«quita tus manos por favor…»

El escritor agnóstico H. G. Wells dijo: «Dios es una ayuda siempre ausente en tiempos de problemas». Se equivocó. Salmos 46–48 surgió de un milagro maravilloso en La historia de Israel. Ezequías era rey de Judá cuando los asirios invadieron el tierra. El rey llevó esta crisis al Señor, y Él protegió a Israel. Una mañana 185.000 asirios murieron de la mano del ángel del Señor. Nosotros también podemos estar de pie fuerte por los recursos divinos que Dios nos da.

Hay varias ideas que el salmo nos da con respecto a descansar en él.

Primero, Dios es nuestro Refugio; no necesitamos temer (vv. 1–3). Está disponible, accesible y suficiente, una ayuda abundantemente disponible en los problemas. El pueblo de Dios pasa por problemas. A veces es porque hemos sido desobedientes; a veces es porque hemos sido obedientes; y a veces Él sabe que necesitamos ser fortalecidos y nos ayuda a logar esa meta. ¿Has huido a tu Refugio? Escóndete en Él para ganar la fuerza y gracia necesitas volver atrás y enfrentar tus responsabilidades.

Segundo, Dios es nuestra Fuerza; no necesitamos desmayarnos (vv. 4–7). Vamos desde el mar turbulento en el versículo 2 a un río tranquilo en el versículo 4. Jerusalén no se estableció al lado de un río. Para compensar, Ezequías construyó un sistema de agua subterránea que trajo agua en la ciudad. Del mismo modo, debemos vivir de recursos ocultos. No podemos depender del mundo que nos rodea o de otras personas. Cuando confías en Jesús como Salvador, Dios pone un pozo profundo de Agua Viva dentro de ti. Mientras que el mundo sólo tiene Cisternas rotas, la Fuente de Agua Viva se convierte en un río. Es de Jesús que obtengamos los recursos espirituales que necesitamos. ¿Estás bebiendo hoy en ese río? Aparta tus ojos del mundo que se hunde y recuerda que Dios es tu Fuerza. Tercero, Dios es una ayuda siempre presente; no necesitamos preocuparnos (vv. 8–11). «Quédate quieto» significa «quita tus manos y deja que Dios sea Dios». Muy a menudo nos preocupamos por Su tiempo y métodos. La preocupación nos deja vulnerables a los ataques del diablo. Deberíamos estar quietos, quédate quieto y quédate en reposo. Tu vida depende de los recursos ocultos que Dios te da. Asegúrate de tomar tu fuerza y alimento de los recursos espirituales de Dios. Él es tu Refugio y Fortaleza.

«…espíritus ansiosos…»

espíritus ansiosos

Vivimos en tiempos de grande ansiedad. Y es que la ansiedad no es tan simple porque a menudo se malinterpreta simplemente que una persona está demasiado estresada. Hay una clara diferencia entre el pecado de ansiedad y el trastorno de ansiedad de salud mental que se caracteriza por cambios físicos en el cerebro. La ansiedad es un trastorno de salud mental caracterizado por sentimientos de preocupación, o miedo que son lo suficientemente fuertes como para interferir con las actividades diarias. A menudo incluye ataques de pánico, trastorno de estrés postraumático y trastorno obsesivo compulsivo. Para personas como yo, la ansiedad va de la mano con la depresión y no estoy solo. Lamentablemente, los trastornos de ansiedad están en aumento, lo que hace que sea crítico para la Iglesia comprender la epidemia en nuestras manos.[1]

Las personas con un trastorno de ansiedad tienen de tres a cinco veces más probabilidades de ir al médico y seis veces más probabilidades de ser hospitalizados por trastornos psiquiátricos que aquellos que no sufren de trastornos de ansiedad. Los trastornos de ansiedad se desarrollan a partir de un conjunto complejo de factores de riesgo, que incluyen la genética, la química del cerebro, la personalidad y los eventos de la vida[2].

En 2 Corintios 2:12-14 Pablo usa una expresión interesante. Él dice que “su espíritu no tuvo reposo”. La expresión puede ser traducida como ansiedad, inquietud y descontrol. ¿Qué fue lo que hizo que Pablo se descontrolara de esa manera? Bueno fue sometido a circunstancias superiores a su fuerza. Su condición fue tan grande que el repite su sentimiento en 2 Corintios 7:5  en donde dice que fueron sumamente atribulados y que Pablo tenía muchos temores. En el texto podemos ver por un lado las dimensiones de la ansiedad y vemos la  de la ansiedad.

En primer lugar observemos las dimensiones de la ansiedad en Pablo. (2:12-13)

Al acercarnos a la narración de la epístola podemos percibir que Pablo no tiene quietud en su espíritu. No está tranquilo. Incluso el mismo reconoce que no tiene “reposo de espíritu”.

La ansiedad es uno de los problemas emocionales más frecuentes de nuestros días en los países desarrollados. Se calcula que hasta un 20% de personas sufre alguna forma de ansiedad patológica que requiere tratamiento: fobias, trastornos de pánico, ansiedad generalizada en forma de inseguridad y aprensión constantes, síntomas físicos como mareos, ahogos, dolores de cabeza, etc. ¿Cómo se explica este incremento tan notable en una sociedad -la occidental- que ha alcanzado unas altas cotas de progreso técnico y de riqueza? ¿No es una paradoja que el incremento del bienestar material tenga la ansiedad como sorprendente “compañera de viaje”?[3]

En el retrato que se perfila del apóstol Pablo podemos ver tres dimensiones de su ansiedad. La primera es que la ansiedad es restrictiva. (2:12) ¿Qué nos hace perder de vista la ansiedad en nuestro caminar? Primero , restringe nuestras seguridades. Nunca antes habíamos visto a Pablo tan inseguro de su llamado a predicar. Pablo el hombre que se había propuesto a llevar el evangelio a todas las naciones, ahora no está seguro si debe estar en Troas.

Hoy día todos los hombres están buscando seguridad más que otras cosas. Seguridad económica, seguridad en la familia, seguridad para la vejez. Hay compañías que ofrecen toda clase de seguros, seguros sociales, seguros para automóvil, seguro contra incendios y muchos más. Pero el único que puede brindar seguridad completa de día y de noche tanto a su familia y pertenencias se llama Jesucristo.[4]

Vivimos en un mundo lleno de incertidumbre, luchamos de algún modo por estar seguros, que respondería si te preguntara ¿De qué estás absolutamente seguro? Para un incrédulo esta es una pregunta difícil, pero no para el creyente, en medio de un mundo incierto, con opiniones relativas, lleno de ambigüedades y mentiras. podemos tener seguridad o certeza.[5]

Pablo de alguna forma se siente inseguro de que está en el lugar correcto, haciendo lo correcto. Note que el está en el ministerio, pero aún su sentido es de desestabilización. Se siente inestable. La ansiedad socaba todas nuestras convicciones y nos hace sentir que hemos perdido los asideros que tenemos en Dios. ¿Se siente inseguro hoy? ¿Ha perdido la estabilidad y no sabe si está haciendo lo correcto? Le aconsejo que mida su ansiedad, y se pregunte ¿por qué he perdido las promesas de Dios de vista?

Segundo, restringe nuestras oportunidades. Pablo tenía varias oportunidades en este tiempo. El tenía una oportunidad de consolidar. Había pasado antes por Troas, en su segundo viaje misionero (Hechos 16:8–11). En esa visita, sin embargo, el apóstol aparentemente no fundó una iglesia. Cuando Pablo visitó Troas en su camino de regreso de Macedonia y Corinto, había una iglesia allí (Hechos 20:6–12). Por lo tanto, parece probable que fundara la iglesia de Troas en esta visita. Mientras esperaba a Tito, Pablo, como siempre que tenía la oportunidad, predicaba el evangelio de Cristo. Su misión al ir a Troas incluía la evangelización, no simplemente encontrarse con Tito. Era un buen tiempo para solidificar su ministerio y la experiencia misionera a la cuál era devoto. Él dice llegó a Troas “para predicar el evangelio de Cristo”. Era una oportunidad de oro para que su vocación y su llamado se extendiera y el evangelio alcanzara más personas y más regiones. Lo cierto es que Pablo predicó en Troas y fundó una iglesia. Sin embargo predicó sin reposo. Y creo que eso es uno de los estados más complicados que puede tener una persona. Hacer las cosas sin tener tranquilidad interna. Por otro lado también tenía una oportunidad de progresar. La declaración de Pablo de que se le abrió una puerta en el Señor confirma aún más que el apóstol predicó en Troas mientras esperaba a Tito. ¿De qué otra manera podría haber sabido que el Señor le había abierto una puerta allí a menos que se le hubiera dado la oportunidad de predicar y tuviera respuestas positivas? El apóstol comúnmente usó esa frase para describir oportunidades de ministerio. Note que el texto enfatiza que la puerta “se le abrió”. Es decir Dios estaba abriendo esta oportunidad en la vida de Pablo. Sin embargo el apóstol no se sintió seguro de aceptar esa gran oportunidad dada por Dios.

