de toda su vida en la tierra?

Creo que hay mucha sabiduría en cada una de las palabras que dijo. Son como ventanas abiertas de su alma y de sus luchas como hombre al enfrentarse al dolor, al odio, al abandono y finalmente al desprecio.

En mi lucha espiritual y física he encontrado alivio en las palabras de Jesús, y me gustaría exponerlas para que todos aquellos que están teniendo una temporada terrible y angustiosa las puedan usar como fuente de inspiración y anclas de esperanza y fe.

Antes de entrar al primer principio de sobrevivencia a una crisis, quiero mencionar algo que me ha estado inquietando.

En primer lugar me he dado cuenta que la palabra crisis circula hoy como teléfono móvil en manos de una adolescente.  Se acostumbra a decir Juan reprobó su examen de inglés; ¡Está en crisis! A Elena se le perdió su esmalte de uña ¡Está en Crisis!  A Jorge se le reventó un neumático hoy camino a su trabajo. ¡Entró en crisis!  No recibió lo que había pedido por Amazon. ¡Está en crisis! Su novio(a) la dejó. ¡Tiene una gran crisis! Pero en realidad ninguna de estas es una crisis. Por más que quiera, no lo es.  Una crisis es una situación de vida o muerte. Pero debido a la búsqueda incesante de nuestra cultura de la máxima comodidad, la gente tiende a catastrofizarlo todo, a indignarse por todo y a ofenderse por todo. Una crisis (como yo la defino) revela nuestro nivel de madurez espiritual al exponer nuestro carácter ante nuestros propios ojos.

Una segunda cosa  que he ido comprendiendo es que la palabra “crisis” per se no aparece en la Biblia. Aunque podemos ver que los procesos que definen la palabra crisis pueden estar inmersos en la experiencia cristiana. En realidad para Dios no existen crisis, ni para el creyente, lo que existe es un plan trazado que incluye el sufrimiento y el zarandeo. Esta palabra “zarandear” es bastante similar al concepto de crisis. Y la Biblia si habla de esto en la vida del creyente. Así que Jesús fue introducido en un zarandeo espiritual de tal índole, pero en  realidad estaba bajo el plan trazado de parte de Dios.

.Una tercera cosa que he aprendido en mi proceso es precisamente eso las etapas por las que estoy pasando en mi lucha. Ya sea que su desastre personal sea autoinfligido o usted sea un víctima desprevenida, se aplican las mismas etapas: shock, agonía, lucha y transformación. Estas son las cuatro etapas por las que he pasado en cada una de mis experiencias personales y sangramientos personales. Es probable que también pases por cada uno de ellos durante tu pesadilla actual. La primera etapa es la de Choque. La calamidad golpea y estás devastado y desilusionado. Todo esto supone un choque para tu sistema. Es como ser sorprendido por un tren de carga sin que te des cuenta. Los restos marcan la destrucción de tus esperanzas y sueños. Traumatizado y desconcertado, no puedes creer lo que está pasando. La vida normal se ha visto trastocada. Estás emocionalmente entumecido. Esta etapa suele durar de dos semanas a un mes o quizás más en alguno casos. Cuando tu prueba comienza, es común pensar que durará poco tiempo. Sin embargo, esto durará mucho más aunque en ese momento no lo sepas.

La segunda etapa es la de la Agonía. No hay palabras para describir la profundidad del dolor que sientes. Y lo que experimentarás cuando llegue la etapa de agonía. No es solo una pesadilla, es ¡También una pesadilla sin salida ! Durante el segundo y tercer mes de tu prueba, quedarás atónito con intensos ataques de llanto agonizante que te pueden alcanzar sin previo aviso. (Hay una tremenda curación en estas lágrimas, que explicaré  más tarde.)

La tercera etapa es la de la  Lucha. Aquí es donde debes aprender a adaptarte a la “nueva normalidad”, que en realidad es anormal. Durante esta etapa, comienzas a adaptarte. a las nuevas rutinas que has incorporado a tu vida. Pero a pesar de que te acostumbras  a ello, todavía estás inquieto. Cuando las personas tienen lesiones graves en la espalda, no pueden ponerse cómodas, no  importa en qué posición muevan sus cuerpos. Lo mismo sucede emocionalmente durante una prueba severa. No importa lo que hagas o adónde vayas, tu alma no puede encontrar descanso. Cuando tu vida se haya hecho añicos, tendrás dificultades para agarrar el volante. de tu nuevo y extraño mundo.

La cuarta etapa es la de la Transformación. Esta es la etapa que hace su plenitud. Aparece cuando el humo se disipa y las nubes se levantan. Mirando hacia atrás, la crisis fue como un terremoto que arrasó tu casa, provocando violencia tectónica en cada habitación. Pero te inclinaste mucho en Dios y reconstruyó la casa, y ahora tiene mayor integridad estructural que antes.

En las diversas crisis que he enfrentado en mi vida, estoy aprendiendo  a apoyarme mucho en Dios. cuando he estado al límite de mi cuerda. Todo lo que pude hacer fue gritarle al Señor y buscar desesperadamente respuestas. Pero me armé de valor para caminar por el centro de mi ansiedad. tormenta, y cedí al viaje más transformador de mi vida. Como resultado, al final de cada prueba, me convertiré en una versión nueva y mejorada de mí. En este proceso voy en estos momentos de mi vida. Todavía no lo he logrado pero espero llegar a esta etapa de transformación.

Una vez aclarado lo anterior, procedamos con la instrucción del Espíritu Santo a través del texto escrito por Él hace varios años atrás.

Ahora volvamos a Jesús. Y preguntémonos ¿Qué pasos Dios me ha enseñado a tomar para poder capear mi lucha espiritual y tribulación?

La primera gran enseñanza con la que Dios me ministró y el Espíritu Santo reafirmó en mi vida es la expresión de Jesús que Lucas registra en 23:34: “Padre, dijo Jesús, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Una maravilla y una majestad son evidentes en estas primeras palabras de Jesús. La sangre del Cordero acaba de comenzar a ser derramado del altar de la Cruz. El plan para la provisión de este momento se ha movido desde el primer sacrificio del Edén por pecado y a través de siglos de sacrificios multitudinarios de animales, como adoradores se les enseñaba acerca de un Sacrificio Final por venir. Ahora Él está en la Cruz, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y ahora Él se está presentando a Sí mismo, el Gran Sumo Sacerdote ofreciendo Su propia vida por la mayor necesidad de la humanidad: el perdón de los pecados y la liberación de su esclavitud.

Las primeras palabras de este Cordero-Sacerdote son tiernas ante  el rostro de Su detractores, sus  antagonistas. Pero estas palabras son atemporales y llenas de amor cuando llegan a ti y a mí  hoy. Sin embargo creo también que  están enseñando palabras para nosotros, a los que queremos ser adiestrados  a cómo encontrar esperanza para un día sin esperanza, y nuestra primera lección es esta:

Para encontrar esperanza para un día sin esperanza, comience por perdonar a todos los que parecen estar tratando de arruinar tu vida.

La desesperanza es una emoción tan común y una situación  tan real que cualquiera de nosotros la experimenta muy fácilmente. Los días sin esperanza son el resultado de cosas que suceden, y las cosas que suceden son el resultado de cosas que la gente hace. Gente que no entendió. Personas que tenían la intención de hacernos daño. Personas que olvidaron o descuidaron hacer algo. Personas que nos traicionaron o nos violaron. Las personas que nos hirieron ayer… o antaño. La gente hace cosas, y lo que nos cuesta más creer es lo que dijo Jesús ese día sobre ellos: La gente no sabe realmente lo que está haciendo.

Esas palabras de Jesús—». . . no saben lo que están haciendo»— Probablemente la verdad más descriptiva que existe acerca de todos los pecados humanos y fracaso, sobre nuestra falta de amor, rebelión, dolor, odio, ira, violencia y los otros mil males que se han apoderado de nuestra raza caída.

Incluso cuando el pecado se calcula, se planifica minuciosamente, se concibe cuidadosamente y se ejecuta de manera eficiente, nadie entiende realmente la profundidad o la dimensión del pecado y su destructividad o el grado de su horrible daño a las personas. De una manera muy real sentido, todo pecado es pecado de ignorancia. Aprender la gracia del perdón, abrazar la voluntad de perdonar a alguien o todos los que parecen estar arruinando tu vida en este momento, un punto de partida necesita ser encontrado, y Jesús nos lo señala: «No saben lo que están haciendo». Sin embargo, el hecho es que no es así como nos sentimos. Tendemos a ver cosas desde el punto de vista de nuestra experiencia, y cuando suceden cosas malas, parece como si quienquiera que nos hiciera mal supiera exactamente lo que estaba haciendo, y  si no lo supiera parece importarle, tampoco. Debe haber parecido así desde la Cruz, pero Jesús nos enseña algo sobre el secreto del perdón: Perdonar a los que te asaltan es la clave para no ser víctima permanente de ellos. Cualquiera que sea la impacto de cualquier ofensa que nos hagan otros, nuestra negativa a reaccionar, a llevar a cabo una El rencor o tomar represalias puede darnos cierta seguridad. El verdadero perdón brota de la gratitud a Dios por haberme perdonado. El verdadero perdón nace de mi recuerdo de que he sido perdonado de esa manera una gran deuda por el amor de Dios que no hay justificación para mi ser menos que perdonar completamente a los demás. Debido a que he «recibido gratuitamente», mi El Señor me llama a «dar gratuitamente». Perdonar a los que buscan herirnos a ti o a mí es liberarnos de su control y liberarnos de la ira, dolor o decepción que buscaría adherirse a nosotros.

Ahora como hizo Jesús para perdonar. ¿Qué pasos prácticos nos enseñan la primera frase de Jesús en la cruz?

Lo primero es que Jesús se aseguró de cuidar su vida interior.

