8 Decisiones Sanadoras: La Decisión de la Transformación III parte

III.                    En tercer lugar veamos LA CONSECUENCIAS DE LA DECISIÓN  DE TRANSFORMACIÓN

 «… Porque ellos serán saciados». «Bienaventurados [felices] los que tienen hambre y sed de justicia…». ¿Qué tienen que ver el  hambre y la sed de justicia con la felicidad? Como  se señaló en los estudios de las otras bienaventuranzas, la actitud misma puede contribuir a nuestra felicidad. Los que tienen hambre y sed de justicia  tienen sus prioridades en orden, razón por la cual  tienen menos probabilidades de verse perturbados  por las pequeñas molestias que contribuyen a la  desdicha del mundo. Sin embargo, una vez más, el énfasis está en la promesa dada por Dios al final  de la bienaventuranza. Los que tienen hambre y sed de justicia tendrán felicidad suprema, «porque ellos serán saciados». La frase «serán saciados» es chortazo. La KJV consigna «serán llenos». Cuando se usa en relación con los animales, chortazo quiere decir «alimentar con hierbas, pasto, heno, llenar o saciar con alimento, engordar». «Cuando se refiere a los hombres, describe a una persona que es llena hasta quedar plena y completamente saciada». Esta es la palabra usada para describir a los cinco mil que Jesús alimentó: «Y comieron todos, y se saciaron» (Mateo 14.20). En mi mente veo a un hombre tumbado en su silla después de una abundante comida. De sus labios se deja oír un suspiro de satisfacción. Luego le dice a su esposa: «Perfecto, querida, perfecto». Este es un hombre «lleno» y «saciado». Los agricultores les dan de comer a sus animales, las esposas satisfacen el hambre de sus maridos y el Señor llena y sacia a Sus hijos. En Salmos 107, el autor habló de Dios saciando a los israelitas en el desierto. Así escribió: Alaben la misericordia de Jehová, y sus maravillas para con los hijos de los hombres. Porque  sacia al alma menesterosa, y llena de bien al  alma hambrienta (versos  8, 9).Así como Dios sació el  hambre y la sed física en  el desierto, también hoy sacia al espiritualmente  sediento y hambriento. Algunos insisten en que la promesa de Mateo  5.6 solamente puede aplicarse a la vida por venir,  porque esta vida está llena de insatisfacción y  descontento. Una vez más, creo que la promesa de  Mateo 5.6 es para ahora y para la eternidad. Jesús  dijo: «Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca  tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed  la bienaventuranza de «el día postrero» (versos  39,  40, 54), sin embargo, no excluye las bendiciones de  hoy (vea versos 56, 57). En esta vida ¿Tiene usted hambre de conocer a Dios? En Jeremías 31.34, esta promesa fue hecha con respecto al  nuevo pacto (testamento): «… todos me conocerán,  desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,  dice Jehová» (vea Hebreos 8.11). Usted puede « [ser  lleno] de toda la plenitud de Dios» (Efesios 3.19).  ¿Desea estar bien con Dios? Puede ser así cuando  crea (vea Romanos 4) y haga la voluntad de Dios (Romanos 1.5; 16.26). ¿Anhela vivir piadosamente?  Se puede vivir de esa manera cuando «andamos  […] conforme al Espíritu» y el Espíritu de Dios  nos ayuda a « [hacer] morir las obras de la carne»  (Romanos 8.4, 13). ¿Anhela tener una comprensión más clara de  Dios, de Su camino y de Su voluntad? Jesús prometió: «Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres»  (Juan 8.32). Si usted tiene un «corazón bueno y recto» (Lucas 8.15), puede ser «lleno del conocimiento de su  voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual»  (Colosenses 1.9). La Biblia tiene muchos ejemplos  de personas con corazones honestos que deseaban  conocer la voluntad de Dios y que Dios les ayudó a  encontrarla.  He conocido directamente a personas  que anhelaban conocer la verdad y que creo fueron  providencialmente asistidas para que llegaran a  entender la voluntad de Dios. El mundo está lleno de personas descontentas  que están tratando de satisfacer su hambre interior con algarrobas seculares.  Nuestras almas  solamente pueden ser saciadas y satisfechas en la  presencia de Dios. En la vida futura Nuestra hambre y sed de justicia serán saciadas  solamente de forma parcial en esta vida. Jesús usó el  tiempo presente en el texto que estamos estudiando  y podría ser traducido como «Bienaventurados los  que se mantienen con hambre y sed». Paradójicamente, la justicia que el cristiano recibe en Cristo como resultado de su hambre y sed espiritual, produce de sí misma más hambre y  sed.  Dios nos llenará y saciará espiritualmente en  esta vida, sin embargo, siempre habrá más hambre  y sed que solamente podrán satisfacerse plenamente  cuando estemos con el Señor en el cielo. Nuestra hambre en el corazón por el Señor  será totalmente saciada cuando estemos en Su  radiante presencia (Apocalipsis 22.1–5). Nuestra  hambre en el corazón por vivir rectamente será  saciada cuando, en el cielo, le sirvamos (verso  3). Nuestra hambre en el corazón por ser rectos  estará completa cuando seamos «semejantes a él,  porque le veremos tal como él es» (1ª Juan 3.2).  Juan escribió que, en su morada celestial, el pueblo   de Dios, «Ya no tendrán  hambre ni sed, y el sol  no caerá más sobre ellos, ni calor alguno; porque  el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida»  (Apocalipsis 7.16, 17).

¿Es el pueblo evangélico latinoamericano un pueblo hambriento de la Palabra de Dios? Juzgue usted. Edward Cleary, de Providence College, sociólogo, misionero por muchos años, hizo un estudio sobre el verdadero estado de la Iglesia Evangélica en América Latina. Expone las supuestas cifras que por años se han publicado: Se ha dicho que el 50% de la población en Guatemala son cristianos, pero en realidad no llega al 25%. En El Salvador se dice un 36% pero en realidad no se llega al 12%. De Chile dicen que 28% – la realidad es de apenas el 18% Brasil 21.8% – con una realidad del 15% México 20% – cuando no llega al 8% Se habla por todos lados de un gran avivamiento y de multitudes que vienen a Cristo pero en realidad hay un estancamiento. Se convierten” muchos, pero también muchos abandonan las iglesias. En este estudio se encontró que el 43% de las personas que nacieron en familias evangélicas han desertado del cristianismo. El 68% de los que se bautizaron en la década de los 80 ya se han retirado de la iglesia. Esta misma realidad se encuentra en USA y Canadá. El 57% de los desertores afirmaron haber recibido alguna sanidad física en un evento público. Recibieron un milagro pero no tuvieron un cambio de vida verdadero. ¿Por qué esta deserción? Firmemente considero que la respuesta es que se ha dejado de lado la palabra de Dios y se está predicando un evangelio enfocado en los anhelos humanos y no en lo que Dios dice que debemos hacer. El resultado: la apostasía y religiosidad.

Hemos visto que la decisión de la transformación dice: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed  de justicia, porque ellos serán saciados». ¿Tiene  usted «hambre y sed de justicia»? Alguien dijo: «Si  usted no tiene hambre es porque está durmiendo,  está lleno o está muerto»  La mayoría de las madres se preocupan cuando sus hijos pierden el apetito;  la pérdida del apetito puede ser una señal de mala  salud. Es una preocupación válida en cuanto a lo  físico, sin embargo, es aún más importante en lo  que se refiere a lo espiritual. Una pérdida de apetito por la justicia culminará inevitablemente en muerte espiritual.  Si usted tiene hambre y sed de justicia, tiene la  oportunidad de mostrar cuán intenso es su deseo.  Puede confesar su fe en Jesús (Romanos 10.9, 10) y ser  bautizado en Él (Gálatas 3.26, 27). ¿Qué tiene que ver  el ser bautizado con desear la justicia? Cuando Jesús le pidió a Juan que lo bautizara, le dijo: «… así conviene  que cumplamos toda justicia» (Mateo 3.15).  Un hombre joven  tenía un buen trabajo, una esposa amorosa e hijos excelentes. Sin embargo, cuando llegaba a casa del trabajo al final del día, a menudo  no podía evitar que se le viniera un pensamiento a  la cabeza: «Tiene que haber algo más en la vida».  Encontró ese «algo más» cuando supo de Jesús y  de Su camino. No puede haber verdadera satisfacción fuera del Señor. Desde las profundidades de su conocimiento de la pobreza espiritual, de su lloro por el pecado, y de su mansedumbre, los ciudadanos del reino claman a Dios por la completa satisfacción de su necesidad espiritual básica, es decir, la justicia Oro para que usted venga a Él y sea transformado.