La puerta que se abrió en Troas representó una oportunidad divinamente preparada, la clase de oportunidad que Pablo anhelaba y por la que oraba. Pero estaba tan alterado y agobiado por la situación en Corinto que le resultó difícil concentrarse en la oportunidad; no tuvo descanso para su espíritu. La agitación y el descontento de su corazón lo debilitaron y amenazaron con cerrar la puerta que se abrió para el ministerio en Troas. Su intensa preocupación por la iglesia de Corinto planteó preguntas inquietantes en su mente. ¿Afirmarían su amor por él? ¿O seguirían a los falsos apóstoles? ¿Abordarían los problemas específicos por los que los había reprendido: divisiones, contiendas, incesto, matrimonio, soltería, divorcio, el papel de la mujer, idolatría, orgullo espiritual, abuso de la Cena del Señor, mal uso de los dones espirituales? El corazón de Pablo dolía porque no sabía la respuesta a esas preguntas y, como resultado, no tenía libertad para ministrar.[6] Tercero, restringe nuestras libertades. Ahora Pablo ya no está atado a su pasión por predicar el evangelio, sino que está obsesionado con el problema de Tito. ¿Por qué Pablo había perdido la confianza de que Dios estaba en control de su situación? ¿No debía descansar que todo saldría para bien? Es triste estar ministrando atado a una situación inquieta por dentro. Pablo hizo el ministerio en Troas de esa forma.

Tal vez usted debe desempeñar su papel en público porque no tiene de otra, pero simplemente se está consumiendo internamente. ¿Cómo se hace para superar este sentido de conflicto interno mientras hacemos la lucha externamente?  Pablo más adelante sabrá como combatirla.

En segundo lugar la ansiedad no sólo es restrictiva, sino que es también conflictiva. 2:13

El primer conflicto que el apóstol tiene es espiritual. Charles Swindoll dice  quela palabra traducida como “reposo” (anesis ) también puede interpretarse como “un aflojamiento” o “un relajamiento”. Es la misma palabra que se usa en Hechos 24:23 para “libertad” y en 2 Corintios 8:13 para “tranquilidad”. La idea parece ser que, aunque Pablo estaba frente a una puerta abierta que conducía a un jardín de frutos espirituales que casi caían de los árboles, se sentía distraído, inquieto y consternado. Cierta ansiedad se apoderó de su espíritu y le impidió concentrarse en su tarea de ministerio. Lo que debería haber sido un relajante ministerio de tranquilidad se convirtió en una prueba y una tarea. Parece improbable que esto le haya pasado a Pablo, ¿no? ¿Qué clase de predicador seco se para frente a una gran multitud de esponjas espirituales y se aleja sin siquiera una ligera aspersión? Sin embargo, el gran apóstol Pablo mismo, autoproclamado “apóstol de los gentiles” (Gálatas 2:8), se despidió de Troas y se fue a Macedonia. ¿Qué impulsaría a un hombre del aguante y la determinación de Pablo a renunciar a esta oportunidad ministerial?[7]

En su sentido positivo, la ansiedad es una fuerza que nos lleva a tomar decisiones y dar pasos necesarios para afrontar mejor cualquier problema. Esa “ansiedad buena”  es una herramienta necesaria para la vida misma. Sin embargo, una cosa es ocuparse y otra preocuparse. La ansiedad en su sentido más popular conlleva la idea de una preocupación excesiva por el futuro, cercana al miedo, que puede erosionar y hasta paralizar la capacidad de lucha: “Qué me va a ocurrir? ¿Qué será de mi vida? ¿Cómo evolucionará esta enfermedad? ¿Podré trabajar? ¿Ganaré lo suficiente para sostener a mi familia?”. Un sinfín de incertidumbres pueden planear sobre nuestra mente en algún momento de la vida. La inseguridad y el miedo dominan los pensamientos en un círculo vicioso del que no sabemos salir. Es como si el mundo se nos viniese encima y nos aplastara. No olvidemos que la palabra ansiedad -o su sinónima angustia- proviene de una raíz etimológica que significa estrechez, desfiladero, algo que ahoga u oprime. Hemos de combatir este tipo de ansiedad porque muchas veces  suele actuar como un lastre en la vida.[8]

El segundo conflicto que Pablo tuvo fue relacional. Observe que la causa principal de la ansiedad de Pablo era una persona. No pudo encontrar a Tito, su querido amigo y hermano en el Señor. Aparentemente, se suponía que Tito se encontraría con Pablo en Troas para actualizarlo sobre la situación de Corinto y ayudarlo en su ministerio allí. Sin embargo, cuando Pablo llegó a Troas y no pudo encontrar a Tito, su mente se tambaleó, y su imaginación lo alimentaba con imágenes de la peor especie. ¿Había sido arrestado? ¿Traicionado por oponentes judíos o gentiles? ¿Ejecutado? ¿Asesinado? ¿Se retrasó por accidente o enfermedad? Las posibilidades eran infinitas.[9]

Todos hemos estado en situaciones como esta, cuando nuestra intensa preocupación y los miedos a lo desconocido nos consumen, distrayéndonos de las tareas que tenemos entre manos. Todo nosotros que predicamos y enseñamos la Palabra podemos relacionarnos con esto. He perdido la cuenta de los veces que me encontré en el púlpito entregando un mensaje con tanta pasión como pude reunir, deseando desesperadamente estar de vuelta en casa tratando con un asunto de matrimonio, o abordar una brecha persistente en mi relación con mis niños. Presente en el cuerpo, ausente en la mente: esta realidad demasiado común del ministerio público acosa a todo ministro del evangelio. Y persiguió a Pablo durante su breve estancia en Troas como un perro rabioso tratando de morderle los talones. [10]

También la ansiedad es impulsiva.. Un comentarista dice que desesperado por su propia incapacidad para concentrarse en el gran potencial para el ministerio en Troas (cf. 2 Corintios. 7:5-6) Pablo se despide de los  de la iglesia allí y continuó hasta Macedonia. La puerta permanecería abierta para él y a su regreso (cf. Hch 20, 5-11) Dios lo usó poderosamente en medio de ellos, pero por el momento Pablo partió, incapaz de estar a la altura de las circunstancias, sintiéndose sin duda como un hombre derrotado.[11] ¡Que implicación más grande esta! A veces nos culpamos porque abandonamos una oportunidad grandiosa, pero simplemente no podemos seguir. Pablo lo hizo, y no hay ninguna condena de parte de Dios. A veces quizás es mejor hacer eso. Retirarse por un momento, una especie de “tirar la toalla” provisional y tener una mejor perspectiva de la situación. Sin embargo Pablo no se quedo en esa situación.

Así que hemos visto entonces en primer lugar Las Dimensiones de la ansiedad en la vida de Pablo  y hemos dicho que es restrictiva, conflictiva e impulsiva.

Ahora en segundo lugar veremos las Decisiones de la ansiedad. (2:14)

¿Cómo superó Pablo su problema de ansiedad? Lo primero es que tomó una decisión de gratitud. Inmediatamente después de describir su temprana partida de Troas para ir a Macedonia, Pablo escribió: “Pero gracias sean dadas a Dios” (2:14). ¡Qué actitud! Desde los pozos de la incertidumbre, la desesperación y la depresión, Pablo pudo alabar a Dios por su gloriosa liberación. Después de una larga discusión sobre el ministerio, Pablo más tarde volverá a la cuestión de lo que le pasó a Tito, dejando entrar a sus lectores la razón detrás de su alabanza a Dios: “Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no solo por su venida, sino también por el consuelo como había sido consolado, como nos contó tu anhelo, tu lamento, tu celo por mí; así que me regocijé aún más” (7:6-7). Después de la acción de gracias exuberante de Pablo (2:14), no revela inmediatamente la causa de su alabanza. Es como si Pablo estuviera tratando decir a sus lectores que debemos regocijarnos en el carácter de Dios como el vencedor poderoso y digno de confianza sobre todas nuestras circunstancias, incluso si no podemos ver el triunfo puesto inmediatamente ante nuestros ojos. Entonces, en lugar de compartiendo las noticias sobre Tito se basó en una imagen común de su día ya que  eso comunicaría un principio importante concerniente a la vida victoriosa.

En segundo lugar tomó una decisión de actitud. En este punto de la carta, el tema cambia abruptamente. De asuntos de tragedia personal, la restauración de un adversario en Corinto, amigos y compañeros de viaje, el análisis pasa a temas teológicos. Pablo servía como guía espiritual de iglesias que habían surgido en grandes

ciudades de toda la Grecia continental y el oeste de Anatolia. Era impulsado por los temas teológicos que renovaban su celo. Aunque había soportado graves reveses y había sufrido mucho, no olvidaría el cuidado providencial que había tenido Dios de su vida. “Mas a Dios gracias”, escribió, “el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús.”

La palabra  triambeuo  «ir al frente en un desfile triunfal») es una palabra extraña, apareciendo sólo dos veces en el Nuevo Testamento (2.14; Col 2.15). No está del todo claro qué pretendía Pablo que comunicara la metáfora, sin embargo, entendía que era un símbolo importante para su labor. ¿Veía su labor como una marcha de triunfo en triunfo? No parece ser así, ciertamente no en 2ª Corintios. Acababa de describir el sufrimiento que había acompañado últimamente a su labor (1.8, 9; 2.11). Así como Dios había convertido la derrota de Cristo en la cruz en victoria, también el Señor había sacado a Pablo de la humillación que le había impuesto el mundo. Al igual que Jesús, Pablo había manifestado fuerza en lo que sus enemigos percibían como debilidad. Volvió al tema al tanto que continuaba su carta (4.7; 11.30; 12.9, 10; 13.4).[12]

En el mundo romano donde vivían Pablo y sus primeros lectores, el «desfile triunfal» tenía un significado técnico. Remontándose a la historia de la República, los generales romanos habían organizado elaborados desfiles en su propio honor ante la población de Roma. De esta manera, los líderes militares proclamaban cómo habían salvado la República de invasores o habían añadido nuevos e importantes territorios y riqueza al imperio. Sus desfiles triunfales, que a veces tardaban días en pasar, comenzaban mostrando a los cautivos y los botines del territorio conquistado. Grandes hombres que habían sido conquistados eran colocados al frente del desfile: Reyes y generales cautivos —ahora desaliñados y sucios, hambrientos y heridos— eran los primeros. Llevaban grilletes y a veces estaban acompañados por sus familias. En el cortejo de los grandes hombres estaban sus lugartenientes y ejércitos. Al final del desfile, o en algún momento en medio del mismo, los selectos eran asesinados. Luego venía el botín de guerra, recogido de los ejércitos de extranjeros o de alguna ciudad que ahora yacía en ruinas. Después del botín venían los grandes hombres de Roma, incluidos los senadores en sus mejores galas. El general mismo, era llevado en un carro de cuatro caballos, y su ejército le seguía. Se ofrecían sacrificios a los dioses a lo largo del camino. Era una ceremonia elaborada, fusionada en el esplendor romano a lo largo de los siglos.[13]

La palabra utilizada por Pablo en 2ª Corintios 2.14, triambeuo, traía a la mente el espectáculo de un triunfo romano. El uso que Pablo le dio a «triunfo» es desconcertante. En Colosenses 2.15, Dios es descrito como el conquistador; es análogo al general en su carro de cuatro caballos. En Su cortejo están los principados y las potestades del mundo que se opusieron a la cruz. En 2ª Corintios 2.14, en lugar de potestades mundanas, se dice que Pablo y otros como él están incluidos en el cortejo.

