En las palabras de una triste canción country, que decía «estaba abajo en su suerte y en su amor». Una mujer llamada Myra sola y sin un centavo, vagó por las ciudades del sur de Texas de la década de 1940, y finalmente consiguió un trabajo cuidando a un anciano. La paga era lamentable, pero al menos tenía la seguridad de un lugar para dormir y comida para comer. Myra tenía una historia de lo que los psiquiatras de hoy llamarían «rechazo». Ella y su esposo se habían divorciado recientemente. Aunque era próspero, se negó a darle dinero. Sus padres habían muerto cuando ella era una adolescente, por lo que no tenía a nadie a quien acudir en busca de ayuda. Mientras Myra se sentaba en la casa viendo a su anciano empleador durmiendo, pensó que su vida se había hundido lo más bajo que podía.
Lamentablemente, se equivocó. El diablo había planeado un nuevo tormento para ella, algo que incluso la llevaría al punto de suicidarse. Un día, mientras el anciano dormía, se encontró sola en la casa con uno de sus hijos. El hijo, un alcohólico, había hecho previamente avances sexuales hacia Myra. Aunque Myra había dejado en claro que lo encontraba a él y a sus acciones repulsivas, en este día estaba decidido a no ser rechazado. La violó.
Sin embargo, a veces, cuando las cosas no pueden empeorar, de hecho, lo hacen. La incidencia del embarazo en la violación forzada es increíblemente baja, menos de tres embarazos de cada cien violaciones. El cuerpo de Myra desafió esas probabilidades. Le parecía que Dios había hecho todo lo posible para agregar un último tormento a su miseria: que quedara embarazada a través de la violación.
Dios la estaba obligando a cargar al hijo del bruto borracho. Incluso si Myra hubiera podido mantener a un niño, no tenía intención de apoyar a este niño. Se había visto obligada a soportar la humillación de la violación, pero no iba a permitir que el violador, ni siquiera Dios, la obligara a soportar la humillación del embarazo. Simplemente no fue justo. No debería tener que sufrir más consecuencias de esa horrible tarde. Decidió matar al bebé.
Estos eran los pensamientos que luchaban por el control de la mente de Myra en una tarde de primavera de 1943, mientras caminaba de regreso a casa desde el consultorio del médico. Sentada en el porche trasero de la casa donde había sido violada, una nueva opción vino a su mente: el suicidio. Justo en el momento en que la idea del suicidio parecía prometer el final más rápido de su dolor, surgió un impulso de algún lugar profundo dentro de su espíritu para orar. Miró hacia el cielo y gritó: «Señor, estoy cargando a este niño y no sé qué hacer».
Nunca estuvo realmente segura después de si la voz era audible o no. Era, sin embargo, tan clara como cualquier voz que hubiera escuchado. Dios le dijo: «Ten este bebé. Traerá alegría al mundo».
Esas dos frases divinas cortas disiparon todos los pensamientos de suicidio y aborto. Las palabras del cielo tienen un poder que ninguna voz del infierno puede igualar. Cuando Myra escuchó esas palabras, no solo se fueron sus pensamientos destructivos, sino que la alegría del cielo entró en su alma y desplazó la depresión y la angustia .
Unos treinta años después, ese niño ha sido responsable de llevar a millones de personas a creer en Jesús como su Señor y Salvador. Su nombre es James Robison.
En la primavera de 1943, su madre, Myra, estaba realmente sorprendida por la voz de Dios diciendo: «Ten este bebé. Traerá alegría al mundo». ¿Quién hubiera pensado que un bebé concebido a través de una violación traería alegría al mundo? ¿Quién hubiera pensado que un joven increíblemente tímido que no tenía la capacidad de hablar en público sería responsable de presentar a millones de personas a Jesucristo?