8 Decisiones Sanadoras: La Decisión de la Transformación II parte

II.                    En segundo lugar veamos EL CONTENIDO DE LA DECISIÓN DE TRANSFORMACIÓN

 A.     El diagnóstico de la necesidad

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de  justicia, porque ellos serán saciados». Cuando Jesús habló de hambre y de sed, Sus palabras significaron más para los oyentes del siglo  primero que para algunos de nosotros hoy. Muchos de nosotros tenemos que admitir que no hemos experimentado el hambre ni la sed extrema. Cuando era niño y llegaba a casa de la escuela, mis primeras palabras a menudo eran « ¡Me muero de hambre!» —pero realmente no era así. Cuando trabajaba en la línea área, después de largas jornadas contables me daba un apetito voraz a la hora de comer, sin embargo, no estaba muriéndome de hambre. Cuando hacía deporte, me daba mucha sed, sin embargo, estaba lejos de morirme de sed. El tiempo más largo que he estado sin alimentos fue cuatro días de ayuno. Sin embargo, nada de lo que haya experimentado se compara con la manera como muchas  personas vivían en tiempos bíblicos. Los obreros  apenas ganaban lo suficiente para alimentar a sus  familias. Cuando estaban heridos o enfermos y no  podían trabajar, no recibían pago alguno. Tenían  que escuchar a sus hijos hambrientos llorar por  la noche.  Soy consciente de que algunos de los leen estas reflexiones entienden el significado de las palabras «hambre»  y «sed» mejor de lo que yo lo haría. La palabra «hambre» es  peinao, que quiere decir «hambre, tener hambre […] sufrir carencia […] estar necesitado». En un sentido  figurado, quiere decir «desear ardientemente,  buscar con deseo ardiente». La palabra «sed» es   dipsao, que quiere decir «sufrir sed,  sufrir por la sed». Cuando se usa en un sentido  figurado, se refiere a los «que sienten dolorosamente la carencia (y con impaciencia anhelan)  de esas cosas con las que se refresca, sostiene y  fortalece el alma». He notado que algunos de nosotros no apreciamos lo que significa tener hambre extrema. Muchos  de nosotros no entendemos lo que significa estar  realmente sedientos. . Nuestro organismo requiere de agua para funcionar con normalidad. Este fluido participa activamente de todos los procesos internos generando movimiento y energía vital.    • El cuerpo está formado por ella en un 95%, 18 días es el tiempo límite que se pude resistir sin beber agua. • Nuestro cuerpo contiene un promedio de 45 litros de agua (cálculo para un peso de unos 60 kilogramos), esta cantidad va decreciendo progresivamente con el paso del tiempo, la falta de agua es, por tanto, un síntoma de envejecimiento. • El agua representa el dos tercios del peso de un ser humano presentándose en todas partes: 20% en los huesos, 85% en el encéfalo, 70% en la piel, 80% en el corazón y 0.2% en los dientes.  • Esta agua contenida en el organismo no se encuentra estancada, sino que fluye por todo el organismo para mantener al cuerpo perfectamente humectado. • El agua participa de todas las funciones vitales interviene en la digestión ayudando a desinfectar a los alimentos que incorporamos, luchar contra la sequedad, y eliminar las toxinas del cuerpo. • A través de la orina, la transpiración y la espiración, se van unos 25 mil litros de agua a lo largo de toda la vida y con ellos todos los demás deshechos acumulados en el cuerpo. • Colabora en la defensa del organismo, ya que a través de la sangre limpia de deshechos se desplazan sin dificultad los linfocitos, también constituye un excelente termorregulador responsable de que nuestro interior permanezca estable, a pesar de los cambios climáticos. • La falta del agua por 3 ó 4 días puede provocar serios problemas físicos y psíquicos. (http://www.cuidadodelasalud.com/dietas/cual-es-la-funcion-del-agua-en-el-cuerpo-humano/). De allí vemos la importancia del agua en nuestras vidas.  En nuestro cómodo mundo le damos vuelta a una perilla  y sale agua. No era así en las tierras bíblicas. Su  agua provenía de pozos y de arroyos, sin embargo,  los pozos y los arroyos pueden secarse. Además,  cuando las personas viajaban a través de las tierras áridas del Medio Oriente (vea Salmos 63.1), a  menudo tenían que recorrer largas distancias sin  agua. Entendían la sed mucho mejor que de lo que  yo la entiendo. La intensidad del deseo indicado por las palabras griegas del texto en consideración se ilustra  con dos acontecimientos trágicos de la historia. Uno  de ellos fue el asedio de Jerusalén realizado por Tito  en el año 70 d. C. Josefo informó que el asedio trajo  una hambruna que fue «demasiada severa como  para mostrar otras pasiones […]. Los niños sacaban  de las bocas de sus padres los bocados mismos que  estaban comiendo y, aún más lastimoso, también  se lo hacían las madres a sus hijos». En 2º Reyes 6 se describe una hambruna anterior. Durante esta terrible hambruna, la cabeza de  un asno se vendía por ochenta piezas de plata.  Cosas parecidas, que en otras circunstancias serían  impensables como alimentos, eran vendidas para  el consumo humano (verso 25). El resultado más  trágico de la hambruna, sin embargo, se encuentra  en el versículo 29, donde una madre dijo: «Cocimos,  pues, a mi hijo, y lo comimos». Pese a que el amor  de una madre es fuerte, en esta madre, el impulso  del hambre fue más fuerte. Pese a lo trágico y aberrante que son las ilustraciones anteriores, tal vez transmitan el significado  que tenían los términos «hambre» y «sed» para el  público de Jesús del siglo primero. Cuando Jesús  habló de hambre y sed, estaba refiriéndose a la fuerte  motivación de una persona muriendo de hambre que daría cualquier cosa por un trozo de comida,  o de alguien muriendo de sed que daría cualquier cosa por un trago de agua. La pregunta que cada  uno de nosotros debe hacerse a manera de diagnóstico es « ¿Tengo esa intensidad de hambre y de sed de Dios, de Su camino y  de Su voluntad?». A continuación presento algunas preguntas que podrían ayudarle a determinar si realmente tiene o no hambre y sed de justicia. ¿Le preocupan más las cosas físicas o las cosas espirituales? ¿Considera usted más importante estar cerca  de Dios que la adquisición de bienes? ¿Es estar bien  con Dios más importante que ser popular entre las  personas? ¿Está usted más deseoso por vivir una  vida piadosa que por tener éxito? ¿Cuáles son sus  prioridades? A algunos se les hace difícil permanecer  sentados durante un sermón, mientras que les cuesta  poco sentarse durante horas de entretenimiento. ¿Aprovecha cada oportunidad para ser «alimentado» espiritualmente, para aprender sobre Dios y sobre Sus caminos? Un viejo campesino  le dijo a un predicador del campo,  «Parece que pasa mucho tiempo instando a las personas a que vengan a las clases de Biblia y al culto.  Jamás he tenido que instarles a mis vacas a que vengan al comedero». A una persona hambrienta no se le tiene que rogar para que venga a donde hay comida. ¿Llega a tiempo a las «comidas» espirituales, o llega tarde? Una persona realmente hambrienta está esperando a la mesa cuando se acerca la hora  de comer. ¿Está su apetito espiritual creciendo y madurando?¿Está comenzando a disfrutar de «alimento sólido» o todavía está con una dieta de «leche» (vea Hebreos 5.12–14; 1ª Corintios 3.2)?¿Qué pasa si un examen honesto nos convence de que no tenemos hambre ni sed de justicia como  deberíamos tener? ¿Qué puede hacerse que nos  ayude a tener corazones hambrientos?

 B. El tratamiento de la necesidad

Un plan  beneficioso es pasar por cada una las tres primeras  bienaventuranzas. Si reconocemos nuestra profunda  necesidad espiritual (la primera bienaventuranza), nos llenaremos de profundo dolor (la segunda bienaventuranza) y estaremos listos y ansiosos por  entregarnos a Dios y a Su voluntad (la tercera bienaventuranza). Sin duda, hacerlo así nos hará gritar: «Dios, te quiero en mi vida. Por favor, bendice mi vida. ¡Dime qué hacer y lo haré!». Esto es hambre  y sed de justicia (la cuarta bienaventuranza). Sin embargo, para hacer esta lección tan práctica  como sea posible, permítame añadir algunas sugerencias sobre lo que podría hacerse para mejorar  el apetito espiritual, especialmente el apetito por  aprender la Palabra de Dios. En primer lugar, permítame decirles unas palabras a los que enseñan y  predican la Palabra de Dios. Tenemos que hacer que  nuestra «comida» sea tan apetitosa como sea posible. Una maestra de EBD  colocaba un pedazo de pan  en un plato y hablaba acerca de la nutrición en el  pan. Preguntaba: « ¿Cuántas estarían dispuestas a comerse este pan?». Las manos de la mayoría de las  mujeres eran levantadas. Luego, estrujaba el pan  en sus manos, lo dejaba caer al suelo y lo pisaba. Retrocedía y decía: «Este pedazo de pan todavía  contiene todos los nutrientes. ¿A cuántas de ustedes  les gustaría comérselo?». No levantaron las manos.  Su punto era simple: no basta con enseñar la Palabra  de Dios; necesitamos presentar nuestras lecciones  de una forma atractiva —así capturarán la atención y mantendrán el interés de nuestros estudiantes. Muchos podemos recordar a profesores, religiosos o seculares, cuyas enseñanzas eran secas y «sin gusto», mientras recordamos a otros que hacían que aprender fuera placentero. Los que enseñamos y predicamos no siempre alcanzaremos esta meta, sin embargo, tratemos de hacer nuestras «comidas» tan apetitosas como sea posible. Dicho lo anterior, permítame hacer hincapié en que, cuando no hay hambre por la Palabra de Dios,  la culpa principal no es del vocero, sino del oyente.  A lo largo de los años, ocasionalmente he oído  críticas contra sermones y lecciones —enseñanzas  y lecciones que enseñan claramente la Palabra de  Dios. Las críticas hicieron que me preguntara si los  oyentes estaban o no espiritualmente hambrientos y  sedientos. He escuchado a muchos maestros y predicadores —algunos grandiosos, muchos buenos,  algunos no tan buenos y unos pocos muy malos;  sin embargo, no puedo recordar una lección o un sermón del que no obtuviera algo. Si no tenemos un apetito espiritual sano, ¿qué  podemos hacer? Una vez más, un objetivo importante para que los cristianos cultiven, con la ayuda  de Dios, son los atributos descritos en las tres primeras bienaventuranzas. Para ello, podemos usar  técnicas similares a las utilizadas para mejorar  apetitos físicos. Primero reconozca la necesidad del alimento espiritual. En la enseñanza del  Llano, Jesús dijo: «Bienaventurados  los que ahora tenéis hambre, porque seréis saciados»  (Lucas 6.21a). Luego añadió: «¡Ay de vosotros, los  que ahora estáis saciados! porque tendréis hambre»  (verso 25a). En otras palabras, «¡Ay de ustedes  que no sienten hambre espiritual, porque van a  estar espiritualmente muertos de hambre delante  de Dios!». Tenga cuidado de no ser como los de  Laodicea, que dijeron «… de ninguna cosa tengo  necesidad» (Apocalipsis 3.17). Segundo aprenda a apreciar el alimento espiritual. ¿Hay  algún alimento físico que usted disfruta ahora que  no disfrutó la primera vez que lo ingirió? Tal vez tenía padres que insistían en que lo comiera, por  lo que poco a poco aprendió a tomarle gusto. Tal  vez, como adulto, descubrió que necesita de ciertos  alimentos para una buena salud y ha persistido  en comerlos hasta llegar a disfrutarlos. Así como  podemos cultivar una apreciación por el alimento  físico, también podemos cultivar una apreciación por el alimento espiritual. Tercero, mejore el apetito espiritual mediante el ejercicio  espiritual. Nada hace que la comida sepa mejor  que un arduo día de trabajo físico. Así también,  el ejercicio espiritual nos hará anhelar y disfrutar  el alimento espiritual. Pablo le dijo a Timoteo: «Ejercítate para la piedad» (1ª Timoteo 4.7b; vea  verso 8). La NASB consigna: «Puesto que tenemos  dones diferentes, según la gracia que nos es dada,  cada uno de nosotros ha de ejercitarlos de manera  consecuente» (Romanos 12.6a). Como ilustración de  cómo el ejercicio espiritual puede ayudar a estimular el apetito espiritual, considere enseñar la Biblia,  ya sea en una clase o a un amigo. Si es aplicado en cuanto a enseñar, deseará hacer una labor que  agrade y glorifique a Dios. Se sentirá motivado, por  lo tanto, a estudiar con diligencia para cada lección  y luego estudiar un poco más para poder responder  a las preguntas que le puedan hacer. Cuarto,  mejore su apetito espiritual «comiendo» con  regularidad. Una persona que no mantiene horas  regulares para las comidas podría perder su apetito  o llenarse con «comida chatarra» o caer en una anorexia espiritual que destruye su apetito por la comida saludable. Espiritualmente,  tenemos que tener «horas para comer» regulares. Los de Berea fueron felicitados por Lucas porque  «recibieron la palabra con toda solicitud» y escudriñaban «cada día» las Escrituras (Hechos 17.11).  Tenemos que estar presentes en las «horas de comidas» de la congregación, y también necesitamos  períodos diarios de estudio personal y oración. El  estudio regular nos permitirá manejar la Palabra  correctamente (2ª Timoteo 2.15). Quinto,  tenga cuidado con los «mata apetito». Así como  la comida chatarra física puede destruir el apetito  por la comida saludable, la comida chatarra mental puede disminuir nuestro interés en la Palabra  de Dios. Podemos llenar nuestras mentes con  asuntos terrenales y entretenimiento mundano de tal manera que el alimento espiritual deja de  atraernos. Algunas personas desean tanto cosas  de este mundo que no pueden satisfacer el alma  (vea Isaías 55.2). Sexto, una sugerencia más: Le ayudaría si compartiera  sus «comidas». Las viudas y los viudos  dicen que,  después de que mueren sus compañeros, pierden  el incentivo para preparar comidas adecuadas.  Pierden el apetito cuando tienen que comer solos. Si usted tiene problemas para estimular su apetito  espiritual, el compartir sus comidas espirituales  podría ayudarle. Los esposos y las esposas pueden  estudiar juntos. Una familia puede tener devocionales familiares. Siéntese con un amigo y hable de la Biblia. Tal vez un grupo de amigos podría reunirse para estudiar y orar.

