Todo aquel que tiene conocimiento de las Escrituras, no puede poner en duda el poder de Dios, y lo que él puede hacer en su vida. El poder es entendido como la habilidad o la capacidad de actuar sobre alguien, algo o un acontecimiento. Asimismo, se puede entender como poder la capacidad de producir un efecto o ejercer poder o autoridad sobre otros. En este contexto, el poder de Dios ha manifestado su capacidad durante la creación. El Señor tiene la autoridad de asignar dominios a quién y cómo desee. Dios reveló su Poder al librar al pueblo israelita de la esclavitud de Egipto. Asimismo, acompañó a su pueblo durante la conquista de la tierra de Canaán. El poder de Dios se manifiesta en sus juicios, pero también en el acto de perdonar nuestros pecados. El poder de Dios se ha manifestado en las profecías y su cumplimiento. Ahora bien, en el Nuevo Testamento podemos apreciar el poder de Dios a través de los milagros de Jesucristo en acción. No obstante, es importante destacar que la máxima expresión del poder de Dios fue en la cruz de calvario.
¿Esta accesible ese poder para nosotros hoy? Algunos creen que sí y otros creen que no. Algunos dicen que en un tiempo se necesitaron, pero que ahora la Palabra es la fuente única de ese poder.
Al ver el milagro de las bodas de Caná en Juan 2 vemos una realidad para que Jesús ejecute su poder.
¿Qué se necesita para que Dios se manifieste en nuestras vidas? ¿Está esperando que Dios haga algo y no sabe cómo ni cuándo?
Antes de entrar en detalle con respecto al milagro de Jesús déjeme mencionar que ningún acontecimiento familiar mueve a propios y extraños como una boda. Son familias enteras que se unen para la creación de una familia. La alegría es grande en todas las épocas y en todos los continentes. Todos los pueblos tienen sus propios rituales y sus liturgias familiares para obsequiar a los novios que se preparan para emprender toda una vida juntos. Israel tenía su propio ritual, su liturgia propia, donde se mezclaba la alegría humana, y la religiosa, que eran como dos rostros de una misma alegría religiosa. En el pueblo sencillo, las gentes arreglaban con mucho tiempo la fiesta de bodas. En la vida monótona y gris de los pueblos alejados de la gran capital, Jerusalén, la boda era un momento aparte. Era sentirse gentes, sentirse amados, sentirse unidos, sentirse hombres, y hombres amados de Dios porque les confiaba su amor y su cariño. En la fiesta de bodas se entremezclaban los cantos, el baile, la comida y también el vino, que no era propiamente una bebida de placer, sino un alimento, propio de estos días. La fiesta duraba 7 días poco más o menos, según el poder económico de las familias. Se hacía en el patio comunitario de varias familias, y podían participar propiamente todos los moradores del pueblecito. Es allí donde el Evangelio de Juan nos habla también de una boda, y comienza diciendo sencillamente: “Al tercer día, hubo una boda en Caná de Galilea… fue una boda muy especial… pues a ella estaba invitada María, la Madre de Jesús. Ella fue invitada a servir, a atender a los invitados, era una familia pobre, sencilla… y también asistió Jesús, que llegó acompañado de los primeros discípulos que fue eligiendo en el camino. Ahí volvieron a encontrarse María y Jesús que ya tenía varias semanas de haber dejado el pobladito de Nazaret. Fue grande la alegría del encuentro, sobre todo para María que no sabía si permanecer en Nazaret, o seguir discretamente a su hijo por los caminos de Israel. Los hombres estaban aparte, en pequeños grupos, entre los que destacaba el de Jesús, por su alegría y su cálida apertura. Las mujeres ocupaban los lugares cercanos al fogón, para atender las necesidades de los comensales. Y ocurrió que con esa intuición y esa mirada que sólo tienen las mujeres y las madres, María se dio cuenta de que los comensales eran más de la cuenta y que el vino no iba a alcanzar para todos. Era un gran problema para los novios, pues por muchos años serían recordados como los pobretones que no habían atendido adecuadamente a sus invitados que venían de lejos al festejo. Y ese es el escenario para ver como Jesús va a manifestar su poder.
En primer lugar dice “se les acabó el vino”. Mientras tuvieran vino en la fiesta de bodas, Jesús no necesitaba hacer un milagro. Pero cuando se acabó Él dijo: “Ahora, mira y observa lo que voy a hacer”.
Alguien puede decir: «Todo lo que me queda es un dólar. Será mejor que me quede con él». ¡Eso es pensar mal! Nunca obtendrán nada si no lo sueltan. Hay que reducirlos a un mínimo irreductible hasta que parezca que no tienen nada. Entonces, cuando su espalda está contra la pared, están parados en el lugar donde la fe comienza a moverse y lo sobrenatural toma el control. Entonces Dios hará un milagro. La Biblia dice que no había vino en Caná. Habían llegado al lugar de la frustración, el lugar donde comienza la fe. Para que Dios obre debemos llegar al punto cero y ese punto es el lugar de la carencia.