¿Dónde se veía Pablo en el desfile triunfal? ¿Pensaba en sí mismo como invitado a un desfile triunfal por Jesús, o se veía a sí mismo como un cautivo en el desfile, siendo llevado en humillación a una rápida muerte? La Reina-Valera traduce, «Dios […] nos lleva siempre en triunfo en Cristo».  La NIV coloca explícitamente al apóstol entre los cautivos: «Pero gracias a Dios, que continuamente nos lleva como cautivos en el desfile triunfal de Cristo…». Es en la debilidad que Cristo manifiesta Su poder (11.30; 12.10b). La palabra griega triambeuo quiere decir ser conducido en un desfile triunfal, no ser honrado por un triunfo. Pablo entendía que su labor apostólica implicaba ser exhibido ante el mundo, ridiculizado, condenado a muerte (1ª Co 4.9).6  Reinar con Cristo en gloria no ha de ser en el presente.

Pablo tiene que cambiar su actitud, en medio de la ansiedad. Está destinado entonces al sufrimiento y a la adversidad.

El cristiano que quiere vivir con Cristo antes del tiempo señalado, quien supone que en este mundo Dios exalta a Su pueblo como generales conquistadores, malinterpreta el Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento no es un «evangelio de salud y riqueza». Si Pablo se estaba presentando como cautivo en el desfile triunfal, ¿quién iba al frente del desfile? ¿Quién era el vencedor? No podía ser otro que Dios mismo. Como cautivo en el cortejo de Dios, Pablo no guardaba amargura, odio ni remordimiento. De buen grado marchaba en el desfile de Dios, visto por el mundo como uno entregado a muerte, para que Dios pudiera mostrarse victorioso en el mundo.[14]

Un autor escribió: «Sin embargo, unido al motivo del sufrimiento está el triunfo del poder de Dios, expresado anteriormente como la liberación de Pablo por parte de Dios (1.3–11).[15]

Sin duda, es paradójico afirmar que uno es un esclavo conquistado expuesto al ridículo

público, y al mismo tiempo que es un participante gozoso en la celebración de la victoria de Cristo. ¡Es, de hecho, justamente el tipo de paradoja que amaba Pablo! Esa es la actitud que Pablo deseaba ilustrar a sus hermanos en Corinto.

Finalmente una decisión de plenitud. Pablo continuó diciendo, [Dios] por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. No está claro si Pablo cambió o sólo desplazó su metáfora cuando habló de sí mismo como alguien que producía el olor de Cristo. La palabra griega que se traduce como «olor», es “osmē” podría utilizarse para un olor agradable o desagradable. La NASB indica que Pablo se estaba refiriendo a sí mismo y a sus compañeros de labores como exudando un olor agradable, uno agradable a Dios. Durante los desfiles triunfales, era común quemar incienso a los dioses. Las flores abundaban. Las fragancias impregnarían la atmósfera. Tal vez Pablo estaba usando las vistas y los olores de un desfile triunfal como una figura retórica para representar la manera en que Dios traía la obra de los apóstoles ante el mundo. Si Pablo pensaba en sí mismo como un prisionero en un desfile para la gloria de Dios, puede que su sufrimiento simbolizara algo más que un aroma agradable. No todos los olores de un desfile triunfal eran agradables. Algunos de los olores que acompañaban un triunfo romano habrían hecho que los rostros se voltearan de disgusto. El hedor de cuerpos sin lavar habría llenado el aire. «Olor», como la traduce la Reina-Valera, es una palabra neutra en nuestro idioma para olores buenos y malos, y una mejor interpretación para la palabra griega osmē. Sin embargo es importante ver que Pablo aclara más adelante las dos categorías de olor. Los que son salvados y los que se pierden. Somos un olor grato para Dios poque hemos sido rescatados.

Las decisiones que Pablo tomó frente a la ansiedad fue una decisión de gratitud, una decisión de actitud y una decisión de Plenitud.

Que Dios nos ayude en los momentos que estemos más ansiosos, y nos de la paz que sobrepasa el entendimiento. Amén


[1] https://www.bibliavida.com/quien-es-dios/como-superar-la-ansiedad-con-dios.html

[2] Ibid.

[3] https://pensamientocristiano.com/Mes/200710.shtml

[4] https://www.predicasbiblicas.com/predicas-cristianas/13881-la-seguridad-del-creyente

[5] https://sermons.faithlife.com/sermons/606455-la-seguridad-del-cristiano

[6] MacArthur, John. The MacArthur New Testament Commentary: 2 Corinthians, pág. 53

[7] Swindoll, Charles.  Swindoll´s Living Insight. New Testament Commentary: 1 and 2 Corinthians, pág. 403

[8] https://pensamientocristiano.com/Mes/200710.shtml

[9] Swindoll, 1 and 2 Corinthians, pág 406

[10] Swindoll, 1 and 2 Corinthians, pág 408

[11] David K. Lowery, “2 Corinthians,” in The Bible Knowledge Commentary, vol. 2,  pág. 556.

[12] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[13] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[14] Lamar Williamson, Jr., «Led in Triumph: Paul’s Use of Thriambeuō» («Liderado en el triunfo: el uso de Thriambeuō por parte de Pablo»), Interpretation 22 (julio de 1968): 325–26.

[15] Ibid.

Pleamares de la vida…

Pleamares de la vida

Shakespeare escribe en su obra Julio César que existe una marea en los asuntos humanos, que, tomada en pleamar, conduce a la fortuna; pero, omitida, todo el viaje de la vida va circuido de escollos y desgracias. En esa pleamar flotamos ahora, y debemos aprovechar la corriente cuando es favorable o perder nuestro cargamento.

El salmo 42 ilustra la experiencia de Bruto en la obra de Julio César. Parece que está sujeto a una lucha de contrastes de la vida.

Así que la próxima vez que tenga ganas de dejar de tirar la toalla, le invito a leer estos versículos en el salmo 42.

El salmista presenta contrastes que representan los altibajos de la vida. Primero, contrasta el desierto y el templo (42:1-5). Tiene sed de Dios. De hecho, tiene tanta sed que está usando sus lágrimas como alimento. Nosotros también tenemos sentidos espirituales: gusto, oído y vista. Cuando tu alma está sedienta del Dios vivo, no estarás satisfecho con sustitutos. No te alimentes de tus sentimientos, porque te envenenarás a ti mismo. El salmista luego recuerda el templo. No hay nada de malo en recuerdos siempre y cuando no vivas en el pasado. Pueden alentar o desanimar. Deja que sean un timón para guiarte y no un ancla para sostenerte. Atrás. Encontramos la respuesta al dolor del salmista en 42:5. Tan a menudo lloramos porque queremos, pero este versículo nos dice que esperemos en Dios. Esta experiencia de la vida nos demuestra que caminamos en el desierto pero a pesar de eso podemos resistir con la experiencia eclesial. Vivimos dificultades pero hallamos facultades en la presencia de Dios.  

Segundo, contrasta las alturas y las profundidades (42:6-7). El salmista va a través de una variedad de emociones, desde la cima de la montaña hasta el valle. Y luego expresa que las olas ruedan sobre él. ¿Alguna vez te has sentido como si te estuvieras ahogando? Jesús paso a través de una experiencia similar (Mateo 20:22). Cuando ores, sé honesto con Dios y dile cómo te sientes realmente. Recuerda que Jesús sabe exactamente cómo sientes, y Él entiende cada experiencia de la vida. La vida está llena de tiempo de montañas y de tiempo de valles. Debemos aprender a experimentar ambas con la convicción de que Dios está con nosotros en cada una de esas estaciones de la vida.

Tercero, el salmista contrasta el día y la noche (42:8). Este es el verso central de Salmos 42 y 43. A veces estamos en la oscuridad debido al pecado, pero en el texto en realidad el salmista está en la oscuridad porque está pasando por un momento difícil. Todos tenemos esos tiempos. Dios ordena el día y la noche y da canciones en el noche (Job 35:10; Hechos 16:25). Recuerda no mirarte a ti mismo, sino a Dios. Espera en Él, y Él te ayudará.

Los contrastes de este pasaje muestran que la vida tiene su gama de experiencias. Puedes esperar tener días oscuros y, a veces, encontrarte en el Profundidades. Anímate a que Jesús entiende cómo te sientes. Estas pasando por un momento oscuro? Recuerda la ayuda de Dios en el pasado. Él será igual de fiel al ayudarte ahora. Sintoniza tus sentidos espirituales con Él y la esperanza en Él.

