Aprendiendo a soliviantar a la gente

En varias ocasiones me he topado con la curiosa situación que enseño algo o predico algo y hay alguien que cree que se lo estoy dedicando a él. Hace algunos años prediqué en una iglesia y no me volvieron a invitar. Nunca supe porque, hasta hace poco. El pastor de esa iglesia asumió que yo había predicado mi mensaje para  él. ¡Jajaja! Lo importante que se cree alguna gente, que piensa que voy a invertir horas estudiando la Palabra teniendo en mi mente a ellos. Sin embargo pienso que mucha gente seguirá expresando  lo mismo y no sólo conmigo, sino con aquellos que predican un evangelio revolucionario. Al hablar de esto me he dado cuenta que el Mensaje de Jesús es revolucionario. En el Evangelio de Lucas, en el interrogatorio ante Pilatos, las masas le gritan tratando de acusarle: “Este solivianta al pueblo enseñando por todo el país empezando en Galilea” (Lucas 23, 5). Jesús está por el cambio, no puede dejar las cosas como están, porque el mundo que él vivía era injusto: unos vivían muy bien a costa de otros que lo estaban pasando mal. Lo cómodo es seguir como siempre sin cambiar nada. Jesús no puede quedarse impasible, mirando para otro lado, al ver las masas arrastrándose por la pobreza y la miseria: “Se me conmueven las entraña al ver a esta gente” (Marcos 8, 2). La indiferencia se queda con los brazos cruzados, no hace nada ante el dolor ajeno. Y esto hace más daño que la violencia que causa el sufrimiento humano. Soliviantar significa mover el ánimo de la gente para inducirle a adoptar una actitud rebelde u hostil en orden a cambiar el orden público y moral, dice el Diccionario de Lengua. La manera de soliviantar no es violenta, es “enseñando”. La enseñanza es una forma de subvertir el orden establecido: poner las cosas patas arriba. Jesús no estaba de acuerdo con la escala de valores de aquella sociedad que no es muy distinta de la nuestra de ahora. Lo de arriba lo pone abajo. Lo que consideramos como perdido es lo que vale, lo que todo el mundo estima que es bueno, no es tan bueno. Lo que se tiene por poder es debilidad. Siempre prevalece la vida sobre la muerte, la verdad sobre la mentira, la libertad sobre la dependencia. Y siempre el amor por encima de todo. Las parábolas son un ejemplo claro de la rebeldía de Jesús ante el orden establecido. Aparecen dos grupos de personas: la gente respetable y la gente insignificante, los don nadie, los inmigrantes, los trabajadores, los enfermos, las mujeres, los que no figuran en esta sociedad. Hacen patente que lo que tendría que ser lo normal en la vida, es lo “raro”. Presentan la vida tal y como es y por otra parte la vida tal y como tendría que ser o como podría ser. ¿Es normal que el hijo que dilapidó toda la fortuna de su padre y viviendo desenfrenadamente le organicen una fiesta por todo lo alto cuando vuelve a casa?. Este es el hijo perdido. Jesús pone la vida al revés. Tiene preferencia por los perdidos. Jesús hace fiesta, se alegra, por la vuelta de su hijo que “estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y se le ha encontrado” (Lc. 15, 24). Igual le pasa con la oveja perdida: “dadme la enhorabuena he encontrado la oveja que se me había perdido” (Lc.15, 6) que con la moneda que había perdido la mujer. Tiene menos valor el hijo mayor que se queda en casa, las 99 ovejas que se quedan en el redil, o el resto del dinero de la mujer. Lo que para la mayoría no tiene valor, está perdido, eso es lo que prefiere Jesús. Porque Zaqueo devuelve la mitad de sus bienes dice Jesús que la salvación ha entrado en su casa. Jesús “ha venido a buscar lo que estaba perdido y a salvarlo” (Lc.19, 9). ¿Quiénes son los que pierden y quienes los que ganan?. Jesús vino buscando los “balas perdidas” para salvarlos. “Los últimos serán los primeros” (Mc 10, 31). Los más necesitados de todo, de comida, de aprecio social y humano, a los que no se les reconoce sus derechos, los analfabetos, los que no tienen dignidad, esos, los pobres, los que tienen hambre, los que desprecia casi todo el mundo, los últimos, esos son los primeros para Jesús, es una inversión radical de los valores y de la situación establecida. Jesús corta por lo sano y lo dice sin rodeos: “El que quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc 9, 35). Jesús es un raro, un hombre extraño, todo lo saca de quicio. Su predicación fue en Galilea (Marcos 1, 14). Jesús, para realizar su misión docente, no se fue a la capital, Jerusalén, ni siquiera a la importante provincia de Judea. Todo lo contrario. Jesús se fue enseguida a una región lejana, habitada por humildes campesinos y pescadores pobres. Gentes que además resultaban sospechosas. Esto significa que la primera decisión importante que tomó Jesús, fue irse a vivir y a desarrollar su actividad, a predicar su mensaje, en la región de los pobres y de las gentes que, en aquel tiempo, eran consideradas como una población que carecía de influencia, que no vivía en la abundancia y que, para colmo, tenía mala fama. ¿A quién se le ocurre decir que para ser feliz es necesario ser pobre?. “Felices los que eligen ser pobres, porque van a tener a Dios por rey”. No es más feliz el que tiene más, no es más valorado el que tiene ‘tanto vales cuanto tienes’ sino, según Jesús, el que es capaz de compartir y no acumular. Para los ricos hay una maldición: “Ay de vosotros los ricos”. Acá, en este sistema, parece ser lo contrario: es feliz y se le da la enhorabuena el que hace dinero, al que le toca la lotería, el que tiene muchos bienes, mucho dinero en el banco, el que tiene varias casas, y magníficos coches.

Los evangelios son después de las Epístolas

Ocurre con frecuencia que, entre cristianos, se le da más importancia a los ritos, a las normas, a la organización, a la gestión de la autoridad o a los asuntos económicos (a todo eso), que a la fidelidad al Evangelio. Por eso, muchos veces podemos preguntarnos : ¿qué nos pasa a quienes nos consideramos creyentes en Jesús, que el principio rector de nuestras vidas no es justamente el mismo principio que rige nuestra forma de vivir?. Este problema me imagino viene de lejos. No es cosa de ahora. Se trata de un asunto que tiene sus orígenes en los orígenes mismos del cristianismo. La cosa se comprende en cuanto se tiene en cuenta cómo y cuándo se organizaron las primeras “iglesias”. Y también cuando se sabe cómo y cuándo, en aquellas primeras “iglesias”, se conocieron los evangelios, es decir, lo que fue la vida de Jesús y lo que aquella vida representa para nuestra vida. Quiero decir lo siguiente: Jesús murió en los años 30 del s. I. San Pablo escribió sus cartas a “iglesias” que él mismo había fundado, y de las que se sentía responsable, entre los años 49 al 56. Los evangelios, en la redacción que ha llegado hasta nosotros, se empezaron a difundir después del año 70 y no se terminaron de conocer hasta finales del s. I o quizá algo después. Los Hechos de los Apóstoles se redactaron entre los años 80 y 90. Todo esto quiere decir que las primeras “iglesias” (de las que tenemos noticia) se organizaron de acuerdo con las ideas y creencias que les trasmitió el apóstol Pablo. Pero sabemos que Pablo no conoció a Jesús. Ni mostró interés por informarse de la vida terrena de Jesús. A Pablo “se le apareció” el Cristo resucitado y glorioso (Gal 1, 11-16; 1 Cor 9, 1; 15, 8; 2 Cor 4, 6). Es más, Pablo llegó a decir que el conocimiento de Cristo “según la carne” no le interesó (2 Cor 5, 16). Por tanto, hay indicadores suficientes para pensar que las primeras “iglesias” cristianas, de las que tenemos noticia, tuvieron su vida, sus esperanzas y sus motivaciones más determinantes en la gloria, en el cielo, en la eternidad, allí donde ellos pensaban encontrar al Señor de Gloria. La vida, el ejemplo, la bondad, la profunda humanidad de Jesús, todo eso, fue conocido por muchas comunidades, y por las más importantes “iglesias” de la primera hora, bastantes años más tarde, quizá veinte o treinta años después. Se puede decir que el “Señor glorioso” se adelantó al “Jesús terreno”. Por eso se puede decir que “el Evangelio llegó tarde”. Tan tarde, que, a no pocos bautizados, no nos ha llegado todavía. Esto es lo que explica, en definitiva, por qué nos preocupa más “someternos” al Señor glorioso que “seguir” al Jesús terreno. Y por eso ha pasado lo que tenía que pasar, estando así las cosas: tenemos un Cristianismo con mucha autoridad, pero llevamos una vida con muy escasa ejemplaridad.

La necesidad de una iglesia «mundana»

Hace algunos días alguien me escribió que mi forma de hablar de la iglesia o de los líderes de la iglesia es muy pesimista y mala. A lo que conteste: ¿cuál es la diferencia entre ser pesimista o alarmista y realista? Pero para mí y para muchos es obvio que la crisis que viven la Iglesia y el mundo nos coloca a los cristianos de cara a un problema que Dietrich Bonhoeffer -el teólogo luterano encarcelado y ejecutado durante el nazismo por su participación en el complot que intentó asesinar a Hitler- planteó en las cartas que desde la prisión de Tegel escribió a su amigo y discípulo Eberhard Bethege: es necesario un cristianismo sin religión. La afirmación no es una mera ocurrencia; es el resultado de mirar la experiencia de la fe más allá o más acá del marco religioso en el que hasta ahora ha vivido. Expliquémoslo. Hasta recientes fechas, la Iglesia, a lo largo de su existencia como institución, ha intentado salvaguardar una interpretación del cristianismo desde una perspectiva religiosa: como moral y poder de la presencia de Dios. Sin embargo, la mayoría de los seres humanos que, para decirlo con Bonhoeffer, “han llegado a su mayoría de edad” -es decir, a ya no necesitar, a causa de sus desarrollos tecnológicos y de la independencia de la moral del marco religioso, de la hipótesis de Dios para vivir y estar en el mundo-, la miran desde hace tiempo, quizás desde la Ilustración, como una realidad obsoleta. Hoy en día, esa obsolescencia de la Iglesia como cosa religiosa se ha vuelto casi absoluta; primero, por su recurso al poder y al dinero -una práctica completamente antievangélica-; segundo, por la puesta al desnudo del encubrimiento de prácticas inmorales y criminales en su interior -prácticas que cualquier moral condena-, y, tercero, por haber hecho de la intramundanidad de Cristo, es decir, de su estar en el mundo de los hombres, una realidad ajena a ellos, omnipotente, grandiosa, metafísica, incorruptible y moral que segrega a los que no están a su altura y que la propia Iglesia, que se dice su cuerpo, ha negado con sus encubrimientos. Vivimos, por lo tanto, un mundo del que Dios, como cosa religiosa, ha sido totalmente desalojado, incluso de la Iglesia. El origen de esta realidad se encuentra en el momento en que la Iglesia se volvió poder y dejó de tener como punto de referencia la intramundanidad de Cristo -al Dios que se hace carne, humanidad, debilidad pura, que vive en y con los hombres, independientemente de sus religiosidades, y que muere en los límites de su humanidad aplastado por los poderes del mundo, que son siempre formas de lo religioso, aunque no hablen de Dios-, para referirse sólo a sí misma, a su interpretación religiosa de un Cristo omnipotente y todopoderoso, y a su poder para custodiarla. Con ello, la novedad que Jesús trajo al mundo: la debilidad y la pobreza de Dios, se malversó, y el cristianismo se convirtió en una variante más de las interpretaciones religiosas que miran siempre a Dios como poder, y a sus custodios, en este caso la Iglesia en tanto institución, como depositarios de ese poder que debe imponer la verdad. En este sentido, la Iglesia como realidad religiosa ha dejado de importar; es más, se ha vuelto, como cualquier poder, una evidencia escandalosa de la que los seres humanos -es lo que dice la crítica que se ha abalanzado sobre ella- debemos prescindir de una vez por todas. Por ello, afirma Bonhoeffer, “nuestra Iglesia, que durante años ha luchado por su propia subsistencia, como si ella fuera una finalidad absoluta, es incapaz de erigirse ahora como portadora de la Palabra (del Verbo hecho carne) que ha de reconciliar y redimir a los hombres y al mundo”. Por ello también “cada intento  de dotarla de un poder organizador acrecentado no logrará sino demorar su conversión y purificación”. ¿Quiere decir esto que la Iglesia debe desaparecer?. No. Quiere decir que debe desaparecer como cosa religiosa y social para asumir la experiencia intramundana de Cristo. Quiere decir que las nociones que están en el centro de su fe: arrepentimiento, reconciliación, redención, renacimiento, amor, encarnación, crucifixión, resurrección, deben vivirse y expresarse dentro del mundo con un lenguaje nuevo, quizás totalmente arreligioso, pero tan liberador, redentor como el de Cristo. Quiere decir que debe expresarse y vivirse como renuncia al poder, al dinero, como crítica a la hybris -a las desmesuras de lo humano- y como pobreza abierta a todos y llena de sentido común. Mientras la Iglesia y los cristianos que la habitamos no caminemos hacia allá; mientras no volvamos a vivir a Cristo como debilidad; mientras no comprendamos que tenemos que vivir con un Dios impotente y débil que, clavado en la cruz, acoge todo y permite que lo echen del mundo; mientras no asumamos que sólo así Dios está con nosotros y nos ayuda; mientras no sepamos que, como Jesús, debemos vivir “mundanamente”(y de allí el título de esta reflexión) , es decir, “libres -dice Bonhoeffer- de todas las falsas vinculaciones e inhibiciones religiosas”, y nos neguemos a aceptar que ser cristiano no significa ser religioso de cierta manera -convertirse en una clase determinada de hombres y mujeres por un método determinado y aparentar que se es eso-, sino ser simplemente hombres y mujeres; mientras no comprendamos que no es el acto religioso el que nos convierte en cristianos, sino nuestra participación en la debilidad y el sufrimiento de Dios en la vida del mundo, la Iglesia se precipitará día con día a su ruina.

