I. ¿Cuáles son las condiciones de seguir a Jesús?
Las podemos ver en dos dimensiones, una son internas y otras externas. Empecemos por las internas.
A. Condiciones externa (21:15-17)
Este pasaje demuestra que Pedro no podía seguir a Jesús plenamente hasta que resolviera su negación y ordenara su mundo interior otra vez con la voz de Jesús. Sus fracasos necesitaban ser restaurados. Y por eso Dios lo restaura y lo pone otra vez a trabajar en la misión original. Dios no nos mandara a hacer su obra hasta que resolvamos lo que nos está afectando por dentro. Ya sea pecado, fracaso u otra cosa, Dios tendrá que sanar primero eso antes de darnos mayores mandamientos.
B. Condiciones internas (21:18)
Mi renuncia comienza al escuchar la clara voluntad de Dios. Jesús usa la expresión “amén, amén”. La pregunta es porque la usa y por que la usa dos veces. Es decir usa la fórmula enfática. Esta palabra está muy mal usada en nuestro contexto eclesial de hoy. Una de las fórmulas religiosas más familiares y utilizadas con mayor frecuencia, “amén”, aparece tanto en los escritos antiguos cristianos como en los musulmanes. Esta palabra hace trece apariciones en la Biblia hebrea, y 119 en el Nuevo Testamento. Para los hebreos, la palabra significa “así sea”, expresando asentimiento o acuerdo, y significando también verdad. Así, un erudito hebreo que terminaba un discurso o sermón con un “amén” aseguraba a su audiencia que sus afirmaciones eran absolutamente viables. La palabra se originó en Egipto alrededor del año 2.500 a.C. Para los egipcios, Amón significaba “el oculto”, y era el nombre de su principal deidad, que en cierto tiempo fue adorada en todo el Próximo Oriente. Igual que culturas posteriores invocaban a su dios principal con la exclamación “¡Por Júpiter!”, los egipcios apelaban a su deidad, diciendo: “¡Por Amón!”. Fueron los hebreos quienes adoptaron la palabra, le dieron un nuevo significado y la transmitieron a los cristianos. (http://www.buzoncatolico.es/vidadefe/curiosidadessobrelascreencias/amenorigendelapalabra.html) Es obvio que Jesús al usar esta palabra dos veces le está diciendo a Pedro que lo que le va a decir es real, solemne y urgente. Jesús con esta introducción hace dos evaluaciones de Pedro. La primera tiene que ver “cuando era joven” y lo que hacía en su juventud. O sea que Jesús está hablando de su autosuficiencia y de su independencia, cuando Pedro se podía movilizar. Jesús lo sabía muy claramente. La segunda tiene que ver con la etapa “ya seas viejo”. El perderá su independencia para hacerse muy vulnerable y dependiente. Es obvio que quien lo “ciñe” (expresión para describir vestirse) debe ser alguien de confianza, pues no cualquiera lo desnuda y lo viste a uno. Una de las cosas interesantes es que este mismo que lo “ciñe” es el mismo que lo “va a llevar a donde no quiere”. Por otro lado Juan explica que esto último tenía que ver con la forma en que Pedro iba a morir. Ahora la expresión “allos” para otro es muy interesante. Los griegos tenían dos palabras para la expresión otro. La primera es “jeteros” y la segunda “allos”. “Jeteros” se usa para otro de diferente naturaleza y “allos” se utiliza para otro de la misma naturaleza. En este caso lo que implica es que el que lo ciñe y lo lleva a donde no quiere, es alguien de la misma naturaleza de Pedro. Es obvio que no tiene que ver con el hecho de que sea hombre y hombre, sino que la implicación puede sugerir que es otro cristiano o por lo menos alguien de confianza de Pedro. En ese sentido Jesús le está anticipando que al que le ha pedido ayuda y lo tiene en la intimidad es el que lo va a llevar a la muerte. Es decir Jesús le anticipa a Pedro una traición en su vida. Por otro lado la explicación que da Juan sobre la muerte de Pedro implica que en el tiempo de la escritura de este evangelio, Pedro ya había muerto. Por otro lado ¿qué es extender sus manos? Algunos sugieren que es una alusión a morir crucificado, yo sugiero que se trata nada más de una forma de pedir ayuda a otra persona. Por eso Jesús le dice “sígueme”, porque él nunca lo va a entregar ni traicionar. El término para “llevar” es “phero” que significa llevar una carga, tener paciencia con algo. Este “otro” tiene a Pedro como una carga.