La primera cosa que veo en Jesús tiene que ver con su sanidad. Él está cuidando lo que guarda dentro de su corazón en ese momento. La palabra “elegein”, es la frase en español “decía”. Este es un verbo imperfecto del verbo lego. El tiempo imperfecto expresa una acción en el pasado durativa o repetida. El modo indicativo nos habla de una acción real. La implicación que tiene es que debido al tiempo imperfecto, la frase no la dijo una vez, sino que fue como una especie de frase que repitió durante bastante tiempo. Jesús tenía un diálogo de limpieza de su interior. ¿Qué andamos guardando dentro de nosotros que tenemos la necesidad de limpiar? ¿A quién andamos cargando en nuestra alma que no hemos logrado dejarlo ir?

La segunda cosa tiene que ver con su identidad. La frase que sobresale en el texto es el término “Padre”. La palabra en sus orígenes venía de una raíz que significa nutridor, protector, sustentador Es muy importante entender, que Jesús no ha perdido su identidad de hijo, ni tampoco su comunicación con su nutridor, protector o sustentador. Lamentablemente las primeras estrategias del enemigo cuando pasas por una crisis es hacerte dudar de tu identidad como hijo. Te hace cuestionar si Dios sigue contigo como Padre o si realmente el está interesado en ti. Si nos hace dudar de nuestra identidad como hijo perdemos la perspectiva del amor y el plan del Padre.

La tercera cosa que tiene que ver con su libertad. La frase “perdónalos.”  es “afes” y tiene tres significados principales: (a) enviar, despedir, perdonar; (b) permitir, dejar, consentir; (c) dejar, dejar solo, abandonar, descuidar. Se traduce «entregó el espíritu» en Mat 27:50 cuando se refiere al momento de morir Jesús. Y esta traducción me parece interesante, porque implica que el perdón es un dejar, y un morir a la persona que me ha hecho daño. El verbo “afes” sugiere la idea de “urgencia” y es una acción de iniciativa propia. En realidad Jesús le está diciendo al Padre, que urge “los deje ir” a sus captores. Al dejarlos ir, y ponerlos en las manos del Padre Jesús está adquiriendo una verdadera libertad de sus captores y enemigos. No los cargará sino que los dejará en manos de la justicia del padre. Pocas frases en el idioma español traen consigo una sensación de alivio y restauración de la alegría como estas dos pequeñas palabras: “Te perdono“.  Seamos nosotros quienes extendamos el perdón o quien lo recibimos, una ‘especial alegría’ es el resultado de la libertad que experimentamos, pues hemos sido libertados de una prisión: “la falta de perdón”. Cuando somos libres podemos encontrar también la reconciliación. Los expertos nos dicen que la gran mayoría de las personas hoy en día luchan con sentimientos de culpa. Es a menudo por situaciones que no fueron su responsabilidad; pero no buscan el perdón de aquellos que resultaron perjudicados. Otras personas se pasan la vida consumidos por el dolor y la ira, habiendo sido perjudicados por alguien; pero incapaces de extender ese perdón que les traería a la libertad.  De cualquier manera la Biblia deja bien claro que la falta de perdón es una herramienta que el enemigo utiliza para destruir nuestra fe y poder arruinar nuestras vidas; al estársele permitiendo robarnos la alegría y llenarnos de dolor y de odio. Los psicólogos hoy en día definen el perdón como: “una decisión consciente y deliberada, que liberará sentimientos de rencor, de resentimiento y aún más, de venganza, hacia una persona o grupo de personas que te han lastimado. Esta decisión es tomada independientemente de si aquellos lo merecen o no”.

Nuestro mundo moderno está plagado de odio y creciente violencia; y es así quizá por la falta de perdón. Pero las acciones de perdonar a otros y de perdonarnos a nosotros mismos, nos dicen estos expertos, implican complejos procesos psicológicos que afectan tanto física como mentalmente a nuestro ser; y podemos llevarnos años en implementarlos a nuestro favor … si es que lo llegamos a hacer. Los expertos pintan una imagen bastante sombría, con pocas esperanzas de libertad para quienes están esclavizados por esos sentimientos; que no pueden o no quieren rendir. Jesús perdono y descansó de esa carga.

La cuarta cosa tiene que ver con su bondad. La expresión “no saben lo que hacen ” se refiere a conocer mediante percepción. Se traduce con el verbo saber en la mayor parte de pasajes en que aparece. En griego el perfecto expresa básicamente el resultado presente de una acción realizada en el pasado. Un ejemplo típico con el que se entiende claramente este matiz es el valor del pasado del verbo griego que significa «parir»: tíkto se traduciría por «paro» o «estoy pariendo», mientras que el perfecto “tetoka” no sería «he parido», sino «soy madre». En este sentido cuando Jesús habla “no saben lo que están haciendo, declara que ellos desde sus primeras experiencias con Jesús han sido totalmente ignorantes del tiempo en que están viviendo, y desconocen totalmente la razón por la que lo están matando. El momento de la crucifixión es la máxima expresión de la ignorancia en el ser humano. Fue un acto irracional, y sin comprensión.

Jesús mira el interior del hombre, allí donde se encuentra el pozo de agua viva. Él mira cuánta capacidad de amar posee y cuánta de amarse. Y descubre lo que cada uno busca mantener secreto. Es consciente de la debilidad del hombre, si le falta el impulso del amor verdadero, y por ello se hizo hombre para curarnos por dentro. No los perdona desde un espíritu de superioridad, sino desde la sinceridad más profunda, siente en su alma que no son culpables, no lo son ni ellos ni ninguno, al menos no del todo. Sabe que todos, unos y otros, solo han caído en una marea de maldad que les ha arrastrado al desacierto. No perdona porque se lo merezcan o por dar ejemplo, perdona por su propia bondad, que siendo tan maravillosa, es solo una brizna de aire fresco. Esta sociedad vive de la meritocracia, de hacer y hacer y hacer, perdiendo en el camino las enormes bondades de lo que uno es y en qué le convierte ese camino. Hemos de caminar en la verdad, sabiéndonos elegidos, sabiéndonos amados, y sabiéndonos por todo ello inspirados por Dios en Cristo. No saben lo que hacen pues para saber primero hay que conocer al otro,  y ahí anida la gran pobreza de este mundo que descarta a todos y quedándose con poco. Cristo anuncia con su vida, con su ejemplo y entrega. No seguimos a un buen hombre, ni al primer comunista, ni seguimos a un mesías, seguimos sencillamente a Dios que se hizo hombre y de entre todos los hombres asumió la condición de esclavo para desde ahí elevarnos al cielo, al cielo de los sueños y esperanzas, al cielo de la verdad sin faltas. No eran más libres esos romanos cuando lo hacían, simplemente ordenes obedecían, un claro ejemplo de una sociedad sin criterios propios, solo modas y en consecuencia pobres en su oprobio. Los romanos acabaron descubriendo que era quien decía, pero por desgracia, como tantas veces en la vida, solo lo descubrieron cuando ya había muerto. De niño nos dicen que si se tiran de un puente tú no los sigas, de adultos en cambio nos decimos que es peor quedarse mirando mientras otros caminan. El cristiano no solo no se tira a un puente, no se queda mirando como otros se tiran, sino que se pone al frente y con su ejemplo inspira otro camino y otra salvación, por si alguno, aunque sea alguno solo, se da cuenta y le alivias. Cristo es ejemplo en todas sus cosas, pero en esta es: paciencia, sabiduría, y bondad sin medida.

Lo segundo que Jesús hizo fue expresar su vida interior.

La idea entonces es  cuando esté en su máxima crisis en primer lugar NO OLVIDE PERDONAR. Este es un cuidado de su mundo interior. Cualquier cosa se puede resistir si uno está en paz por dentro y en comunión con su Padre. Este es el ejemplo que Jesús deja con esta primera palabra. Primero podemos ver las reacciones de Jesús.  Cuando hablamos del perdón, muchas personas se enfrascan en lo que han sufrido a manos de otras personas. Algunas expresan que otras gentes les han hecho tal daño que es irreparable el poder perdonarlos. Sin embargo vea lo que le hicieron a Jesús y me dice si es comparado con lo que le hicieron a usted. 1. A Jesús lo traicionaron (Lucas 22:47-48) 2. A Jesús lo abandonaron sus amigos (Mateo 26:56) 3. A Jesús lo calumniaron (Juan 18:30, Mat. 26:60). 4. Jesús lo desecharon (Juan 18:39-40) (Lucas 23:24-25) 5. Jesús lo maltrataron (Lucas 22:63-65) (Juan 18:22-23) 6.Lo avergonzaron públicamente 7. Finalmente lo mataron como un vil ladrón. Es decir Jesús transitó de una sola vez por cada una de las experiencias que nosotros a veces individualmente. Si alguien tendría suficientes razones para no perdonar a alguien era Jesús. Así que Jesús nos reta con su actitud de perdón.

Segundo podemos ver las expresiones de Jesús. Muchos podemos pensar que si me decido a perdonar las cosas van a mejorar con quién me ha dañado. A veces sí, pero en la mayoría de los casos la gente que nos ha dañado es gente que nos odia, y no dará su brazo a torcer. Vea cómo es la realidad del perdón de Jesús. 1. Jesús dijo que perdonaba pero la gente no lo oyó, siguieron en sus propios pensamientos y planes de maldad. 2. Jesús dijo que perdonaba pero la gente se burló de él, esto implica que lo siguieron dañando. A ellos no les interesaba lo que Jesús estaba haciendo, estaban contentos con tenerlo en la cruz (vea Lucas 23:35) 3. Jesús dijo que perdonaba pero nadie lo bajo de la cruz, es más la gente siguió tirando por el piso su credibilidad. Note que aún a pesar de estar perdonando la gente le quitó hasta lo último de su persona. Es decir los soldados se jugaron con dados su manta. No olvidemos que en realidad Jesucristo está desnudo colgando de la cruz. Los pintores y artistas, jamás se han atrevido a mostrar a Jesús desnudo, sino que le ponen una manta cubriendo sus órganos genitales, pero en realidad, Jesucristo estaba totalmente desnudo en esa cruz, (para ampliar el concepto de esta costumbre, sugiero que lea “Las Guerras de los Judíos, el tomo II de Flavio Josefo. Especialmente el capítulo sobre cómo era el proceso de la crucifixión) así que a pesar de perdonar, nadie lo cubrió siguieron burlándose de su desnudez. 4. Jesús dijo que perdonaba pero todavía sangra y le duelen las heridas.