Impulsado por el Espíritu…terminando en tentaciones


Así me he sentido últimamente. Estoy anhelando  caminar a donde el Espíritu Santo me dirija, pero resulta que estoy llegando a lugares llenos de tentaciones. Y eso me ha hecho sentir mal. Hasta que leí nuevamente esta porción que comparto con ustedes. Antes de comenzar a narrar la actividad profética de Jesús, Marcos escribe estos breves versículos: «El Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían» (Mc 1, 12-15). Estas breves líneas son un resumen de las experiencias básicas vividas por Jesús hasta su ejecución en la cruz. Jesús no ha conocido una vida fácil y tranquila. Ha vivido impulsado por el Espíritu, pero ha sentido en su propia carne las fuerzas del mal. Su entrega apasionada al proyecto de Dios lo ha llevado a vivir una existencia desgarrada por conflictos y tensiones. De él hemos de aprender sus seguidores a vivir en tiempos de prueba. «El Espíritu empuja a Jesús al desierto». No lo conduce a una vida cómoda. Lo lleva por caminos de pruebas, riesgos y tentaciones. Buscar el reino de Dios y su justicia, anunciar a Dios sin falsearlo, trabajar por un mundo más humano es siempre arriesgado. Lo fue para Jesús y lo será para sus seguidores. «Se quedó en el desierto cuarenta días». El desierto será el escenario por el que transcurrirá la vida de Jesús. Este lugar inhóspito y nada acogedor es símbolo de prueba y purificación. El mejor lugar para aprender a vivir de lo esencial, pero también el más peligroso para quien queda abandonado a sus propias fuerzas. «Tentado por Satanás». Satanás significa “el adversario”, la fuerza hostil a Dios y a quienes trabajan por su reinado. En la tentación se descubre qué hay en nosotros de verdad o de mentira, de luz o de tinieblas, de fidelidad a Dios o de complicidad con la injusticia. A lo largo de su vida, Jesús se mantendrá vigilante para descubrir a “Satanás” en las circunstancias más inesperadas. Un día rechazará a Pedro con estas palabras: “Apártate de mí, Satanás, porque tus pensamiento no son los de Dios”. Los tiempos de prueba hemos de vivirlos, como él, atentos a lo que nos puede desviar de Dios. A diferencia de Jesús, yo si tengo la capacidad de decirle sí al Diablo y eso me asusta. Por eso si no dependo de Dios en esos lugares de tentación, estoy expuesto a caer. El texto también dice: «Vivía entre alimañas, y los ángeles le servían». Las fieras, los seres más violentos de la tierra, evocan los peligros que amenazarán a Jesús. Los ángeles, los seres más buenos de la creación, sugieren la cercanía de Dios que lo bendice, cuida y sostiene. Así vivirá Jesús: defendiéndose de Antipas al que llama “zorra” y buscando en la oración de la noche la fuerza del Padre. Hemos de vivir estos tiempos difíciles con los ojos fijos en Jesús. Es el Espíritu de Dios el que nos está empujando al desierto. Creo firmemente que aunque esté rodeado de las fieras que me amenazan, también lo mejor de Dios se manifestará. Y aún pensó que la iglesia está pasando por lo mismo. Pero de esta crisis saldrá un día una Iglesia más humilde y más fiel a su Señor.


Sólo para los que han perdido sus sueños: La generación de Caleb V parte

 IV.   La expresión cuál habló Jehová aquel día” nos habla de una CONFIANZA EXTRAORDINARIA

Mis amigos, la tierra que Caleb eligió para vivir fue Hebrón, que podemos tomar como un símbolo de lo que Dios puede y quiere hacer en la vida de cada persona que esté dispuesta a enfrentarse en la lucha con los obstáculos a pesar de que pueden ser  gigantes. En el libro de Jueces, cap. 1, vers. 20, dice: “Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres hijos de Anac”. Y en Josué 11:22 se nos relata que: “Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solamente quedaron en Gaza, en Gat y en Asdod”. Por lo tanto, a pesar de haberlos echado de la tierra, todavía quedaron algunos descendientes de los hijos de Anac en las ciudades filisteas. Es muy probable que el tan conocido Goliat de Gat haya sido uno de ellos.  Es una realidad que los gigantes cuesta que sean exterminados por completo. Siempre estarán a la expectativa para ver si pueden volver a ocupar el territorio perdido. Alguno de estos enemigos, o inclusive todos, siempre nos estarán rondando para ver si bajamos la guardia. Todos los líderes que han caído, lo han hecho en una de estas áreas. Podremos tener una, dos o varias victorias, pero estos enemigos seguirán presentes hasta el final de nuestras vidas. Somos conscientes que varias veces hemos fracasado en echar al enemigo. Esto nos llena de vergüenza y tristeza. Satanás conoce muy bien los puntos débiles en nuestra armadura espiritual. Pero me he dado cuenta, que las derrotas en mi vida siempre sucedieron cuando la fuerza de la fe fue quitada por alguna otra cosa.  Descuido de la lectura y la obediencia a la Palabra de Dios, o de la oración y la comunión con mis hermanos. Una victoria plena sólo se consigue cuando existe obediencia absoluta a la Palabra de Dios. Y por eso  la frase: “Como Jehová habló aquel día”. El se mantuvo en esa Palabra que había recibido. Caleb obtuvo una victoria absoluta porque echó completamente al enemigo y lo mantuvo lejos. Él fue el único que logró este tipo de victoria.  Si leemos el libro de Josué descubrimos una triste realidad. Caleb fue el único que logró una victoria total. Los demás no pudieron vencer a los enemigos que quedaban en su territorio. Cuando tuvieron más fuerza simplemente los hicieron tributarios, pero no los echaron de la tierra. Este hecho, sólo un poco más tarde, trajo tristes resultados. El pueblo de Israel fue engañado y llevado a alejarse de Dios. Como consecuencia, sufrieron muchas derrotas, deshonra e inclusive la pérdida de la posesión conquistada con tanto esfuerzo. Por lo tanto, ¡hagamos todo para que estos enemigos siempre estén fuera de nuestra vida! ¡No le demos lugar al diablo en ninguna forma! El apóstol Pablo tenía la misma lucha. Uno de los gigantes que tuvo que enfrentar en su vida fue el orgullo de su renombre. Pero estuvo dispuesto a echarlo de su vida, como notamos en Filipenses 3:4 al 9, pero a continuación reconoció que todavía estaba en la lucha. Todavía no la había concluido, pero quería llegar firme a la meta. “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”(así lo leemos en los vers. 12 al 14). Éste también debe ser nuestro objetivo. Ésta debe ser nuestra meta. Ahora note como continúa la narración sobre la conquista de Caleb: “Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel” (Josué 14:14).  Aquí encontramos el secreto del valor, la paciencia, la fe y la victoria de Caleb. En Hebrón, Caleb había discernido el premio del discipulado divino. En ese lugar Dios había entrado en contacto directo con su antecesor Abraham. Era el lugar de comunión, unión y pacto con Dios y como tal, el lugar de infinitas bendiciones. Para obtener esto, no importaban la lucha, la espera, las injusticias y los desprecios. Obtuvo la heredad, “por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel”. También a nosotros el Señor nos tiene prometida una heredad. Jesucristo, antes de irse prometió: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. Esta seguridad no sólo nos llena de consuelo frente a las pruebas sino que también nos anima y exhorta a varias cosas, como dice Pablo en Col. 1:9 al 12: “… pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz”. ¿Te das cuenta de lo que significa? ¡No es un millonario que te da una herencia, sino Dios mismo – el dueño del universo entero y del cielo en toda su plenitud – el que te promete una heredad! ¡Entonces vivamos un discipulado acorde con esta gloriosa heredad! Y llegará el momento en que descasaremos en paz, como sucedió en el tiempo de Caleb y se describe en Josué 14:15: “Y la tierra descansó de la guerra”. ¡Qué así sea en nuestra vida!  Ahora para terminar unos últimos consejos. ¿Cómo puede usted mantenerse joven y productivo, especialmente en tiempos como los que nos enfrentamos hoy? He aquí unas últimas sugerencias. Manténgase aprendiendo. Si usted deja de aprender, comenzará a envejecer. El desaliento es una de las principales herramientas del Enemigo. Él quiere pararnos en seco. Pero cuando estamos decididos a seguir adelante y a aprender algo nuevo, sus planes se descarrilan rápidamente. Si usted se encuentra ahora en una situación difícil, pídale al Señor que le dé una promesa de esperanza. Después de esto, comience a tener la confianza de que Él dará respuesta a sus necesidades, leyendo y estudiando las vidas de los hombres y las mujeres de la Biblia. Manténgase amando a Dios y a las personas. Él nos dice: «Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas» (Deuteronomio  6.5). Observe que esto incluye nuestras emociones, nuestros pensamientos y nuestro bienestar físico. Él nos bendecirá cuando nuestros corazones estén puestos en Él —lo cual implica aprender a amar a los demás y dejarnos amar por ellos. También implica perdonar a quienes nos hieran. Si usted desea experimentar plenamente el amor de Dios, no puede aferrarse al pasado o al resentimiento. Amor incondicional es lo que Dios le da, y eso es lo que Él quiere que usted dé a los demás. Manténgase riendo. La risa es uno de los mejores remedios para curar la tristeza, el desánimo y la desilusión. Libera sustancias químicas en el cerebro que ayudan a levantar el ánimo. Físicamente, nos relaja, y alivia la tensión y el estrés. Creo que Jesús fue una persona feliz que reía mucho; por la Biblia podemos ver que a la gente le gustaba estar con Él. La gente se siente naturalmente atraída por las personas cuyos rostros reflejan amor y regocijo. Caleb y Josué descansaban en el cuidado de Dios, y creo que la risa fue una parte de su camino a la bendición. Manténgase olvidando. Fórmese el hábito de olvidar los fracasos y las frustraciones. Las personas que están constantemente mirando hacia atrás no pueden avanzar. En vez de alimentar remordimientos por cosas que sucedieron años atrás, aprenda a vivir en el presente y a tener un gran sueño en cuanto al futuro. Dios quiere que usted aprenda de sus errores, pero también que siga avanzando. Las palabras de Pedro nos alientan a poner todas nuestras preocupaciones y ansiedades sobre el Señor (1 P 5.7). O quedamos atrapados por el pasado, o podemos avanzar hacia la libertad, la esperanza y la promesa, confiando en que Dios va a responder las oraciones más genuinas de nuestros corazones. Manténgase anhelando. El Señor puso un sueño en el corazón de Caleb, y pasara lo que pasara, el sueño permanecería. ¿Hubo momentos en que su fe fue puesta a prueba? Probablemente sí. Como la mayoría de nosotros, pudo haberse preguntado si alguna vez volvería a ver la Tierra Prometida. Pero no se dio por vencido. Usted no tiene que rendirse ante las dudas o los temores. El poder creador de nuestra mente es un don de Dios. Cuando usted deja de utilizarlo, comienza a envejecer. Siga adelante, ¡sueñe en grande y vea como Dios hace lo imposible en su vida! Manténgase mirando hacia Dios. ¿Quiere usted que sus sueños se clarifiquen? ¿Desea tener una orientación segura? ¿Anhela usted saber más acerca de sí mismo, del Señor, y de este mundo? Entonces debe alzar su mirada al cielo. Mire hacia Dios, y observe las maneras como Él actúa en su vida. Alguien me dijo recientemente que no creía haber visto a Dios en su trabajo. Yo le dije: «Sí, sí lo ha visto. Usted llegó a trabajar sin tener ningún accidente esta mañana, ¿no?» Manténgase trabajando. Caleb nunca despertó con la idea de jubilarse. Se mantenía ágil y activo. La gente tiene todo tipo de problemas, y muchos de éstos tienen que ver con las presiones del trabajo. Dios nos dio el concepto del trabajo para tener la sensación de haber logrado algo (Génesis 2:15). Él sabe que el trabajo y el ejercicio nos ayudan a mantenernos jóvenes y mentalmente alertas. Una dama muy especial, es la señorita Bertha Smith, quien fue misionera en China durante 40 años. Tenía más de 90 años cuando regresó del campo misionero. Un día le dijeron: «Usted, de verdad, sí que se mantiene ocupada». Ella respondió: «Me mantengo ocupada por Jesús. Estoy esperando que Él venga en cualquier momento». ¡Después descubrieron  que tenía previsto seguir dando conferencias hasta que cumpliera 105 años! Entonces pensé: Si ella puede seguir, yo puedo hacer lo mismo por muchos más años. Tenga una visión de lo que Dios quiere que haga, si usted se pone a disposición del Señor, Él le usará de maneras que nunca soñó posibles. Manténgase apoyado en Dios. Si Caleb hubiera tomado la decisión de volver a la Tierra Prometida confiando en sus propias fuerzas, jamás lo habría logrado. Por saber que el Señor era la fuente de sus fuerzas, tuvo su confianza y su apoyo puestos en Él. Manténgase usando un lenguaje de fe. Lo que usted dice con su boca, y lo que sus oídos oyen, queda registrado en su cerebro. El resultado final es el siguiente: su cuerpo responde de acuerdo a esto. Frases como: «Me estoy poniendo viejo», «pienso que ya no estoy para muchos trotes», son derrotistas. Todos nosotros notamos cambios físicos que indican que estamos envejeciendo, pero no tenemos que dejar que nuestra edad afecte nuestra alegría, nuestra felicidad, nuestro trabajo y nuestro ministerio. El salmista escribió: «El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro… Aun en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes» (Sal 92:12, 14). Usted puede permanecer joven y productivo, pero para hacerlo tiene que pensar de la manera correcta. Manténgase escuchando. Si usted desea permanecer joven y vigoroso, debe tomar la resolución de escuchar la voz de Dios. Él nos sigue hablando por medios de su Palabra. Cuando escuchamos su voz, descubrimos cosas acerca de nosotros que nadie más puede ver. Caleb mantuvo sus oídos abiertos a las órdenes de Dios. ¿Cómo lo sé? Porque al enterarse que los israelitas se pusieron en marcha para entrar a la Tierra Prometida, estuvo entre los primeros para servir. Más tarde, cuando llegó el momento de distribuir la tierra y recibir lo que le había sido prometido, dio un paso al frente, y dijo: «Dame, pues, ahora este monte… Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió». ¿Tiene usted la misma actitud de Caleb? Usted puede tenerla, pero debe tomar la decisión de pensar positivamente y seguir aprendiendo, amando, riendo, olvidando, mirando, trabajando, apoyándose en Dios y escuchando. Bendiciones!