II. ¿Cuáles son distracciones de seguir a Jesús?
Pedro había recibido una información muy delicada y trascendental. Ahora pierde inmediatamente dicha perspectiva. ¿Cuál es la razón? Es obvio que quizás Pedro entendió literalmente que siguiera a Jesús. Y comenzó a caminar detrás de él, quizás pensó que Jesús iba a desaparecer. En ese caminar Pedro no ve para adelante sino que ve para atrás. Allí empiezan las distracciones. ¿Qué pierde de vista Pedro?
A. Pedro pierde su visión
Dice el pasaje “volviéndose…el vio que les seguía Juan”. Inmediatamente que quitamos la mirada de Jesús pasan varias cosas. Primero retrocedemos porque vemos para atrás. Segundo nos desubicamos porque vemos a las personas y genera más que seguridades en nuestra vida, dudas y preguntas.
B. Pedro pierde su misión
Pedro está comisionado a seguir a Jesús, ese es su máximo llamamiento. Está llamado a apacentar, pastorear las ovejas y los corderos. Es decir a alimentar, nutrir, conducir a las ovejas y no a curiosear sobre las ovejas. La curiosidad y el involucrarse en la vida de otras personas hacen que muchos pastores pierdan de vista a lo que son llamados hacer. Pedro pierde de vista la misión pastoral y la misión eclesial. Juan no es una oveja sino que también es pastor y no ha sido llamado a Juan sino a la iglesia. No debemos perder de vista el espíritu de nuestra visión y nuestra misión.
C. Pedro pierde el enfoque
¿Qué lo desconcentró de Jesús y lo concentró en Juan? Bueno me imagino que varias cosas.
1. La experiencia relacional
Es decir las personas o las relaciones con amigos. Pedro y Juan eran colegas, amigos compañeros íntimos de Jesús. Podía opinar sobre la vida de Juan porque eran compañeros. Sólo faltaba Jacob para que estuviera el trío maravilla. Me imagino que Pedro estaba preocupado por Juan. Pero no debía inmiscuirse en la vida de Juan
2. La experiencia ministerial
En la resurrección Pedro y Juan habían sido juntos los que recibieron esa gran noticia. Es obvio que Juan no se sentía incluido aquí en este momento. Pedro quiere que Juan sea partícipe de su experiencia. Pero lo que Pedro no ha entendido es que de ahora en adelante el seguir a Jesús será personal y no en grupo.
3. La experiencia vocacional
Debemos comprender que Pedro tiene un llamamiento personal y Juan otro. El no está llamado a tratar de discernir el llamado de otro colega sino sólo su propia vocación. Lo que es aún mucho más grave es que por estar pendiente de lo que Dios va a hacer en Juan está olvidando lo que le ha dicho que va hacer en Pedro.
4. La experiencia escritural
Pedro pierde de vista lo que se le ha revelado para entrar en lo que no se le ha revelado ni Dios está interesado en revelarle. El estar tratando de preguntar cosas secretar de Dios nos aleja muchas veces de lo que ya nos dijo.
Estas son unas de las causas más comunes que nos hacen perder el enfoque de nuestro ministerio. Las relaciones, el ministerio en sí, las crisis vocacionales o llamamiento y finalmente el alejarnos de la autoridad de la Escritura para estar en cosas que no son de la Palabra.
III. ¿Cómo recuperamos la senda de seguir a Jesús?
Ahora bien, Jesús responde de una manera quizás fuerte a Pedro. Pero es en esa respuesta que encontramos la terapia de Dios para que Pedro se reenfoque.