Sanando heridas…

A lo largo de nuestra vida, con el pasar de los años siempre tendemos a recordar momentos que para nosotros han sido muy tristes y dolorosos, diferentes circunstancias, pérdida de personas, relaciones fallidas, sentimientos de ira, rechazo, maltrato, abandono en nuestra niñez, falta de aceptación o baja autoestima en nuestra adolescencia. Estas y muchas otras situaciones hacen que en nuestra vida necesitemos del toque de Dios para sanar nuestro corazón. ¿Recuerdas que sucesos tristes han afectado tu vida? En lo que a mi respecta tengo muchas áreas en donde por alguna razón y por varias personas he sido herido. A veces son heridas que las personas las hacen conscientemente y otras veces inconscientemente. Sea como sea, siempre duelen y cuesta recuperarse de ellas.

Eso trae a mi mente una historia que leí, y que por cierto se especula que es verídica. Cuenta la historia que un día, en el periódico local, aparece una nota en la que un padre invita a su hijo Pedro a reconciliarse con él. El anuncio decía algo así: “Querido Pedro, estoy muy cercano a morir y quería pedirte perdón. Por mi orgullo en estos últimos años no he compartido tus momentos más felices y tampoco he estado presente cuando has necesitado consuelo. Aunque tarde, me gustaría decirte que te quiero y, sobre todo, que me perdones.  Te espero este sábado en el parque a las ocho de la mañana. Te quiero mucho. Tu papá”. ¿Puedes imaginar lo que sucedió? La noticia dice que el sábado a las ocho de la mañana. Había más de 100 “Pedros” esperando encontrar a su papá.[1]

Sorprende ver cuántos casos hay al igual que este. Hay muchas personas necesitadas de perdonar y otras que necesitan ser perdonadas. La historia de Pedro podría ser la tuya en la cual te has alejado de un ser querido porque no se han aprendido a perdonar el uno al otro.

En 2 Corintios 2:5-11 encontramos una narración que enfoca como Pablo había sido herido y como el afronta el asunto de su sanidad ante esa herida.

Mientras Pablo continúa escribiendo sobre la tristeza que él y la comunidad comparte, dirige su atención a alguien en la comunidad que ha sido una fuente particular de dolor para él: Si alguien ha causado tristeza (2:5). El individuo anónimo al que Pablo se refiere es muy probablemente alguien que tuvo una disputa con él en su reciente visita a Corinto. Parece que esta persona había hecho de la visita de Pablo  una experiencia tan dolorosa que el apóstol se sintió herido y con mucha tristeza. El uso de Pablo de los pronombres personales en primera persona del singular enfoca la atención del lector. Es como que quisiera que la gente se diera cuenta que él no es el único que ha experimentado tristeza. La comunidad también ha sufrido a causa de lo que ha sucedido.[2]

Pablo insinuó que el hombre a quien quería que la iglesia perdonara y consolara se había arrepentido. Su deseo era que el hermano fuera reinstaurado a la plena comunión de la iglesia. El castigo del hombre había sido suficiente; Pablo no tenía ningún deseo de venganza. Se podría decir  que la actitud benévola de Dios para con nosotros en la persona de su Hijo ciertamente se encuentra en el trasfondo aquí. Es probable que el hombre esté desalentándose por la continuación de la disciplina por parte de la iglesia. Lo que se necesita en este punto es que los corintios detengan el castigo y «consuelen»[3]

¿Cómo hace Pablo para superar el agravio que había recibido? ¿Cómo sana su corazón de la herida que este hermano había hecho?

Pablo en primer lugar va a lidiar con las emociones de la herida, luego describirá las estaciones de la herida y finalmente tomará las decisiones de la herida.

Veamos entonces las emociones con respecto a las  herida. (2:5)

En este primer versículo, encontramos a un Pablo que nos está diciendo como se siente o como se sintió con respecto al problema con este hermano. Pablo dice que cuando es herido puede haber tres alternativas de emoción que una persona puede tomar. Primero está la personalización de la herida. Observe que el apóstol usa la expresión “si alguno”. Me parece curioso que no personalice al autor del problema. No encontramos un nombre, o una descripción de quien era. El podría haber nombrado al individuo y marcado por siempre en la carta. Pablo respeta la identidad del individuo. No quiere hacer más grande el problema metiendo a otros en una situación personal. El fraseo sugiere que tenía a alguien específico en mente. Dicho esto, no se puede identificar a la persona más allá de estas referencias pasajeras. La persona que había causado dolor parece haber sido un creyente en Corinto, alguien a quien la iglesia como grupo había censurado. Al mismo hombre se le menciona en 7.12, que dice: «Así que, aunque os escribí, no fue por causa del que cometió el agravio, ni por causa del que lo padeció». El siguiente versículo en este contexto, 2.6, continúa con la instrucción de Pablo a la iglesia concerniente a esa persona que había causado dolor. Pero sigue en anonimato.[4] Cuando personalizamos la ofensa o la herida está en juego nuestro orgullo y hay un deseo de venganza. Pablo se sintió herido por el hermano pero no lo denigra enfrente de otros, ni lo usa como excusa para mostrar su resentimiento.

La segunda emoción puede ser la magnificación  de la herida. Pablo utiliza la expresión “causado tristeza” dos veces en el verso. La expresión es una sola en el texto griego. Esta expresión es un verbo perfecto activo. La expresión indica que Pablo recuerda vívidamente el sucedo en el pasado pero que todavía le está causando dolor en el presente. Lo que el verbo muestra es que Pablo expresa que la situación le había dolido mucho, tanto que todavía estaba lidiando cuando escribió la carta. Sin embargo Pablo no se pone de víctima ni añade emociones para que los demás de la iglesia se pongan de parte de él. Si le ha dolido pero quiere sanar su herida por eso les escribe.

La tercera emoción puede ser la exageración de la herida. Ahora observe que en realidad pablo dice que no quiere ser exagerado pero esta ofensa personal, simplemente ha afectado también a toda la comunidad. Una de las herramientas importantes del enemigo es hacernos ver y sentir más de lo que realmente ha pasado. El enemigo quiere sobrecargarnos muchas veces en nuestras heridas para que implemente permanezcamos atados a su voluntad. Pablo es honesto y real, no es exagerado al revelar que la ofensa lo afectó a él y a la iglesia.  

Tres emociones se mezclaron el explicación de Pablo en el versículo 5. Primero una emoción de personalización, una emoción de magnificación y finalmente una emoción de exageración.

En una ciudad cualquiera, en un tiempo cualquiera, en una calle cualquiera, un perrito callejero es atropellado. El pobre animal queda tendido en la acera. Dos amigos que pasan por allí caminando y que no han llegado a presenciar el accidente, ven el perro herido, jadeando con angustia. Uno de los dos amigos se acerca al animal y trata de levantarlo para llevarlo hasta un veterinario. Al intentar pasar una mano debajo de su cuerpo, el perro gruñe y muestra los dientes. Cuando el muchacho lo vuelve a intentar, el perro le muerde. El joven lo suelta y, mirándose la herida, se queja con su amigo:

—Perro desagradecido… Lo quiero ayudar y encima me muerde.

El otro palmea la espalda de su amigo tratando de calmarlo:

—No te enfades –le dice, mientras intenta limpiarle la pequeña herida con su pañuelo–. No ha intentado morderte por maldad ni por falta de gratitud. Muerde porque está herido.[5]

Mucha gente es como este perro ataca porque está herida. Sin embargo Pablo establece que hay una serie de estaciones por las que debemos pasar para poder realmente superar nuestros errores y heridas.

En segundo lugar vemos entonces las estaciones con respecto a las  heridas. (2:6-8)

El texto nos exhorta a entender el proceso por el cual pasamos para superar nuestras heridas. Son como etapas o estaciones por las que debemos transitar si queremos recuperarnos de cualquier herida que hayamos tenido.

La primera estación es la de reprensión. Observe que pablo dice “esta reprensión”. Algunos entendemos “reprensión” como regaño, advertencia o algún tipo de exhortación severa. Pero es interesante que Pablo utiliza la palabra griega “epitimia”. Esta palabra es muy ilustrativa.

Según un erudito dice que  estaba asociada con el  amor como deseo intenso. Es cuando realmente pones el corazón en algo, lo anhelas, lo codicias. Su significado de forma positiva implica el «deseo», cuando lo interpretamos de forma negativa hablamos de «codicia».[6] Lo que viene a implicar que los hermanos en realidad habían puesto todo su corazón en la restauración del ofensor. Tenía un deseo ardiente o una especie de ”codicia” incesante para que volviera al redil su hermano. Habla de una tremenda preocupación por la salud espiritual de la iglesia y de todos los miembros. Esta etapa comunica que se está interesado en la salud del hermano. La iglesia como reino de paz que es no puede usar la fuerza carnal para castigar a los cristianos que profesan una forma de vida que no practican. En lugar de ello, los hermanos y hermanas en Cristo utilizan su influencia colectiva para recalcarle a un cristiano errante la gravedad del pecado.