Creo que nadie en la iglesia del Nuevo Testamento habría considerado la historia anterior como un evento único y aislado. Estaban acostumbrados a ver el poder de la Palabra y el Espíritu trabajando juntos. En algún momento del camino, sin embargo, la iglesia ha alentado un divorcio silencioso entre la Palabra y el Espíritu. Los divorcios son dolorosos, tanto para los hijos como para los padres. Uno de los padres generalmente obtiene la custodia de los niños, y el otro solo puede visitarlos ocasionalmente. Rompe los corazones de los padres, y los niños generalmente están peor debido al arreglo. Muchos en la iglesia de hoy se contenta con vivir con un solo padre. Viven con la Palabra, y el Espíritu sólo tiene derechos de visita limitados. Solo puede ver y tocar a los niños de vez en cuando. Algunos de sus hijos ya ni siquiera lo reconocen. Algunos le han tenido miedo. Otros en la iglesia viven con el Espíritu y sólo permiten visitas esporádicas a la Palabra. El Espíritu no quiere criar a los niños sin la Palabra. Él puede ver lo rebeldes que se están volviendo, pero no los obligará a hacer lo que deben elegir con sus corazones. Así que la iglesia se ha convertido en una familia dividida que crece con padres separados. Un conjunto de niños está orgulloso de su educación, y el otro conjunto de niños está orgulloso de su libertad. Ambos piensan que son mejores que el otro. Los padres tienen el corazón roto. Porque a diferencia de la mayoría de los divorcios, no eligieron este divorcio. Sus hijos lo hicieron. Y la Palabra y el Espíritu han tenido que honrar y soportar esa elección.
Sin embargo si hacemos un estudio del NT nos daremos cuenta que este divorcio siempre fue la tendencia en el tiempo de Jesús. Hay una historia y una declaración interesante de parte de Jesús que viene a demostrar lo perjudicial de separar la Palabra y el Poder del Espíritu Santo. Déjeme leerles la historia y ver que aprendemos de ese divorcio espiritual.
Veamos el texto en Mateo 22:23-33. Allí Jesús hace una declaración asombrosa. El les dice a los Saduceos: “Erráis, ignorando las Escrituras y el poder de Dios”.
Empezaré mencionando que a pesar de que Jesús había silenciado a los fariseos y herodianos, los saduceos salieron al frente y lanzaron su ataque. Ten presente que este grupo aceptaba solo la autoridad de los cinco libros de Moisés. Los saduceos no creían en un mundo espiritual, ni en la doctrina de la resurrección (Hechos 23:8). A menudo habían desafiado a los fariseos a que probaran la doctrina de la resurrección partiendo de Moisés, pero los fariseos no habían logrado gran cosa con sus argumentos. La ilustración hipotética de los saduceos se basaba en la ley judía del levirato, mencionada en Deuteronomio 25:5- 10. (La palabra levirato procede del vocablo latino levir, que significa hermano del esposo. No tiene nada que ver con la tribu de LevÍ.)
El propósito de esta costumbre era preservar el nombre de un hombre si éste moría sin tener un heredero varón. En una nación como Israel, en donde la herencia de una familia era asunto de suma importancia, era imperativo que cada familia tuviera un heredero varón. Se consideraba una desgracia que un hombre rehusara levantar una familia para el hermano muerto. Los saduceos basaban su incredulidad acerca de la resurrección en el hecho de que ninguna mujer podía tener siete maridos en la vida futura.
Como muchas personas hoy, concebían la vida futura como una extensión de la presente, solo mejor. Pero Jesús les llamó ignorantes. No conocían las Escrituras, e ignoraban el poder de Dios, lo cual infería que en realidad no conocían a Dios.
¿Qué era lo que pasaba con los Saduceos? ¿Qué peligro conlleva su razonamiento y divorcio de la Palabra y poder? ¿Qué nos pasa actualmente a nosotros hoy? ¿Qué peligros podemos tener si no aclaramos la unidad entre Palabra y poder?
Hay tres conceptos que podemos percibir en el desarrollo del texto que había hecho que los Saduceos anularan la relación entre Palabra y poder.
Lo primero tiene que ver con su pensamiento, en segundo lugar su pensamiento los lleva a un planteamiento, para al final terminar con un pronunciamiento de sus errores por parte de Jesús.