Sólo para los que han perdido sus sueños: La generación de Caleb IV parte

III.  La expresión “ese monte” nos habla de una CAPACIDAD extraordinaria.

¿Por qué Caleb eligió justamente esta tierra? Existen 3 razones: buscaba el lugar de la experiencia con Dios, de la comunión con Dios y de las promesas de Dios. Vamos a analizar estas razones después de la pausa musical.

A.     Buscaba la experiencia con Dios (Capacidad experimental)

Ahora sí, analicemos la primera razón: Buscaba el lugar de la experiencia con Dios  Uno podría decirle a Caleb: “¿No te esforzaste y sufriste lo suficiente? Deja que ahora lo hagan los más jóvenes. Disfruta del resto de tu vida con tranquilidad y paz”. Pero ésta no era la actitud de Caleb. Él era consecuente con su testimonio. No eran meras palabras las que dijo al volver de espiar la tierra: “Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis”. Él tenía la fe y la iniciativa para conquistar la tierra. Y ésta era la petición que hizo.   Algunos son muy rápidos de lengua en prometer hacer muchas cosas, pero cuando les toca cumplirlas salen corriendo. Justamente éste fue el caso de Pedro. Le dijo a su amado Maestro que estaba dispuesto a ir con Él a la cárcel o inclusive hasta la muerte si fuera necesario. Pero, sólo poco tiempo después, lo estaba negando frente a una criada. Muchos son los que dicen lo que habría que hacer para que la situación de la iglesia mejore, pero cuando se les pide que lo hagan, se esconden detrás de muchas excusas. Caleb no era así.  Él había experimentado a Dios al recorrer la tierra. Lo había experimentado al dar testimonio de ella y tener que enfrentar al pueblo entero, pero también quería experimentar al Señor en la conquista de la misma. ¡Cuántas preciosas experiencias con Dios se pierden aquellos que no se involucran en la obra de Dios! Sin lugar a dudas habrá luchas y problemas, pero la experiencia de ver a Dios actuar en medio de todo eso y dar fruto es algo que hace ver insignificante la oposición que pudo haber existido. La experiencia de caminar con Dios era algo único que él había experimentado y no quería perder por nada en este mundo. ¡Haz lo mismo y experimentarás a Dios!

B.      Buscaba la comunión con Dios (Capacidad relacional)

Veamos la segunda razón de porqué Caleb eligió esa tierra:
Buscaba el lugar de comunión con Dios.  ¿Por qué Caleb quería Hebrón a toda costa? Si había preciosas y fértiles llanuras, lugares donde había leche y miel, ¿por qué no elegir la bella llanura de Sarón o la fértil llanura del Jordán? ¿Por qué elegir un lugar escarpado, montañoso y además muy defendido por poderosos enemigos?   Hebrón significa “comunión”, “unión”. Era el lugar donde Abraham había levantado su tienda y, de tanto cultivar la comunión con Dios, fue llamado “amigo de Dios” (así lo podemos leer en Gn.13:18). Caleb buscaba este lugar de comunión y unión cercana con Dios. No es que Caleb no pudiera tener comunión con Dios en otro lugar. De hecho, es evidente que sí la tenía. Pero quería estar en el lugar donde Dios ya se había manifestado, donde había crecido espiritualmente su ancestro Abraham. Fue en este lugar que Abraham fue justificado por la fe que tenía, y en donde tuvo un diálogo fluido con el Señor.  Él anhelaba este lugar de reunión con Dios. Le pasaba como a los hijos de Coré, de los cuales leemos en Salmo 84:1,2 y 4 que cantaban: “¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová. Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo… Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán”. Y en los vers. 5 al 7 sigue diciendo: “Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sión”. ¿No tenemos ahí la clave del poder de Caleb? En la comunión con el Señor, en Su presencia, recibía la fortaleza para soportar tantos problemas y enfrentar a los más poderosos enemigos.  Ahí se encuentra la clave para una vida victoriosa. Esta vida sólo es posible en el lugar de comunión con el Señor. Pero para esto hay que tomar una decisión. Tiene que haber una prioridad. En su momento, Lot eligió la fértil llanura del Jordán donde se encontraban las ciudades de Sodoma y Gomorra, cuya perversión tan grande las llevó a la destrucción. En cambio, Abraham se quedó, justamente, en la zona de Hebrón (como leemos en Gn.13). La elección de los hijos de Coré fue, según dice en el Salmo 84, vers. 10 al 12: “Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios que habitar en las moradas de maldad. Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. Jehová de los ejércitos, dichoso el hombre que en ti confía”.  Esta fue la experiencia de Abraham, de Caleb y de muchos otros, pero también puede ser la tuya. Para eso se requiere una decisión: “quiero estar en la presencia de Dios”; “voy a buscarla a toda costa, y va a ser mi prioridad”. Por esto Dios te pregunta: ¿no estarás descuidando tu altar diario, ese tiempo de comunión a solas con el Señor estudiando la Biblia y orando? ¿Realmente amas el estar en la casa de Dios, en el lugar de reunión y comunión con Dios y otros hermanos? Existen muchas cosas que fácilmente nos quitan la vista de estos dos aspectos de la comunión con Dios. Pero cuanto más los descuidemos, menos tendremos el poder que experimentaba Caleb y la bendición que obtuvo Abraham. Hasta ahora hemos estudiado  que Caleb al elegir la tierra montañosa, escarpada y llena de enemigos, buscaba el lugar de la experiencia y la comunión con Dios. Pero también:
C.      Buscaba el lugar del respaldo  de Dios (Capacidad filial)

Así como Hebrón fue el lugar de comunión con Dios de Abraham, también lo fue de las promesas y del pacto de Dios. Fue en este lugar que Dios hizo el pacto con Abraham prometiéndole una descendencia tan numerosa como las estrellas en el cielo, y también le garantizó esta tierra como heredad (así lo leemos en Gn.15:5 y 7). Era nada menos que la tierra de la promesa. Como ya vimos, Caleb confiaba en Dios y sus promesas.  Y vemos en Deuteronomio 9 que a éstas Dios había añadido una más, la cual se refiere, específicamente, a esta región y al pueblo de gigantes que la habitaba: “Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho”. ¡Qué promesa tan extraordinaria! Como llama de fuego en medio de un bosque de pinos, así el Señor iba a actuar en contra de estos gigantes. Ésta era la promesa en la cual confiaba Caleb. Él quería ver cumplirse esta promesa. Quería ser partícipe de este cumplimiento. Quería estar en el lugar de la promesa.  ¡Nos perdemos tantas bendiciones por no buscar y aplicar las promesas de Dios a nuestra vida! Caleb no las quería perder, y no las perdió. Se aferró a las promesas de Dios como Jacob cuando luchaba con el Señor, y las obtuvo.