8 Decisiones Sanadoras: La decisión de Transformación

Introducción

Karen Carpenter murió a los 32 años de edad de un problema cardíaco. Pero lo que la llevó a la muerte fue su problema de anorexia nerviosa. Ella batalló por más  de 12 años con esta enfermedad.  En 2008 Isabelle Caro murió a la edad de 28 años, después de su lucha contra la anorexia, falleció con solo 60 libras de peso. La anorexia es una enfermedad compleja, ya que tiene muchas caras. Desde lo sicológico hasta lo físico. Las personas que lo sufren, no están conscientes de su enfermedad. Y las familias por lo general no saben cómo manejar la enfermedad. Personas con anorexia nerviosa se vuelven enflaquecidas al punto de inanición, perdiendo por lo menos 15% a un máximo de 60% del peso corporal normal. Las motivaciones primarias de su repulsa para el comer son un temor abrumador de estar sobrepeso junto con una imagen distorsionada de sus propios cuerpos. Aún cuando se vuelven enflaquecidas, las mujeres con anorexia a menudo todavía están convencidas de que están sobrepeso. Los alimentos se convierten en el enemigo; un investigador describe la anorexia como la fobia del peso. La mitad de estas pacientes reducen sus pesos al restringir severamente sus dietas y se conocen como anoréxicas restrictoras; la otra mitad, las pacientes anoréxicas bulímicas, mantienen la emaciación a través de la purgación. Aunque ambos tipos son graves, el tipo bulímico, que impone estrés adicional a un cuerpo desnutrido, es el más dañoso. No hay una causa única de los trastornos del comer. Un número de factores, incluyendo las presiones culturales y familiares, los desajustes químicos y emocionales y los trastornos de la personalidad, colaboran como gatillos para ambas la anorexia y la bulimia, aunque cada tipo de trastorno es determinado por diferentes combinaciones de estas influencias. Al pensar en este trastorno, me puse a pensar si habría algo como una anorexia espiritual. ¿Aunque tengo un poco de temor usarlo como analogía, es obvio que a nivel espiritual, también pueden haber trastornos de alimentación.

Según Sigmund Freud, el deseo humano  dominante es el placer; sin embargo, Freud estaba  equivocado. Las personas tienen necesidades más  básicas y más fuertes. Entre ellas se encuentra la  necesidad de alimentarse. La Biblia tiene una serie de ejemplos de lo fuerte  que puede ser la motivación del hambre. Esaú estaba  tan hambriento que «por una sola comida vendió  su primogenitura» (Hebreos 12.16; vea Génesis  25.27–34). Los israelitas en el desierto enfurecieron al  Señor al clamar por «… el pescado […] los pepinos,  los melones, los puerros, las cebollas y los ajos»  que habían comido en Egipto (Números 11.5; vea  verso 10).   Agur oró para que el Señor no le diera  pobreza y así no desear ni hurtar, profanando con  ello el nombre de su Dios (Proverbios 30.8, 9). Una  tentación de la pobreza sería que alguien con hambre hurte alimentos.  Jesús entendió el hambre y la sed. En el desierto, «… después de haber ayunado  cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre» (Mateo 4.2). Más tarde, en la cruz, dijo: «Tengo  sed» (Juan 19.28). Estamos estudiando las Bienaventuranzas  de Mateo 5. Hemos visto las tres primeras, estas  dicen:

Bienaventurados los pobres en espíritu,  porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los que lloran, porque ellos  recibirán consolación. Bienaventurados los mansos, porque ellos  recibirán la tierra por heredad (versos  3–5).Estamos listos para examinar la cuarta bienaventuranza, la que habla del hambre y la sed, y dice:  «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de  justicia, porque ellos serán saciados» (verso 6).  Y esta la enfocaremos en la decisión sanadora de la transformación.  Así que el presente mensaje hará énfasis en la necesidad del  «hambre en el corazón». «Bienaventurados los que tienen  hambre y sed de justicia…». Quiero dividir esta reflexión en tres grandes puntos mayores. En primer lugar veamos EL CONCEPTO DE LA DECISION DE TRANSFORMACIÓN.  En segundo lugar EL CONTENIDO DE LA DECISION DE TRANSFORMACIION y en tercer lugar LAS CONSECUENCIAS DE LA DECISION DE TRANSFORMACIÓN.

  • I.                    Veamos en primer lugar EL CONCEPTO DE LA DECISIÓN TRANSFORMADORA


No hay quizás mayor secreto para el progreso en la vida cristiana que un apetito espiritual vigoroso y saludable. Una y otra vez las Escrituras dirigen sus promesas a los que tienen hambre. Dios «sacia el alma menesterosa, y llena de bien al alma hambrienta» Si tenemos conciencia de poco crecimiento, ¿no será porque tenemos un apetito apagado? No basta llorar por el pecado pasado, debemos también tener hambre de justicia futura. No obstante en esta vida nuestra hambre nunca será plenamente saciada, ni nuestra sed totalmente apagada. En verdad, recibimos la satisfacción que la bienaventuranza promete. Pero nuestra hambre se satisface sólo para estallar de nuevo. Aun la promesa de Jesús de que cualquiera que beba el agua que él da «no tendrá sed jamás» se cumple solamente si nos mantenemos bebiendo.» [Cuídense de aquellos que pretenden ‘haberlas alcanzado, y que miran hacia la experiencia pasada más que hacia el desarrollo futuro! Como todas las cualidades incluidas en las bienaventuranzas, el hambre y la sed son características perpetuas. Antes de estudiar las palabras «hambre y sed»,   necesitamos establecer qué es la «justicia», pues es lo  que vamos a ansiar.   El término «justicia» proviene  de la palabra griega dikaiosune. Tanto  en el griego como en nuestro idioma, el corazón  de esta palabra es el término «justo».  El término  dikaiosune tiene una variedad de significados.

 

  • A.     El concepto absoluto


Cuando se aplica a Dios, la palabra quiere decir  «ser justo». Esta es la rectitud absoluta. Dios es el  único que es justo en todos los aspectos.

  • B.      El concepto relativo


Cuando  se aplica a personas,  dikaiosune puede tener dos  significados. El primero es una «vida justa» (vea  1ª Juan 2.29; 3.7, 10). Ninguno de nosotros puede  vivir perfectamente, así que se refiere a una rectitud  relativa. Cuando se aplica a personas, el segundo significado de dikaiosune es «ser recto» —ser recto para  con el Señor. Es una justicia atribuida. En realidad,  nosotros no somos justos (vea Romanos 3.10), sin  embargo, Dios nos cuenta como justos (vea Romanos 4.3, 5) cuando creemos en Jesús y hacemos Su  voluntad.  Podemos ser rectos para con Dios —no  debido a nuestros méritos personales, sino debido  a Su gracia y misericordia. Los escritores están en desacuerdo en cuanto a  cuál definición de dikaiosune tenía en mente Jesús  en el texto que nos ocupa. Si tuviera que elegir entre  los tres, yo elegiría «ser rectos». Deberíamos tener  un anhelo profundo por ser rectos para con nuestro Creador. Sin embargo, no sé si necesitemos tomar  una decisión. El cristiano que se esfuerce por ser  justo y vivir de una manera justa será recto para  con Dios. Necesitamos tener en el corazón hambre y  sed de Dios mismo, esto es, el deseo de tener una  relación vital con Aquel que nos ama y nos cuida.  David escribió: «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el  alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo»  (Salmos 42.1, 2; vea 63.1; 143.6). Nuestra hambre en  el corazón por Dios incluirá el hambre por Jesús, «el  pan de vida» (Juan 6.48–51). Si ansiamos a Dios y a  Jesús, ¿no ansiaremos también ser justos para con ellos? Si tenemos estas hambres, ¿no anhelaremos hacer lo correcto y vivir como Dios y Jesús desean  que vivamos? Es curioso observar  el texto griego de la cuarta bienaventuranza: Es una regla de la gramática griega que los verbos de hambre y sed sean seguidos por el caso  genitivo [tales como «de pan» o «de agua», es  decir una porción de pan o un sorbo del tanque].  […] Sin embargo, en esta bienaventuranza, de  manera muy inusual, la palabra justicia está en  el acusativo directo, y no en el genitivo normal.  Ahora bien, cuando los verbos de hambre y sed  en griego toman el acusativo en lugar del genitivo, el significado es que el hambre y la sed son  por la totalidad. […] Por lo tanto, la traducción  correcta diría: Bienaventurados los que tienen hambre y  sed de la totalidad de la justicia, de justicia  total, de justicia completa. (9 William Barclay, The Gospel of Matthew (El Evangelio de Mateo), vol. 1, The Daily Study Bible Series (Philadelphia: Westminster Press, 1958). No es importante que conozcamos algo de la lengua griega ni que entendamos cuáles son los casos  «genitivo» y «acusativo». Simplemente, grábese esta  idea en su mente: Jesús estaba hablando de hambre  y sed «de la totalidad» —la totalidad de la justicia. Debe tenerse en cuenta una idea más con respecto al deseo de justicia. Cada una de las tres  definiciones analizadas están estrechamente vinculadas a la Palabra de Dios.   El Dios justo nuestro se  ha revelado plenamente en Su Palabra. Descubrimos  cómo podemos tener una rectitud para con Dios  por medio de estudiar Su Palabra. Aprendemos la  forma correcta de vivir por medio de la Palabra.  Por lo tanto, no debemos sorprendernos de que el  salmista le dijera a Dios: «Hablará mi lengua tus  dichos, porque todos tus mandamientos son justicia»  (Salmos 119.172). Independientemente de la definición de «justicia» que usemos en  nuestro estudio de Mateo 5.6, si tenemos «hambre  y sed de justicia», ello incluirá hambre y sed de un  conocimiento y de una comprensión más profunda de las Escrituras.  Muchos pasajes enseñan que la Palabra de Dios  provee alimento para el alma. Jesús dijo: «No sólo  de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4.4). Cuando Pablo  se refirió a lo que les había enseñado a los corintios, dijo: «Os di a beber leche…» (1ª Corintios 3.2a). Pedro les dijo a sus lectores: «… desead, como niños  recién nacidos, la leche espiritual no adulterada,  para que por ella crezcáis para salvación» (1ª Pedro  2.2). El autor de Hebreos dijo que la Palabra de  Dios contiene «leche» para los cristianos inmaduros y «alimento sólido» para los que han alcanzado  madurez. Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os  vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado  a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa  de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal (Hebreos 5.12–14).Sin embargo, para que el alma se nutra, no basta con leer y estudiar la Palabra; también tenemos que hacer lo que ella dice. Jesús dijo: «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió» (Juan  4.34). La importancia del «hambre» y de la «sed» Ahora que tenemos una idea sobre lo que abarca la justicia que hemos de anhelar, dirijamos nuestra atención a las palabras «hambre» y «sed».  Recapitulando, podemos ver que las primeras cuatro bienaventuranzas revelan una progresión espiritual de implacable lógica. Cada paso lleva al siguiente y presupone el anterior. Para comenzar, debemos ser «pobres de espíritu», reconociendo nuestra completa y terminante bancarrota espiritual ante Dios. Enseguida, debemos «llorar» por su causa, es decir nuestros pecados, y también nuestro pecado –la corrupción de nuestra naturaleza caída, y el reino del pecado y la muerte en el mundo. En tercer lugar, debemos ser «mansos’: humildes y gentiles hacia los demás, permitiendo que nuestra pobreza espiritual (admitida y sentida) condicione nuestra conducta hacia ellos tanto como hacia Dios. Y en cuarto lugar, debemos tener «hambre y sed de justicia». Porque ¿cuál es la utilidad de confesar y lamentar nuestro pecado, de reconocer la verdad sobre nosotros mismos ante Dios y los hombres, si nos quedamos allí? La confesión de pecado tiene que conducir hacia el hambre de justicia.