Es curioso que la muestra de su autenticidad a Tomás fue que le tocara las cicatrices de las manos y metiera su mano en el costado. (Juan 20: 27) Esas cicatrices jamás se quitaron. Costó que sanaran. Pero ahora son la muestra de un Cristo resucitado.

En tercer lugar podemos ver las acciones de Jesús. En el pasaje podemos encontrar tres maneras o formas para perdonar. Dos de ellas no solucionan las cosas, y una de ellas soluciona de raíz las cosas. 1. Puedo perdonar emocionalmente. Es decir veo cuáles son las intenciones de las personas y decido ya no sentir más acerca de eso. Como usted leyó anteriormente, Jesús dijo “no saben”. Jesús perdona sus motivaciones. Y podría haberse quedado allí. Es decir, pudo expresar: Papá son unos tontos. Este perdón sería sumamente emocional, porque se hace sobre la premisa que ellos son ignorantes y usted no. No se puede perdonar menospreciando a otros. 2. Puedo perdonar físicamente Jesús dice “lo que hacen”. Él se pudo enfocar solamente en los aspectos externos de la ofensa. Anteriormente lo pudo haber hecho en los aspectos internos de la ofensa. El dejar de ver los actos, el oscurecer mi vista a lo que me han hecho, es un perdón ficticio. Si en la primera me desahogo viendo de menos al ofensor, en la segunda me desahogo obviando al ofensor. El problema que al evitar al ofensor puedo deshacerme del que me ha dañado físicamente, pero siempre lo tendré conmigo de por vida, si no lo he dejado ir, de acuerdo a la Escritura. Es decir aunque no mire a la persona, siempre está presente en mi vida, porque la continúo trayendo con rencor y agonía y cada vez que la recuerdo produce en mí los mismos efectos que se dieron cuando me ofendieron por primera vez. Cuánta gente no se ha liberado de su opresor a pesar que ni siquiera está ya presente en su vida. He conocido personas que su ofensor ya murió, y continúan con un odio que mantiene vivo a su enemigo en su corazón. ¿Entonces cómo puedo perdonar en verdad? Aquí es donde se introduce el concepto de que debemos 3. Perdonar bíblicamente ¿Y cómo es este perdón? Al estudiar este pasaje, me impresionó la forma en que Jesús perdona. Establece todo un procedimiento bíblico para perdonar. Es un perdón audible Esto habla del compromiso de Jesús de testificar audiblemente ante la gente de su decisión de perdonarlo. Debemos declarar el perdón ya sea a los que nos ofenden o ante Dios para ser sanados espiritualmente. Es un perdón en intimidad con Dios Como no tiene nada que lo obstaculice puede hablar plenamente con su Padre. Puede dirigirse a Él. Allí encuentra una verdadera fortaleza. Note que Jesús se está dirigiendo al Padre, para encontrar la fuente del perdón. Es un perdón en oración Él está orando, dejando su carga en su Padre y no en las personas. Es un perdón que sabe el verdadero dolor Jesús sabe que su Padre está sufriendo, porque su Hijo está sufriendo a manos de injustos. Sin embargo, a Jesús le importa aliviar el dolor de su Padre. En realidad una de las cosas que nos debe mover a perdonar rápidamente es que es anormal hacerse daños entre las personas, el Padre sufre. Si quiero tener una íntima comunión con mi Padre, debo perdonar. Sólo de esta forma podré soportar cuando la prueba se agudice. Suficiente presión tiene en lo externo para estarse muriendo y carcomiendo por dentro. Recuerde que la palabra perdonar en este texto es “afe” que viene de soltar, dejar, ir, liberar. Es por medio de la liberación de nuestros enemigos en las manos de nuestro Padre, que nosotros somos realmente libres también.

Finalmente podemos ver las repercusiones de Jesús. En cuarto lugar encontramos  los resultados de perdonar. 1. desahogo Jesús pudo decir lo que sentía, y lo que necesitaba. A Él no le preocupa que los demás lo vean vulnerable, y evaluando si su corazón necesita la sanidad del perdón. Porque si no evalúa sería más grande el sufrimiento al soportar una cruz lleno de rencor y odio hacia sus opresores. 2. fortaleza en el padre puede entrar libremente a hablar con su padre, está dialogando con El, por eso puede seguir en el proceso de su crisis 3. libertad puede decir, padre los he perdonado, son gente que no sabe lo que hace. Ya no los veo como sinvergüenza. Jesús los deja ir, y por la tanto a pesar de estar clavado ahora el ya no es esclavo de la gente. Lo curioso con el perdón es que una vez soltamos la carga del odio y el rencor, esa carga se queda con mis opresores, y si mi opresor no me perdona, el será víctima de dos cargas, la de su odio contra mí, y la del odio contra mí porque yo ya no le odio.

Al pensar en esta frase, me he preguntado y comparado con mi situación y la verdad es que la experiencia del perdón es libertador. Pero por otro lado ¿Qué implicaciones tiene el perdonar cuando uno pasa por una crisis? En las crisis siempre se busca a un culpable, y al encontrar es posible odiarlo hasta la muerte. Por eso es tan importante velar por un corazón libre de odio. Incluso hay gente que al no encontrar explicación a su sufrimiento llega odiar a Dios. En este período crítico de la humanidad, podemos echarle la culpa de nuestros problemas al jefe que me despidió, al banco que me quitó mi empresa, a los empleados que me robaron. Al criminal que mató a mi familiar. Al marido que me abandonó o a la esposa que me traicionó. No podemos librarnos del odio, así que es mejor entrar en una crisis con un corazón sanado. Tenemos todas las herramientas que Jesús tenía para poder perdonar.

El Salvador es un país de odio, en las calles, en las clases sociales, y a nivel de ideología política. Recientemente el gobierno de El Salvador pidió perdón por la muerte de los Jesuitas, en la ofensiva de 1989. Sin embargo muchos de los que siguen de cerca el caso, hablan de que debe haber justicia y que no se pueden olvidar estos “mártires” sino que se juzgan a los culpables. En la firma de la paz de 1990, se habló de un perdón y de una amnistía, sin embargo en el corazón de los salvadoreños no hay paz ni perdón, porque seguimos matándonos unos a otros. ¿Cómo podemos reconciliar nuestra sociedad? Me imagino que la iglesia sería un buen remedio para ese perdón? ¿Pero lo es? Lamentablemente no, en realidad en la iglesia hay tantos pleitos como en el mundo. Pastores peleándose por la gente, denigrándose unos a otros. He estado en campañas evangelísticas en donde la gente se pelea por los convertidos en esas campañas. Gente dentro de las iglesias chismeando y “asesinando a sus hermanos” (al estilo de 1 de Juan 3:15).

Qué del odio en la familia salvadoreña, padres abusando de hijos e hijas. El maltrato de las mujeres en el hogar es tan grande en este país (Según un reporte del periódico El Faro). La iglesia en lugar de ser un remanso y oasis de paz y de hermandad, es otro cuadrilátero en donde se pelea por el poder y por la preeminencia. Dios quiere ayudar a nuestra nación pero nosotros sus hijos no lo dejamos y ocasionamos más heridas a su corazón. ¿Cuándo vendrá el perdón en nuestras congregaciones?

Este primer principio es un reto para la iglesia local, para poder superar los momentos críticos, si no perdonamos no podremos crecer en este tiempo tan difícil. Yo en lo particular, he hecho una decisión con este estudio, he decidido perdonar a los que me han hecho daño. ¿Qué de usted?

Porque no para un momento y hace una oración entregando a esas personas, que han hecho su vida miserable, y experimente el poder sanador del perdón de Dios en su vida.

Perdona a todos, a cualquiera, que creas que te ha fallado, te ha lastimado, te ofendió. Si crees que han hecho algo para arruinarte el día, arruina tu vida, arruinar tus oportunidades, arruinar tus sueños o bloquear tus metas—perdónalos. Perdonar a los demás es la clave para vivir en la libertad del liberador. El perdón que Jesús nos ha dado es el primer paso para encontrar esperanza. ¿Hay algún hecho de tu pasado que sientas que te atrapa? ¿Lo has colocado ante el Señor, para recibir el perdón por cualquier fracaso o la liberación? ¿Has orado a Cristo para que te libere de cualquier esclavitud que hayas invitado con tus acciones? La desesperanza se desenreda y nos moverá a la esperanza cuando seamos capaces de presentarnos ante el Padre en amplia  plenitud de  conciencia con un corazón rendido, libre de la condena del odio y rencor  que está listo para eliminar.

En el rincón más profundo del alma humana, donde se entretejen los hilos invisibles del amor y el dolor, yace la imperiosa necesidad del perdón. Es un sentimiento tan antiguo como la misma existencia, un faro luminoso en medio de las tormentas que acechan nuestros corazones. En el tejido de la vida, el perdón se erige como un puente entre la oscuridad del resentimiento y la luz de la sanación.

Imagina un jardín secreto en lo más profundo de tu ser, un jardín donde florecen las heridas y los rencores, como espinas enredadas en las raíces de un árbol milenario. Cada una de esas espinas representa una afrenta, un agravio, una traición, pero también encierra el potencial para transformarse en un brote de perdón. Cuando permitimos que las espinas se conviertan en flores, nuestro jardín secreto se llena de colores, fragancias y melodías que elevan el alma.

El perdón es el agua que riega este jardín, que lava las heridas y nutre las semillas de comprensión. Es un acto de valentía, un regalo que nos hacemos a nosotros mismos. Al liberar el peso de la venganza y la amargura, nos liberamos a nosotros mismos de las cadenas que atan nuestras almas a un pasado doloroso.