¿Se ha acabado algo en tu vida? ¿Cómo te llegó a pasar eso?
En el pasaje has dos cosas que habían originado la carencia de este hombre en su fiesta de matrimonio. Primero fueron sus acciones. Es decir no calculó bien lo que iba a dar con lo que iba a venir. Uno no hace eso, porque después se la verá en problemas. ¿Qué tipos de acciones estás haciendo que te han llevado a perder algo importante en tu vida? Pueda ser que tu falta de amor y presencia en tu casa te esté llevando a una ruptura matrimonial.
Puedes haber tomado acciones financieras que te ha llevado a la carencia económica. Es importante entender que aunque muchas de nuestras acciones pueden generar una carencia, Dios puede transformar esa carencia en bendición.
Dios no consulta tu pasado para trabajar en tu futuro. Puede hacer algo con tus acciones equivocadas. Equivocarse no es el final de nuestra vida sino una plataforma para que Dios trabaje mejor en vida.
En segundo lugar debes llegar al lugar donde se te acaban las opciones. Es no hay ningún lugar donde puedas ir que Dios. Es el lugar de la impotencia. Por eso el texto dice “haced todo lo que él os dijere”
Note que María decide enfocar todo el problema en Jesús. ¿En dónde te enfocas cuando hay una gran necesidad de tu vida? Cuando te enfrentas a una situación de impotencia a dónde te enfocas?
En el texto podrían haberse enfocado en que el novio solucionara el problema. Este es el enfoque en el hombre. Y sabes es peligroso buscar la solución en lo humanos. Es peligroso seguir a un hombre. Si sigues a un hombre, terminarás como esos cientos de personas en Guyana. Seguir a un hombre como Jim Jones te llevará al infierno. De la misma manera, no tienes derecho a seguir a un evangelista. No tienes derecho a seguir a un pastor o incluso a una iglesia. Pon tus ojos en Jesucristo quien es el Autor y Consumador de tu fe. Pones tus ojos en un hombre y te desilusionarás. El hombre te fallará. El hombre te defraudará. El hombre te decepcionará, pero Jesucristo nunca te defraudará porque Él es el Autor de tu fe. Jesús es el objeto de nuestra adoración. Por otro lado pudieron enfocarse en el recurso material. Simplemente tomar dinero e ir a comprar más vino para suplir la necesidad. Mucha gente cree que puede solucionar sus problemas con dinero o con bienes materiales. Se creen autosuficientes porque tienen en el banco. Pero el recurso material es temporal y destinado a acabarse. También pudieron enfocarse en lo social. O las relaciones que el novio pudiera tener allí en la fiesta. Podrían haber sido sus padres, su familia, gente conocida.
Muchos al verse impotentes buscan soluciones en las personas, los amigos. Por eso es tan importante la sugerencia de María. El enfoque en Jesús es importante porque es el enfoque espiritual. Ese acercamiento a Jesús es importante porque tiene tres dimensiones. Primero el acercamiento de la acción. No es una espera pasiva sino activa, Dios siempre te mandará hacer algo para poder cumplir su perfecta obra en nosotros. Por otro lado está el acercamiento de la instrucción. No es sólo una parte la que debes hacer, sino dice “todo”. Esto implica la totalidad de tu vida y la totalidad de las instrucción. Finalmente el acercamiento de la atención. Podemos obtener el milagro de Dios si prestamos atención a lo que el dice. Es su Palabra la que nos sostiene en tiempos de adversidad. Debo tener un oído atento para poder saber que es lo que Dios nos está ordenando hacer. Por eso es tan vital que podamos tener una vida de interacción con la Palabra de Dios.
En tercer lugar no se distraiga con lo natural sino vea lo sobrenatural. Este es el lugar de la evidencia. Dos acciones son relevantes en el texto. Primero está la esfera de la evidencia natural. La frase “llenad estas tinajas de agua” establece el ámbito de lo que vemos, de lo natural, de lo palpable. Es en palabras del apóstol Pablo “las cosas que se ven”
La versión The Message lo pone de esta forma “ 2 Corintios 4:16-18 Así que no nos vamos a dar por vencidos. ¡Cómo podríamos! Aunque por fuera a menudo parece que las cosas se nos están cayendo a pedazos, por dentro, donde Dios está haciendo nueva vida, no pasa un día sin que su gracia se despliegue. Estos tiempos difíciles son pequeños comparados con los buenos tiempos venideros, la lujosa celebración preparada para nosotros. Hay mucho más aquí de lo que parece. Las cosas que vemos ahora están aquí hoy, se habrán ido mañana. Pero las cosas que no podemos ver ahora durarán para siempre.