La segunda estación es la del perdón. Pablo  es algo así como un innovador ya que habla sobre el perdón en el vrs. 7. Los evangelios a menudo hablan sobre el perdón. con el verbo aphiēmi,  este es el verbo usado en el Padrenuestro: “Perdónanos nuestras deudas como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mateo 6:12; Lucas 11:4). El sentido raíz de aphiēmi es «quitar», pero Pablo no usa el verbo aphiēmi al  hablar de perdón excepto cuando él cita Sal. 32:1 en Rom. 4:7. En  2:7, el vocabulario que Pablo prefiere cuando se escribe sobre el perdón es charizomai, un verbo que se usa en el NT sólo en Lucas-Hechos y en el corpus paulino. Pablo usa el verbo en todos sus cartas existentes, con la excepción de 1 Tesalonicenses. Este verbo connota un aspecto del perdón que no es inherente a aphiēmi. Relacionado con el sustantivo charis, el sentido básico del verbo charizomai es manifestar el placer de uno al dar. Por lo tanto, el verbo se usa a menudo para significar «conceder» o «dar como un favor». A veces el verbo se usa en textos judiciales con el significado de «liberar» o «entregar a otra persona». Pablo generalmente usa el palabra para hablar de los dones de Dios (Romano 8:32; 1Corintios. 2:12; Gálatas 3:18; Filipenses. 1:29; 2:9; Filemón. 22), pero en 2 Corintios y solo aquí, Pablo usa el verbo para connotar un tipo especial de dar: la concesión del perdón, perdonar (2:7, 10 [3x]; 12:13). En las generaciones anteriores a Pablo, el verbo charizomai no se había usado para significar «perdón» o «perdonar». El uso del término con esta connotación comenzó en el tiempo de Pablo. El propio uso de Paul de charizomai sugiere que el perdón es un acto de gracia, un acto motivado por charis, gracia.[7]

La tercera estación es la de consolación. Esta expresión lleva la idea de acompañamiento. Es la palabra que describe al Espíritu Santo. Tiene que ver con la observancia y el apoyo que los hermanos y la iglesia deben dar. Incluye la aceptación y la comunión con el hermano que antes se había apartado.

La cuarta estación es la de la confirmación. Es interesante que Pablo usa la palabra kuroo. Esta procede la raíz griega kurios. La expresión se puede traducir como hacer valido confirmar pública o solemnemente, ratificar. Da la idea de obedecer a su señor nuevamente.[8]  Ahora que el hombre que había causado problemas a Pablo y a la iglesia de Corinto se había arrepentido, la tarea de los discípulos era manifestarle el amor de Cristo: Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él. La persona disciplinada necesitaba entender el afecto que la iglesia le tenía a pesar de sus errores. Pablo no albergaba ninguna disposición reticente. Su petición era que los lectores se mantuvieran firmes en asuntos del bien y del mal y fieles a su Señor; pero cuando un pecador se arrepiente, el pasado ha de ser olvidado. La iglesia ha de ser un pueblo unido en amor. Paul Barnett resumió el sentimiento del apóstol en 2ª Corintios

de la siguiente manera: «Incluso su disciplina de los ofensores en la iglesia es mediante la “mansedumbre y ternura de Cristo” (10.1), aunque fue interpretado por ellos como “débil” (10.10)» [9]

Pablo establece que debemos pasar por varias estaciones para curar las heridas propias y las de otros. Primero es la estación de la reprensión, la segunda es la etapa del perdón, la tercera etapa es la de la consolación  y la cuarta  la de la confirmación.

En tercer lugar veremos las decisiones con respecto a las heridas. (2:9-10)

En el pasaje Pablo orilla a los de Corinto a que tomen tres decisiones importantes con respecto a la situación vivida. La primera decisión es una decisión de sumisión. Una vez más, Pablo usó el aoristo simple egrapsa («escribí») para referirse a una carta que había escrito previamente de Éfeso. La frase para este fin no insinúa que la carta angustiada hubiera sido la manera como Pablo probó a los corintios o afirmó su autoridad sobre ellos. La disciplina del hombre que había resistido a Pablo durante su triste visita no había sido el objeto de la carta de seguimiento. Más bien, las instrucciones que Pablo había enviado habían de ayudarle a evaluar el rumbo que tenía que tomar su labor en Corinto. Pablo necesitaba saber dónde se situaba él para con los hermanos. Les dijo, os escribí, para tener la prueba de si vosotros sois obedientes en todo. El evangelio que Pablo les había proclamado contaba con el respaldo de la autoridad de Cristo. Si descartaban la libertad del evangelio sustituyéndola con la esclavitud de la ley de Moisés (como en Ga 5.1), la obra de Pablo entre ellos llegaría a su fin. Tenía que probarlos para decidir si debía continuar su labor en Corinto o buscar más campos fructíferos en otros lugares.[10]

La segunda decisión es una decisión de restauración. A veces, Pablo instruía a la iglesia y les requería que le escucharan como apóstol de Cristo que era, en oposición al diablo. En otras ocasiones, Pablo permitió que la iglesia dirigiera. Por ejemplo, escribió: Y al que vosotros perdonáis, yo también. Si los corintios interpretaban el arrepentimiento del ofensor como genuino, si le perdonaban, el perdón por parte de Pablo estaba asegurado. Hizo un esfuerzo por separar la ofensa de sí mismo personalmente. El daño que el hombre le había hecho a la iglesia era lo más importante. El apóstol trató de minimizar el enfoque en cualquier ofensa personal diciendo, porque también yo lo que he perdonado, si algo he perdonado, por vosotros lo he hecho. Su perdón había sido por ellos, en el sentido de que estaba afirmando el acto caritativo de ellos. La última frase de 2.10, en presencia de Cristo más literalmente, «en el rostro de Cristo», es difícil. Estas palabras probablemente quieren decir que Pablo había actuado abiertamente delante de Cristo. Esperaba la plena concurrencia de Cristo en el perdón que ofreció. Lo que la iglesia perdonó, Pablo perdonó; y lo que Pablo perdonó, Cristo había perdonado (Mateo 16.19; 18.18). Si bien ese parece ser el significado, también es posible que Pablo estuviera dando expresión a un leve juramento algo parecido a «Afirmo en la presencia de Cristo que le he perdonado». En 2:10, 11, Pablo expresó su preocupación de que Satanás utilizara la disciplina del hombre que lo había enfrentado para desalentar al hermano y alejarlo de Dios. Para asegurarse de que no sucediera, alentó la reconciliación entre el hombre y aquellos que habían participado en su disciplina.

La tercera decisión es una decisión de liberación. Pablo hablaba regularmente de Satanás como una persona empeñada en conducir a las gentes a la destrucción. En 4.4, llamó al villano perpetrador del pecado «el dios de este siglo»; en 6.15, se refirió a él como «Belial», subrayando la sutileza del pecado. Pablo sabía que él y la iglesia, en solidaridad, necesitaban estar en guardia para que Satanás no [ganara] ventaja alguna sobre nosotros. La palabra «Satanás» es tomada del hebreo para «acusador». La palabra griega que se traduce como «diablo» es más o menos equivalente, queriendo decir algo así como «calumniador» (vea Tito 2.3). Las traducciones a nuestro idioma tienden a interpretar «Satanás» como un nombre propio y deletrean la palabra con mayúscula. Se le describe como el diablo, «el calumniador»; y su nombre es «Satanás», que quiere decir «el acusador». Es la fuente del pecado y de las doctrinas falsas. La presencia de Satanás es un enigma en las Escrituras. Esto es seguro: Satanás no es un dios malvado que se enfrenta al Dios que es Creador y Redentor. Tal vez fue mediante la revelación de Cristo que Pablo se había convertido en conocedor de las estratagemas de Satanás. Dijo: no ignoramos sus maquinaciones. Saber cómo actúa un enemigo nos vuelve más eficaces contra él. La meta de Pablo era evitar que Satanás se aprovechara de todos ellos, por medio del hombre que había ofendido, dividiendo la iglesia. La congregación había disciplinado al ofensor; era hora de que los miembros trabajaran juntos para perdonarle y consolarle. El apóstol seguiría el ejemplo de la iglesia en el asunto.

Hemos visto las emociones de las heridas, también hemos visto las estaciones de las heridas y finalmente las decisiones en las heridas.

Para terminar, quisiera decir que la corrección de Pablo de los corintios que oscilan por el péndulo se puede resumir en una simple frase que todos haríamos bien en memorizar: «Nuestro  perdón debe ser tan rápido como lo fue nuestra severa disciplina». Esto se aplica al perdón entre amistades, relaciones matrimoniales y familiares, y membresía de la iglesia. Al mirar hacia atrás a la amonestación de Pablo a la creyentes en Corinto, podemos ver tres principios prácticos con respecto a las sanidades de nuestra heridas que todos debemos tomar en serio y nunca olvidar.

Primero, el verdadero arrepentimiento requiere el perdón inmediato y completo. Yo no hablo del perdón apresurado basado en el arrepentimiento barato en forma de un frívolo «¡Oye, lo siento!» o una confesión forzada. Estoy hablando de la verdad arrepentimiento: del tipo que puedes ver en sus ojos, escuchar en su tono de voz, sentido en su quebrantamiento personal. Cuando el corazón de una persona es perforado por convicción genuina, la sensación de vergüenza e indignidad puede ser casi abrumador. También es obvio. El hijo pródigo quería volver hogar como siervo en lugar de como hijo (Lucas 15:18-19). El cuerpo de Cristo no tiene período de prueba para los pecadores genuinamente arrepentidos. El verdadero  arrepentimiento y sincero no es una imitación superficial— llama a la restauración y celebración.