Veamos en primer lugar el pensamiento de los que divorcian la Palabra y el Poder. (Mateo 22:23)
El pasaje dice: “Aquel día vinieron los saduceos, que dicen que no hay resurrección y le preguntaron…” Observemos que ellos ya parten de una premisa y un pensamiento dominante en ellos. Sin embargo Jesús les va a decir que están “equivocados”. La expresión es un verbo imperativo presente y su puede traducir como corromper, engañar, equivocarse y errar. Literalmente se puede traducir como descarriarse, perder el rumbo, vagar hacia el error. ¿Cómo se puede equivocar uno doctrinalmente? ¿Qué son las señales de un dogmatismo espiritual errado? Hay tres elementos que estaban afectando el pensamiento de los saduceos. El primero tiene que ver con su intención. Es un asunto de corazón. Los saduceos históricamente eran personas adictas al poder y a la influencia en la sociedad. Eran acomodados y la mayoría eran políticos. También de su gremio se escogían los Sumos Sacerdotes. No había ninguna deseo de servir sino de servirse de la gente para su propio beneficio. Su carácter de explotación iba unido a su pensamiento elitista. Poder e influencia eran el pan de cada día de los saduceos. Esto es bien importante porque cuando un pensamiento teológico o espiritual es usado para la explotación y para mantener un sentimiento elitista doctrinal, puede tener graves consecuencias y probablemente puede estar errado. Puede estar ocasionando más daño que el podamos pensar. El segundo tiene que ver con su interpretación. Esto es un asunto de la razón. Observe que ellos históricamente usaban como su plataforma los cinco libros de Moisés. Esa era su fuente de espiritualidad. Era un interpretación sesgada y mal enfocada. Según ellos no existía resurrección porque en los libros de Moisés no existía evidencia de ella. Sin embargo Jesús les va a demostrar que sí hay evidencia de resurrección en los libros que ellos insisten que no hay evidencia. Su problema no tiene que ver con evidencia sino con interpretación prejuiciada. Que triste es pensar que una interpretación parcializada y cegada por el orgullo y el prejuicio puede llevarme a conclusiones espirituales y a una práctica espiritual errada. El tercero tiene que ver con su interrupción. Esto es un asunto de revelación. Jesucristo va a usar una frase que demuestra la manera en que ellos habían cortado e interrumpido el proceso de revelación. Si observamos Jesús les dice “erráis ignorando las Escrituras”. Es decir Jesús les echa en cara que solo están tomando una parte del mensaje de Dios. El que les conviene, pero que hay más que estudiar. Que la espiritualidad se basa en conocer todas las Escrituras y no las que me convienen o me gustan. Ese parcialismo les había afectado en su forma de concebir sus planteamientos teológicos y doctrinales. Dios nos exhorta siempre a saber todo el consejo de Dios y no una porción él.
Veamos en segundo lugar el planteamiento de los que divorcian la Palabra y Poder. (Mateo 22:24-28)
Al ver el desarrollo del pasaje uno puede observar que los Saduceos ya parten de un pensamiento predispuesto. Eso indudablemente no hay lugar para la apertura o para ser flexibles de establecer otros parámetros espirituales que fueran incluso diferentes a los que ello poseían.
Los saduceos principalmente descendían de familias sacerdotales. Trazaban su linaje hasta el sacerdote Sadoc, de quien se deriva su nombre. Eran la aristocracia de ese día, menos en número que los fariseos pero de mucho mayor influencia. Los saduceos no pensaban, ellos sabían; eran los expertos en la ley de Moisés.