Esta evidencia natural muchas veces son nuestros propios recursos. Es decir la tinajas las había hecho alguien y las había comprado alguien. Por otro lado Esta evidencia natural se relaciona con lo cotidiano. Nadie se pudo imaginar que un instrumento que era usado para lavarse las mano podría ser una esfera para lo sobrenatural de Dios. Dios siempre nos sorprende de donde vendrá mi milagro y mi bendición. Por otro lado también lo natural muchas veces parte de lo común. ¿Cuál es el milagro con el agua? ¿Cómo puede sorprendernos un elemento que a diario usamos? Muchas veces nos acostumbramos sólo a ver la función natural de algo pero no nos damos cuenta que será la plataforma para la manifestación de Dios.
Hemos sido adiestrados o domesticados para vivir sólo por lo que vemos o palpamos. No se nos capacita para buscar alternativas más allá de lo natural. Provengo de un trasfondo denominacional que me enseñó a ser más racional cuando se trataba de las manifestaciones espirituales que emocional. Y eso me moldeó por muchos años. Sin embargo a medida que he ido experimentando el cristianismo después de 42 años de seguir a Cristo me he dado cuenta que las experiencias de la Biblia deben ser vistas con un lente sobrenatural.
En segundo lugar está la esfera de la evidencia de lo sobrenatural. La frase que se relaciona con esto es “sacad ahora y llevadlo”. Lo que se va a sacar es vino ya no agua. ¿Cómo funciona lo sobrenatural según este pasaje? Lo sobrenatural no es una plataforma para la exhibición. Primero lo que se ve es que Jesús hace el milagro en silencio. No hay gritos, no hay palabras pomposas, actos extremos. Dios le encanta obrar en el silencio. No hay publicidad, no hay reconocimiento del yo. No es exhibición. En segundo lugar lo sobrenatural no es una plataforma de actuación. Jesús se descentraliza de lo que hace. No explica ni llama a la gente para que sepan que él es el ungido y hacedor de semejante milagro. Hoy existen demasiadas estrellas de lo milagroso. Se ponen en el centro de algo que sólo le pertenece a Dios. Jesús pudo haber tenido la tentación de actuar porque era su primer milagro. El que le daría su entrada a la farándula del estatus de Israel. En tercer lugar lo sobrenatural es una plataforma de glorificación. Observemos que el pasaje demuestra que en lugar de glorificar a Dios se da una explicación. El encargado usa la lógica para decirle al novio que debió haber dado el buen vino. Por otro lado en vez de glorificar a Dios se da una calificación. Observe que el encargado dice que es un “vino de lo mejor”. Podemos tener lo mejor de Dios y sin embargo ser totalmente ignorantes que Dios lo ha provisto. Podemos ver lo que se nos da pero no agradecemos de viene. Observe que el esposo es involucrado en el milagro, pero este desconoce totalmente su procedencia. Lo que viene a mostrar en este hombre y su silencio que en lugar de glorificación existe una gran omisión. También en vez de glorificar se podía caer en una argumentación. Esta omisión espiritual llega a nuestras vidas cuando dejamos a Dios como la última explicación de lo que nos está pasando. Pero también podría existir una argumentación. Si quieres un milagro, tienes que seguir lo que Él dice. Jesús dijo a los sirvientes: «Llenen el tinajo de agua”. ¿No pueden escucharlos decir: «No, señor, no nos quedamos sin agua, nos quedamos sin vino»? Puedes entrar en una discusión con Dios cuando necesitas algo, pero debes hacer exactamente lo que Él te dice que hagas, aunque parezca una locura. El milagro de Dios fue para glorificación. Observe que dice “manifestó su gloria”.
He allí el rastro de la manifestación del poder de Dios en la vida cotidiana de cada uno de nosotros.
Hay varias cosas que me gustaría observar para finalizar esta reflexión.
Primero la relación que existe entre sobrenaturalidad y cotidianeidad. Observe que el ámbito en que se manifiesta el poder de Jesús es en una boda, una ceremonia cotidiana de las personas. No es en el templo o en el sanedrín. Es en lo común y cotidiano que podemos esperar el poder de Dios.
Segundo la relación que existe entre sobrenaturalidad y bondad. Dios siempre que actúa opta por lo mejor y por lo excelente. Dios siempre hace una obra de bondad con nosotros cuando actúa en su poder.
Tercero la relación que existe entre sobrenaturalidad y variedad. El poder de Dios actúa de varias formas y muchas veces bendice a los que están alrededor de nosotros sin que estos lo merezcan o se den cuenta. Los invitados fueron bendecidos con el vino que hizo Jesús.
Tal ves estás pasando por tiempos de carencia o de impotencia y necesitas la evidencia de lo sobrenatural en tu vida. ¿Quieres que Dios haga algo en tu vida? Bueno, sigue el consejo de María: “Haz todo lo que el dijere”.