La importancia de hacer teología desde nuestro contexto: Ponencia en la FRATELA III parte

Ahora pasemos  A QUE NUESTRO QUEHACER REFLEXIVO DEBE SER IMPEDIMENTO. Y esto es un desafío con nuestras prácticas.  (28:28-30).

El reflejo de sus principios se manifiesta en su práctica. Pablo tenía una práctica ministerial muy interesante. ¿Por qué era relevante la práctica cristiana  de Pablo? Para poder entender bien esto, necesito que lo dividamos en dos partes. La primera es COSAS QUE NO HACEN RELEVANTE LA PRACTICA y en segundo lugar COSAS QUE SI HACEN RELEVANTES LA PRACTICA.

Debemos tener claro hoy  que ciertas tendencias no pueden monopolizar la teología, se ha llegado  al consenso de que la teología surgía en la práctica y en la vida testimonial de la iglesia: no hay iglesias sin teología. Hoy, en medio de estos espacios de reflexión, se escucha que la iglesia está ausente de la “pentecostalidad” y que solamente algunas “actualizadas” han optado por ella. Ha llegado el momento en que debemos caminar en medio de la praxis, no la praxis de las personas o de las iglesias sino la del Espíritu, para que entendamos que el evangelio es pentecostalidad, así como la praxis de evangelio es teología. La pregunta que nos introduce en este tema es si el Espíritu Santo es signo de la iglesia o si la iglesia es signo del Espíritu. La iglesia surge como acción propia del Espíritu y  no solo en el Pentecostés del Aposento Alto (Hch 2) o el gentil (Hch 10) sino que su acción es antes, durante y después de estas manifestaciones pentecostales. Fruto del Espíritu es el amor (ágape, amor de Dios), y este amor es el que nos permite ser y constituirnos como iglesias. El Espíritu Santo no es una opción o estrategia para recrear o mantener la iglesia en su número, fama o estética, pues es ajeno a los cálculos; más bien es imperioso recordar que es Dios y que, si hemos sido bautizados por su gracia, nos ha alcanzado su potestad. La acción del Espíritu Santo no es propiedad privada de ningún grupo sino que Dios nos ha llamado a todos y todas a ser participes de su accionar: en su libertad nos ha llamado, nos ha convocado y nos ha bendecido. La fidelidad y la presencia del Dios de la Vida están en la acción dinámica y vital del Espíritu Santo, y esto constituye para los que creen la fuente de inspiración y el sustento de la fe.

Veamos la primera parte de estos dos puntos. Cosas que no hacen relevante la PRÁCTICA. Al  estudiar el pasaje uno percibe que hay muchas cosas ausentes en el ministerio “abierto y sin impedimento” de Pablo. Cosas que hoy están muy presentes en nuestras iglesias y que de hecho por esas cosas las iglesias se les catalogan como efectivas o inefectivas. Primero mi práctica  no es relevante porque estoy en un lugar accesible. Que accesible puede ser una casa en un barrio de una ciudad gigantesca. Una casa que por la palabra griega que se usa para casa la expresión es “misthoma” que habla de algo pequeño, y por otra parte es usada como cárcel o arresto domiciliario. Segundo mi práctica no es relevante porque estoy en un lugar cómodo. Una vez más es una pequeña casa donde habrá poco espacio para una asamblea de éxito. Tercero mi práctica no es relevante porque tengo seguridad estructural y financiera. Muchos hoy creen que porque construyen algo grande en términos de edificios, de infraestructura seremos más eficaces en la proclamación del evangelio, este texto dice que la casa era “alquilada”. ¿Se pueden imaginar eso? La inmensa mayoría de iglesias de este siglo inician sus actividades en lugares prestados, y luego rentados. Pero es ley que si una iglesia va prosperando y va creciendo debe ser una iglesia propietaria, que demuestre su gran capacidad de construcción de fuerza estructural. ¿Pero que hace Pablo? Sólo alquila una casa, porque a el no le interesa gastar dinero en lo innecesario. Cuarto mi práctica no es relevante por que soy muy bueno en el uso de la publicidad o los medios. Si ya sé, que ustedes me dirán que ahora en este tiempo debemos aprovechar la tecnología para alcanzar a más gente, y que si Pablo la hubiera tenido a su alcance la hubiera usado, y bla, bla, Pienso que si la hubiera usado, habría cometido un error gigantesco. De hecho a Jesús la fama (¿publicidad?) le afectaba tanto que siempre les decía a los que sanaba. “no digas lo que te ha pasado” (Mateo 8:4, Lucas 5:14) y cuando lo hacían, debido a la publicidad ya no podía entrar a las ciudades para sanar y predicar a las personas. El asunto es que la publicidad atrae a la imagen, al individuo, y eso nos encanta. Nos gusta ser reconocidos, que nos vean en los medios, etc. Quinto mi práctica no es relevante  porque escojo un “target” (objetivo de personas). Hace años se dio la corriente de sociedades homogéneas en el evangelismo. Es decir profesionales alcanzan profesionales, ricos a ricos, pobres a pobres y parias a parias. Esto se basaba en el hecho de que las sociedades homogéneas se entienden mejor entre los de su misma clase. Incluso hay iglesias hoy que tienen cultos para adultos, y cultos para jóvenes en el mismo domingo. He escuchado pastores que su llamamiento es alcanzar a una nivel social. (Lo curioso es que la mayoría escoge el nivel social alto). Otros pastores me han dicho que Dios les ha llamado para abrir una iglesia  que alcance  la gente que no le gusta otras iglesias y que andan buscando (Dios mío, que taradez teológica, perdón no pude aguantar el comentario). He conocido misioneros que si dirigen un lugar se deshacen de todo el personal que no es de su denominación, asegurando así la solidez doctrinal. (¿Se podrá demandar a este tipo de gente legalmente por discriminación?) En fin cualquiera que sea su meta-objetivo social, ¿se dio cuenta lo que Pablo hacía? “recibía” ¿a quién? A TODOS LOS que a él venían”. La iglesia está diseñada para todos los que buscan y no para las clases que a nosotros nos hacen sentir rico y bonitos. Finalmente la práctica no es relevante porque se vean señales y milagros. Me parece curioso que el Dr. Lucas no incluya en la última frase que Pablo predicaba y testifica y Dios autenticaba con señales y prodigios. Y mire que este tema es importante en Hechos ¿Pero porque esta ausencia? Bueno porque para Lucas lo importante aquí es ver el ministerio de Pablo centralizado en lo relevante. La predicación del Reino de Dios y la exaltación del Señor Jesucristo. Y que conste que no estoy diciendo que las señales ya no se dan o que los dones no todos son para hoy. De hecho soy un convencido de que todos los dones están funcionando hoy. Sin embargo después de una larga, exhaustiva búsqueda de la plenitud de Dios, me he dado cuenta que quienes enfatizan las señales por encima de una predicación profunda y bíblica caen en la predicación espectacular. De hecho he caminado por las sendas del carismatismo, del profetismo, de la guerra espiritual y de otras hierbas para quedar muy convencido de la tremenda manipulación y fingimiento que se dan en estos campos. O del uso de los dones para ponerlos al servicio del que mejor paga. No niego que he encontrado muchas personas que son muy dotadas con esos dones “digamos espectaculares”, pero tampoco me cierro al hecho que en la mayoría de veces lo usan para lucrarse y para recibir dinero. Creo quela Biblia habla de un ministerio carismático al servicio de la gente y no para enseñorearse de la gente. Por lo menos en este pasaje parece ser no relevante ni para Pablo ni para Lucas el describir que la gente llegaba por todos los grandes milagros que Pablo hacía o por las noches de gloria que hacía en el estadio de Roma. ¡No! Sólo el evangelio limpio y sencillo y no la tonelada de cultos espectaculares que prometen que cada noche la gloria de Dios va a descender. En lo que respecta  mí he estado en estos ambientes y he llegado hasta sentir náusea por tanta porquería que he visto. Lamento decirlo con estas palabras, pero créanme he visto la arrogancia de esa área de la iglesia. He estado en los dos lados he visto el legalismo de los del ala conservadora, y he visto la arrogancia de los del área carismática. Pienso que al final los del ala conservadora tendrán gran ventaja  al final de los tiempos de tener avivamientos porque por lo menos muchos de ellos están conscientes de que les falta algo en su crecimiento. Pero el problema de los promotores de la tercera ola evangélica carismática es que creen que ya alcanzaron la máxima forma espiritual, que después de ellos ya no hay más, y creo que en su arrogancia se quedarán sin beber el nuevo vino que Dios está derramando hoy.