Primero su presuposición de autoridad sobre la vida. Es cierto que citan la Escritura de una manera exacta. Observe que mencionan Deuteronomio 25:5. Pero el hecho de que ellos tengan exactitud doctrinal no necesariamente es exactitud espiritual. Lo que podemos encontrar de la historia de los saduceos, es que tenían un respeto mínimo por lo profético. Su autoridad era el Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia. Para ellos, los profetas del Antiguo Testamento eran de segunda clase, ya fueran los profetas canónicos (aquellos que tienen un libro con su nombre, tales como Isaías o Ezequiel) o los Elías o Eliseos de las Escrituras. De acuerdo con Hechos 23:8, las principales diferencias doctrinales de los saduceos eran: (1) no hay resurrección corporal; (2) no existen los ángeles; y (3) no hay tal cosa como espíritus incorpóreos, sentían que el alma moría con el cuerpo. Eran aniquilacionistas. Los saduceos despreciaban a Jesús de Nazaret. No les importaba que los fariseos se sintieran del mismo modo acerca de Jesús. Estaban determinados a probar que sus diferencias doctrinales eran correctas y que Jesús era un fenómeno que pronto pasaría. Y están cometiendo el error con su presuposición escritural, de que querer usarla para comprobar su pensamiento y no para transformar los pensamientos de las persona.
Segundo, su percepción de la realidad de la vida. Observe que su ejemplo es tirado de los pelos. ¿Cuáles son las probabilidades que es un caso como ellos plantean se convierta en algo real? ¿Cómo conciben las situaciones de la vida como una teoría de extrema o una realidad suprema de parte de Dios? ¿En serio una mujer puede enviudar 7 veces? Qué ejemplo más tirado de los cabellos. Están usando su percepción de la realidad para discutir en lugar de edificar.
Tercero, su preocupación de la eternidad de la vida. Para los Saduceos, su concepto de eternidad tenía que ver con una continuidad de lo trivial de los asuntos de la tierra.
Según ellos en la eternidad seguiremos con la misma dinámica que hemos tenido en este mundo. Pero la eternidad es otro mundo, es totalmente diferente a lo que realmente percibimos o nos preocupa en este mundo. Hay una total discontinuidad de las preocupaciones humanas de hoy.
Jesús establece que en la próxima vida no habrá necesidad de matrimonio, porque no habrá muerte. Por consiguiente, no será necesario tener hijos para reemplazar a los que mueren. Jesús no dijo que seríamos ángeles cuando seamos glorificados en el cielo. Dijo que seríamos como los ángeles, en el sentido de que seremos asexuados y no nos casaremos. Los cuentos ridículos que oímos y las caricaturas que vemos respecto a personas que mueren y se convierten en ángeles son ciertamente contrarias a la Biblia. Nuestro Señor no se limitó a refutar las necias nociones de los saduceos respecto a la vida futura.
Veamos en tercer lugar el pronunciamiento de los que viven con la Palabra y Poder. (29-33)
Jesús tiene su forma de responder. Y lo hace de una manera contundente y efectiva. Jesús no se intimidó con su intento por hacerlo caer en una trampa. Su respuesta fue: “Ustedes andan equivocados” (NVI). En otras palabras: “Son ignorantes”. ¡Qué cosa se le ocurre decirle a los que pensaban que lo sabían todo! ¿Cuántos de nosotros hubiéramos sido lo suficiente honestos, íntegros y objetivos acerca de nosotros mismos para ver y admitir cuando hemos sido engañados? La respuesta que estoy describiendo requiere un espíritu enseñable, la antítesis del temperamento de lo saduceos. En este caso, su mentira y su espíritu no enseñable saltaban desde su ignorancia. Jesús dijo: “Ustedes no saben”. Como lo mencioné anteriormente Jesús no está usando la palabra griega diaginōskō, que a menudo se usa para mostrar lo que ha sido revelado. Así es
como algunas personas saben las cosas: por revelación. Usa otra palabra griega, oida, que a menudo significa el conocimiento de un hecho bien sabido. Prácticamente Jesús está diciendo: “Son ignorantes; ni siquiera están al tanto de aquello de lo que dicen ser expertos”. ¡Imagínese eso! Jesús estaba diciendo a los expertos en el Pentateuco: “Son ignorantes de las Escrituras”. ¿Puede imaginarse decir eso a un profesor de seminario, un catedrático de Oxford, o un erudito del Nuevo Testamento? Luego Jesús añadió: “No solo son ignorantes de las Escrituras, sino que son igualmente ignorantes del poder de Dios”. Bueno, ¿y a qué vino eso? Ellos no estaban interesados lo más mínimo en ese tema. No habían llegado a hablar del poder de Dios; eso era lo más alejado de su mente. Fue Jesús quien lo trajo a colación. Nada era más irrelevante para ellos que eso. Me pregunto cuántos cristianos hoy en día son así. Usted ha sentido que su conocimiento de las Escrituras es suficiente, que su énfasis en la doctrina es suficiente. Usted cree que las Escrituras son todo lo que importa, y hablar del Poder de Dios fue únicamente para la era apostólica.