En la danza de la vida, el perdón es la melodía que nos permite avanzar. Cuando abrimos nuestro corazón y extendemos la mano de la reconciliación, no solo sanamos a los demás, sino que también nos sanamos a nosotros mismos. En cada acto de perdón, encontramos un reflejo de nuestra propia humanidad y vulnerabilidad. Descubrimos que somos capaces de comprender, de amar y de dejar ir.

El perdón es como un faro que ilumina el camino hacia la redención. Es la oportunidad de reescribir la historia, de romper el ciclo de resentimiento y odio que ha prevalecido durante tanto tiempo. Es un acto de renacimiento, una segunda oportunidad para aquellos que lo otorgan y aquellos que lo reciben.

En el ocaso de la vida, cuando miremos atrás, no serán las ofensas guardadas en nuestra memoria las que brillen con más intensidad, sino los momentos en los que elegimos perdonar. Cada acto de perdón es una estrella en el cielo de nuestra existencia, una luz que guía nuestro camino.

Así que, en este viaje llamado vida, abracemos la necesidad del perdón con todo nuestro ser. Que el perdón sea la brisa que acaricia nuestro rostro en los días soleados y la llama que nos calienta en las noches más frías. En el rincón más profundo del alma, donde florece el perdón, florece la vida en su máxima expresión, y nosotros nos convertimos en poetas de la compasión, danzando en armonía con el universo.

Así que para encontrar esperanza para un día sin esperanza, comience por perdonar a todos los que parecen estar tratando de arruinar tu vida

Oremos:

Oh, Divino Maestro, guía mi alma por el sendero del perdón. En el acto de liberar resentimientos, hallo paz y sanación. Que mi corazón sea un refugio de compasión, donde el perdón florezca como un regalo para otros y para mí mismo. En el nombre de Cristo. Amén.

«…no apague la alarma…»

Supe de la historia de una amigo pastor que su hija le cambio el tono de alarma de su teléfono para que coincidiera con su animal favorito. Estaba etiquetado como «caballos relinchando». Pero en realidad  debería llamarse «muerte por estampida». Resulta que la alarma sonó a las cinco y mi amigo Salió disparado hacia arriba, completamente despierto: una estampida corría a través de  su dormitorio. Me contó que mientras volvía a cambiar la  alarma a un sonido  estándar, notó una amplia gama de otras opciones. En realidad algunos de los sonidos no harían nada para levantar a mi amigo. Por ejemplo como el que está etiquetado como «Arpa». Pruébalo en tu iPhone. El suave trino simplemente hace que te dé más sueño. Y la “campana de puerta”” es demasiado confuso para despertarse.

El tono de alarma más eficaz según me contó mi amigo  la corneta  de un carro viejo.  Es una alarma de casa que se puede escuchar al otro lado de la vecindario. Ahora imagina que estás durmiendo dentro cerca de un altavoz. Es muy efectiva. E incluye una copia de seguridad si de alguna manera logro dormir.  Esa copia de seguridad es el  pie de si esposa pateándolo  para que  detenga ese ruido horrible.

Al escuchar esta historia me llevó a un descubrimiento.  Y  esto es lo que he descubierto: la efectividad de cualquier alarma está en correlación directa con cuánto no quieres escucharlo. En otras palabras, hasta que tu deseo de no escuchar la alarma supere tu deseo de seguir durmiendo, no vas a despertar.

Ahora bien un despertar repentino similar ocurre cuando Dios finalmente consigue nuestra atención. Suena la alarma y esta vez la vamos a oírlo inmediatamente tomamos conciencia de nuestras circunstancias actuales y de la realidad de que algo debe cambiar. Pienso por ejemplo a el hijo pródigo ya que el experimentó esto en Lucas 15.

La historia dice que  después de tomar su dinero de la herencia de su padre, lo desperdició y tuvo que  recurrir a alimentar a los cerdos,  y en ese momento el hijo pródigo “recuperó el sentido” o como lo traduce otra versión “habiéndose despertado” se sentó derecho y de repente se dio cuenta de en qué se había convertido su vida. Y es que cuando se escapó, nunca pensó que su viaje tendría ese final. Pero la vida había llamado su atención y sabía que las cosas tenían que cambiar.

¿Alguna vez has tenido un momento como este? El Espíritu Santo abre tus ojos, y ves algo que de alguna manera te habías perdido antes. Tienes una  comprensión sorprendente que lo cambia todo. Eso es tu despertar. Y a veces, el despertar llega abruptamente.

Un hombre regresa de un noche de juerga  de un  casino nocturno y encuentra a su esposa e hijos simplemente lo han abandonado. Ella ya está harta de sus mentiras y deudas aplastantes. Está sonando la alarma. Una esposa  decide tener una aventura y cuando está a punto de realizarla ve la foto de sus hijos y su esposo sonrientes. Está sonando la alarma. Las calificaciones de un estudiante universitario llegan por correo. Su vida fiestera lo ha sacado de la escuela para siempre. Está sonando la alarma.

Ella es estudiante de tercer año de secundaria y, con manos temblorosas, sostiene un prueba de embarazo, esperando el resultado. Está sonando la alarma. Cierra sesión en el sitio web, borra su historial y apaga la computadora. Su esposa duerme en la otra habitación, pero él ha elegido ésta antes que a ella. Tarde o temprano en el país lejano sonará la alarma.

El hijo de Lucas 15 no escuchó la alarma hasta que llegó a la pocilga. En cada paso de su historia, había cierta alarma de que podría haber… debería haber escuchado. Las alarmas sonaron con el deseo que su padre estuviera muerto, la alarma sonó al perder todo su dinero, la alarma sonó al ser abandonado por sus “amigos”, la alarma sonó al sufrir hambruna y marcharse para trabajar con los cerdos.

¿Sabe que pienso? Es difícil leer esta historia y no preguntar: “¿Cómo no escuchas tantas alarmas? ¿Cómo puedes dormir con eso?

A menudo nos perdemos las alarmas que suenan en nuestras vidas porque no queremos escucharlos. Pero lo más probable es que si estás leyendo esta reflexión, tienes el deseo de despertar. Entonces esta es mi pregunta: ¿Están sonando alarmas en tu vida en este momento? No es necesario que toque fondo antes de recuperar el sentido.

Dios Muchas veces nos envía avisos y alarmas para llamar nuestra atención. Lo hizo por el nación de Israel en 2 Crónicas 36:15 cuando el pueblo y sus reyes se volvieron espaldas a Dios: “Y Jehová Dios de sus padres envió amonestaciones a ellos por sus mensajeros, levantándose temprano y enviándolos” (NVI).

La expresión madrugar no significa que Dios se levantó temprano de la cama. Más bien, se entiende mejor como “tomar medidas tempranas”. En este contexto, significa que hizo sonar la alarma tan pronto como se percibieron los problemas.

 Y luego leemos que Él advirtió “porque tuvo compasión de Su gente.» Dios es un Padre amoroso. Como todo buen padre, cuando ve a su hijo en peligro, advierte al niño de las consecuencias venideras. ¿Estas escuchando?¿Cuáles son las alarmas en tu vida que has estado ignorando? ¿Cómo has estado presionando la función de repetición y diciéndote a ti mismo: Sólo un poquito más quiero dormir. ¿Cuál es tu llamada de atención? ¿De qué quiere Dios despertarte?

«…Dios siempre cumple…» I parte

A cuántos les complace hacer una fila o esperar a que les llegue su turno? ¡No me diga que usted se siente muy complacido hacer una fila en quincena! Por lo general, nos ponemos de mal humor, nos molestamos, estresamos por la sencilla razón de que no nos gusta esperar.

Añada a eso que si esperamos algo y comenzamos a dudar si lo vamos a obtener. Eso es una combinación letal. Espera y duda. Este binomio puede hacer sucumbir a cualquier persona que espera recibir algo.

Ahora bien, de igual forma la clave para obtener las promesas y las bendiciones de Dios es la paciencia y no dudar.

El autor de la carta a los Hebreos va a introducir ahora un tema bastante complicado.

En Hebreos 6.13-20 el escritor dice lo siguiente:

13 Cuando Dios hizo su promesa a Abraham, como no tenía a nadie superior por quien jurar, juró por sí mismo, 14 y dijo: «Te bendeciré en gran manera y multiplicaré tu descendencia». 15 Y así, después de esperar con paciencia, Abraham recibió lo que se le había prometido. 16 Los seres humanos juran por alguien superior a ellos mismos, y el juramento, al confirmar lo que se ha dicho, pone punto final a toda discusión. 17 Por eso Dios, queriendo demostrar claramente a los herederos de la promesa que su propósito es inmutable, la confirmó con un juramento. 18 Lo hizo así para que, mediante la promesa y el juramento, que son dos realidades inmutables en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un estímulo poderoso los que, buscando refugio, nos aferramos a la esperanza que está delante de nosotros. 19 Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario, 20 hasta donde Jesús, el precursor, entró por nosotros, llegando a ser sumo sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.

Quisiera discutir hoy el tema  confiar en que Dios  siempre cumple sus promesas. Y está relaciona con la paciencia de esperar ese cumplimiento de su promesa. Esto es como esperar su propio turno en la vida espiritual. Entienda que  usted ya  tiene la promesa  pero tiene que esperar que le llegue su turno. Pensándolo bien en realidad ¿qué es esperar su turno? Creo que esperar un turno es aguardar el momento en que Dios nos comienza a bendecir o nos otorga lo que tanto estamos anhelando.

Ahora bien  una de las maneras más claras de reflejar quienes somos es cuando entramos en un tiempo de espera. ¿Usted ha estado alguna vez en una sala de espera?, esperando a que salga el medico a darle una noticia. ¿Cómo se siente? Intranquilo, ansioso, preocupado, etc. Y muchas veces entramos a la sala de espera con Dios. Esperando una respuesta de parte de Dios. Abraham fue un hombre que aprendió a esperar con paciencia.