En segundo lugar, el perdón completo es demostrativo, no teórico. No lo es algo que pensamos o sentimos, sino algo que hacemos. Recordemos los imperativos de  2 Corintios 2:7-8? Debían «perdonar», «consolar» y «reafirmar». Perdonamos cuando hablamos palabras de liberación a la parte ofensora:  Decimos «Yo te  perdono. Estamos dejando esto atrás y seguimos adelante». Nos consolamos  cuando acompañamos a los que nos ofendieron, no solo perdonándolos. por sus errores, pero ofreciéndose a ayudarlos a reconstruir y fortalecer áreas de debilidad. Reafirmamos cuando los restauramos a su nivel anterior de relación, invitándolos e involucrándolos en nuestras vidas, confiándoles la derechos y privilegios que tenían antes. Por supuesto, cada vez que perdonamos como esto, nos arriesgamos. Pueden fallarnos de nuevo. Podemos depositar nuestra confianza en un alma poco fiable. Pero eso es gracia. La gracia es arriesgada.

Tercero, retener el perdón invita a problemas del adversario. Cuando te niegas a perdonar a un pecador genuinamente arrepentido, esa persona puede tropezar con una espiral descendente: el dolor abrumador conduce a la confusión, infructuosidad, y dudas acerca de su posición ante Dios. Esto puede llevar a enfoques no bíblicos de la vida cristiana: «¿Qué debo hacer para redimir yo mismo de esto? ¿Cómo puedo mejorarme a mí mismo para ser aceptable para los demás y al Señor?» En última instancia, la frustración y la amargura se pueden desarrollar. Si ese no es un camino pavimentado por el adversario, no sé qué es. ¿Estás guardando rencor? ¿Estás sosteniendo algo sobre alguien? ¿quién te ha hecho daño en el pasado, pero quién se ha arrepentido genuinamente? Si es así, usted necesita cancelar la deuda de inmediato, expresar su incondicional perdón, y comenzar a restaurar esa relación. ¿Hay alguien hoy que necesite escuchar y sentir tu perdón, ¿consuelo y reafirmación? Lo que le impide llegar y tocando a esa persona con misericordia y gracia sanadoras? ¿Son sus actitudes implacables hacia alguien que resultan en su ¿exasperación o desesperación? ¿Están obsesionados con obtener su aprobación? Esto puede ser un hijo, un cónyuge o incluso un padre. Necesitas liberarlos para que no se convertirán en un objetivo para las retorcidas tentaciones de Satanás.


[1] https://www.asombrosodios.com/2015/01/importancia-amorl-perdon-anecdota-dios.html

[2] Collins, Raymond F. PAIDEIA :Commentaries on the New Testament: 2 Corinthians, pág.55

[3] Belleville, Linda L., 2 Corinthians (2a Corintios), The IVP New Testament Commentary Series, pág. 74

[4] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[5] https://www.cuerpomente.com/psicologia/desarrollo-personal/como-sanar-heridas-recuperar-alegria_436

[6] https://belenkenda.wordpress.com/2012/10/04/segun-los-griegos/

[7] Collins, Raymond F. PAIDEIA :Commentaries on the New Testament: 2 Corinthians, pág.58

[8] https://www.blueletterbible.org/lexicon/g2964/rvr60/tr/0-1/

[9] Barnett, Paul, «Paul Doing Theology for the Corinthians: Second Corinthians», en Doing Theology for the

People of God: Studies in Honor of J. I. Packer, pág 129

[10] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

diga «ah»…

Diga ah

En contadas veces he ido al médico para que me revise y evalúe mi condición física. Generalmente el médico dice: «Abra la boca. Luego introduce una paleta de madera y dice: “ saca tu lengua» y diga “ah”. Luego procede a escuchar mi corazón. Incluso me mira a los pies.

Dios también muchas veces quiere hacernos un chequeo espiritual de vez en cuando. En el salmo 37:30-34 David se refiere a un examen similar en estos versículos.

En primer lugar, Dios está preocupado por tu boca. «La boca de los justos habla sabiduría, y su lengua habla de justicia» (v. 30). ¿De qué hablas? Si Dios si te dijeran: «Abre la boca y saca la lengua», ¿qué sería lo que haría ¿De qué se enteraría? Es increíble lo que un médico puede descubrir al examinar la lengua. También es asombroso lo que Dios puede descubrir acerca de nosotros, y lo que nosotros podemos descubrir. sobre nosotros mismos! La Palabra de Dios necesita estar en nuestros labios. En segundo lugar, Dios también está preocupado por tu corazón. «La ley de su Dios está en su corazón» (v. 31). Cuando Dios escucha tu corazón, ¿escucha Su Palabra? Cuando Dios es la ley está en tu corazón, Él puede hacer algo a través de ti y en ti y por ti. «Pero su deleite está en la ley del Señor, y en Su ley medita día y día y noche» (Sal. 1:2). Lo que hay en tu corazón determinará lo que está en tus labios. Si la verdad de Dios está en tu corazón, entonces la Palabra de Dios estará en tus labios.

En tercer lugar, Dios también se preocupa por tus pies. «Ninguno de sus pasos se deslizará» (v. 31). La persona justa no retrocede; sus pies caminan por el camino correcto porque su corazón está lleno de la verdad de Dios. Tampoco se avergüenza de decir esa verdad a través de sus labios. Él tiene un testimonio  para el Señor. Cuidar el corazón es lo más importante que podemos hacer. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él emana la vida.» (Prov. 4:23). Si nuestro el corazón está bien con Dios, nuestros labios y nuestros pies serán lo que Él quiere que sean.

¿Has tenido un chequeo espiritual últimamente? Tú puedes permanecer saludable por medio de guardar la Palabra de Dios en tu corazón. Esa verdad se extenderá a la otras partes de su cuerpo. ¿Glorificas a Dios con tu boca, pies, y corazón?

Síndrome del corazón roto…

Corazón roto

Tres personajes llamaban mi atención en mis tiempos de niñez. Los primeros dos eran  Leoncio el león y Tristón (Lippy the Lion and Hardy Har Har, título original en inglés). Esta era una serie de dibujos animados creada por  Hanna-Barbera. Se trataba de un León del Atlas y de una hiena moteada antropomórficos y parlantes cuyas aventuras se emitieron por las emisoras de televisión estadounidenses. Leoncio es un León pobre, aventurero, voluntarioso y optimista que busca a la fortuna esquiva allende va. Piensa positivamente y que las cosas no tienen por qué salir mal y que en algún momento la fortuna le abrazará y se hará rico, famoso y la vida le sonreirá. Por el contrario, a su lado fielmente le sigue Tristón, un pesimista empedernido que parece estar obstinado en demostrarle lo equivocado que está. Constantemente le advierte de que sus aventuras le comportarán males, y parece un vidente porque es abrir la boca y las cosas se ponen mal. Y ya los puedes ver a los dos corriendo para salvar la piel. Con la persistente coletilla amargada de Tristón Oh Cielos!, Leoncio te lo dije que mala suerte![1]

El tercer personaje era el rey de la comedia muda Buster Keaton. Logró el arte de no sonreír jamás ante la cámara, por lo que le apodaron Cara de palo y fue conocido porque, salvo en una ocasión, jamás dejó que le doblaran en las escenas. El hombre era el rostro más triste de la farándula y sin embargo sacaba miles de sonrisas con sus acrobacias. Mientras el público reía sus gracias, en lo personal estaba amargado porque su primera mujer y madre de sus dos únicos hijos, Natalie Talmadge, era tremendamente caprichosa y se empeñaba en mostrar su estatus.[2]

Los tres era la representación de la mala suerte y la tristeza. Y es que cuando uno habla de tristeza hay muchas cosas que son realmente trascendentales para nuestro diario vivir.

La tristeza (y su opuesto, la alegría) es un tema que tiene mucha importancia en la vida psicológica y espiritual. Desde ya digamos que hay una tristeza buena y otra mala…La tristeza es uno de los grandes males de nuestro tiempo que incluso alcanza el matiz patológico de ‘complejo de falta de sentido existencial’, como lo llamó Víctor Frankl, manifestándose como frustración existencial, depresión existencial o pesimismo radical[3]

¿Qué es la tristeza? Es una reacción ante una pérdida o situación adversa por la que nos vemos superados. La tristeza también pueda aparecer tras grandes alegrías cuya dimensión resulta excesiva para que la persona que la experimenta pueda gestionarla emocionalmente con eficacia.[4]

La porción de 2 Corintios 2:1-4 usa la palabra tristeza siete veces. La usa dos veces como sustantivo y cinco veces como verbo. Aparentemente el apóstol Pablo se sentía triste y ansioso por lo que había ocurrido en Corinto. ¿Qué era lo que pasaba por la mente y el corazón de Pablo?

Llevando a cabo la línea de pensamiento del capítulo uno, Pablo se defiende a sí mismo en contra de los Corintios Cristianos. Algunos de entre ellos le criticaron porque él había cambiado sus planes de viaje y no vino cuando él lo planeó. Ellos utilizaron este cambio de planes para decir de Pablo, “Él es de poco fiar e indigno de confianza. No necesitamos escucharle en nada.” Pero Pablo explica que había muchas razones del porque él no pudo ir como planeó, una de ellas que trataban de librar a los Corintios (2 Corintios 1:23).[5]

Ahora en la porción que estamos estudiando en esta ocasión, Pablo nos va hablar de cuatro áreas que se relacionan con la tristeza. La primera cosa es que hay una relación de la tristeza con la necesidad, la segunda cosa es que hay una relación de la tristeza con la honestidad, la tercera cosa es que hay una relación de la tristeza con la verdad y finalmente la cuarta cosa es que hay una relación de la tristeza con la autenticidad.