D.     Buscaba el lugar de la victoria  (Capacidad Testimonial)

Como ya vimos, Hebrón significa: “comunión”, “unión”. Pero antes se llamaba Quiriat-Arba que significa: “ciudad de Arba”, el cual fue el padre de esta raza de gigantes. Fue fundada antes del tiempo de Abraham y se encontraba en la zona montañosa, al oeste del Mar Muerto. Por ahí vivió Abraham un buen tiempo, y también fue allí donde sepultó a su esposa en la cueva de Macpela (esto está narrado en Gn.23:2 al 20). Allí también vivieron cierto tiempo Isaac y Jacob. Era la ciudad más elevada de la zona, con 927 metros sobre el nivel del mar. Hebrón es un símbolo de lo que Dios puede y quiere hacer en la vida de cada persona que esté dispuesta a enfrentarse en la lucha con los gigantes interiores.  El pueblo había sido rescatado de la esclavitud egipcia y ahora se encontraba en la tierra prometida, disfrutando de sus bendiciones. Pero todavía existían enemigos allí que tenían que ser eliminados, tierras que todavía faltaban ser conquistadas. Caleb recibe el apoyo de Josué para conquistar esta ciudad. La ciudad es conquistada y en vez de ser la Quiriat-Arba – la “ciudad de Arba”, el padre de esta raza de gigantes – pasa a llamarse Hebrón, o sea, “comunión, unión”. ¡Vaya qué cambio! Antes era una ciudad de gigantes, una ciudad que infundía miedo.  Era bélica y, como tal, saturada por la maldad. Pero cuando fue derrotada se convirtió en una ciudad de comunión. Y no sólo esto, sino que se transformó en una “ciudad de refugio”. Las “ciudades de refugio” eran 6 localidades distribuidas estratégicamente por todo el territorio de Israel. Tenían la función de proteger a las personas que, por accidente, habían dado muerte a alguien. Estas personas se podían refugiar allí del vengador de sangre que, como se acostumbraba en aquél entonces, iba detrás del homicida para vengar al pariente muerto. En esa ciudad de refugio estaba protegido hasta que el asunto era juzgado.  Tenemos en esta historia un precioso paralelo con la vida cristiana. Josué significa “Salvador”, al igual que Jesús. Una vez salvos por la sangre de Jesús, ya tenemos la promesa de la vida eterna, ya tenemos una nueva vida. Empezamos a caminar en el camino del Señor y a gozar de las bendiciones de pertenecer a la familia de Dios. Pero, aunque seamos creyentes, pueden seguir existiendo lugares que todavía no pasaron al dominio del Señor. Existen gigantes que nos infunden miedo, nos causan problemas y todavía tienen bajo su domino algunas áreas de nuestra vida. Lógicamente, esto no sólo quita la posibilidad de más bendiciones, sino que es una fuente continua de conflictos, divisiones y deshonra para el nombre de Dios.  ¿Quiénes eran estos hijos de Anac que creaban tanta oposición? Eran tres gigantes llamados: “Sesai, Ahimán y Talmai” (según Jos.15:14), y como paralelo, me quisiera referir a tres gigantes que tienen que ser quitados de la vida de los creyentes.  Aunque quizás la mejor forma de decirlo es que los gigantes en sí pueden ilustrar tres conductas gigantescas que todavía permanecen en el territorio ya conquistado por Dios.

1.      Primero: Los gigantes nos ilustran una  realidad

Aunque sin ánimo de espiritualizar el texto, hay algunos conceptos interesantes que se pueden desprender del pasaje. Por ejemplo es interesante que Anac signifique: “cuello largo” o “largo de cuello”. Miraban a los demás siempre desde arriba, en sentido literal. Es obvio que los enemigos de Dios buscan sobreponerse a sus hijos y verlos de menos.  Es una actitud de orgullo.  El orgullo, o la vanidad, es un gigante que a muchos siervos ha hecho perder el fruto de su ministerio. Da tanta pena ver a siervos de Dios alardeando con el tamaño de sus iglesias, el impacto de sus actividades, etc.  Aunque realmente hayan sido bendecidos en éstas u otras áreas, deberían tener presente que el apóstol Pablo decía que no importaba tanto quién haya sembrado o quién haya regado la buena semilla. El que merece todo el honor es el Señor, porque sólo Él da el crecimiento. Una vez, un hombre de ciudad salió a caminar por los campos de trigo con un campesino. Al ver las espigas, observó que había de dos tipos. Unas estaban bien derechas hacia arriba y otras inclinadas hacia abajo. Le dijo al campesino: “Seguro que estas espigas que están inclinadas no sirven, pero sí las que están derechitas”. El campesino, simplemente arrancó una de cada una. Al frotar la que estaba inclinada, salieron a la luz una gran cantidad de granos. En cambio, la que había estado bien derecha estaba vacía. Así también es con el orgullo y la humildad. La humildad trae fruto, pero la vanidad es juzgada. La Biblia dice en 1 Pedro 5:5: “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. Continuaremos viendo el segundo de estos gigantes, que es:

2.      Segundo: Los gigantes ilustran  una rivalidad

Es obvio que estos gigantes ya estaban antes de la conquista (Números 13:22. Eso implica que habían sobrevivido a la conquista. Y una vez más se habían radicado en Hebrón. Este segundo gigante que causa un sinfín de problemas es, entonces,  el tipo de gigante que insiste vivir en un territorio que ya ha sido conquistado, pero que no sale. Es una entrega parcial de nuestra vida. Es una actitud de atadura que no se va.  Ya se ha hablado y escrito muchísimo sobre este tema, pero evidentemente sigue siendo un problema muy grande para el creyente en general. Vivimos en una sociedad de consumo. La publicidad nos bombardea por todos lados mostrándonos las cosas como si fueran imprescindibles para nuestra vida. Si no las tenemos faltará el detalle que nos hará felices. Si no se tiene determinada crema no se verá joven. Si no es el televisor plasma, es un equipo de sonido el que me dará satisfacción. Es urgente que se tenga un auto, y si ya se tiene habrá que conseguir el último modelo. Y así podríamos seguir. No está mal poder superarse en la vida. Pero muchas veces se cae en la codicia y la autocomplacencia. Y este pecado no sólo es patrimonio de los ricos, sino de todas las clases sociales. He conocido millonarios dadivosos, y también he conocido pobres muy avaros. La avaricia existe en todos los niveles y también está presente entre los creyentes. Lamentablemente es uno de los pecados menos juzgados dentro de la iglesia. Si alguien adultera, enseguida es disciplinado, pero si alguien es avaro o codicioso, quizás hasta es visto como una persona que es cuidadosa con el dinero. La avaricia es un pecado que es difícil de confrontar porque, en general, falta la evidencia o no se toma tan en serio. En realidad, el problema no es el dinero sino el amor al dinero. En el tiempo de Jesús vivía un joven que buscaba agradar a Dios, deseaba ser más agradable a Dios. Cuando se presentó frente a Jesús para saber qué tenía que hacer, el Señor lo amó. Era una persona especial que podría haber sido de mucha bendición en el reino de Dios. Pero Jesús veía que tenía un problema. Era su atadura a las posesiones.  Cuando el Señor le propuso que vendiera todo y se lo diera a los pobres, este joven se dio vuelta tristemente. Quería seguir a Jesús, pero el amor al dinero lo hizo imposible. Alguien dijo: “Una cosa es que se convierta el corazón de una persona, pero otra completamente diferente es que se convierta la billetera”. El conocido autor de fábulas de animales de África, Paul White, relató la siguiente historia que, lamentablemente, es la realidad de muchos creyentes. Un cazador quería atrapar un mono para su almuerzo. Tomó una gran lata, la llenó de pesadas piedras y arriba puso unos ricos maníes. Le puso una tapa con un orificio por el cual pasaba ajustadamente la mano de un mono. Luego colocó la trampa debajo de un árbol, donde éstos acostumbraban estar, y se ocultó esperando el resultado. Al poco tiempo, un monito atraído por el delicioso olor se acercó con cuidado. Metió la mano, la llenó de la apetecible comida, pero ya no la pudo sacar. Vanos fueron sus esfuerzos. Mientras, uno de sus amigos le gritaba que soltara los maníes. Pero no lo quería hacer. De repente apareció el cazador. Sus amigos le urgían a que abriera su mano y soltara los maníes; pero el monito no quiso. Lo último que vio fue el revoleo de un pesado garrote.  Jesús dijo enfáticamente: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt.6:24). Si la avaricia es tu gigante, pide perdón ahora mismo al Señor y deposita todo en Sus manos.   Y llegamos así al tercer gigante, que es:

3. Tercero los gigantes ilustran una enemistad                             

Mucho de los nombres de estos gigantes dicen algo. Aunque creo firmemente que no se puede levantar toda una teología o conducta moral sobre la definición de un nombre, pero tampoco podemos obviar que cada nombre, por lo menos en esta cultura, representaba una condición a lo menos familiar. Según algunos traductores los nombres de los gigantes significan: Ahimán: El bloqueador y el que impide. Sesai: El blanqueador o el que lava lo blanco.  Talmai: El acumulador o aumento.  Cada una de las características de estos gigantes al considerar sus nombres implica algún tipo de oposición o conducta que no agrada a Dios. Es decir es obvio que ellos por su condición de gigantes y enemigos de los judíos eran eminentemente carnales y opuestos a los planes de Dios.  Hoy por hoy  existe tanta carnalidad en nuestro medio y sobre todo en el mundo donde nos desenvolvemos. Por ejemplo, una estadística de Alemania dice que el 90% de los menores, entre 8 y 16 años, navegan en las páginas pornográficas de Internet. Si se sube de edad, este índice va en aumento. Aparte de la curiosidad innata del hombre, la pornografía lo lleva a un alivio fácil y a la afirmación masculina. En la pantalla o en las revistas, bellas mujeres están dispuestas a darles todos los gustos.  Pero la repetición de la exposición a estas imágenes trae adicción, y ésta es una de las adicciones más difíciles de dejar. Jacinto (este no es su nombre real) es un joven criado en un hogar cristiano ejemplar. Pero en cierto momento de su vida, se fue alejando de los parámetros que le habían inculcado sus padres. Empezó a frecuentar amistades del mundo y, poco tiempo después, estaba probando todos los “deleites” que ofrece el mundo. Hablando con él, me comentaba que había sido adicto al alcohol, a todo tipo de drogas y a la pornografía.  Llegó al punto que las drogas le habían afectado seriamente el cerebro, hasta quedar sólo con un cuarto de su capacidad. En esta situación aceptó a Cristo y pudo ser libre de la adicción del alcohol y las drogas. Pero todavía estaba luchando con la pornografía. Era mucho más fácil dejar las drogas más adictivas, que la pornografía.  La impureza también la encontramos entre las mujeres. En general, su problema no es la pornografía, pero sí el deseo de ser vistas y deseadas. Los diseñadores de ropa femenina saben muy bien cómo incentivar el deseo del hombre y con esto, la vanagloria de la mujer. Ropas sugerentes, transparentes y cada vez más explícitas muestran el cuerpo de la mujer. Lamentablemente, muchas cristianas se sienten orgullosas si pueden atraer las miradas de los hombres.  Según nos enseñan las Escrituras, en 1 Timoteo 2:9, la vestidura de la mujer que busca agradar a Dios debe ser“… decorosa, con pudor y modestia…” Pero la impureza no está sólo en lo que vemos y vestimos. La impureza en sí empieza en los pensamientos. Por esto, en 2 Corintios 10:5, Pablo nos muestra que por medio de nuestras armas espirituales debemos estar “… llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo”. No le demos lugar a los pensamientos impuros.  La impureza tiene que ser combatida con todas las armas. Es muy probable que no puedas lidiar solo con el asunto. Búscate un hermano espiritual con el cual puedas hablar abiertamente del tema, que no se vaya a escandalizar y que sepa guardar el secreto. Todavía mejor si tiene experiencia en aconsejar respecto a este tema. Ten presente que no sólo es una cuestión de falta de dominio propio personal. Aunque la voluntad de querer cambiar es fundamental, no lo es todo. Aparte de evitar los lugares donde se presente la tentación, tienes que buscar una mayor cercanía con Dios. Cuánto más tiempo estés con Dios, Su Palabra y la comunión con creyentes espirituales, menor será la probabilidad de caer en la tentación.  El apóstol Juan resume los aspectos con los cuales el creyente es tentado con: “… los deseos de la carne (la impureza), los deseos de los ojos (la avaricia), y la vanagloria de la vida (el orgullo)…” ( 1 Juan 2:16). Por lo tanto, la búsqueda del reconocimiento público, la avaricia y la impureza son dos talones de Aquiles de los cuales se tienen que cuidar todos aquellos que quieren ser siervos de Dios. Cuando hubo alguna caída en pecado de un líder, siempre ha sido en una de estas áreas.  Por lo tanto, ¿todavía permites que el gigante del orgullo, de la avaricia o de la impureza maneje tu vida? Entonces sigues permitiendo una zona de conflicto porque, con esta actitud, quizás sin darte cuenta, hieras a muchas personas. Lo más triste es que todavía sigue siendo territorio ocupado por el enemigo, y con esto causas deshonra al Señor y te pierdes muchas bendiciones. Satanás hará cualquier cosa con tal que no vivamos en toda la plenitud de la vida celestial, de comunión con Dios. Debemos estar muertos al mundo para gozar de la plenitud de la vida celestial.  Recién cuando los gigantes son erradicados de nuestra vida, ésta se podrá convertir de “Ciudad de Arba” en “Ciudad de comunión, y de refugio”. Entonces no sólo tendrás una comunión mucho más profunda con el Señor sino que también la tendrás con tus hermanos. Tu testimonio trascenderá, y la gente se acercará para encontrar refugio. Las almas heridas, despreciadas y con necesidad acudirán a ti, porque sabrán que serán escuchadas, valoradas y recibirán la ayuda justa. Tu vida será un lugar de bendición.  Hebrón, más tarde, fue la ciudad elegida para coronar a David por rey sobre Judá. Allí gobernó 7 años y medio hasta que fue hecho rey sobre todo Israel y pasó a gobernar desde Jerusalén. Cuando se quiten los gigantes – los enemigos de Dios – el Rey de reyes estará sobre el trono y esto será de bendición para nosotros y para los demás.  ¿No quisieras ser un “Hebrón”, espiritualmente hablando? Ya sabes lo que tienes que hacer. Con la ayuda del Señor, ¡quita los gigantes de tu vida!