Creo que en este momento es ideal tratar de establecer ¿Qué es esperar con paciencia que Dios cumpla su promesa? En primer lugar, esperar es: Creer que algo va a suceder. En segundo lugar es desear que algo ocurra y finalmente creo que es permanecer en un lugar donde se cree que algo va a ocurrir. Y no solamente un lugar físico sino que debo permanecer en lo que tanto anhelo. Hablar con fe que las cosas ocurran.

Todos sabemos que la paciencia es parte del fruto del Espíritu Santo en nuestras vidas. Usted no puede producir paciencia. La paciencia también es una cualidad que no se rinde ante las circunstancias ni se hunde bajo la prueba.  ¿Qué cara tenemos cuando las cosas no nos están saliendo como nosotros esperamos?[1]

Alguien dijo que las dudas son signos de interrogación que a menudo marcan lo que debería estar claro. Son declaraciones de hechos teológicos o imperativos incuestionables de verdad moral. Para aquellos que son inmaduros en su fe o que se han vuelto perezosos al responder a las cosas espirituales, las dudas pueden llevarlos a la desesperación. Pero ellos no es necesario! Para aquellos que estén dispuestos a recordar al personaje y promesas de Dios, las dudas pueden servir como meras eclipses. . . pausas en la caminata de fe que sirven para dirigir nuestra atención hacia el cielo, hacia Dios, quien es el único y que  es capaz de darnos esperanza en medio de la desesperación, seguridad en medio de incertidumbre y confianza en medio del cuestionamiento.

¿Qué hacemos cuando las nubes de tormenta llegan y arrojan sombras de duda sobre el paisaje de nuestras vidas? Cuando en mares tormentosos, la tendencia es a centrarse en el viento y las olas en lugar de en el Señor. En medio de las tormentas de nuestra propia vida, Dios nos da un ancla para el alma (Hebreos 6:19).

Al adentrarnos en el texto me gustaría enfocarme en el proceso que pasamos cuando Dios cumple lo prometido. Es increíblemente evidente que toda promesa de Dios pasa por un proceso o tiempos que tienen sus peculiaridades especiales cada etapa. Según el escritor el Dios cumple sus promesas por medio de cuatro etapas.

La primera etapa es la de la perplejidad, es cuando Dios da la constitución de su promesa. Luego viene la segunda etapa que es la de la inactividad, es cuando Dios la confirmación de la promesa. Una tercera etapa es la de la seguridad, es cuando Dios la convicción de la promesa. Y finalmente viene la etapa de la visibilidad , es cuando Dios la culmina de la promesa.

Así que acompáñeme por cada una de las etapas y descubramos cuáles son las características de todas ellas y como se podrían aplicar a nuestra vida.

Así que, la primera etapa es la de la perplejidad, es cuando Dios da la constitución de su promesa (6:13)

Según el diccionario se dice que perplejo se refiere a una  persona que está confuso y desconcertado y no sabe lo que debe hacer, pensar o decir.[2] Y eso describe mucho a Abraham en esta parte del texto. Note que el autor va a mostrar el ejemplo de Abraham como una muestra del proceso o etapas que pasa una promesa hecha por Dios. La perplejidad se muestra en tres características en este texto. Primero la perplejidad se muestra por lo que Dios promete. El autor usa la palabra  Dios hizo una promesa. Las palabras “hizo una promesa” en el texto griego es una sola. Es la palabra griega «epangellomai» y esta aparece en varias ocasiones en el Nuevo Testamento. Se deriva de la raíz «angello», que significa «anunciar» o «proclamar», y el prefijo «epi», que puede tener varios significados, incluyendo «sobre» o «acerca de». Por lo tanto, «epangellomai» se traduce generalmente como «prometer» o «hacer una promesa».  Por otro lado, el uso teológico de «epangellomai» en el Nuevo Testamento subraya la confianza en las promesas de Dios, el cumplimiento de esas promesas en Jesucristo, y la gracia y el amor de Dios al ofrecer estas promesas a su pueblo. Invita a los creyentes a confiar en las promesas divinas y a vivir en base a ellas.[3] Cuando Dios dice algo, de por sí ya es una promesa en sí. Todo lo que sale de su boca y de su Palabra se debe constituir en algo que Dios ha dicho que sucederá. Si el lo dice eso pasará con certeza. Note que su promesa es personal. Lo hizo directamente a Abraham. Esto implica que Dios personaliza las promesas con cada uno de sus hijos. Así que Dios promete con claridad. Observe que le da dos conceptos importantes a Abraham. Dice que lo va a bendecir en gran manera y multiplicará su descendencia”. Bendecir y multiplicar dos promesas muy claras para Abraham. Sin embargo esta claridad contrasta con su realidad. Él está mayor, no tiene hijos y su esposa está inhabilitada ya para dar hijos. Esto podía poner en un estado de perplejidad a cualquiera. La palabra bendecir aquí en el texto griego es “eulogeō.”  Esta palabra tiene un significado teológico profundo y se utiliza en diferentes contextos para expresar la acción de Dios y los creyentes al pronunciar bendiciones. Y es que cuando se trata de la bendición de Dios, implica el acto divino de otorgar favor, gracia y protección sobre las personas. Dios bendice a su pueblo con amor, misericordia y provisión. La bendición de Dios también puede incluir la promesa de prosperidad espiritual y material. La bendición en el Nuevo Testamento va más allá de las palabras o deseos. También implica acciones concretas de amor, servicio y generosidad hacia los demás. Los creyentes son llamados a bendecir a otros mediante el acto de compartir, ayudar, orar y alentar. Así que  la bendición en el Nuevo Testamento tiene un significado teológico profundo. Representa el favor divino, la gracia y la protección de Dios hacia su pueblo. Jesús es el gran dador de bendiciones, y los creyentes son llamados a bendecir a otros en nombre de Dios mediante palabras y acciones de amor y servicio.

Por otro lado habla de “multiplicar”. En un sentido literal, «multiplicar» se refiere al aumento numérico o el crecimiento en cantidad. Por ejemplo, en Mateo 14:21. Sin embargo, el significado teológico del término «multiplicar» en el Nuevo Testamento va más allá de un simple aumento numérico. Se utiliza en contextos que implican la abundancia, la prosperidad espiritual y material, y el crecimiento en el reino de Dios.

En ese sentido dos cosas Dios claramente promete a Abraham. Una le promete su favor y también le promete su labor.

Segundo la perplejidad de se muestra por como Dios promete. El pasaje relata lo siguiente: “como no tenía por quién jurar, juró por sí mismo”. La palabra griega utilizada en el Nuevo Testamento para «jurar» es  omnyo. Esta palabra aparece en varios versículos y tiene un significado teológico y ético importante. El uso de la palabra «jurar» en el griego del Nuevo Testamento implica una reflexión teológica sobre la importancia de la sinceridad, la honestidad y la integridad en la vida cristiana. Los creyentes son llamados a cumplir sus promesas y ser fieles a sus palabras, demostrando un carácter que refleje la verdad y la confiabilidad de Dios. Así que Dios promete con seguridad. En el Nuevo Testamento, hay ocasiones en las que se menciona que Dios jura por sí mismo. Este acto de Dios jurando por sí mismo se encuentra relacionado con su carácter y naturaleza como ser supremo y eterno. Una de las referencias más importantes se encuentra en este pasaje.

Pero ¿qué es jurar por El mismo?   El juramento de Dios por sí mismo tiene un significado teológico y práctico significativo. Implica que Dios, al no tener nadie mayor que él mismo, es la fuente máxima de verdad y fidelidad. Al jurar por sí mismo, Dios está asegurando de manera irrevocable el cumplimiento de sus promesas. Este juramento divino por sí mismo muestra la absoluta confiabilidad de Dios y su compromiso inquebrantable de cumplir sus promesas. En Hebreos 6:17-18 se establece que este juramento de Dios es un fundamento sólido y una garantía segura para aquellos que confían en él. Es una demostración del carácter inmutable de Dios y su fidelidad absoluta. Así que, cuando el Nuevo Testamento menciona que Dios jura por sí mismo, se refiere a un acto divino en el que Dios, al no tener nadie mayor por quien jurar, garantiza con absoluta certeza el cumplimiento de sus promesas. Esto revela su carácter confiable y su fidelidad inmutable hacia aquellos que confían en él.

En tercer lugar la perplejidad se muestra por lo que Dios omite. Ahora se ha dado cuenta que Dios omite el tiempo que Abraham tendrá que esperar. ¿Por qué Dios hace? Creo que una primera cosa tenía que ver con una prueba de fe.  Dios pudo haber omitido la información del tiempo como una forma de poner a prueba la fe de Abraham. La espera prolongada y la incertidumbre requerían que Abraham confiara en la fidelidad y el poder de Dios, incluso cuando las circunstancias parecían desalentadoras. Creo que otra  razón era paciencia y confianza. La espera en sí misma puede ser un proceso de crecimiento espiritual. Al no revelar el tiempo exacto, Dios estaba invitando a Abraham a aprender a confiar en Él, a ser paciente y a depender de Su soberanía y plan perfecto. Pienso que también estaría vinculado con el cumplimiento en el momento adecuado. Y es que Dios tiene un sentido perfecto del tiempo y sabe cuándo es el momento adecuado para cumplir sus promesas. El tiempo de Dios puede ser diferente al de los seres humanos, y puede tener razones más amplias y eternas para retrasar la realización de una promesa. Finalmente creo que quería desarrollar fe en medio de la incertidumbre. Abraham tuvo que aprender a confiar en Dios incluso cuando no tenía todas las respuestas. Esta lección de fe se aplica a todas las personas que confían en Dios, ya que a menudo no sabemos todos los detalles o el tiempo exacto en que se cumplirán Sus promesas. Así que Dios promete con credibilidad.

Hasta aquí nos hemos involucrado en la primera etapa del cumplimiento de una promesa de parte de Dios. Y hemos visto que la primera etapa es la de la perplejidad. Es el momento de la constitución de la promesa de Dios. Esa perplejidad se muestra en lo que Dios promete, como lo promete, cuando lo promete y que es lo que omite.