¿Entonces que hace relevante una práctica? Hay tres conceptos que me gustará utilizar  acompañado del concepto TODO. En primer lugar dice que PREDICABA TODO (vrs. 23 y 24). Pablo incluye tanto el AT como el NT. Se deja guiar por El Espíritu Santo.  Note que el vrs. 30 dice “Pablo” Era su nombre gentil. Era la representación de que el había renunciado a un Saulo de Tarso que era un gran hombre judío por un nombre gentil. Muchos dicen que Pablo cambio su nombre en honor a uno de sus primeros convertidos: Sergio Paulo. Si usted es lo suficientemente sensible notará el cambio a partir del capítulo 13:13. Antes de ese pasaje se dice del apóstol como Saulo, pero después del encuentro con Sergio Paulo, la narración de Lucas ya no se refiere a él como Saulo sino como Pablo. El cambió su nombre por amor al ministerio.  ¿Quién era Pablo al fin? Bueno es un prisionero de Cristo, es un embajador que ha sufrido que ha experimentado al Cristo vivo y que no puede dejar a un lado que es un predicador que no puede quedarse callado de lo que ha visto hasta este momento. La posición de Pablo es la de un instrumento escogido por Dios para llevar su nombre. (Note el de Cristo y no el de Pablo) (Hechos 9:15). La palabra que Lucas usa aquí para instrumento es “skeuos” y significa vaso, o equipo para un uso específico. También se puede traducir como implemento. El término no describe la condición o la constitución del vaso. El énfasis está en el uso del vaso. En ese sentido el uso de este término describe a Pablo no en calidad de persona u hombre sino en calidad de propósito. Pablo siempre entendió que su posición era la de ser un instrumento usado en las manos de Dios. Nada de “príncipe de predicadores”, nada el “mejor expositor del siglo IV”. Simplemente era un instrumento usado por Dios y para la gloria de Dios. Por eso es tan peligroso en creerse un gran expositor o predicador. Sólo somos vasos en manos de un Dios Santo y capaz de hacer grandes cosas a través de nosotros. Además Pablo no quería grandes privilegios o posiciones entre los influyentes de Roma. Y Dios le ayudó en eso poniéndolo preso y en cadenas atando su voluntad humana a un soldado de Roma. Pasó dos años enteros de lleno en este tema.

En segundo lugar Pablo PREDICABA CON TODO.  Lo único que hacía era conocer más a su Señor y enseñarlo. Las dos palabras “predicando” y “enseñando”. Una habla de anunciar y proclamar con elegancia las decisiones del rey y la segunda habla del impacto profundo de las enseñanzas de ese rey en la audiencia.  Pablo tenía profundidad porque lo hacía mucho tiempo tanto estudiando como enseñando. Note la expresión “desde la mañana hasta la tarde”, (tiempo). Note la expresión “tanto por la ley de Moisés como los profetas” (conocimiento de la palabra) y finalmente note “el reino de Dios y del Señor Jesucristo” (relevancia de la predicación). Pablo era profundo no sólo por el tiempo que invertía enseñando, no sólo por el conocimiento total e integral tanto del AT como del NT en formación. Pero finalmente, Pablo era profundo porque en esa casucha, arrestado e imposibilitado por Roma pudo escribir, Filemón, Efesios, Filipenses, Colosenses. Al leer las cartas escritas en estos dos años podemos ver la profundidad de Pablo.

En tercer lugar PABLO PREDICABA  A TODOS.  Note que el texto dice “recibía a todos los que a él venían”. Esto implica que tenía una apertura para todos. No había distinción. Esto implica cero discriminaciones, cero inaccesibilidades, era un hombre que podía ser tocado y alcanzado. Cuando necesitamos hoy de esto los pastores modernos, con agendas de secretarias que establecen si podemos atender a alguien.  Pablo era un apasionado de la palabra de Dios, Pablo era un  apasionado de su única vocación: los gentiles. Una vez que el redescubría y volvía a lo que Dios le había mandado consumirse, lo hacía sin reservas. No les cerraba la puerta a la gente. Pablo le apasionaba formar nuevos líderes y reproducirse en ellos. En este tiempo Pablo forma a Timoteo, Lucas, Epafras, Filemón, reconoce su equivocación con Juan Marcos, Demas que después le dolió su deserción (Colosenses 4:10, Filemón 23) Cuanta gente formó en esa pequeña casa rentada, cuanto legado dejó y luego todos fueron por toda el Asia enseñando la predicación y la pasión de Pablo. Leonardo Boff en su libro “Mística y Espiritualidad dice: “La crisis actual de las iglesias históricas reside en que sufren la ausencia de una experiencia profunda de Dios. En su lugar surgen los jerarcas…, los maestros de doctrina etc., en una palabra, el poder religioso. Este está menos interesado en la verdad de Dios y mucho más en la seguridad de su sistema religioso. A lo que mas el teme es al místico, al fiel que testimonia experimentar a Dios y en nombre de él, sin pedir permiso a nadie, inaugura una nueva palabra e introduce nuevos comportamientos” (Mística y Espiritualidad, Mendoza, Cedepal, 1995) Necesitamos estas prácticas que nacen de la reflexión y la coherencia. Una reflexión que acompañe el avivamiento que necesitamos. Pero lastimosamente no es de ese avivamiento del que estamos hablando hoy en América Latina y en El Salvador

En este país el Salvador estamos hablando de un avivamiento, pero me temo que un avivamiento que no procede del trono de Jesús no será avivamiento. Parafraseando a un pastor brasileño[1]: “Deseo referirme durante estos días, a un «avivamiento integral». En mi opinión personal, cualquier proyecto posible de avivamiento que no comience con una visión impactante del trono de Dios y de la reflexión seria, no tiene la menor oportunidad de ser un avivamiento que nosotros podamos llamar saludables y bueno para nuestras propias vidas. Y esto, por una simple razón: es del trono de Dios que viene todas las bendiciones.   Nosotros vivimos el terrible peligro, en El Salvador, de crearnos aquí lo que yo llamaría, «una reflexión  a la salvadoreña «, que es una reflexión  sin temor, una reflexión  sin la presencia del Dios santo, una reflexión  sin trono.

Así que la «reflexión  a la salvadoreña » tiene mucho legalismo pero no conoce la santidad. No puede con lo que debería poder. Debería poder vivir, contentarse, comer y alegrarse. Puede lo que no debería poder, no debería poder mentir, entregar y engañar.

“La reflexión  a la salvadoreña » es aquella  que le gusta manipular el poder de Dios, pero que no acepta someterse a la palabra del Dios de poder. Este es el peligro moderno, jugar, manipular en el poder del Espíritu y no someterse a la palabra del Espíritu.

La “reflexión  a la salvadoreña » es la  que vibra con milagros extraordinarios, pero que no vibra con la misma alegría en relación a la práctica de la justicia y de la verdad. He visto en muchos países de América latina,  que es muy fácil saber los asuntos por los cuales las personas no darán su «amén» o «aleluya». Si usted quiere mimar su ego dentro de la iglesia evangélica salvadoreña  le será muy simple. Haga una lista de las afirmaciones que si usted llegara a proclamarlas las personas se pondrían de pie y le aplaudirían. Entre ellas, diga que Jesús va a tirar abajo la idolatría, diga que Jesús va destruir los espíritus malignos, los dioses de la opresión espiritual. Diga que el va a sanar a los enfermos presentes. Los «aleluya» van a controlar de tal manera el ambiente, que usted no va a poder ni siquiera continuar. Pero diga que él es un Dios de justicia, que aborrece a los poderosos inicuos, que derrumba a los pastores impuros, que quiere purificar su liderazgo, que está interesado en que los hombres de negocios evangélicos no sean inicuos, ni injustos como los demás. Usted no sacará, ni oirá un sólo «aleluya» del auditorio.

La  «reflexión  a la salvadoreña » es la  que celebra los números extraordinarios de los que entran por la puerta del frente de la iglesia, pero que no mira la tragedia de los que están saliendo por la puerta del fondo.  Nuestros templos están llenos de personas con las manos elevadas al cielo. Cuándo llegará el día en que todos los que traen manos limpias para celebrar su nombre también extenderán sus manos generosas para recibir al prójimo?

La «reflexión  a la salvadoreña» es la  que pone una Biblia en las manos de cada uno de los que entran en la iglesia, pero que no inspira al conocimiento de la palabra de Dios en el corazón de los que llegan. Usted puede tener el libro debajo del brazo; puede servirle como decoración de su espiritualidad; la versión hasta puede denunciar el tipo de actitud teológica que usted tiene; pero la tragedia evangélica es que para nosotrosla Bibliaes el libro de Dios, pero no hemos tenido la palabra en nuestro corazón. Somos el «pueblo del Libro», no somos el «pueblo de la palabra»

Y más aun, la “reflexión  a la salvadoreña » es la  que habla de derrumbar a los ídolos paganos de la sociedad, pero es inoperante en cuanto a doblegar el ego auto glorificado de los líderes de la iglesia al Señor de los señores. El avivamiento empieza con el derrumbamiento del ego de los líderes de la iglesia.

La «reflexión a la  salvadoreña » es aquel que enseña que cualquier negocio es válido, mientras que el resultado sea la predicación del Evangelio.

La  «reflexión  a la salvadoreña » es la  que aplaude la visita de las autoridades inicuas a los cultos con más alegría de la que aplaude a la exaltación del trono de Dios sobre los gobernantes inicuos; que da a tales autoridades la palabra con mucha honra, pero que niega darle honra y voz a los santos y simples que aún no siendo famosos, están en nuestro medio.

 La “reflexión a la  salvadoreña » es la que  en  la cual se grita mucho, pero no se llora nada; se canta mucho, pero se alaba poco. Se arrodillan mucho, con mucha facilidad, pero no se somete a Dios con mucha dificultad; se predica mucho y con mucha frecuencia en contra del pecado, pero se vive con mucha tranquilidad y descaro la práctica del pecado.

La “reflexión  a la salvadoreña » es la  que enseña a los cristianos a celebrar su bendita prosperidad material con mordacidad, ironía e impiedad en relación a la miseria de la resaca de la sociedad, sin ningún tipo de compasión para con ella.

La “reflexión a la salvadoreña » es aquella que es ejercida por los líderes evangélicos que prohíben a los cristianos en nombre de la fe a tomar opciones políticamente sanas en la historia, circunscribiendo toda la importancia a la pelea de las regiones invisibles; mientras que ellos mismos son los que hacen maniobras políticas, nada éticas, a fin de favorecerse personalmente de la alienación del pueblo en las instancias más concretas de la historia.