Sólo para los que han perdido sus sueños: La generación de Caleb III parte

II.  La expresión AHORA nos habla de un carácter RENOVADO.

¿Qué implicaciones tiene el término ahora? Tiene altas implicaciones. Por un lado debemos entender que es el “ahora” de Caleb. Note lo que el texto dice: “10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años ¿Subraye el término “hoy”. Cómo pudo decir Caleb: «Dame, pues ahora este monte» (Josué 14:12)? Tenía 85 años de edad. ¿No estaba ya demasiado viejo para conquistar territorios e instalarse en una nueva tierra? ¡Por supuesto que no! Él había esperado toda una vida para recibir la promesa de Dios, y estaba tan deseoso de ver su sueño convertido en una realidad, como lo había estado cuando tenía 40 años, la primera vez que exploró la Tierra Prometida (Números 13-14). En efecto, le dijo a Josué: «Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora» (Josué 14:11). Caleb sabía cómo mantenerse joven y productivo. Tuvo que esperar años para que la bendición de Dios se materializara, pero nunca perdió la esperanza, nunca dejó de soñar, y nunca puso en duda la bondad de Dios. Tenía un objetivo fijo, y ni siquiera 40 años de deambular por el desierto fueron suficientes para que eso lo desalentara o desanimara. Pienso que él tenía una mente de heredero. Lo que tu llevas dentro de ti,  tiene que soportar la prueba del tiempo, digo esto porque necesitas saber que esto es una maratón, necesitas retener en el tiempo, no soltarlo, que no se te escape, el tiempo es a veces un filtro para los que no tienen una agresiva tenacidad para los cambios, Dios toma malas historia y les da buenos finales, toda la gente que Dios llamo, eran malo textos, malos argumentos para una película pero Dios le da buenos finales.  ¿Qué significa tener una mentalidad de heredero?, la palabra herencia es una palabra un tanto descuidada en nuestros sermones, nosotros los latinos no tenemos una mentalidad, digo mentalidad, no digo un pensamiento, un concepto, sino una mentalidad de herencia, las mentalidades son importantes, porque cualquier creencia, cualquier línea de pensamientos, tiene el poder de controlar completamente tu vida, tu no vives mas allá de lo que tú piensas, toda la Escritura nos habla de una herencia, Efesios nos habla de que nosotros somos la herencia de Dios y que tenemos herencia en Dios y que somos redimidos para ser herederos y coherederos, cuando tu vas a subir a un próximo nivel no puedes subir con una mentalidad light, y tienes que tener mentalidad de dominio agresivo, porque estas tomando tu herencia, tu no vas a poder funcionar adecuadamente en el próximo nivel y estoy seguro que  Dios lo va  a llevar a usted, si usted no trabaja tenazmente sobre una mentalidad de herencia. Si tienes un corazón para Dios, si no entiendes nada de lo que le ha pasado en la vida, quiero decir algo, toda tu vida ha sido una batalla para manifestar el sueño de Dios en su vida .Creo que es importante pedirle a Dios que en  los próximos días Dios te revele tu Hebrón, te revele tu herencia, lo que te pertenece, hacia donde caminas, la idea que regresa, el pensamiento que no se va, lo que te apasiona, lo que te gustaría hacer. Dios le dijo más tarde a Josué: “Josué ya tu estas viejo, y aún hay mucha tierra para conquistar”, cuando alguien te dice que tu estas viejo, no es muy grato, y verdad que hacemos de todo para no vernos viejo. No hay nada de malo en ser viejo, el problema es llegar a viejo con tareas inconclusas, y no tener nada. ¿Porque tenía un “ahora” Caleb?

A.     El carácter RENOVADO del “AHORA” es  ESCRITURAL

Se forma con una palabra precedente.  Josué 14:6 «Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti.» Si tú lees estas líneas, te llevas una palabra precedente, siempre que Dios va a hacer algo, suelta una palabra antes de, una palabra que antecede, una palabra precedente para lo que va a hacer, un carácter de heredero es caminar por la palabra, cuando tu puedes lograr algo en 15 días y te toma 40 años conseguirlo, te puedes llenar de preguntas, llenarte de interrogantes, Josué dijo: “40 años atrás”, si usted piensa 40 años atrás, de edad tenias 40 años atrás y algunos no habían nacido, el tiempo de los Beatles, el tiempo de los autos que ya no existen, piense 40 años atrás, como es posible que una persona con mentalidad de heredero pueda tomar una palabra de 40 años atrás, arrancarla de 40 años atrás y establecerla en sus días, eso es mentalidad de heredero, y eso es moverse en la unción profética. Pedro cuando predico en Pentecostés, tomo la palabra de Joel, la palabra de Joel que fue dicha 600 años antes y dijo: “Esto fue dicho por el profeta Joel”. Hay una palabra que precede a todo lo que va a pasar en tu vida, usted va atado a una palabra profética, va atado a un diseño divino y eso se va a cumplir, la palabra va a pasar la prueba del tiempo.  La palabra de Caleb, le acompaño por 40 años en el desierto, y esa palabra lo caló, cada vez el se levantaba y decía: “Queda menos, es la palabra que se va a cumplir”.

B.      El carácter RENOVADO  del “AHORA”  es CONTEXTUAL

Cualquier cosa que a usted le tome 40 años hacerlo y que se podía hacer en 15 días, a usted se le puede acabar la fe, y empieza a vivir en un mundo de interrogantes. ¿Cuantos han vivido en un mundo de interrogantes estos últimos meses?, y a pesar que he tenido la evidencia de la palabra de Dios en mi vida estoy en crisis, pero déjeme decirle que Dios te va a mostrar tu Hebrón. Usted va a tener que levantarse un día cuando no tenga ninguna razón para hacerlo y cuando nada ocurra, porque Dios le está entrenando en fe, y usted va a tener que tomar acciones por fe, usted va a tener que caminar donde quiere su bendición, usted va a tener que tomar cosas y va a tener que actuar en una guíanza del Espíritu. Dios hace eso, dice que a nosotros nos ha dado las arras del Espíritu, las arras es cuando usted iba a ser un negocio antiguamente, entonces usted iba a comprar una tierra, en ese tiempo no habían cheques, ni habían un documento, entonces usted se llevaba una bolsa de tierra, entonces usted ya era dueño, porque tenía las arras, imagínate que el Señor nos dio el Espíritu Santo, nos habla en lenguas, usted tiene la unción, la gracia, usted pone las manos sobre los enfermos y sanan. Con las arras del Espíritu podemos cambiar el mundo, como va a ser con la herencia completa, si solamente con las arras podemos cambiar la historia y poner a las naciones de rodillas ante el Señor.

C.      El carácter RENOVADO  del “AHORA” es LEAL

Josué 14:8 «Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios.»

En este pasaje notamos que lealtad  en medio de una generación que abdica. Le prometo que va a ver mucha gente va a abdicar a su lado, va a escuchar muchas voces, todos los días escuchara voces, pero procure escuchar la mejor voz, que es la voz del Espíritu Santo. Algunos abdicaran, otros regresaran, otros se irán, otros titubearan, otros andarán dando vuelta 40 años, otros abortaran su sueño con  las confesiones negativas, muchas cosas verá ocurrir a su vida, pero Dios cumplirá  la palabra. Debemos  construir una mentalidad de heredero, no importa lo que ve a su derecha, no importa lo que ve a su izquierda, no importa lo que escuche. Recuerde  no importa lo que escuche, no importa lo que va a  ver, mayores cosas verá usted.  Dios nos lanzo para vivir en medio de una generación maligna y perversa, pero usted es más que vencedor en Cristo Jesús, olvídese de los comentarios, olvídese de los lugares donde usted no quiere ir, focalícese en el propósito del Señor. David venció a Goliat porque primero, cuando David llegó al campamento, era para dejarles comida a sus hermanos, esa fue la excusa de Dios. Pero la verdadera razón era matar un gigante, y Goliat era le excusa de Dios para que David saliera del anonimato hacer el hombre Nº1 de Israel. Entienda bien esto, porque siempre hay un momento cuando tu vas a ser manifestado en la unción del Espíritu, Pedro dice. “Y el día en que nosotros seremos elevados”, entonces David dijo, estoy dispuesto a matarlo gratis, pero si hay una recompensa quiero saberlo.  Curioso que David preguntara cuanto  están pagando por matar gigantes. En especial esté gigante le libraría de impuestos. Cualquier persona se motiva ante eso así que David llega al campamento. Durante 40 días, el grandulón de los filisteos había estado gritando “Manden uno que pelee conmigo”, en la mañana, en la tarde y en la noche. Siempre he pensado que  cuando  estas por cuarenta días expuesto a un discurso negativo, terminas siendo intimidado. Y esta fue  la ventaja de David, el no estuvo expuesto a eso, David llega y cuando ve ese panorama desolador, es más de lo que un ungido podía soportar, dijo yo iré y lo matare, maté a un oso y un león, pero David no estuvo expuesto al discurso negativo, a la conciencia colectiva, a la gente que te nivela hacia abajo, a la gente que dice que no se puede. Usted ha estado días escuchando que se puede, y que se puede más de lo que se puede, y que vas a poder más de lo que pensaste que podía poder, y que ahora tienes una palabra, no escuches gente negativa, no escuches a los que dicen que no se puede, di yo cumpliré, yo lo lograre, di no escuchare a la gente perversa, las lenguas diabólicas, no escuchare a la gente que me dice que no, que no , que no, tu lo vas a lograr en el nombre de Jesús porque se van a soltar los códigos de los logros sobre tu vida, Dios lo hizo ayer y lo hace hoy contigo, usted va a cumplir en medio de una generación que abdica.