Ahora quiero llevarlo a unas ideas  más concretas para cuando estamos en la etapa de la perplejidad de la promesa de Dios.

Debemos tener muy claro que la perplejidad del cristiano ante las promesas de Dios es un sentimiento que puede surgir cuando las circunstancias de la vida no parecen alinearse con lo que se espera o se ha prometido en la fe cristiana. Aunque los cristianos confían en las promesas de Dios, también enfrentan desafíos y pruebas que pueden poner a prueba su fe y generar confusión o perplejidad. Es importante recordar que la perplejidad no es necesariamente una falta de fe, sino una reacción humana natural ante la tensión entre lo que se cree y lo que se experimenta. Incluso personajes bíblicos, como Moisés y David experimentaron perplejidad en diferentes momentos de sus vidas mientras esperaban el cumplimiento de las promesas divinas. Hay varias razones por las cuales un cristiano puede sentir perplejidad ante las promesas de Dios.

En primer lugar, las promesas de Dios a menudo involucran un marco de tiempo que puede ser diferente al de los seres humanos. Dios trabaja de maneras misteriosas y puede tardar más tiempo del esperado en cumplir sus promesas. Esto puede llevar a preguntas y dudas sobre si Dios realmente cumplirá lo que ha prometido.

En segundo lugar, las circunstancias difíciles y los desafíos de la vida pueden hacer que parezca que las promesas de Dios no se cumplirán. Las adversidades, el sufrimiento o las pérdidas pueden generar interrogantes y hacer que uno se pregunte si Dios realmente está presente o si sus promesas son verdaderas.

Sin embargo, es importante recordar que la fe cristiana no se basa únicamente en las circunstancias actuales, sino en la confianza en la fidelidad y el carácter de Dios. Aunque pueda parecer que las promesas de Dios están retrasadas o no se están cumpliendo, los cristianos son llamados a confiar en que Dios es fiel y cumplirá sus promesas en su tiempo perfecto.

La perplejidad del cristiano ante las promesas de Dios puede ser una oportunidad para crecer en la fe y la confianza. Es un recordatorio de que nuestra comprensión y perspectiva son limitadas, mientras que Dios tiene un plan y un propósito más amplios en nuestras vidas. A través de la oración, el estudio de la Palabra de Dios y la comunión con otros creyentes, podemos encontrar consuelo y fortaleza en medio de la perplejidad, confiando en que Dios está obrando incluso cuando no podemos verlo claramente.

Ahora pasemos a la segunda etapa del cumplimiento de la promesa de Dios.

La segunda etapa es la  de la inactividad. (6:15)

El pasaje continúa diciendo: “Y así después de esperar con paciencia Abraham…” Nota usted la expresión “esperar”. La palabra esperar con paciencia es una sola en griego. Es el término makrothumeō. El uso como participio adjetival, describe una condición y estilo de vida. Abraham aprendió a vivir en espera y con paciencia. La palabra griega «makrothumeō» se  compone de dos elementos: «makros», que significa «largo» o «grande», y «thumos», que se refiere a la ira o el enojo. Juntas, estas palabras transmiten el concepto de «ser lento para la ira» o «ser paciente». En el contexto teológico, «makrothumeō» se utiliza para describir una característica del carácter de Dios y cómo los creyentes deben reflejar esa cualidad en sus vidas. Cuando la palabra se refiere a la paciencia de Dios se utiliza para destacar la paciencia y la longanimidad de Dios hacia la humanidad. Dios es lento para la ira y está dispuesto a soportar y perdonar los pecados y las transgresiones de las personas. Esta paciencia de Dios se manifiesta en Su amor incondicional y Su disposición a dar oportunidades de arrepentimiento y salvación. Pero por otro lado  también es un llamado a la paciencia en los hijos de Dios. Los creyentes también son exhortados a ser pacientes y reflejar la paciencia de Dios en sus vidas. En el Nuevo Testamento, se nos insta a ser pacientes con los demás, a soportar las dificultades y pruebas con paciencia, y a perdonar a aquellos que nos han ofendido. Esto se alinea con el carácter de Dios y nos permite mostrar Su amor y gracia a través de nuestras acciones. En ese sentido este tipo de paciencia es una resultado de nuestra vinculación con el carácter de Dios y no de una cualidad humana.

Pensaba al hablar de este tema como  cuando la persona que va al supermercado y duda en que línea acercarse a pagar por sus compras, y cuando decide ir a una registradora, ve a la otra avanzar y se pregunta si salirse e ir a la otra línea para pagar pronto. De repente lo hace, se cambia, para darse cuenta que si se hubiera quedado en la primera línea ya hubiese pagado. ¡Qué frustrante! De la misma manera vivió Abraham, varios momentos de su vida esperaba en Dios, pero las circunstancias hicieron que busque una “salida pronta” a sus necesidades, lo que le llevó a enfrentar un nuevo problema que le ocasionó problemas en su vida y la de su familia. Por la misericordia de Dios, los planes y las promesas del Señor continuaron para la vida de Abraham y llegó a recibirlas. No fue completamente paciente desde el inicio, aprendió (aunque con dificultades) a ser paciente, y por ello recibió lo que Dios le había prometido. Este ejemplo me enseña la manera de como Dios me ayuda a crecer en mi paciencia, la misma que no es perfecta al inicio, sino que Dios la va desarrollando con las pruebas. Abraham no fue perfectamente paciente, pero en su “imperfecta paciencia” y con la misericordia de Dios aprendió a ser paciente y alcanzó la promesa.

¿Qué es lo que esperas de Dios? ¿Qué es lo que el Señor te ha prometido y que parece no llegar? Espera en Dios, talvez esté desarrollando tu paciencia. ¡¡¡NO TE CAMBIES DE «LÍNEA»!!! Si aprendes a esperar pacientemente con fe, alcanzaras las bendiciones que ha preparado para ti.

Cuando la duda dice: “Solo un necio creería estas cosas”,  recuerda: “Es imposible que Dios mienta” (6:18). Cuando la duda te dice, “Dios me ha abandonado”, recuerda “la inmutabilidad de Su propósito, interpuesto con un juramento” (6:17). A pesar de que las circunstancias a tu alrededor puede continuar golpeándote con golpes dolorosos, puedes tener una tranquila confianza en que Dios tiene un propósito, que Él tiene el control y que tu alma está firmemente anclada en el reino celestial.[4]

Quisiera cerrar este segundo punto diciendo que esperar el cumplimiento de una promesa de Dios puede ser un desafío significativo y requerir una gran fe y paciencia. Creo que  hay algunos desafíos comunes que las personas enfrentan al esperar el cumplimiento de las promesas de Dios. Primero pienso en el  tiempo y paciencia. El factor del tiempo es a menudo uno de los mayores desafíos al esperar la cumplimiento de una promesa divina. Puede parecer que ha pasado mucho tiempo y la promesa aún no se ha cumplido. En estos momentos, es esencial recordar que el cronograma de Dios puede ser diferente al nuestro, y que Él es fiel para cumplir sus promesas en su tiempo perfecto. Por otro lado creo que las dudas y luchas internas son peligrosas. Debes entender que durante el período de espera, es posible que surjan dudas y preguntas sobre si Dios cumplirá su promesa. Las luchas internas pueden surgir cuando las circunstancias actuales parecen contradecir la promesa recibida. En estos momentos, es importante mantenerse firmes en la fe, recordando las promesas anteriores de Dios y buscando fortaleza en Su Palabra. También considero que las pruebas y los obstáculos son muchas veces altamente tóxicos para la espera. Recuerda que en el camino hacia el cumplimiento de una promesa de Dios, es probable que se presenten pruebas y obstáculos. Estas pruebas pueden poner a prueba nuestra fe y resistencia, pero también pueden ser oportunidades para crecer y fortalecernos. Dios puede usar estas pruebas para prepararnos y moldearnos antes de que se cumpla la promesa. Otra cosa que también puede mermar tu espera es la  comparación y la envidia. Me refiero cuando vemos que otros experimentan el cumplimiento de sus promesas o bendiciones, es natural sentir envidia o compararnos con ellos. Es importante recordar que Dios tiene un plan único para cada persona y que nuestras vidas no deben compararse con las de los demás. Mantener nuestra mirada en Dios y confiar en Su plan nos ayuda a superar estos desafíos. Finalmente  debemos  mantener la confianza en la fidelidad de Dios. Ya que el mayor desafío en la espera es mantener una confianza constante en la fidelidad de Dios. Aunque las circunstancias parezcan inciertas y desalentadoras, recordar las promesas anteriores que Dios ha cumplido y aferrarnos a Su carácter fiel nos ayuda a perseverar en la espera.

Enfrentar estos desafíos no es fácil, pero podemos encontrar consuelo y fortaleza en la relación con Dios, a través de la oración, la lectura de Su Palabra y la comunidad de creyentes. La espera puede ser un tiempo de crecimiento espiritual, donde aprendemos a confiar más en Dios y a depender de Su gracia y sabiduría en cada paso del camino.


[1] https://www.socibiblia.org/post/hebreos-6-13-15-espera-tu-turno/3926

[2] https://www.google.com/search?q=significado+de+la+palabra+perpeljo.

[3] https://chat.openai.com/?model=text-davinci-002-render-sha

[4] Swindoll, Charles. New Testament Commentary:  Hebrews, 2017. Pág. 134

«…no se duerma…»

Creo que una de las torturas más grandes que uno puede pasar es el hecho de tener mucho sueño y no poder dormirse. En un antiguo ministerio que tuve me veía en la necesidad de conducir por toda la parte norte de mi país. Eran horas y horas de manejo. En tres ocasiones me dormí al volante debido al cansancio. De esos incidentes me cree la reputación de que me duermo con facilidad cuando estoy cansado y manejando. Y en realidad para serles honesto, es verdad. Mi esposa se angustia cuando me ve manejar y cabecear. Siempre está pendiente para despertarme en caso de que me duerma. Y es que es una cosa dura tener mucho sueño al volante.  Siempre que me pasa hay alguien que me dice “No se duerma”.