¿Qué es el pronunciamiento de Jesús para corregir la idea absurda de los saduceos?
Bueno en primer lugar Jesús les dice que para que no haya divorcio tiene que acercarse con una pasión personal.
Es casi cómico leer lo que Jesús le dijo a los saduceos: “Pero respecto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído…? (Mt. 22:31, énfasis añadido). Sin embargo, debemos hacernos una pregunta: “¿He leído mi Biblia? ¿La he leído completamente?” Hay algunos que no tienen ningún plan de lectura de la Biblia, ni planes de tenerlo. Jesús quisiera decirle a usted: “No conoces las Escrituras”. Si usted es un líder de iglesia o ha sido cristiano por un buen tiempo, ¿se avergonzaría de que la gente supiera cuánto lee la Biblia o cuánto ora? Diferentes encuestas a lo largo de los años han mostrado que muy pocos cristianos pasan tiempo diario con el Señor. ¡Y nos preguntamos por qué la Iglesia no tiene poder! Una fuerte vida personal de oración y de lectura diaria de las Escrituras son los primeros pasos para al poder del Espíritu Santo.
En segundo lugar Jesús les dice que para que no haya divorcio tiene que acercarse con una revelación personal. Note cómo Jesús lo expone: “¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios…?” (Mt. 22:31). En otras palabras, Jesús dijo: “Es para ustedes, saduceos”. No obstante, si estaba disponible para los saduceos, está disponible para cualquiera. Si pudo ser cierto para los escépticos, seguros y engreídos saduceos, es verdad para cualquiera. Dios originalmente lo dijo a Moisés, pero Jesús dijo: “Esto es para ustedes”. ¿Qué es “esto”? Es revelación personal cuando la Palabra de Dios se aferra a usted. ¿Está interesado en recibir una palabra profética? Entonces le pregunto: ¿Cuándo fue la última vez que las Escrituras se aferraron a usted y llevaron conocimiento de revelación a su vida? Si un texto se aferra a usted, las probabilidades son de que usted se va a aferrar a él. ¿Cuándo fue la última vez que el Espíritu de Dios
fue directo a su corazón como un rayo láser cuando estaba leyendo la Biblia?
En tercer lugar Jesús les dice que para que no haya divorcio tienen que acercarse con una reflexión actual.
Quizá conoce las palabras familiares de Éxodo 3:6; ya casi se convirtieron en cliché: “Yo soy… el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Estas palabras también fueron conocidas por los saduceos como para nosotros lo es un verso como Juan 3:16 —la Biblia resumida—. Jesús dijo: “¿No han leído Éxodo 3:6?”. ¿Cómo se sentiría si alguien le dijera: “¿No has leído Juan 3:16?”. Usted podría decir: “¡Estás bromeando!”. Puede escuchar el penetrante sarcasmo en las palabras de Jesús: “¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios…?”. Por supuesto, usted no podía haber dicho a los saduceos nada acerca de Éxodo 3:6. Ese verso era para ellos como el ABC.
Para ellos solamente significaba: “Adoramos al mismo Dios en nuestros días que ellos adoraban en su tiempo”. Jesús prácticamente está diciendo: “Error. Se perdieron por completo el verdadero significado. Lo que significa es que Abraham, Isaac y Jacob están vivos. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos”. Los saduceos fueron devastados y humillados. Muchos de nosotros nos encerramos en un punto de vista concerniente a ciertos versículos bíblicos o enseñanzas, tal como los saduceos. Algunos de nosotros
creemos saberlo todo. Hemos aceptado un punto de vista de segunda mano sin cuestionarnos nada. Tenemos revelación de la Biblia y doctrina de segunda mano. “Fulanito” lo cree, yo lo creo. Así me lo enseñaron, y, por lo tanto, siempre lo he creído”.