D.     El carácter RENOVADO del AHORA es POTENCIAL

Debes entender que Jehová te hizo vivir para que tomes tu Hebrón. Jehová me hizo vivir dice Caleb. ¿Sabes porque te has caído y aun sigues en la batalla? Porque  eso es señal de que no te has rendido, si sigues peleando es porque aun no has tirado la esponja, si sigues peleando es porque hay una voz dentro de ti que dice vas a lograrlo, si sigues en la batalla es porque el enemigo todavía no ha pisado tu cabeza, si sigues caminando y alabando al Señor, o sea si después de todo lo que te paso en año, tu estas aquí parado entonces eso es todo lo que el diablo sabe hacer, y ya comienza a gestarse la victoria sobre tu vida. Jehová me hizo vivir para tomar mi gran herencia. Si  crees que tu vida vale y vale todo y todos los tesoros de este mundo, la única manera de honrar tu vida es con sueños grandes, no abarates tu vida, si  piensas en chico, hazte a un lado. Estamos hablando que los cambios y las mentalidades de herencia requieren tener una tenacidad agresiva y violenta, usted no puede ser light con usted.   Josué 14:11 «Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Leí que hay 45 millones de diabético insulinas dependientes en los EEUU, los laboratorios que están haciendo insulina se están  haciendo millonarios, lo que fabrican válvulas para el corazón millonarios, los cardiólogos, los que están haciendo bypass gástrico millonarios, hay una agenda diabólica para matar a esta generación poderosa, por la comida, no es con la droga ni con el alcohol, ni con el cristal, el crac, la marihuana, es con la comida. Fíjate Caleb dice: “yo camine 40 años con una rutina de cuidado, cuando tu lees esto en Hebreo, dice Yo hacía ejercicio todos los días, yo camine en medio de una generación perversa, por eso no entraron, estoy tan fuerte como el primer día, me cuide, camine, mi cuerpo y a los 85 años estoy, tan fuerte como el primer día. Caleb dice estoy tan fuerte como el primer día, el no está mintiendo. ¿Puede usted decir lo mismo? ¿Se ha preguntado alguna vez adónde se fueron sus sueños? La primera vez que Josué y Caleb vieron la Tierra Prometida, supieron que sería de ellos. Así lo había dispuesto Dios, pero el temor se apoderó de los corazones de los israelitas. El informe negativo dado por los otros espías parecía frustrar sus sueños. Sin embargo, Josué y Caleb se mantuvieron fieles, creyeron que regresarían, y tenían la confianza de que la próxima vez que entraran en la tierra la conquistarían. Esta verdad fue su motivación. Esta verdad los mantuvo inspirados. Podemos imaginarlos levantándose cada mañana, pensando en la promesa de Dios. Son muchas las personas que temen soñar porque creen que sus sueños son demasiado grandes para Dios. El Señor puso en el corazón de Caleb un sueño al que tendría que responder. ¿Se mantendría centrado y motivado, o dejaría que su corazón estuviera agobiado con las preocupaciones de la vida? Hoy día, los consultorios de los médicos están llenos de personas que están tratando de vivir con sus sueños destrozados. Por muchas razones, han visto que sus vidas han dado un giro triste, y ahora se preguntan qué les deparará el futuro. Están físicamente enfermos por el desengaño, y tienen la necesidad de aliviar su dolor. Josué y Caleb tuvieron que soportar abrumadoras circunstancias para poder volver al lugar que Dios les había prometido. Habían sido testigos de la muerte de toda una generación de personas —de las que se enfrentaron al Señor y se negaron a entrar en la Tierra Prometida en Cades-barnea. Pero la Biblia no dice que alguno de ellos hizo un comentario negativo. Al igual que muchas personas hoy, se reinventaron a sí mismos al aprender nuevas habilidades. Josué se convirtió en un líder, y Caleb se volvió más fuerte, de modo que cuando regresó, pudo tomar posesión de la región montañosa, y no de las tierras llanas.

Solo para los que han perdido sus sueños: La generación de Caleb II parte

C.     Un corazón visionario tiene una promesa de Dios

La revelación de Dios tiene que ser dada por Dios mismo porque no fue Caleb el que llamó a Dios, no fue Moisés, el que llamó a Dios ni Abraham el que llamó a Dios, fue Dios el que llamó a Caleb, a Abraham y Moisés, fue Dios el que te llamó a ti para mostrarte su gloria, para dejarte saber que él tiene propósitos extraordinarios contigo, Cristo lo dijo de esta manera: “Ustedes no me escogieron a mí, yo los escogí a vosotros” A mí me complace saber que si yo estoy sirviéndole a Cristo hoy es porque Dios tenía un plan desde antes de la fundación del mundo y en ese plan hay una palabra que está declarada sobre mi vida y eso que Dios ha dicho se cumplirá. Cuando Dios empieza a hablarte de propósito, de destino, de promoción, de sanidad, de ministerio, tú tienes que hacerle caso; si gente a tu alrededor empieza a dudar sobre lo que Dios ha dicho sobre tu vida al fin y al cabo no fue a ellos a quienes se lo dijeron, fue a ti que Dios se lo dijo y si él te lo dijo a ti tienes que apagar cualquier cosa que está tratando de robarte la bendición de Dios porque lo que Dios ha dicho se cumplirá. Es durante esta experiencia que no sólo Dios te da la promesa sino que te da la revelación de que él es el Señor del proceso por el cual estás atravesando y esto es libertador porque lo que esto implica es que si Dios dijo algo, no solamente lo declara sino que me procesa a través de un proceso y la gente que entiende esto no se limita a tiempo y espacio, porque lo que ellos ven con sus ojos naturales no es lo que determina lo que va a suceder, lo que ellos ven en el presente no es lo que determina lo que sucederá mañana, porque ellos cargan una palabra revelada de parte del Señor, lo que quiero decirte es que es irrelevante lo que estás viviendo hoy, lo que tienes que conectar a la palabra que Dios ha declarado sobre tu vida de una manera espectacular porque lo que Dios te ha dicho no se te va a negar, lo que Dios hay en la palabra se va a cumplir sobre tu vida, todo lo de Dios es tuyo, la gente que vive en esta dimensión no ve los problemas presentes como un castigo, lo ven como parte del entrenamiento y proceso por el cual tienen que pasar hasta llegar al cumplimiento de la promesa que Dios le ha hecho sobre su vida, ellos están dispuestos a pasar. Caleb no se dejó influenciar entre ellos, él estaba viendo lo mismo que ellos, pero no dejó que aquello lo influenciara porque Caleb tenía su mirada puesta en lo que Dios había prometido en aquel momento, la visión de Caleb llegó a ser más grande que su ambiente, por eso es que hasta que tu visión no sea más grande que tu ambiente nunca verás cambios en tu vida, hay gente que tiene que tener una visión más grande de lo que están viviendo en el momento presente, Caleb estaba conectado a lo eterno, a lo infinito, él no estaba operando en lo que el hombre decía sino en lo que Dios había dicho, por eso nosotros no operamos por lo que está pasando afuera sino por lo que está pasando dentro de nosotros, Pablo lo decía de esta manera: “Porque esta leve tribulación momentánea, produce en nosotros un cada vez y más excelente eterno peso en gloria, porque nosotros no vemos las cosas que se ven sino las que no se ven, porque las que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”.  Creo que debemos confesar que “No estamos viviendo en el mejor momento en este día pero vamos  en camino a lo que Dios ha prometido. Debo declarar con un corazón visionario que  mi familia, en este año se convierte, en este año salgo de esta escases, en este año salgo de esta dificultad, Dios me ha venido procesando, voy camino a la promesa que Dios ha hecho sobre mi vida, algo poderoso me va a suceder”. La prueba que estás pasando es para que Dios se revele de una manera que tu no lo conocías anteriormente, Caleb lo sabía, él sabía que Dios sólo se manifiesta en lo que promete. Esta es la única forma de poder entender a Dios en los eventos de nuestra historia, cuando él cumple lo que ha prometido, usted no puede entender a Dios en las declaraciones de otras personas, usted tiene que tener una propia experiencia, basado en su propio escenario de vida, en los eventos de su propia historia y es cuando Dios se mete dentro de esa historia que usted puede decir “Dios es fiel porque Dios cumple lo que promete”. Yo había escuchado que Dios bendecía pero nunca lo había vivido personalmente, hoy puedo decir que Dios es un Dios que bendice a sus escogidos, había escuchado que Dios levanta al caído, pero hoy puedo testificar que Dios me ha levantado.  Si Dios se revela en lo que promete quiere decir que tenemos un futuro glorioso, si él ha prometido que mañana será mejor que hoy quiere decir que aunque mi hoy no sea necesariamente el mejor mañana yo tengo una promesa que mañana Dios estará allí para encontrarme y para cambiar el escenario de mi vida, mañana será mejor que hoy, ya Dios ha hecho una promesa, ya Dios dijo: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, pensamientos de bien y no de mal para daros el fin que esperáis (Jeremías 29:11)” Ya tenemos la palabra que “todo lo podemos en Cristo que nos fortalece” ya para nosotros hay una palabra “Que al que venciere él le dará la corona de la vida”, esto implica que no podré morir antes de que la promesa se cumpla y no podré vivir sin que la promesa se cumpla porque Dios me ha dado la promesa, es el Dios que me sostiene en el proceso, y aunque ahora me dejen solo, aunque ahora me hayan abandonado y aunque nadie esté a favor mío, Dios estará allí fortaleciéndome hasta el cumplimiento de la promesa que él ha hecho sobre mi vida. Lo que Dios te ha dicho se cumplirá.