Dormirse  cuando se debe estar despierto y por sobre todo cuando es peligroso es dormirse es una de las cosas más problemáticas a la que podemos estar expuestos.

En Mateo 25:1-13 encontramos el mismo peligro de dormirse y no estar preparado para los momentos más trascendentales de la experiencia espiritual.

En este pasaje encontramos a lo menos cuatro figuras de no estar preparados para los momentos espirituales donde debemos estar muy atentos. Observemos estas figuras que aparecen.

En primer lugar encontramos una  figura de comparación.

Mateo 25:1-2 dice “El reino de los cielos será entonces como diez jóvenes solteras que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.”

La parábola de las diez vírgenes se sitúa en el Evangelio de Mateo inmediatamente después del sermón escatológico de Jesús o también conocido como el pequeño apocalipsis sinóptico. Inmediatamente después de la explicación del Señor Jesús acerca de su segunda venida en el capítulo 24, el Señor presenta dos parábolas acerca del reino de los cielos, la parábola de las diez vírgenes y la parábola de los talentos y posteriormente el juicio a las naciones (Mateo 25:31-46). Jesús utilizó en esta parábola la descripción de una típica boda judía de la época. Era costumbre en los tiempos de Jesús que el novio, acompañado de sus amigos, fuera a altas horas de la noche a la casa de la novia. Allí le esperaba la novia con sus damas de honor (las vírgenes), que, al ser avisadas de la aproximación del novio, debían salir con sus lámparas para iluminar el camino del novio hasta la casa, donde tendría lugar la celebración de la boda. Sobre la elección del número de diez vírgenes, se cree que, generalmente, este ceremonial estaba compuesto por diez damas, debido a que las formalidades judías se realizaban con la asistencia de al menos diez personas, es decir, la cantidad de «diez» era significativa en ciertas ocasiones. [1]

Ahora bien es importante entender que el advenimiento de Jesús tiene que ver con encontrarse con su novia para desposarla. Es un figura que habla de identidad, seguridad e intimidad. Primero, nos habla de identidad porque una boda implica que la novia adquiere una nueva identidad que es la del novio. Dios espera que todos nosotros podamos tomar su nombre y su identidad. Por eso es por lo que la Biblia siempre insiste que debemos tener la mente de Cristo, de que Cristo viva en nosotros. Segundo, nos habla de seguridad porque una esposa en la costumbre judía ya estaba protegida por el novio. El le proveía de todo e incluso si moría era su responsabilidad de dejar segura a su esposa. Tercero, nos habla de intimidad. Es una relación profunda de experiencias  íntimas. Los esposos no se ocultan nada, pueden ser ellos aún en lo privado. Se pueden conocer en todos los aspectos, tanto físicos como emocionales. Tener intimidad en el reino de Dios con Cristo es vital para un fortalecimiento de nuestra esperanza para cuando el regrese.  Ahora pasemos a la segunda figura.

En segundo lugar encontramos la figura de la clasificación.

Mateo 25 sigue diciendo: 2 Cinco de ellas eran insensatas y cinco prudentes. 3 Las insensatas llevaron sus lámparas, pero no se abastecieron de aceite. 4 En cambio, las prudentes llevaron vasijas de aceite junto con sus lámparas. 5 Y, como el novio tardaba en llegar, a todas les dio sueño y se durmieron.

La parábola hace una clasificación de las 10 jóvenes solteras. Dice que 5 eran insensatas y 5 eran prudentes. La palabra “insensatas” en el texto griego se refiere a una persona impía, necia, altamente estúpida. La palabra “prudentes” se puede traducir como consciente de sus intereses, sabia con una mentalidad de inteligencia. Ahora observemos las comparaciones entre estos dos grupos. Primero hay una clasificación de apariencia. En los tiempos antiguos eran muy difícil que las personas pudieron tener un reflejo de sí mismas. Solo podían tener un leve percepción de su propia imagen en los cristalinos pozos o riachuelos calmados. La invención del primer espejo cambió todo. luego se añadieron las cámaras fotográficas que junto a  la tecnología nos dan una visual detallada de momento específicos de nuestra vida, nuestra imagen y lo que somos. Tanto que nos empeñamos en vernos físicamente excelentes, a diario creamos un concepto en nuestra mente de lo que queremos ver reflejado en el espejo…. Pero olvidamos algo muy importante Lo que refleja nuestro interior. Las diez son iguales en tantos aspectos. Todas tienen la intención de encontrar al esposo y acompañarlo al lugar donde se celebrarán las festividades. Todas tiene lámparas. Todas esperan que el esposo llegue antes de la venida del nuevo día, pero ninguna de ellas sabe la hora en que él llegará. Todas esperan participar en la fiesta de boda. Al tardar el esposo, las diez se duermen, un sueño del cual son despertadas repentinamente (vv. 5, 6). Pero también hay una clasificación de diferencia. Pero aunque las diez se parecen tanto entre sí en tantos detalles externos, su diferencia es aún más sorprendente. Es básica. Es lo que realmente cuenta: cinco eran necias, cinco prudentes. La insensatez del primer grupo consistía en que estaban completamente desapercibidas para recibir al esposo; porque aunque habían tomado sus lámparas, no habían llevado aceite. Eso es lo que el texto indica claramente. Así que la necedad de las cinco vírgenes consistió en la completa ausencia de preparación al no haber traído aceite en sus lámparas. En tercer lugar hay una clasificación de experiencia. Observe que se usa dos términos. El primero es “cabecear” que implica una lucha por no dormirse. Implica que por lo menos estás tratando de mantenerte despierto. La segunda expresión es “durmieron”. Implica se vencido por el sueño, desconectarse de la realidad. Desafortunadamente, las diez vírgenes cabecearon y se durmieron como resultado de la demora del esposo. Sin importar por qué lo hicieron, no podía haber sido la reacción correcta para ninguna de ellas. Algunos podrían responder: «Pero yo no estoy durmiendo. Yo no me he apartado del Señor» . Si una persona ha entrado en un cabeceo y sueño en sentido espiritual, no significa necesariamente que se haya apartado del Señor. En Marcos 13:32-37 descubrimos que, en el contexto de la venida del Señor, estar dormido se refiere a una persona que ya no está velando, o que en su corazón ya no ve hacia arriba. Cuando dormimos nuestros ojos están cerrados; ya no vemos. Dormir se refiere a una falta de visión o expectación. Además, cuando dormimos hay una falta total de emoción o expresión. Generalmente, no nos estamos regocijando cuando estamos dormidos (al menos, no conscientemente).[2]

Algo más sucede cuando dormimos – soñamos. La ciencia ha descubierto que todos tienen muchos sueños durante el sueño, aun quienes creen que no sueñan. Lo que sucede es que no recordamos la mayoría de nuestros sueños; definitivamente, no vale la pena recordar la mayoría de los sueños, pues no son más que pensamientos vacíos, inservibles y vanos. Este tipo de pensamientos llena nuestra vida espiritual al entrar en un sueño espiritual. Nuestros pensamientos son dirigidos hacia cosas vanas y vacías, en vez de lo que realmente importa en la vida-el Señor, y nuestra relación con Él.[3]

¡Cuán fácil es que pongamos nuestro afecto en cosas terrenas, en vez de ponerlo sobre el Señor! ¡Cuán fácil nos es buscar las cosas terrenales, en vez de las celestiales! (Colosenses 3:1-2.) Este mundo presente es vano, y perseguir metas terrenales es vanidad. El profeta Jonás declaró: «Los que siguen vanidades ilusorias, su misericordia abandonan» (Jonás 2:8). Cuando las cosas de este mundo ocupan el primer lugar en nuestra vida, o aun cuando apabullan nuestra relación con el Señor, estamos dormidos espiritualmente.  Al acercarnos al momento más grande de la historia, quizás nos hemos rendido ante el sueño espiritual a causa de nuestra desilusión por la demora ; pero es tiempo de despertar y ver al Señor, no es tiempo de dormir. Además de estar buscando Su presencia, debemos desear ver como Él ve, y gozarnos como Él se goza. ¡la boda está a las puertas! Es tiempo de desechar todo distractor, y rehusarnos a permitir que las cosas y placeres de este mundo consuman nuestro tiempo, aun cuando muchas de esas cosas sean legítimas.[4]

Ahora bien aunque todas hicieron lo mismo no es lo mismo dormirse sin prepararse (no tener aceite) y dormirse con preparación (tener aceite). La experiencia de despertar y volver a la realidad es diferente porque la realidad va a desenmascarar nuestra falta de preparación. No hemos acumulado reservas para los últimos tiempos que vienen. Las necias no llevaron aceite, en eso consistió su necedad. Tenían lámparas, pero no tenían aceite. Eran descuidadas, imprevisoras, culpables de negligencia inexcusable y torpe, imprudentes, desatentas. Por el contrario, las sensatas estaban equipadas con una generosa provisión de aceite. Estaban plenamente preparadas.

En tercer lugar encontramos la figura de la definición.

Mateo continúa diciendo : 6 A medianoche se oyó un grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” 7 Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas. 8 Las insensatas dijeron a las prudentes: “Dennos un poco de su aceite porque nuestras lámparas se están apagando”. 9 “No —respondieron estas—, porque así no va a alcanzar ni para nosotras ni para ustedes. Es mejor que vayan a los que venden aceite, y compren para ustedes mismas”. 10 Pero mientras iban a comprar el aceite llegó el novio, y las jóvenes que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas. Y se cerró la puerta.