Veamos la primera relación que existe alrededor de la tristeza. Esta es la relación que existe entre tristeza y necesidad. (2:1)

Todo ser humano tiene necesidades, y tiene deseos, pero las personas confunden deseos con necesidades. Resulta que muchos han satisfecho sus deseos pero no han logrado satisfacer sus necesidades esenciales; no siempre nuestros deseos tienen que ver con nuestras necesidades esenciales. Nosotros no necesitamos satisfacer deseos, sino ser satisfechos en nuestras necesidades fundamentales; y Cristo es el que sacia todas nuestras necesidades. Nuestro esposo o esposa no puede llenar nuestras necesidades fundamentales, ni un hijo, ni siquiera una cuenta bancaria puede llenarnos. No necesitamos que una casa con rejas o sistemas de alarma satisfagan nuestras carencias. No hay nada en el mundo que pueda satisfacer nuestras necesidades fundamentales, ¡sólo Cristo sacia toda necesidad![6]

Cuando uno observa el vrs. 1 el apóstol Pablo expresa tener una gran necesidad, que puede generar en el tristeza. Primero su necesidad es emocional. La expresión que se usa es “determiné”. Esta palabra en el texto griego se refiere a separar, seleccionar, escoger, luchar y resolver. El que vaya acompaña de la expresión “conmigo” implica que en Pablo había una lucha muy fuerte. Esta lucha es interior. Estaba batallando con sus propias emociones acerca de la situación en Corinto y que era lo más necesario. Esto había causado elegir entre la alegría y la tristeza. No hay mayo cosa que cause angustia y tristeza que estar en una lucha con uno mismo. Un autor dice que aunque Pablo era enérgico y exigente en cuanto al discipulado cristiano de sus hijos en la fe (los corintios), era muy sensible y deseaba tener una relación estrecha y fructífera con ellos. En el v. 1 mostró una vez más su desinterés en renovar un conflicto que los heriría tanto a ellos como a él.[7]

Todos tenemos luchas serias, más de las que queremos reconocer.  Las palabras de un autor son tan pertinentes él dice:

“La vida cristiana es una batalla. He seguido a Jesús durante cuatro décadas. Al considerar estos años, han sido tiempos de gran bendición, más de lo que podría haber pedido o incluso imaginado. Al mismo tiempo he tenido muchos desafíos y obstáculos. Han sido pocos los períodos en los que no enfrenté algún tipo de batalla. La naturaleza de estas batallas ha variado enormemente. He tenido batallas internas, tiempos de tentación intensa, dudas, temor y ansiedad. He vivido tiempos de profunda tristeza, grandes pérdidas y duelos. He tenido batallas en temas de salud, sueño, finanzas, trabajo y relaciones. He pasado por períodos de gran oposición y críticas”.[8] Y luego añade que nuestra batalla se libra contra una triple alianza: el mundo («el enemigo que nos rodea»), la carne («el enemigo dentro de nosotros») y el diablo («el enemigo sobre nosotros»).[9]

¿Cómo transitar estas batallas emocionales de la vida? Esa es una de las luchas de Pablo en este momento.

Por otro lado Pablo tiene una necesidad circunstancial. Hay una expresión importante que se destaca y califica a “ir” y es la expresión “otra vez”. Significa una circunstancia que se repite. Pablo ya era la tercera vez que iría a la iglesia en Corinto.

La visita no planeada descrita en 2.1–4 aparentemente no había ido bien. Lucas tal vez sabía que no había resultado como Pablo había esperado y optó por no hacer ninguna mención de ello en Hechos por esa razón. Durante el viaje no planeado, los enemigos de Pablo lo habían atacado, y sus amigos habían dicho poco en su defensa (11.20). La confrontación podría haber tenido otros aspectos poco agradables que no conocemos. En el curso de estos acontecimientos, tuvo que haber hecho arreglos para volver a Corinto de camino a Macedonia (1.16).[10]

En realidad una de las grandes causas de nuestro fracaso y tristeza espiritual muchas veces tiene que ver con que o repetimos lo mismo o nos hacen repetir las mismas situaciones. No hay peor situación en la vida de un cristiano el hecho de que no pueda romper el ciclo del pecado repetitivo en su vida. Si bien Pablo no está hablando de su pecado en el texto pero si está hablando que su experiencia se iba a repetir otra vez.

La tercera necesidad espiritual es relacional. Pablo dice que quiere vincularse con ellos no con tristeza sino con gozo. La palabra que se utiliza para tristeza en el texto griego es “lupe”. La palabra significa tristeza, dolor, molestia, aflicción y luto. También el texto dice “en tristeza” y no “con tristeza”. Lo que viene a dar entender que Pablo realmente estaba afectado emocionalmente por los corintios. Si hay una cosa que nos hace sentir vulnerables y tristes es tener una relación tensa con las personas que estimamos.

Así que podemos tener necesidades emocionales, circunstanciales y relacionales. ¿Cómo se combate la tristeza que nace de la necesidad?

Bueno se combate cuando la expresamos tal como la hace el apóstol Pablo.  Así es, exprese como se siente, que está pensando hacer, como percibe su estado de ánimo, sea como el apóstol expresa su lucha de no ir con tristeza. Necesitamos muchas veces hacer saber cómo nos sentimos. No oculte su realidad, sea usted.

Veamos la segunda relación que existe alrededor de la tristeza. Esta es la relación que existe entre tristeza y honestidad. (2:2)

Ahora Pablo demuestra claramente lo que está haciendo y porqué lo está haciendo. Hay tres dimensiones que se tocan en este pasaje con respecto a la honestidad. Pero antes debemos tener quizás en claro que es la honestidad.

Honestidad significa dar tu corazón a Dios; ser auténtico y abierto con Dios en todas las cosas, nunca esconderle los hechos, no tratar de engañar a aquellos por encima y por debajo de ti, y no hacer cosas solo para ganaros el favor de Dios. En pocas palabras, ser honesto es ser puro en tus acciones y palabras, y no engañar ni a Dios ni al hombre.[11]

Pablo era un hombre honesto y el hace tres declaraciones con respecto a su honestidad. Lo primero es la realidad de la honestidad. Observe que Pablo dice “porque si yo os contristo”. La idea es que Pablo había producido tristeza en la vida de los corintios.

En una nota afectuosa, Pablo les recordó a sus lectores que había sido doloroso para él enfrentar asuntos doctrinales o morales durante su última visita a Corinto: Porque si yo os contristo, ¿quién será luego el que me alegre…? No había encontrado gozo en su apresurado viaje desde Éfeso unos meses antes. Había sido difícil para él enfrentarse a personas a las que amaba y exigir que se hicieran cambios. Sin embargo, Pablo no ofreció ninguna disculpa por la postura que había tomado mientras estaba con ellos o

por la carta angustiada; había sido necesario que escribiera como lo había hecho. La redención de ellos en Cristo había sido el tema en cuestión. Había escrito con un corazón atribulado, pero su propósito nunca había sido reivindicarse.[12]

Lo segundo es la dificultad de la honestidad.  El pensamiento del texto continua con la frase ¿“quién será el que me alegre”? «Fieles son las heridas del que ama; pero importunos los besos del que aborrece» (Proverbios 27:6). Pablo sabía que sus palabras lastimarían a los que quería, y esto le partió el corazón. Pero también sabía (como todo padre amante conoce) que hay una gran diferencia entre lastimar a alguien y hacerle daño a alguien. Algunas veces quienes nos quieren nos lastiman para impedir que nos hagamos daño nosotros mismos. Por eso es difícil ser transparente y honesto ante una situación que requiere medidas inmediatas.

Lo tercero es la practicidad de la honestidad. Dice el texto:  “sino aquel quién yo contristé”.El apóstol no se había avergonzado de confesar que necesitaba el aliento de los hermanos corintios. Estar en Cristo significa compartir una comunión. Cuando se vio obligado a causar dolor a sus semejantes cristianos en Corinto, Pablo se había encontrado a sí mismo dependiendo de los mismos a los que había afligido para que le alentaran. Parecía que jamás olvidaba que la vida en Cristo es vida en comunión con otras personas que comparten la fe. Pablo no había roto la relación con la persona que había disciplinado, sino que su arrepentimiento generaría en Pablo un gozo mayor que la reprensión anterior.

Entonces la tristeza y la honestidad nos revelan tres cosas importantes. Nos revelan la realidad de la honestidad, la dificultad de la honestidad y la practicidad de la honestidad.

¿Cómo reforzamos la honestidad que nace de la tristeza?

Simplemente cuando restauramos tal como la hace el apóstol Pablo. Debemos convertirnos en personas que al ser honesta buscamos no avergonzar sino restaurar a las personas. La honestidad no descarta el amor y la entrega por otros.

Veamos la tercera relación que existe alrededor de la tristeza. Esta es la relación que existe entre tristeza y  la verdad. (2:3)

Pablo había confrontado a los corintios con la verdad en diferentes dimensiones.

El mundo de hoy se encuentra inundado de palabras, aun así tenemos sed de la verdad. Desde publicaciones impresas, televisión y radio, y especialmente desde los medios digitales, vemos y escuchamos un flujo constante de mensajes diluyendo día y noche prácticamente en todos los lugares y situaciones de nuestras vidas. Las palabras que vemos u oímos conllevan alguna consecuencia: psicológica, emocional o espiritual. Esa es la forma en que Dios nos ha hecho. Es una gran pena que en un momento en el que la cantidad de palabras que se expresan está en su punto más alto, las consecuencias de las palabras mal usadas dañan la causa de la verdad y el bien del alma humana. A medida que nuestra sociedad continúa haciendo uso de las noticias y los recursos de las redes sociales, no es raro que las personas se sientan frustradas, confundidas y desanimadas. En ocasiones, incluso luchamos contra la ira, el desconcierto y la desesperación.