Ahora quiero que recuerde que Dios le da una visión más grande que el escenario de vida de su  presente, por eso la mente se confunde, porque cuando usted oye a Dios hablar siempre descubrirá que Dios nunca habla en lo obvio, porque Dios no es obvio, Dios no es descifrable, no podemos decirle cómo hacer las cosas, Dios puede decirle a la gente que va a sacarlos de la esclavitud y los mete al desierto por cuarenta años y donde les va a faltar agua, techo, comida porque para Dios es más importante que nosotros lo conozcamos a él que nuestra comodidad inmediata, porque a veces Dios tiene que crear incomodidad temporal para que haya una revelación permanente. Hay veces que Dios tiene que remover la base, por eso Deuteronomio 8 dice: “Y los metió en el desierto y allí los probó” y hay muchas situaciones en nuestra vida que no son para matarte, son para Dios revelarse y cuando Dios se revela en ese escenario en medio de tu peor momento te da una visión que es más grande que lo que estás viviendo en el momento presente, pero esa es la idea, porque Dios se revela en lo que promete y si tu puedes mantenerte creyendo a Dios cuando las cosas no va bien, si  puedes mantener viniendo al templo y adorando mientras las cosas no son de lo mejor, si tu puedes mantener una alabanza mientras las cosas están complicadas, Dios dice “me le voy a revelar como lo hice con Habacuc” que aunque la higuera no florezca, que aunque las vides no haya fruto, aunque no haya vaca en los corrales, ni las ovejas den su mantenimiento, con todo y eso yo alabaré a Jehová, con todo y eso yo bendeciré al Señor porque yo sé que él hará mis pies como de cierva y en mis alturas él me hará caminar” No te rindas porque Dios se va  a revelar y a cumplir todo lo que te había prometido.  Esa gente como Caleb  sabe que esperar no es perder tiempo, esperar es conocer a Dios, esa gente sabe que los que esperan en Jehová no serán avergonzados. Esa gente como Caleb sabe que aunque pasen 45 años, Dios te va sostener en cada etapa y cada proceso de tu vida, estoy seguro que cuando venían los enemigos contra el pueblo allí estaba Caleb diciendo: “Esto no puede ser el final porque Dios le había dado una palabra a Moisés y esa palabra no se había cumplido”. Debes saber que si Dios te libró en el pasado, también te librará ahora; si Dios estuvo contigo ayer, Dios estará contigo hoy, si él está contigo hoy estará contigo mañana, Caleb decía: “Algo he experimentado en Dios, y es que hoy tengo 85 años y tengo la misma fuerza que cuando tenía 40, porque los que esperan en Jehová renovarán sus fuerzas, se le darán alas como de águila, se elevarán a nuevas alturas”. Tu tiempo no se ha terminado, a penas estás empezando y Dios cumplirá todo lo que había prometido. Dios es fiel, gracias a Dios por tus enemigos, ellos no sabían ellos eran los que Dios iba a usar para promoverte, gracias a Dios por tus gigantes porque estos te llevan a otro nivel, gracias a Dios por tus desiertos, porque allí verás la provisión de Dios como nunca antes, gracias a Dios por los imposibles, porque si fuera posible, no necesitarías a Dios, pero por cuanto es imposible esa visión que Dios te ha dado en lo natural y en el escenario presente de tu vida tu puedes saber que si es demasiado grande se requiere a Dios en ello, él no te va a negar lo que una vez te dio, no te va a quitar lo que una vez te impartió.  Muchos de ustedes no se han muerto por lo que Dios les ha prometido, Caleb dijo: “Jehová me ha hecho vivir hasta ahora”. Muchos de ustedes de acuerdo al hombre se supone que hace rato deberían haber muerto, pero hay una palabra de Dios sobre tu vida, es más, muchos de ustedes cargan una palabra que ni siquiera sabían que Dios había declarado sobre ustedes, les pasa como a David que aún en el vientre de su madre dice “Mi embrión vieron tu rostro y entendí lo que estaba escrito en tu libro acerca de mí”. Hay cosas que se han dicho de nosotros que aún no han llegado a nuestros oídos pero que nuestro espíritu sabe que están allí, por eso muchos de ustedes han rehusado morirse cuando debieron haber muerto, por eso muchos de ustedes rehusaron quedarse en el piso cuando aquella crisis golpeó, no eras ni creyente, pero había algo allá adentro que te decía que todavía no se había terminado. Dios te ha mantenido hasta esta hora y podrás decir como Caleb “Jehová me ha hecho vivir hasta este tiempo”. La única razón por la que muchos de los que estamos aquí aún estamos vivos es por lo que Dios había declarado sobre nuestra vida. Pablo, un asesino, que encarcelaba a los creyentes, dijo en un momento, en Gálatas, “porque Dios me escogió desde el vientre de mi madre” porque aún tu vida en el pasado y el pecado no es lo que te define, aquello fue un paréntesis en tu existencia, y cuando tú te conectas a Dios que la razón por la cual todavía estás de pie es porque hay un propósito de Dios contigo que se tiene que cumplir, Dios cumplirá lo que te había prometido, Dios lo va a hacer. Caleb decía, yo esperé por 45 años porque Dios me hizo vivir. No sé cuántos años llevas orando y creyéndole a Dios, que aún ha sufrido en el proceso de su espera, lo que Dios hoy te dice es: “Lo que te dije lo voy a cumplir, es tuyo, es tuyo, se va a cumplir, se va a manifestar, se va a hacer realidad en tu vida”. No dejes de soñar, no dejes de creer, no dejes de ser tú en el proceso, no te conviertas en una copia de nadie, si Dios te dijo que era para ti, será para ti, si Dios te dijo que te lo daría, Dios te lo dará, Dios cumplirá lo que ha prometido. Caleb no se rindió, cada experiencia del desierto la venció exitosamente, en cada etapa que pudo dudar se mantuvo firme creyendo, en cada etapa que tuvo la oportunidad de retroceder se mantuvo caminando al frente, en cada etapa en la que pudo unirse a los críticos, a los que murmuraban siempre dijo en su corazón “Yo escuché que a Moisés se le dio una palabra” y cuando hubo un cambio vino donde Josué le dijo “Yo escuché lo que a Moisés se le dijo y yo quiero ese monte, dame donde están los anaceos, no me la des fácil, porque cuando tenía 40 años estaba fuerte, pero aún cuando tengo 85 también estoy fuerte porque cuando tú estás anclado en una palabra de Dios, la palabra revive hasta tus propios huesos, dame el monte complicado, no me des nada fácil, porque lo fácil no tengo posibilidad de tener a Dios, si me lo vas a dar, dame lo difícil porque he descubierto que por 45 años, Dios lo que promete. Por eso es que el PIDE a los 85 años.

Solo para los que han perdido sus sueños: La generación de Caleb

Siempre he pensado que los jóvenes  no son el futuro de la iglesia, sino todos nosotros, unidos y concertados en armonía. De hecho el profeta Joel dice: “Cuando esto haya pasado,  les daré a todos mi espíritu: hombres y mujeres hablarán de parte mía;  a los ancianos les hablaré en sueños  y a los jóvenes, en visiones. Me parece extraordinario el hecho de pensar que a los jóvenes se les darán visiones, ya que debido a la juventud son muy pocos los que se anticipan para ver más allá de su juventud y vida presente. En cambio a los mayores les dará sueños. Es decir nuevamente tendrán la capacidad de imaginar, de crear y entrar en el mundo de lo sobrenatural. Eso es el futuro de la iglesia. Pero es obvio que no estamos haciendo mucho por los hombres, para que asuman su liderazgo y desarrollen una verdadera hombría y vuelvan a soñar. Creo que un modelo excelente es el modelo de Caleb para esta generación de hombres. Creo que Dios está llamando a esta generación a que vuelvan a soñar. Pero para eso necesitamos qué principios podemos descubrir que Dios tiene para este tiempo para los hombres mayores. Así que quiero embarcarme en la vida de Caleb y experimentar en él un nuevo deseo de volver a soñar. Tal vez usted está en la misma situación.  Como lo he dicho anteriormente, la primera cosa que viene a mi mente con respecto a los distintivos de la generación Caleb es VOLVER A SOÑAR. ¿Cómo se puede volver a soñar? Note la expresión  de Números: “Dame ahora ese monte del cuál habló Jehová aquel día”. Que expresión tan interesante. Me gustaría usarla como plataforma de reflexión para el tema de volver a soñar. En esta frase hay por lo menos cuatro principios que nos permiten a los que estamos en la generación de Caleb (¡o a todos!) el poder volver a soñar después de un tiempo en el que las cosas no se han dado como esperamos y hemos pasado un tiempo atados a las decisiones de otros.  Note como se desarrollan esos principios.

I.  La expresión DAME nos habla de un corazón VISIONARIO

Es curioso que en el hebreo la expresión “dame” significa, rendirse, abandonar, añadir, permitir. Es un verbo que está en un qal imperativo. Es decir la expresión es fuerte en intensidad y acción. Lo que significa convicción, firmeza y ausencia de duda. También implica seguridad de deseo. Por otro lado implica claridad de destino. Caleb sabe lo que quiere a la edad de 85 años. No es una visión conformista. ¿Porque tendría Caleb una visión de tal índole a esta época de su vida? Porque no dejó de soñar. Esto me reta a que no debo dejar de soñar, no debo dejar de creer, no debo dejar de ser yo mismo  en el proceso, no debo convertirme en una copia de nadie, si Dios me  dijo que era para mí, será para mí. Muchas veces uno piensa tener a Dios descifrado y cuando se da cuenta Dios se está moviendo en otras áreas que jamás pensamos que iba a hacer. Dios cumplirá lo que nos ha dicho. Note que Josué 14:6-15 dice: Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. 7 Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. 8 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. 9 Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. 10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 11 Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. 12 Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. 13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. 14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 15 Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba; porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra.

A.     Un corazón visionario es un corazón que se revela a la generación promedio

 Caleb es uno de esos hombres poco común que la Biblia lo describe como uno de los doce espías que fueron enviados con Josué a espiar la tierra. Todos hemos leído la historia. Sabemos  que el reporte que estos hombres trajeron después de haber salido a espiar la tierra no era muy alentador. La Biblia describe que diez hombres a parte de Josué y Caleb vinieron diciendo que ellos se veían como langostas delante de los gigantes que estaban en la tierra. Es importante notar que al punto donde este evento se está desatando, Caleb era uno entre seis hombres. Cuando el pueblo salió de Egipto tenía alrededor de seiscientas mil personas luego en el desierto se multiplicaron y llegaron a ser 2.5 millones de personas lo que significa que Caleb llegó a ser uno entre 1.5 millones de personas

B.      Un corazón visionario es un corazón cargado con lo imposible

Caleb es esa persona que carga una visión de lo imposible, que tiene una visión que no se ha cumplido, gente que lleva esperando muchísimo tiempo para que se manifieste lo que Dios dijo en algún momento. La vida de Caleb provoca una pregunta y la pregunta es ¿Cómo es posible que alguien pueda esperar 45 años para que se manifieste lo que se le había prometido? ¿Cómo es posible que una persona puede tener una fe inquebrantable, tener la capacidad para poder esperar tantos tiempo, de hecho esto se complica un poco más cuando usted descubre que Caleb caminaba con gente incrédula, chismosa, se quejaban, eran inconsistentes y rebeldes. Imagínese la capacidad que tenía Caleb para poder manejar todas estas inconsistencias de las personas pero también la carga emocional que eso le pudo haber causado en algún momento cuando se supone que aquel viaje fuese solamente de tres días y se convirtió en una experiencia de 40 año, imagínese esperar 40 años por algo que se supone que a usted se lo darían en tres días.  A mí me ha ayudado a entender un poco cuando esto pasa porque he descubierto que Dios solamente se revela basado en lo que él ha dicho y en lo que él ha prometido y lo que esto implica es que para poder conocer a Dios, Dios mismo tiene que establecer una promesa, pero Dios mismo tiene que cumplirla. Esto es más fácil decirlo que entenderlo, porque lo que esto implica es que en el momento en el que Dios desata una palabra sobre mi vida, yo tengo que estar en la plena certeza que aquel que ha declarado la palabra es suficientemente poderoso para cumplirla independientemente de lo que yo esté viviendo. No tiene que ser en el momento presente todo un jardín de rosas, o un caminar fácil, muchas veces cuando Dios trae una palabra sobre tu vida, tu medio ambiente, tu presente, tu entorno, se descontrola pero no puedes perder el enfoque porque lo que Dios te ha dicho eso se cumplirá y la palabra que Dios ha traído sobre tu vida se manifestará en el momento que Dios lo ha establecido. Esto es importante porque Caleb la tuvo difícil, él sabía que pudo haber alcanzado lo prometido en tres años pero estuvo esperando cuarenta años en un desierto comiendo maná del cielo y preguntándose cuándo se cumpliría lo que Dios le había dicho a su siervo Moisés.

Salud Financiera Integral: La ley de la ofrenda III parte

2. La tendencia de Pablo para ofrendar

Lo que Pablo está recomendando en 1 Corintios 16:1-5 es muy diferente a lo que tradicionalmente se hace. El está diciendo que debemos tener UNA MANERA SISTEMATICA Y CONSISTENTE DE PONER NUESTRO DINERO EN LA OBRA DEL SEÑOR. Que nuestra ofrenda  no sea impulsada por el azar, o por la emoción, no de lo que sobra, o salteada sino que cada vez que recibamos sueldo debemos apartar algo para el Señor. Pablo escribía a gente que recibía semanalmente. Quizás nosotros  recibimos sueldo cada mes o cada quincena. Pero el punto es, cada vez que recibamos una entrada la primera cosa que debemos hacer es apartar algo para El Señor. Debemos poner nuestro dinero en la obra del Señor con la misma frecuencia con el cual recibimos ingresos. Hay algo en este compromiso que comunica una actitud muy importante en cuanto a Dios y nuestro dinero. En vez de ofrendar  si algo sobra o con lo que uno ande en el momento de la ofrenda, hay algo en el compromiso  de sacar primero la ofrenda del ingreso cada vez que lo recibimos que comunica: “Me importa mucho que mi dinero se ocupe para Dios. Antes de arreglar  los otros gastos, antes de ver que sobra, aparto mi ofrenda  porque quiero tesoros en el cielo. Voy a vivir  de lo que sobra después de la ofrenda, porque esas cosas son secundarias. Esta actitud  demuestra que nuestro principal interés es lo que nuestro dinero hace para El Señor, al igual del creyente del AT.