Lo que veremos a continuación será un momento definitorio que se mostrará en varios tipos de espiritualidades que serán reprobadas cuando el Señor aparezca nuevamente. ¿Qué tipo de espiritualidad poseo yo?¿¿Con que tipo de espiritualidad estoy aguardando la venida del esposo? En primer lugar veo una espiritualidad pausada. Observe que el texto dice “todas se despertaron”. Por un momento hubo un receso, una pausa se desconectó de la realidad. Ese tipo de espiritualidad pausada es la que se da vacaciones, que se deja por un rato para después retomar la energía de la verdadera vida espiritual. Es aquella que un trabajo, un deporte o una actividad me quita la pasión por las cosas de Dios. Sigues siendo hijo de Dios pero haciendo unas quincenas al diablo. Es interesante que la manera es que esta espiritualidad pausada será erradicada es por medio de situación alarmantes y traumáticas. No hay cosa más fatal que a uno lo despierten con gritos. No se nos dice quién hizo el grito. Podría haber sido de los jóvenes que, supongámoslo, acompañaban al esposo. O también, de alguno de los invitados que había permanecido despierto y que desde algún lugar oscuro dentro o cerca de la casa había estado silenciosamente mirando el camino. ¿Habían casi perdido las esperanzas? ¡Ya era la medianoche! Cuando finalmente se anunció la aproximación del largamente esperado novio, aún podría haber estado a una distancia considerable de la casa. ¡qué grito debe haberse producido! ¿Qué tipo de grito usará Dios para sacarte de tu espiritualidad pausada? Deberás saber que la herramienta más usada por Dios es el sentido de inoportunidad. Cuando menos lo esperes vendrá una circunstancia que te despertará.  En segundo lugar veo una espiritualidad prestada. Observe lo que ocurre cuando descubren que no tienen aceite. Ellas dicen : “dénnos”. Es decir presten un poco del aceite que ustedes tienen. Ahora las jóvenes, completamente despiertas, preparan sus lámparas. Tratan de hacerlas brillar y verse hermosas encendiéndolas. Por un momento parece que todo está bien. Una mecha que no está completamente seca puede arder en forma brillante unos pocos segundos. Después de eso, sin embargo, puesto que las muchachas insensatas no habían llevado aceite consigo, las lámparas comenzaron a dar una luz vacilante y a chisporrotear y a apagarse, lo que provocó la angustiosa apelación de sus dueñas a sus compañeras más sabias. “Dadnos de vuestro aceite, porque se nos apagan las lámparas”. No debemos suponer que las diez lámparas habían estado encendidas toda la noche. En el caso de las cinco insensatas eso habría sido imposible porque no habían llevado aceite consigo. Pero aun la idea de que las cinco lámparas de las cinco muchachas previsoras habían estado encendidas todo este tiempo en el extremo de sus palos, dentro de la casa, parece más bien irrazonable. Además, una casa donde se va a celebrar una fiesta tendría iluminación propia. Ahora, en lo que concierne a la parábola, por primera vez esta noche hay cinco lámparas encendidas que dan una luz brillante y están por ser llevadas fuera de la casa.

En tercer lugar veo una espiritualidad preparada. La respuesta a la patética petición de las doncellas necias se da en el v. 9. Pero las prudentes respondieron: Podría no haber suficiente para nosotras y para vosotras. En vez de buscar la culpa en estas muchachas por su insensibilidad, tenemos que tratar de comprender su situación. Las procesiones matrimoniales generalmente avanzan lentamente. Además, es medianoche. Las muchachas no solamente deben salir a recibir al esposo; también deben escoltarlo de regreso a la casa con sus lámparas alumbrando brillantemente todo el tiempo. La respuesta de ellas, por lo tanto, no es irrazonable. Está más bien de acuerdo con su “carácter”, mostrando previsión, una manifestación más del mismo cuidado en la planificación que habían hecho cuando llenaron sus lámparas con aceite. Y es que una persona preparada espiritualmente no es sentimentalista ante las realidades espirituales. No se trata de que fueran “buena gente” con las cinco insensatas y quedarse igual que ellas sin aceite. No se dejaron chantajear emocionalmente. En cuarto  lugar veo una espiritualidad apagada. Ellas dicen “se están apagando”. ¿Por qué se les apagan? Simplemente porque no ha tenido la suficiente reserva de aceite. Se les acabo la provisión de aceite. Una espiritualidad apagada es aquella que ya no llena su reserva  para enfrentar los momentos espirituales definitorios de la vida. No hay pasión, no hay calor, no hay combustión por las cosas de Dios sólo una frialdad espiritual. En quinto lugar  lugar veo una espiritualidad comprada. Se nota en el texto la expresión “compren para ustedes”. Muchas personas creen que pueden vivir de la espiritualidad de otros. No entienden que la responsabilidad es personal.  Aunque la conducta de las vírgenes sensatas pueda ser mal interpretada como un comportamiento egoísta, es necesario para la trasposición de la parábola: no se puede dar algo a otro si uno mismo está mal preparado para el final de los tiempos y nadie puede confiar en que ya se ha procurado lo necesario. Cada uno es responsable de su comportamiento de cara al tiempo final ya iniciado y a la venida desconocida del Hijo del Hombre. EI consejo de que vayan a comprar aceite (25,9b) subraya que las vírgenes prudentes no se niegan con mala intención. ¿Cómo se desarrolla una espiritualidad comprada? Dos cosas miden una espiritualidad comprada en el texto. Primero está la espiritualidad que se compra en una ubicación. Dicen “vayan a los que venden”.  Creemos que podemos obtener en un lugar específico lo necesario para las dificultades. La segunda cosa que se compra es transacción. Se les recomienda que “compren”. Es decir reciban un beneficio a cambio de algo. A cambio de que paguen con dinero.  Finalmente veo una espiritualidad arriesgada. Las vírgenes necias siguen el consejo de las sensatas y van a comprar aceite. Durante su ausencia, llega el novio, y las vírgenes sensatas, que son designadas aquí expresamente como las que estaban preparadas, entran). El hecho de que la llegada se produzca justamente cuando las vírgenes necias se han ido subraya una vez más su deficiente disponibilidad y su insuficiente preparaci6n. La puerta cerrada  señala determinado momento del tiempo tras el cual ya es demasiado tarde, por lo que las vírgenes necias que llegan tarde (25,11) ya no son admitida. Una espiritualidad arriesgada es la que se centra en las cosas urgentes en lugar de la prioritarias. El pasaje dice “mientras iban a comprar”. Esto era urgente pero ya no era necesario, debió haberse hecho antes. Por otro lado una espiritualidad arriesgada es aquella se centra en la expectativa a corto plazo y no a largo plazo. No se dieron cuenta que el no haberse preparado traería consecuencias a largo plazo. Hay un contraste entre la frase “mientras” y la expresión “después”. Haces tus cosas “mientras vives tu vida” y no piensas en “el después de esta vida”. Eso es ser negligente.

En cuarto lugar encontramos la figura de la retribución.

11 Después llegaron también las otras. “¡Señor! ¡Señor! —suplicaban—. ¡Ábrenos la puerta!” 12 “¡No, no las conozco!”, respondió él. 13 »Por tanto —agregó Jesús—, manténganse despiertos porque no saben ni el día ni la hora.

El doble tratamiento del ¡Señor, señor! recuerda a los lectores que no todo el que diga Señor, Señor! entrara en el Reino de los Cielos, sino solo el que haga la voluntad de Dios (7,21). Las vírgenes insensatas, aunque han traído sus lámparas, claramente no han hecho la voluntad de Dios, pues no están preparadas para el momento desconocido del tiempo. La respuesta del novio, especialmente enfatizada con el amén, dice: no las conozco! (25,12; 7,23), y subraya de nuevo que no basta simplemente decir Señor, Señor! y que no todas las actuaciones cumplen la voluntad de Dios: existe, en efecto, un demasiado tarde. 25,13: La aplicación de la parábola repite una vez más, con un urgente imperativo, la necesaria y permanente disposición para la venida del Hijo del Hombre, porque no se sabe ni el dia ni la hora. El velar expresa la actitud de una espera activa, dispuesta, que no ceja a pesar de la dilación.

Habiendo ahora estudiado la parábola y habiendo fijado nuestra atención sobre su lección principal, a saber la necesidad de estar constantemente preparados, con corazones y vidas siempre consagrados al Señor aquí y ahora, nos corresponde preguntar: “En armonía con esta aplicación principal, ¿cuáles son algunas verdades subsidiarias que aquí se enseñan?” Probablemente las siguientes: Todos los que profesan creer en el Señor Jesucristo son semejantes en muchos aspectos; especialmente en éste, que todos están en camino a encontrar al Esposo, Jesucristo. Véase Mt. 25:1. Sin embargo, los parecidos son superficiales. Hay una diferencia esencial. De quienes leen la Biblia, asisten y aun pertenecen a una iglesia, cantan los himnos de salvación, hacen profesión de fe en público y hasta predican en el nombre de Cristo, no todos van a participar en las bendiciones de la venida de Cristo. Algunos son prudentes. La religión de ellos no es máscara ni pretensión. Creen que deben estar preparados por fe en el Salvador y con vidas dedicadas a él y, por lo tanto, al Dios Trino. Otros son insensatos o necios. “Tienen la forma de la piedad pero niegan su poder” (2 Ti. 3:5; cf. Mt. 7:22, 23). Sin preparación viajan al encuentro de su Juez. Véase Mt. 25:2–4. Transcurrirá un largo período entre la primera y la segunda venidas. Véase Mt. 25:5; y sobre 24:9, 14; 25:19. La venida del Señor será repentina, visible y audible. Véase Mt. 25:6, y sobre 24:31.  La preparación no es transferible de una a otra persona. Véase Mt. 25:7–9; además, Salmo 49:7; Pr. 9:12; Gálatas 6:3–5. No hay una “segunda oportunidad” para quienes no están preparados, esto es, para los que no se han salvado antes de morir y para los que en su condición de no salvados viven en la tierra hasta la segunda venida de Cristo.  Por lo tanto, y en vista del hecho de que el momento de la venida de Cristo es desconocido, en todo tiempo se requiere estar alerta.


[1] https://holybiblia.com/la-parabola-de-las-diez-virgenes-resumen-y-explicacion/

[2] https://admirablegracia.blogspot.com/2020/11/cabecearon-todas.html

[3] Ibid.

[4] https://admirablegracia.blogspot.com/2020/11/cabecearon-todas.html