A. Jesús reafirma a Pedro con su Palabra
Es decir Jesús le responde inmediatamente, no lo deja en el error. La expresión: “Jesús le dijo” es enfática, nos indica que si El Señor nos mira que nos estamos desviando de nuestra misión, enviará su Palabra para exhortarnos y reafirmarnos en el ministerio.
B. Jesús reubica a Pedro con su Señorío
“Si quiero”. Esta expresión implica que Dios quiere y hace. La palabra “quiero” se puede traducir como celo, deseo y anhelo fuerte. Es decir Jesús tiene interés diferente en Juan, así que Pedro no se debe meter en ese interés de Cristo.
C. Jesús reprende a Pedro con su Severidad
En realidad la expresión ¿qué a ti? Es una expresión que realmente dice: ¡que te importa a ti! Jesús le dice severamente que en vez de estar pensando en cómo Juan lo va a seguir, se debe enfocar en como él deberá seguirlo.
D. Jesús redarguye a la comunidad con su Mensaje
Al final del pasaje, hay un detalle más que Juan aclara. Este tiene que ver con la desmitificación de Juan, de que por alguna razón la gente creyó que sería inmortal. Dice el texto: “Por eso este dicho se propagó entre los hermanos, que aquel discípulo no moriría”. Aquí se nos introduce en la hermandad cristiana emergente. El término hermanos se utiliza aquí en un sentido diferente del que tiene en 2:12; 7:3, 5, 10 (e incluso algo diferente de su connotación en 20:17); véase sobre estos pasajes. Aquí se refiere a los miembros de la iglesia emergente del NT. Constituían una familia cristiana, y como tal se consideraban como hermanos. Cf. Hechos 1:16; 2:29, 37; 6:3; 7:2; 9:30, etc. Estos “hermanos” interpretaron mal las palabras de Jesús respecto a Juan. También enfatizaron lo que Jesús no había enfatizado. En la observación de Jesús a Pedro lo importante era la orden positiva: “Tú, sígueme”. El resto (“Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti?”) era secundario. Claro que era una reprensión necesaria, pero su intención era apartar la mente de Pedro de la curiosidad para centrarla en su llamamiento. ¡Después de todo, ese llamamiento era el punto importante! ¡Los hermanos, sin embargo, pusieron en primer lugar lo que había sido secundario, y además lo interpretaron mal! Si bien el versículo 23 subsistiría aunque Juan hubiera ya muerto, sin embargo, es cierto que es más inteligible si se toma como escrito durante la vida de Juan. Después de la muerte de Juan la necesidad práctica de informar del malentendido por parte de la iglesia respecto a la palabra del Maestro acerca del discípulo amado probablemente hubiera desaparecido. El error se habría corregido por el hecho mismo de la salida del apóstol del escenario de la tierra. Con Juan todavía vivo se debe corregir el error, a fin de que los creyentes puedan de nuevo enfatizar lo que debe ser enfatizado, y no vean tambalearse su fe cuando Juan muera. Por ello leemos: Pero Jesús no le dijo que no moriría, sino: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? ¿Se pueden imaginar todo lo que ocasiono el hecho de que Pedro se desubicara de su llamamiento? Muchos empezaron a enseñar mitos sobre Juan. Todos estos mitos los debió aclarar Juan narrando lo que verdaderamente ocurrió aquel día. ¡Qué peligroso es meternos a escudriñar lo que no debemos, y aún más peligroso es perder el “sígueme” por estar viendo el sigue de otro.
Bueno este pasaje nos plantea la necesidad de ser pastores enfocados en América Latina. Nos habla de cómo Dios muchas veces nos tendrá que redargüir para afrontar el reto de la pastoral a esta generación emergente. Debe ser un reto oír a Jesús y seguirlo personalmente, y no estar insistiendo en otras cosas que no nos competen. Espero que como pastores podamos entender la tremenda importancia del llamado: ¿Qué a ti? ¡Sígueme tú!