La “reflexión  a la salvadoreña» es lo que está haciendo crecer mucho a la iglesia en Latinoamérica, pero sin cambiar nada en el continente.

La reflexión   tiene que convertirse en verdadera reflexión bíblica o será nuestra mayor catástrofe en un máximo de veinte años. Si la “reflexión a la salvadoreña » prevalece, nosotros tendremos un país  de mayoría evangélica cuyas expresiones de vida serán absolutamente parecidas a las de los grandes períodos de la victoria de la cristiandad en Europa, donde había un rey cristiano, una corte cristiana, una oficialía cristiana, un pueblo cristiano, pero donde también habían las más perversas formas de explotación del prójimo, las más raras aberraciones religiosas, las más descaradas acciones entre la iglesia y el poder. Y más aún, donde se intenta colocar a Dios al servicio de los intereses grandiosos de los explotadores de la fe, donde la fe rescatada del paganismo circundante se torna un infierno que atormenta la vida de esos rescatados que viven ahora en una desgracia de existencia enferma y sin dignidad. Mi hermano, mi hermana, sé que estoy diciendo la clase de cosas que nadie interrumpe para decir amén ni aleluya, pero no es preciso ser profeta. No hablo como profeta, apenas como alguien que tiene los ojos abiertos para ver que la realidad en El Salvador no debe ser muy diferente de la realidad en otros países. En materia de reflexión  no hay modo distinto. O sucede a la manera de Dios o muere en la ilusión de la alegría evangélica superficial inoperante. Usted tiene la opción de continuar con el teatro de  «la reflexión  a la salvadoreña» o temer, temblar y quedarse postrado delante de Aquel que está sentado en el trono. Mi oración es que todos podamos tener una tremenda, impactante y demoledora percepción del trono de Dios. Las mejores palabras para comenzar a optar por una reflexión coherente con nuestro medio está en las palabras de  Martin Luther King que  dijo una vez: «LA COBARDÍA PREGUNTA: ¿ES SEGURO?. LA CONVENIENCIA PREGUNTA: ¿ES POLÍTICO?. LA VANIDAD PREGUNTA: ¿ES POPULAR? PERO LA CONCIENCIA PREGUNTA: ¿ES LO CORRECTO? Y LLEGA EL MOMENTO EN EL QUE UNO DEBE TOMAR UNA POSICIÓN QUE NO ES NI SEGURA, NI POLÍTICA, NI POPULAR, PERO HAY QUE TOMARLA PORQUE ES LO CORRECTO».  aMEN


[1] Este artículo es de un pastor Brasileño, y he parafraseado su disertación adaptandola a nuestro país porque considero que es igual de pertinente aquí en El Salvador como en su contexto. El artículo aparece en (http://perso.wanadoo.es/evantenerifesur/el_avivamiento_actual.htm)

La importancia de hacer teología desde nuestro contexto: Ponencia en la FRATELA II parte

Pero este criterio espiritual de Pablo tiene varias características. Primero es un criterio reflexivo Según el diccionario criterio es la norma para conocer la verdad, juicio o discernimiento. El verbo en griego es “afroneo” que se traduce como ser sabio, competente, tener entendimiento. No es una opinión superficial, sino algo que se logra a través del conocimiento y la experiencia. Segundo es un criterio profundo. Lucas usa las palabras “testificaba” y “declaraba”. La palabra “testificar” es “ektetheto” que es un imperfecto voz media. Implica exponer con mucho cuidado y detalle. Implica que Pablo era muy detallista, significa dar la información. Está relacionado con el conocimiento profundo de algo. Pero por otro lado el verbo que usa  para testificar es “diamartureo”, este verbo es importante porque habla de la vivencia y el sufrimiento. Es decir el prefijo “día” es atravesar, experimentar y martureo es testimonio pero su raíz incluye el concepto de “mártir”. También podemos notar que la profundidad se nota por el tiempo que pasaron juntos “desde la mañana hasta la tarde”. Para Pablo enseñar no implicaba discursos de 45 minutos, su mensaje era tan profundo que no le alcanzaba el tiempo para explicar todo lo que tenía en su corazón. Para ser profundos debemos tener una hermenéutica contextual. Una vez más CLADE V propone lo que es una hermenéutica relevante para América Latina: “La hermenéutica es el arte de la interpretación. Comprende los procesos que se dan en el ámbito de la vida cotidiana. El simple hecho de oír a alguien y esforzarnos para entenderlo ya constituye un ejercicio hermenéutico. En ese sentido todos somos hermeneutas o intérpretes. Como disciplina cientifica sirve a varios campos del conocimiento, inclusive a la propia teología. La hermenéutica bíblica se encarga de interpretar y aclarar el mensaje bíblico a los oyentes modernos a partir del contexto de sus autores originales, volviéndola comprensible y relevante.”( http://www.clade5.org/images/pdf/CLADE-V-CUADERNO-DE-PARTICIPACION.pdf pag. 15) Por otro lado René  Padilla dice: “Es un ejercicio que exige cuidado y atención. Una manera de organizar las distintas maneras de interpretar la Biblia es la división en tres categorías: intuitiva, cientifica y contextual (Comentario a CLADE V, René Padilla, pág. 16).  La hermenéutica intuitiva es la más encontrada en las iglesias de América Latina y El Caribe. En ella, el lector y la lectora estudian la Biblia poniendo énfasis en la aplicación del mensaje para su vida personal. No consideran los aspectos culturales involucrados en el proceso. Se concentran en cómo la lectura puede ser aplicada a la realidad vivida en el momento, casi siempre de manera individual, generalmente con la ayuda del Espíritu Santo. Valorizan el sentimiento y la emoción. La hermenéutica cientifica constituye un abordaje por el cual quien lee se acerca a la Biblia con la ayuda de herramientas y técnicas especializadas. El conocimiento es fundamentalmente intelectual y dotado de fuerte cuño académico. Se estudia a partir de las lenguas originales, del conocimiento histórico y cultural del contexto original. Se define el mensaje original del texto, pero cuesta descubrir la aplicabilidad del mensaje al mundo contemporáneo. La hermenéutica contextual es un método que pretende combinar lo que hay de positivo en los dos modelos anteriores. Procura hablar al lector contemporáneo sin cambiar el sentido original. Para eso considera no solamente el sentido original de los textos bíblicos sino también la realidad del lector en su propio contexto histórico, trayendo el mensaje del pasado al presente de manera relevante y contextualizada. Los horizontes de quien habló o escribió y de quien oye o lee deben unirse de manera que el mensaje sea inteligible. La contextualización del mensaje bíblico es una tarea incesante, siempre inacabada y en proceso. Si este proceso se enfría, la iglesia corre serio riesgo de perder su relevancia mediante el anuncio de un evangelio  desgastado y desteñido. No es que la Escritura se desgaste sino que nuestra teología, si es contemplada como una verdad totalmente revelada en el pasado, pierde significado en la dinámica de la vida. “Los reformadores del siglo 16, en vez de promover “una iglesia reformada”, anunciaban una “iglesia reformada en constante reforma”. De manera parecida requerimos una interpretación bíblica que permita una “teología contextualizada en constante contextualización.” (William Hendriksen, Comentario a Mateo, Introducción 1979, pág. 12) Así que el criterio depende de un profundo estudio y una hermenéutica equilibrada. Pero por otro lado note el contenido de la exposición: “el reino de Dios y Jesús” Dos temas muy profundos en este contexto. Nuestra Cristología Latinoamericana tiene que ser nuevamente afinada y planteada. Cuando Jesús pregunta a sus discípulos ¿Quién dice la gente que soy yo? Para Jesús, el reconocimiento de su identidad es determinante; desea saber qué intuiciones, reflexiones y especulaciones tiene la gente sobre él y su ministerio. El Dr. Daniel Carroll dice algo atinado con referencia a esto: “Algunos contestan que es Juan el Bautista, o Elías, o alguno de los profetas. Estas respuestas son honrosas pero desubstancian a Jesús. Parece ser que la angustia colectiva, acumulada históricamente, hace que este pueblo sienta que sus referentes solo pueden rebuscarse haciéndole una necropsia al pasado. La desesperanza aprendida los tiene de espaldas a la vida y les impide otras formas de sueño, de utopías, capaces de confrontar un presente que se vuelve cada vez más incomprensible y desolador. Hoy en día, muchos y muchas seguimos identificando a Jesús desde nuestras nostalgias”. (Revista Kairos, Volumen 13, año 1987, pág. 34) El tema de la Cristología está todavía pendiente en nuestras tierras latinoamericanas. Pero como lo propone CLADE V: “Lo particular y universal, lo que invita y asombra del testimonio de Jesús es su densa simplicidad. Él supo, dentro de la especificidad de su espacio-tiempo, ejercitar plenamente los sentidos. En primer lugar, Jesús fue una persona de tacto…. Así descubrió el poder sanador de la tierra, la espesura semidesértica de su pueblo y la calma del agua dulce donde pescaba. Tocó y fue tocado. Al tocar y dejarse tocar pudo comprender el dolor y la esperanza par>cular de mujeres y varones enfermos, de niños y niñas hambrientas, de multitudes acosadas por la soberbia imperial todos los imperios son soberbios y acosadores y desilusionadas por la idolatría institucional. Jesús fue una persona de gusto. Las largas comidas, el agua fresca entre los labios, el vino abundante para los amigos y las amigas, el pan caliente brincando en la boca, de todo eso disfrutó y aprendió Jesús. Señor gusto, provocar gusto, convocar al gusto y darse tiempo para el gusto son rasgos de una sabiduría cotidiana, densa y, para usar una palabra relativamente reciente, crítica… Jesús miró. Jesús en su contexto humano no lo vio todo. Pero veía con profundidad y coraje. Jesús es una antimirada: no objetiviza sino que potencia. Jesús escuchó. No sólo escuchó los gritos de sus hermanos cuando tuvieron miedo en medio de la tempestad. Escuchó que “a lo lejos alguien cantaba”, susurraba esa canción que él también sentía en su corazón: “Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar”. Lo echó todo y escuchó lo que pudo. Jesús lloró. Llorar es hablar universalmente. Jesús hablaba, y mucho. (Documentos de CLADE V, pág. 22) ¿Qué significa, entonces, dar testimonio de Jesús hoy? Testimonia a Jesús quien se deja tocar por los “condenados de estas tierras”, quien se moviliza –con gusto– con ellos y ellas para acabar con las condiciones circunstanciales y estructurales que los empobrecen; es decir, quien ama y posibilita una cultura del amor. Condenadas y empobrecidas son las mujeres en sociedades con principios de dominación patriarcal; los homosexuales, cuando se les persigue y exige, hipócritamente, negarse a sí mismos; los inmigrantes; juventudes urbanas desempleadas y acosadas por policías y grupos paramilitares. Dejarse tocar, compartir la mesa con ellos y ellas, hacer la mesa cada vez más grande para que puedan entrar y crecer con ellos y sus luchas es un modo de compartir la buena noticia. Ahí aparece complejamente, en la contradicción y el desgarramiento de nuestra socio-historia latinoamericana y caribeña, la presencia negada del Dios de Jesús. Sin que aparentemente constituya una paradoja, sin embargo, iglesias, pastores y líderes de diverso talante se disputan hoy los primeros lugares en negocios, corrupción e irresponsabilidad social y política. Proclaman que ahora llegó la hora del “pueblo de Dios” y se dedican a discriminar y llenarse los bolsillos. Ven y dejan pasar. Escuchan y olvidan. Callan y escupen en la cara de los pequeñitos del Padre.