A menudo no hay una reflexión personal por la que adquiramos el verdadero significado de cualquier versículo. Viene al vaciarnos a nosotros mismos ante el Señor. Venga a Él con franqueza, diciéndole: “Señor, ¿es posible que esté equivocado respecto a la comprensión de este versículo, o de este punto de vista?”.
En cuarto lugar Jesús les dice que para que no haya divorcio tienen que acercarse con una reacción espiritual.
También quiso responder a sus afirmaciones de que no había resurrección; y lo hizo haciendo referencia a Moisés. Sabía que Moisés era la única autoridad que aceptarían. Les recordó de Éxodo 3:6 donde Dios le dijo a Moisés: «Yo soy el. .. Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob». No dijo: «Yo fui el Dios de Abraham», lo que hubiera significado que Abraham ya no existía. Al decir «Yo soy» el Señor dijo claramente que estos tres hombres de fe estaban vivos en ese tiempo. Al repetir «el Dios de», el Señor estaba diciendo que los conocía y los amaba personal e individualmente. Es peligroso especular sobre la vida futura. Debemos descansar en la autoridad de la Palabra de Dios, porque solo allí tenemos la verdad que responde a las preguntas humanas respecto al futuro. La Biblia no nos dice todo respecto a la vida futura, pero sí, nos anima y nos ilumina Jesús respondió a los saduceos, necios e ignorantes, de forma tan completa que les puso bozal (la palabra «callar» v.34). Incluso la multitud quedó admirada y asombrada a su respuesta.
Unas palabras finales…
Cuando Jesús dijo que el Espíritu Santo era como el viento, Él estaba enseñándonos que el cristianismo es como un pequeño bote para navegar. La poderosa presencia del golpe del viento llena una vela y conduce al bote hacia su destino. Sin el viento, un bote carece de todo su poder, y en vez de dirigirse hacia el frente, permanece inmóvil, atascado y como muerto en el agua.
Por otro lado está la estabilidad del timón. Es la estabilidad del timón la que conserva el curso del bote, conduciéndolo hacia el frente, aprovechando y concentrando todo el poder del viento para ese propósito. Sin el timón, un barco no tiene el poder para virar el curso hasta perderlo, y finalmente estrellarse contras las rocas y naufragar.
Algunas iglesias son iglesias vela y algunos son cristianos vela. Quienes están abiertos y llenos por la poderosa presencia del viento del Espíritu, sobresalen por tales cosas como oración y alabanza, así como por ejercitarse en el poder en la guerra espiritual, conduciendo el reino de Dios a través de las tormentas marítimas del obscuro y moribundo mundo demoniaco.
Pero también algunas iglesias son iglesias timón, y algunos son cristianos timón. Como un timón, están enfocados en estabilizar el curso y no apartarse del camino por cada viento de falsa doctrina. Estos sobresalen por cosas tales como doctrina y teología y comprometen su mente en el estudio profundo de la Biblia, y buscan seguir la dirección de Dios en obediencia. Tristemente, iglesias y cristianos vela e iglesias y cristianos timón por lo regular se critican entre unos y otros en lugar de colaborar. Los vela acusan a los timón de estar muertos, de no espirituales, de mente corta, de no tener poder ni pasión. Los timón acusan a los vela de ser muy emocionales, fuera de rumbo y peligrosos.
Hoy necesitamos en realidad buscar traer el viento del Espíritu y el timón de la Palabra juntos en un camino que todos los cristianos y las iglesias necesitan desesperadamente. Debemos combinar una mente teológica, un corazón pastoral, un alma que alaba y la experiencia de un abuelo, en un mensaje que es oportuno porque es atemporal. Hoy el cristianismo existe dentro de un mar turbulento a medida que crece la oscuridad en el mundo y las olas se hinchan más alto. Más que nunca, necesitamos el poder del Espíritu enfocado por la verdad de la Palabra, así que podemos llegar con seguridad al puerto donde Jesús espera por nosotros.