Entonces el primer principio del NT con respecto a la ley de la ofrenda es que DEBEMOS OFRENDAR SISTEMATICAMENTE. Y responde a la pregunta motivacional ¿cómo debo ofrendar?

A.     ¿Cuál es el enfoque dadivocional de la enseñanza de la ley de la ofrenda?

Este enfoque responde a la pregunta ¿cuánto debo ofrendar? Vamos a ver este otro principio y aparece en 2 Corintios 8-9. Para cuando Pablo  escribió 2 Corintios ya había recogido la ofrenda en Filipos y Tesalónica. Escribió 2 Corintios  justo antes  de viajar a Corinto para recoger su ofrenda. En 2 Corintios 8 reflexiona en cuan generosamente los macedonios, los hermanos en Filipos y en Tesalónica habían ofrendado. Se esforzaron, abundaron, dieron más  de lo que Pablo hubiera pensado que era posible (8:7). Ahora bien ¿Cuánto debemos  ofrendar nosotros? Vea lo que dice el vrs. 2 de  2 Corintios 8. “En grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo  y su profunda pobreza “abundaron” en riquezas de su “generosidad”.  La palabra “abundar” aquí  en griego es excederse de lo ordinario. Es un aoristo indicativo, que expresa una acción culminada y completa de alta calidad. La segunda expresión “generosa” es japlotetos en griego y solo ocurre dos veces en la forma sustantivada. En 1 Corintios 11:3 se traduce como sinceridad. Es decir sin ambigüedades, sencillo y abundantemente extraordinaria. Así que vimos que el creyente del AT daba un porcentaje  que reducía su marcha de acumulación del dinero. Afectaba su estilo de vida. Pablo está diciendo lo mismo, sin dar un porcentaje. Cualquier  porcentaje que ofrendemos, debe ser abundante. Debemos extendernos financieramente, esforzarnos. Debe afectar nuestro estilo de vida, apretarnos un poco para que podamos decir, “esto significa que Dios es primero”. Ahora si usted diera el 10% de su ingreso al Señor ¿sería abundar en su ofrenda?      ¿Sería más allá de sus fuerzas?¿Sería algo que sentiría en su estilo de vida? Si es así, entonces maneje el diezmo como su porcentaje. Sin embargo hermanos, en el caso de nosotros tenemos muchos recursos, el problema  que tenemos con el diezmo no es que sea mucho. Es que es muy poco. Entre más fuerte el ingreso, menos hará falta el 10%. ¿A quién va a apretar el diezmo? ¿A algún pobrecito que apenas tiene para comer o a alguien que lo tiene todo? ¡Al pobre! Hay personas  que pueden dar el 10% de sus ingresos y ni siquiera lo van a sentir. Es por eso que Pablo dice que abundemos en nuestras ofrendas. Un ejemplo que viene a mi mente  de esta forma de ofrendar es el fundador de la Universidad Cristiana Le Tourneu. Este Señor R.G. Le Torneu, era un hombre millonario que había ganado su fortuna  con una compañía que fabricaba y vendía maquinaria pesada. Sin embargo era cristiano también y uno muy comprometido, y al orar sobre cuál porcentaje  de su ingreso debía dar al Señor  concluyó “soy de trasfondo humilde, y ya tengo  más dinero del que hubiera soñado cuando joven”. Ofrendar el 10% es muy poco  voy a dedicar  el 59% de mis ingresos  a la obra del Señor. Y así lo hizo, ofrendó el 50% de sus ingresos millonarios a la obra del Señor. Fundó esa universidad cristiana y empezó una fundación para sembrar iglesias en campos misioneros, y así mostró que su interés principal era lo que su dinero hacía para Dios.

Así que el primer principio del NT es que debemos ofrendar sistemáticamente, el segundo principio es debemos ofrendar generosamente. Este último principio responde a ¿Cuánto debe ser nuestra ofrenda? Pero hay un tercer principio.

B.      ¿Cuál es el enfoque devocional de la enseñanza de la ley de la ofrenda? 

 El tercer y final principio es que debemos dar alegremente. Lo que damos no debemos  darlo por culpa o presión, sino que debemos ofrendar con gozo, contándolo como un privilegio  poder aportar a la obra de Dios nuestro dinero, (ver. 2 Corintios 9:7). Una vez oí a un predicador decir: “Pues Dios ama al dador alegre, pero acepta el dinero de cualquier gruñón”. No estoy convencido de eso. En un sentido, Dios no necesita nuestro dinero, a Él le pertenece todo. Dios no está allí en el cielo, preocupado como va a financiar su obra. Dios nunca está en bancarrota. No debemos ofrendar porque tengamos que ofrendar o debamos hacerlo. La verdad es que necesitamos ofrendar, para nuestro propio bienestar. Necesitamos ofrendar para evitar que nuestro corazón  esté amarrado con las cosas de este mundo. Necesitamos ofrendar para que nuestro corazón  esté en la obra de Dios. Así que hermanos, deseemos ofrendar. No porque tengamos o con sentido de culpabilidad sino lo hacemos. Ofrendemos porque cuando  damos dinero a Dios nuestro corazón va con Dios. Nuestra vida espiritual está vinculada con nuestra actitud hacia el dinero, y es por eso  que debemos querer ofrendar. Dios quiere que demos con gozo y no por presión o por manipulación. Así que para tener la certeza que nuestra prioridad es tesoros en el cielo, tenemos tres principios neo testamentarios: Debemos ofrendar sistemáticamente, debemos ofrendar generosamente y debemos ofrendar alegremente. Si estos principios operan en nuestras vidas, vamos a tener la confianza de que, aunque disfrutamos de las buenas cosas de esta vida, nuestro primer compromiso es usar nuestro dinero para con Dios y esas cosas son secundarias. Debemos dar generosamente responde a la pregunta ¿con que debo ofrendar?

C.      ¿Cuál es el enfoque espiritual de la enseñanza de la ley de la ofrenda?

Si nos fijamos  hay una promesa que Dios nos da si ofrendamos según estos principios. Si damos sistemáticamente porque queremos  dar y de manera abundantemente. Dios nos promete que no tendremos problemas con el dinero. Vamos a estar contentos. Vamos a ver nuestra situación económica y concluir: “Estoy bien, gano lo suficiente (Vea 2 Corintios 9:8). Dios puede obrar en nuestra vida de modo que tengamos suficiente. No vamos  a estar afligidos por el dinero. Vamos estar contentos. Ahora ¿cómo lo hace Dios? Se me ocurre de dos maneras: Dios puede hacernos sentir ricos o en la abundancia de posesiones o en la carestía de las necesidades. Uno puede sentirse rico porque ya tiene mucho o porque no quiere cosas que no tiene. Es decir podemos tener contentamiento en abundancia de bienes. Si realmente pensamos en lo que ya tenemos, podremos reconocer que tenemos abundancia de posesiones. Tomemos un viaje imaginario por su casa. Pasemos al comedor, donde hay mesas, sillas, armario con trastos. Quizás en la pila haya lavadora, secadora. En la sala vemos televisor, DVD. Muchas casas tienen cisterna o tanque de agua. En la cochera hay un vehículo o quizás varios vehículos. Tenemos teléfonos, estéreos, computadoras. Al pensar en lo que tenemos, podemos decir: ¡Vaya que abundancia de posesiones! ¡Qué Dios más bondadoso que tengo que me ha dado tanto! No sólo es Dios que trabaja nuestra actitud para que veamos lo mucho que tenemos sino que Dios puede trabajar también nuestra situación financiera. La frase clave es “poderoso es Dios”. Si ofrendamos sistemática, abundante y alegremente, Dios puede hacer que nuestro dinero vaya más lejos que antes. Dios puede minimizar los gastos. Puede hacer que llantas que tienen garantía de 30,000kms duren hasta 50,000 kms. También Dios puede aumentar nuestros ingresos. Puede prosperar un negocio. Puede aumentar nuestros ingresos. Puede influir la decisión de los jefes cuando ellos piensan en aumentos salariales, escalamientos o promociones. Dios es poderoso para disminuir egresos y aumentar ingresos. Pero por otro lado puede darnos contentamiento en la carestía de necesidades. Por otro lado, a veces  Dios nos puede dar un sentir de suficiencia, con la carestía de necesidades. Hay cosas que todo el mundo quiere comprar, pero a nosotros no nos hacen falta. Hay cosas que no tenemos y si no las podemos adquirir ¿qué? No las queremos de todos modos. Ya tenemos suficiente. Hermanos  si aplicamos estos principios vistos, vamos a descubrir luego que el mundo está lleno de cosas que otros anhelan, pero a nosotros no nos interesan. Dios va a obrar  con nuestro corazón de tal manera que al ver las cosas que otros  se mueren por comprar, vamos a decir: “Esas cosas realmente   no me llaman la atención. Estoy contento. La promesa que  Dios  hace a los que ofrendan sistemática, abundante y alegremente es que no vamos a tener problemas financieros. Entre la abundancia de las posesiones, la carestía de las necesidades, vamos a poder decir: “estoy contento, tengo suficiente. Voy bien en mis finanzas.

Comenzamos con la pregunta ¿cómo puedo tener confianza que realmente me interesa más lo que mi dinero hace para Dios que para mí?¿Cómo puedo llegar a ese punto? Vimos que el creyente del AT tenía esa confianza a través de cumplir con una serie de diezmos que retardaba la acumulación de las riquezas. Vimos que el creyente del NT también tenía esa confianza a través de los tres principios básicos.  Primero debemos ofrendar sistemáticamente, es decir, cada vez que recibimos un ingreso, apartamos lo que vamos a ofrendar al Señor con algo planificado y sistemático. El segundo principio es que debemos ofrendar generosamente, lo que damos a la obra del Señor debe ser algo que sentimos en nuestro estilo de vida. Cualquiera que sea el porcentaje, debe  retardar el proceso de acumulación en nuestra vida, igual que la serie de diezmos del AT y en tercer lugar  debemos ofrendar alegremente, no debemos  ofrendar por presión o por culpa o por manipulación. Debemos dar porque queremos. Demos porque al ofrendar  al Señor nuestro corazón va  a estar en la obra de Dios. Una última sugerencia práctica, si usted quiere seguir con la concepción del diezmo puede sacar principios de gracia de ese concepto. Escojamos uno de los siguientes para ponerlo en práctica esta semana.    Ofrendemos generosamente, sacrificialmente y con fe (2 Co. 8:1-3).   Dios bendice económica y espiritualmente a los que ofrendan generosamente (Lc. 6:38; 2 Co. 9:6-11; Fil. 4:19). Quienes diezman hoy reciben bendición de Dios no por el porcentaje que dan, sino porque ofrendan generosamente.  Ofrendemos para sostener a ministros (Fil. 4:15-16; 1 Ti. 5:17-18).    Ofrendemos para ayudar a los pobres (1 Ti. 5:3; Jn. 13:17-19).    Está bien gastar en banquetes y celebraciones para alabar, agradecer y honrar al Señor.   Sería sabio enseñar a nuestros hijos a diezmar para que, cuando sean adultos, decidan si seguirán con esa costumbre u ofrendarán de otra manera.   A quienes no diezman, les recomiendo probarlo. A los que ya diezman, les recomiendo probar dando más. Hable con el Señor acerca del principio o consejo que Ud. escogió, pidiéndole poder y sabiduría para ponerlo en práctica en las próximas semanas.