La naturaleza descortés de nuestro discurso civil es un fruto podrido de este problema. Las personas frecuentemente se vuelven unas contra las otras con odio, en lugar de simplemente estar en desacuerdo entre sí. Lo que podría ser una conversación constructiva o un debate caritativo a menudo permea en declaraciones como “nosotros” en contra de “ellos”.

¿Qué tipo de verdad debe tener el cristiano en su vida?

Pablo dice en primer lugar que  la verdad escritural. “Os escribí” dice Pablo.

Por primera vez, Pablo se refirió a una carta anterior que había escrito a la iglesia de Corinto. Aludió al contenido de la carta en los versículos que siguen y nuevamente en el capítulo 7.  A medida que se dice más acerca de la carta, se hace obvio que Pablo no estaba refiriéndose a 1ª Corintios. La carta a la que se hace referencia aquí había tratado con divisiones. Esta conmoción amenazaba 1) los lazos de amor que unían la iglesia, 2) su confesión de fe, y 3) la relación entre ella y Pablo, un hombre designado por Cristo para ser Su apóstol. La postura doctrinal de la iglesia la convertía en la comunidad confesional que era. A Corinto habían llegado «falsos apóstoles» (11.13)

recientemente y habían minado la fe de algunos. Pablo les había escrito para que, cuando volviera a visitarlos, los tristes enfrentamientos de su última visita ya no fueran necesarios. Continuó su referencia a la carta, diciendo: Y esto mismo os escribí, para que cuando llegue no tenga tristeza.… La frase enfática «esto mismo»  subraya que Pablo esperaba que la carta angustiada, franca como había sido, aliviaría el estrés cuando visitara nuevamente. La carta, al menos en parte, sentó las bases para una tercera visita.[13]

Tenemos una verdad Escritural ella nos ayuda desarrollar esperanza y corrección ante situaciones complejas. Debemos someternos siempre a esa verdad Escritural.

En segundo lugar Pablo dice que la verdad es motivacional. Pablo fue siempre consciente de un doble propósito. Primero, tenía que enfrentarse a la inmoralidad, la idolatría y la infiltración de la comunidad por parte de maestros de Judea. Si fracasaba en esa parte de su misión, la iglesia en Corinto podría apartarse de Cristo. En segundo lugar, tomando prestadas las palabras que más adelante escribió a otros cristianos, Pablo estaba consciente de su necesidad de decir «la verdad en amor» (Efesios 4.15).[14]

En tercer lugar Pablo dice que la verdad es congregacional. En contraste con el dolor que había acompañado su segunda visita a los hermanos de Corinto, Pablo expresó confianza en ellos, diciendo: mi gozo es el de todos vosotros. En esta carta, Pablo había explicado por qué no había ido directamente de Éfeso a Corinto, sino que en lugar de ello había escrito. Había confiado en que, cuando los corintios la leyeran, entenderían que al venir a ellos en su estado rebelde sólo hubiera experimentado dolor a manos de aquellos que sabían, todos ellos, en el fondo de sus corazones que debían estar haciéndole feliz y siendo partícipes de su felicidad.[15] La palabra “confiando” se puede traducir como persuadir, inducir a uno por medio de palabras a creer , hacerse amigo de, ganarse el favor de uno, ganarse la buena voluntad de uno, o tratar de ganarse uno, Pablo sabía que su carta iba a desarrollar una dinámica congregacional que mejoraría el ánimo y la condición espiritual de la iglesia en Corinto.

Entonces la tristeza y la verdad nos ilustran tres dimensiones. Una dimensión escritural, una dimensión motivacional y finalmente una dimensión congregacional.

¿Cómo proclamamos la verdad ante la tristeza?

Simplemente cuando exhortamos con la verdad como lo hace el apóstol Pablo. Los cristianos queremos crecer a imagen de Cristo. Para eso necesitamos más que conferencias, eventos, reuniones y disciplinas (aunque todas esas cosas son buenas).

Según el apóstol Pablo, crecemos a semejanza de Jesús “al hablarnos la verdad en amor” (Ef. 4:15). Sin embargo, a veces no entendemos qué significa hablar la verdad así. Hablar la verdad en amor es hablar lo que es escrituralmente correcto y lo que procede de una vida bíblicamente comprometida a una persona que necesita corrección. Se hace en amor para el beneficio de alguien que necesita algún ajuste en sus actitudes o sus acciones. Pablo lo hizo con los corintios.

Veamos la cuarta relación que existe alrededor de la tristeza. Esta es la relación que existe entre tristeza y  la autenticidad. (2:4)

Auténtico es sinónimo de verdadero, opuesto completamente a lo falso o aparente. El que obra por vanidad o por notoriedad, principalmente, no es una persona auténtica, porque busca algo distinto a lo que dice o hace. La persona auténtica no busca ser elogiada, aplaudida y, menos todavía, compensada. Trata de discernir lo recto, lo prudente en cada situación, y, al margen de posibles ingratitudes, malas caras y manifiestas reprobaciones, obra en consecuencia. En su actuación prevalecen la transparencia, la lealtad y la verdad.[16]

El vrs. 4 está plagado de autenticidad de parte de Pablo. El usa la palabra tribulación, la palabra angustia, la palabra lágrimas y finalmente amor. ¿Qué implicaciones tienen estas palabras con relación a la autenticidad?

En primer lugar la autenticidad no disminuye la dificultad. La expresión para “tribulaciones” en el texto original describe alguien que se siente presionado, estrecho o afligido. Me gusta ver que Pablo no se cree super hombre. Él es un ser humano sometido a muchas presiones en la vida.  En segundo lugar la autenticidad no esconde la ansiedad. La palabra “angustia” se puede traducir como estrecho, angustia y ansiedad. Se refiere a un estado que estrecha el corazón. Pablo es auténtico al decir que tuvo mucha ansiedad en su corazón con respecto a la situación de los hermanos en Corintio. En tercer lugar la autenticidad no inhibe la vulnerabilidad. Pablo no le da pena decir que ha derramado muchas lágrimas por la situación. En una sociedad donde se nos exhorta a no mostrarnos vulnerables ni débiles, Pablo lo hace abiertamente. Y finalmente en cuarto lugar la autenticidad  no impide la emotividad. Pablo dice abiertamente que les tiene mucho amor. A veces es difícil para un hombre expresar amor a otros hombres. Pablo es emotivo porque les dice que en su corazón hay gran amor por ellos. Con «amor», subrayado por su posición

en la frase griega, Pablo declaró que había escrito para que [supieren] cuán grande es el amor que tenía por ellos. Puede que hayan estallado malos genios durante la dolorosa visita de Pablo a Corinto. Había sido afligido, tal vez personalmente ofendido, por la facilidad con la que los corintios habían escuchado a los «falsos apóstoles» (como

se les llamó en 11.13) mientras criticaban lo que él mismo les había enseñado. Puede que se hayan intercambiado palabras fuertes, pero ahora era el momento de la reconciliación. Pablo deseaba que los corintios supieran que no guardaba rencor. No entregaría la iglesia en Corinto a falsos maestros sin luchar. Los discípulos necesitaban recordar que él era su primer maestro (11.4). Su amor por ellos era tan firme como lo había sido siempre.

Entonces la tristeza y la autenticidad nos ilustran la dificultad, la ansiedad, la vulnerabilidad y finalmente la emotividad.

¿Cómo ampliamos la autenticidad en nuestras vidas? Simplemente cuando amamos y lloramos de una manera genuina como lo hizo el apóstol Pablo.

En la medicina existe una condición que se llama Síndrome del Corazón Roto. El síndrome del corazón roto, también llamado «miocardiopatía inducida por estrés» o «miocardiopatía de takotsubo. La muerte de un ser querido, la ruptura de un matrimonio u otro tipo de estrés emocional repentino pueden causar un «corazón roto», un profundo sentimiento de tristeza y soledad. Este estrés emocional súbito también puede tener un impacto físico en el corazón, causando un episodio cardíaco temporal o, en casos raros, incluso la muerte.[17]

Los hijos de Dios, podemos tener tristeza pero Dios y su verdad nos da la fuerza para vivir y superar toda tristeza. Confiemos en Dios para que la tristeza encuentre alivio en la bendita Palabra de Dios.


[1] https://es.wikipedia.org/wiki/Leoncio_el_le%C3%B3n_y_Trist%C3%B3n

[2] https://www.elmundo.es/loc/celebrities/2020/10/05/5f77460521efa03c678b467f.html

[3] https://www.mercaba.org/ARTICULOS/L/la_tristeza_Fuentes.htm

[4] https://www.discapnet.es/areas-tematicas/salud/recursos/guia-de-las-emociones/tristeza

[5] https://www.blueletterbible.org/Comm/guzik_david/spanish/StudyGuide_2Co/2Co_2.cfm

[6] https://www.misionvida.org/cuatro-necesidades-basicas/

[7] https://www.bibliatodo.com/comentario-biblico/?v=BLH&co=mundo-hispano&l=2+corintios&cap=2

[8] https://bibleinoneyear.org/es/classic/73/

[9] Ibid.

[10] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[11] https://www.kingdomsalvation.org/es/gospel/what-is-an-honest-person.html

[12] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[13] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[14] http://www.biblecourses.com/Spanish/sp_lessons/SP_202109_03.pdf

[15] R. V. G. Tasker, The Second Epistle of Paul to the Corinthians , The Tyndale New Testament Commentaries. Pág 51.

[16] https://www.univa.mx/blog/ser-autenticos-mt-6-1-6-16-18/#:~:text=La%20persona%20aut%C3%A9ntica%20no%20busca,la%20lealtad%20y%20la%20verdad.

[17] https://www.aarp.org/espanol/salud/enfermedades-y-tratamientos/info-2022/sindrome-del-corazon-roto.html