Por otro lado siguiendo con el texto en discusión, Pablo expuso la Escrituray por ellas probó que nuestro Salvador  era el Mesías y que ese reino era del Mesías el cual Dios había prometido  y que ahora está por venir. El reino del Mesías que muchas veces se usa como sinónimo el evangelio y la dispensación del evangelio. Pablo produjo una cantidad de evidencias y testimonios basados en las profecías, milagros y hechos que el Mesías había hecho. Ese reino no consistía en cosas pomposas y cosas exteriores ni con riquezas temporales como ellos esperaban. La predicación bíblica es profunda y la predicación espectacular es superficial. Tercero es un criterio desafiante (24-25). Pablo genera una reacción  tanto positiva como negativa. Es importante ver de que forma nuestra predicación motiva a las gentes a tomar una decisión. No podemos predicar sin evaluar que es el impacto de nuestra predicación. . Si creemos que el evangelio de Jesús es una “buena noticia” que vale la pena vivir y compartir, ¿cómo confrontarnos con el hecho de que la fe cristiana no ha sido una noticia particularmente buena para muchas personas dentro y fuera de nuestras iglesias? No se trata solamente de las heridas que dejó la primera colonización; hay prácticas e ideas que siguen dejando heridas. Esto ocurre en nuestros ámbitos evangélicos, por ejemplo, cuando la vivencia del evangelio no se contrapone a la violencia de género. El testimonio de muchas mujeres evangélicas que han sufrido violencia física y psíquica en sus matrimonios es que sus congregaciones a menudo hacen poco y nada por defenderlas; por lo contrario, no es extraño que se les diga que sean pacientes  y aguanten el abuso, pues lo correcto para las mujeres es “sujetarse a sus maridos”. En esos casos, la teología cristiana se ha vuelto una justificación ideológica de una violencia de género que nada tiene que ver con la buena noticia de Jesús.  Finalmente es un criterio bíblico.(26-27) Pablo cita el AT pero no lo cita con el propósito  de una frase memorística, sino desde una perspectiva contextual. La profecía de Isaías es aplicada al endurecimiento  de los judíos. Al final los entrega a la autoridad y a los designios y al poder  dela Palabra.

Así que a estas alturas Pablo ha vuelto a sentir la frustración  del fracaso con los judíos, a los que el insistía en alcanzar. Ahora Dios lo despojó de eso y nuevamente vuelve a retomar  la visión original  por la que fue llamado haces años. Pablo debía alcanzar a los gentiles pero siempre insistió en alcanzar a los judíos. Todas las veces que lo hizo con los judíos siempre hubo rechazo, persecución, pedradas y cero conversiones. Pablo tardó dos años de sufrimiento para darse cuenta una vez más que la voluntad de Dios para el era su predicación a los gentiles.

 Bueno hasta aquí hemos visto QUE NUESTRO QUEHACER REFLEXIVO DEBE SER ABIERTO. Y es una lucha con los principios. 

La importancia de hacer teología desde nuestro contexto: Ponencia en la FRATELA

Alguien dijo: “Si describes las cosas mejor de cómo son, se te considera un romántico. Si describes las cosas peor de lo que son, se te considera un realista, si describes las cosas exactamente como son, se te considera un criticón y si no describes nada te consideran un insensible. Así que por la falibilidad de mis opiniones, encontrarás que en esta reflexión  a veces soy como un romántico, otras veces como un  realista y otras veces como un criticón, pero trataré de no ser insensible”. Sin embargo se que la tarea es difícil porque al hablar de la importancia de hacer teología bíblica desde nuestro contexto  uno puede tener la intención de orientar  y echarlo a perder en el camino, lo que me recuerda la historia de Billy Graham en una de sus famosas cruzadas. Cuenta la anécdota que llegó a un pueblo que él no conocía. Por la noche un día antes de la campaña, decidió enviar una carta a su esposa, pero desconocía como llegar al correo. Salió  a la calle, y preguntó a un chico donde estaba la oficina postal, el niño le explicó, pero como no conocía nada del pueblo no le entendió. Por último le dijo que le daría un dólar si el niño lo guiaba personalmente. El pequeño accedió y lo llevó, dejándolo en la misma puerta de la oficina. Billy Graham le dio el dólar y añadió: “Porque no vienes mañana al estadio y te mostraré como llegar al cielo”. El niño le dijo que no, a lo que el evangelista añadió: ¿por qué? El chico contestó: “Con que no sabe cómo llegar a una oficina de correos, mucho menos sabrá cómo llegar al cielo”.

Retomando el diálogo anterior me gustaría que nos enfocáramos en la revelación de la Palabra. Encontraste con una predicación del espectáculo que pretende ser efectiva y eficaz en el alcance de la gente podemos ver el modelo de la Bibliacon relación a que lo que atrae las personas no es el espectáculo sino la verdad de la Palabrade Dios. Note lo que dice Hechos 28: 30 y 31: “Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a el venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento. Subraye con algún color las dos frases del versículo 31: “abiertamente y si impedimento” ¿Cómo así? Es decir esos dos años fueron de gran éxito y de eficacia y efectividad. Pero ¿como se puede lograr un ministerio de impacto así? ¿No le gustaría a usted el tener un impacto  de este tipo? ¿Cómo contradice este versículo a los métodos espectaculares que hoy pretendemos usar para alcanzar más gente y ser relevantes? Así que quiero tomar el texto y usar las dos frases de Lucas al final del libro de los Hechos.  Tengo en mente dos ideas a manera de ejes transversales. En Primer lugar nuestra REFLEXIÓN DEBE SER ABIERTA. Y en segundo lugar nuestra REFLEXION DEBE SER SIN IMPEDIMENTO. Si queremos tener impacto en el contexto donde nos movemos. La primera tiene que ver con los principios y la segunda tiene que ver con las prácticas.

Veamos entonces en primer lugar QUE NUESTRO QUEHACER REFLEXIVO DEBE SER ABIERTO. (28:15-27) Comenzaré explicando que el texto griego la palabra “abiertamente” es la palabra “parresía”. Esta palabra significa libertad al hablar, no reservarse nada en el discurso, francamente, sin conceder nada, pero también significa sin ambigüedad. Es curioso notar  que la palabra “abiertamente” es un nominativo en el griego lo que denota una cualidad intrínseca de la enseñanza de Pablo  ´pero otro lado la expresión sin impedimento (la palabra akolutos) es un adverbio, que modifica. Por eso es que establezco que la reflexión de Pablo tenía principios (abiertamente) y tenía prácticas (sin impedimento). Hasta este momento Lucas ha contado toda la historia de Pablo hasta terminar con el  primer encarcelamiento  de Pablo en Roma. Dice el vrs. 16: “Pero a Pablo se le permitió vivir aparte con un soldado que le custodiase”. Ahora como se puede ser eficaz cuando hay alguien que te controla, te vigila y representa el poder romano que coarta tu libertad. Se pueden imaginar a Pablo tratando de enseñar, o escribir (es probable que Pablo esté encadenado a ese guardia o por lo menos en presencia de ese guardia, además es curioso que la palabra “cadenas”) digo esto porque a los Efesios les dice Pablo: “por el  cual soy embajador en cadenas…” Efesios 6:20. (La palabra griega que se traduce por «cadena» (halusis) en dos de estos pasajes, significa «el trozo corto de cadena por el cual la muñeca de un prisionero estaba atada a la muñeca del soldado que lo vigilaba, de modo que escapar era imposible».( William Barclay, The Letters to the Philippians, Colossians, and Thessalonians (Las cartas a los filipenses, a los colosenses y a los tesalonicenses), ed. rev., The Daily Study Bible Series (Philadelphia: Westminster Press, 1975),  Sin embargo Lucas puede decir que Pablo está reflexionando  con éxito. El primer principio de Pablo para un quehacer reflexivo es lo que yo llamo  independencia reflexiva (15-16) A Pablo no le detenía que tuviera un policía y un esquema que le vigilara, el seguía siendo tan libre e independiente en su ministerio y en su servicio al Señor. Seguía teniendo frescura  en su vocación y su llamado. Pablo no se intimidaba por el sujeto a la par suya. De hecho para el apóstol eso significaría la oportunidad de testificar a muchos soldados de la famosa guardia pretoriana, la élite de Roma. A cualquier puede obstaculizar un sistema abusivo que quiere coartar la predica. Hablando con un colega pastor, platicábamos acerca de ¿cómo poder ser fresco y bíblico en iglesias que ya están llenas de esquemas y estructuras? Y le compartía que el esquema institucional de por sí ya está decadente y el solo va colapsar, pero que para mientras ese sistema colapsa debemos mantener nuestra independencia fresca y nuestra vocación intacta a la sombra de un esquema como el actual. Al igual que Pablo podrán coartar nuestra libertad, y ponernos todo un esquema rígido pero debemos ser independientes en nuestra relación con Dios y no perder de vista que hemos sido llamados a compartir a Jesucristo y las buenas nuevas del reino. En el documento de CLADE V se establece por lo menos tres razones básicas por las cuales nosotros perdemos independencia, note lo que dice:

“Tres parecen ser las razones que explican esta lamentable realidad, que constituye una preocupante amenaza para una comprensión más bíblica del compromiso cristiano… La primera razón es el individualismo promovido por la sociedad de consumo. Se trata de un individualismo que se expresa en las iglesias a través de una teología que privatiza la fe y que conduce a la preocupación por sí mismo y por un círculo inmediato de relaciones. El propósito de vida se reduce a la acumulación de bienes temporales y al disfrute individual de los mismos, sin importar la condición de indefensión en la que se encuentra el prójimo caído en el camino. (http://www.clade5.org/images/pdf/CLADE-V-CUADERNO-DE-PARTICIPACION.pdf)La segunda razón es el espiritualismo que se expresa en una teología que conduce al desinterés por las tareas temporales y a una insensibilidad frente a los problemas sociales y políticos que atentan contra la dignidad humana. A la luz de esta teología, la pobreza y los pobres son vistos como consecuencia del pecado individual, sin considerar que existen causas estructurales que explican esa realidad que cosifica a un sin número de personas. Se considera la búsqueda de la justicia social como una ideologización del evangelio y un compromiso ajeno al testimonio de las iglesias. Al diferir la vida abundante al más allá y separar la vida humana en planos irreconciliables, contraponiendo lo secular a lo religioso, se desmoviliza social y políticamente a los creyentes, quitándoles toda preocupación legítima por la construcción de una sociedad más justa e inclusiva. (Ibíd.) Una tercera razón es el pragmatismo y es más pragmática que las anteriores y ligada a las técnicas de ventas facturadas en la sociedad de consumo, es el énfasis exagerado que se pone en los resultados visibles de la inversión de recursos humanos y económicos a nivel eclesial. Se miden cifras para determinar quiénes son útiles en el ministerio cristiano y quiénes no rinden según las expectativas de los entusiastas promotores de las estrategias de crecimiento numérico eclesial. La efectividad de la misión se mide no tanto por la fidelidad a todo el consejo de Dios sino por el incremento del número de miembros; las obras de misericordia se convierten en simple estrategia para “ganar almas”; las predicaciones se parecen cada día más a charlas motivadoras para preservar o incrementar la autoestima; los pastores se convierten en gerentes religiosos cada vez más distantes de los fieles; y los templos se asemejan a pasarelas religiosas útiles para mostrar las bonanzas que se reciben de un dios hecho a la medida de los seres humanos. Entonces, seguir a Jesús es solamente un asunto de transacción económica, una inversión bastante rentable y que promete beneficios materiales de largo aliento, una forma de construir un reino terrenal según las leyes del mercado. Creo que estos tres grandes soldados que vigilan nuestra independencia reflexiva nos retan cada día más no transigir con nuestra reflexión. Sin embargo vemos a Pablo como ejemplo de mantenerse con el mensaje de Dios a pesar de la vigilancia “de soldados corruptos”.

Otro principio que Pablo había ejercitado era su transparencia reflexiva. (17-21) El pasaje dice que “convocó a sus hermanos judíos”. Convocó a los judíos y les contó todo lo que había pasado y las razones por las cuales estaba en Roma. Me parece interesante que Pablo sea honesto  con los judíos. No tiene miedo de mostrar que ha tenido problemas con ellos. Por otro lado el también es honesto en declarar que el nunca ha tenido malas intenciones con sus hermanos judíos sino que por el contrario el ama mucho su nación. Debido a los malos entendidos con ellos, es que el ha esperado casi por dos años para aclarar el entendido. Eso le implicó pasar en la cárcel casi dos años, viajar por el mar, hundirse en el mar, naufragar en Malta y llegar hasta este momento. Y al contarle a sus hermanos es un nuevo intento  todavía para alcanzar  un grupo y una gente que Dios no le había dado como prioridad en su ministerio. La predicación bíblica, convencional a diferencias de la espectacular se interesa en demostrar que somos transparentes, que luchamos con malos entendidos, que tenemos problemas. No es una predicación que muestra la forma de victoria sino el fondo de una victoria en Jesús. Pero por otro lado cuestiona la religión institucionalizada. Seguir a Jesús en la realidad concreta de América Latina y del Caribe requiere considerar las cuestiones sociales, económicas y espirituales a las cuales nuestro pueblo está sometido. El evangelio necesita traer respuestas a las cuestiones más profundas ligadas a la violencia, la explotación, la injusticia, la corrupción, la pobreza y la miseria esparcidas por todos los rincones de este inmenso subcontinente. La iglesia no se puede intimidar; al contrario, necesita hacer frente a todas estas manifestaciones de pecado estampadas abiertamente delante de nuestros ojos. Por eso, el ejercicio hermenéutico es algo imprescindible para el cumplimiento de la misión de Dios que se nos ha confiado.

El tercer principio que  Pablo había ejercitado  es su criterio reflexivo (22-29) Pablo nunca rehusó de hablar el evangelio aunque lo estuviera haciendo en un contexto adverso y hasta equivocado. Los judíos no eran su llamamiento primario. Es evidente que aquí la predicación bíblica se separa de la predicación espectacular en el hecho de que no toma en cuenta los gustos de la audiencia para predicar, sino que predica el mensaje que Dios le da. Uso el concepto de criterio en esta parte del mensaje porque en el vrs 22 los judíos le dicen: “querríamos oír de ti lo que piensas” Es decir danos tu criterio acerca de lo que es esta fe. Esto es bien importante porque la gente siempre escucha a las personas que se han formado un criterio en el ministerio, y no un mojigato que no puede sustentar sus creencias en el ministerio. En este tiempo de multiplicación de las ofertas religiosas y de diversificación del mercado religioso latinoamericano y caribeño, el individualismo y el espiritualismo, así como la exigencia de resultados según la inversión realizada, caminan juntos entretejiendo la propuesta de modas teológicas contemporáneas como la guerra espiritual, la llamada teología de la espiritualidad, el reconstruccionismo, el gobierno de los doce (G-12) y el ministerio quíntuple. Todas ellas son articuladas bajo el paraguas de una sociedad de consumo que ha convertido a la religión en un producto más de los que se ofertan en calles y avenidas de la aldea global de este tiempo.

Hablando en voz alta…acerca de los pastores

Hay un pasaje que es muy utilizado, especialmente en iglesias evangélicas, para enseñarles a los creyentes que deben obedecer a sus pastores y sujetarse a ellos.  Hebreos 13:17 (RV-1960)” Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es  provechoso.  Esta enseñanza de “sujeción” a veces llega al límite de lo insano, ya que los fieles de una congregación terminan por creer y obedecer todo lo que el pastor dice, sin cuestionar bíblicamente si lo que enseña es la verdad de Dios. Además, muchas veces las personas llegan a desarrollar cierta dependencia de cierto líder que se va de los límites de la voluntad de Dios.  Analizaremos primero este pasaje en Hebreos y luego nos dedicaremos a ver algunos otros pasajes bíblicos que hablan sobre el asunto de liderazgo y sujeción.  En principio será necesario señalar algunas limitaciones  de traducción que están presentes en este pasaje, que desorientan en mensaje que éste transmite.  La versión que he citado en la Reina-Valera de 1960. Allí la primera palabra que leemos es “obedeced”. Esta palabra es la palabra griega peitho, que principalmente  denota “persuadir”, también se traduce como “confiar”, porque cuando uno está persuadido de algo confía en que eso es verdadero. A veces se traduce peitho como “obedecer”, en el sentido de obedecer por haber sido persuadido de hacerlo. Veamos un ejemplo del uso de peitho como “persuadir”: Mateo 27:20 (RV-1960) Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto. Vean, la multitud “obedeció” a los sacerdotes y ancianos porque estos los persuadieron de que pidiesen a Barrabás. Hay una obediencia implícita, pero no es una obediencia en sometimiento, sino una obediencia por persuasión. En otras palabras, cuando aparece la palabra peitho, puede haber una obediencia implicada, pero es voluntaria e involucra la convicción de que hay un provecho en lo que se hace.

 Hebreos 13:17 (RV-1960) dice: “ Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Ya he señalado que aquí “obedeced” es la palabra griega peitho, que es “persuadir”. El griego bíblico tiene tres voces verbales, cada una con un fin determinado. La voz activa indica una acción que el sujeto de la oración hace sobre otro; la voz media, generalmente indica una acción que el sujeto hace sobre sí mismo, aunque a veces puede cumplir la función tanto de la voz activa como la de la pasiva; en tercer lugar tenemos la voz pasiva, que indica una acción que otro hace sobre el sujeto de la oración. En este caso el verbo peitho está en voz pasiva y debiera leerse como “sean persuadidos”. Otra limitación  de traducción existente en la traducción de la Reina-Valera sobre este pasaje está en la palabra “pastores”. La palabra que aquí se traduce “pastores” es la palabra griega hegeomai, que es un verbo. Hegeomai significa primariamente “Tener una opinión, consideración o punto de vista con respecto a algo”. Por extensión, se usa de aquellos que toman decisiones en un grupo y guían o conducen a ese grupo. Esta palabra podríamos traducirla “los que están tomando decisiones” o “los que están liderando”. En la Reina-Valera se traduce con gran variedad de palabras, tales como: “dirige” (en Lucas 22:26); “gobernador” (Hechos 7:10); “llevaba” (Hechos 14:12); “tengo por” (Hechos 26:2); “tuve por” (2 Corintios 9:5; Filipenses 2:25); “he estimado” (Filipenses 3:7). Esta gran variedad de formas de traducir hegeomai nos muestra que la palabra tiene un sentido amplio y por eso los traductores no encontraron la forma de traducirla uniformemente en todos los pasajes.  Ahora bien, existen dos pasajes de la Escritura en que hegeomai es traducida “pastores”. Una es aquí y otra es un poco más adelante, en el versículo 24. Pienso que la razón para hacer esto es que en la época de traducción ya se denominaban “pastores” a los líderes de las iglesias protestantes y por eso tradujeron así estos pasajes. Sin embargo, esta traducción no sigue fielmente al texto griego. Hay una palabra griega que específicamente se traduce como “pastor”: poimen.  Poimen es la palabra griega para “pastor” y así se traduce uniformemente en todo el Nuevo Testamento. Sin embargo, cuando estudiamos los usos de poimen, vemos que un “pastor” no es alguien que dirige una congregación, sino alguien que la cuida y la reúne. Su tarea específica es la de cuidar a las personas y generar unión entre las personas y Dios y entre ellas mismas. Veamos qué dice la Biblia con respecto a un pastor: Mateo 9:35-36 (RV-1960)(35) Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. (36) Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban  desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Aquí vemos que la condición de las personas, cuando no tienen pastor, es que están desamparadas y dispersas. ¿Qué es lo que hace el pastor? Las reúne y las cuida, este es el ejemplo de pastor que Jesús mismo nos dejó: Juan 10:1-16 (RV-1960)
(10) El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. (11) Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. (12) Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. (13) Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. (14) Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, (15) así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. (16) También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Jesucristo fue (y es) el buen pastor. Él cuida de nosotros y está día tras día trabajando para reunir a las ovejas y cuidarlas y que no queden desamparadas. Toda forma de servicio que adopte un cristiano es, en realidad, un reflejo de alguna faceta de Cristo. En el caso de un pastor, éste debe ser un reflejo de la faceta de Cristo como pastor. Hoy en día los evangelistas, y otras denominaciones protestantes suelen llamar genéricamente “pastor” al líder de sus congregaciones, sin embargo, muchos de ellos no son verdaderos “pastores” desde el sentido bíblico de la Palabra.  Un pastor de ovejas, en tiempos bíblicos, solía poner nombre a sus ovejas y sabía no sólo cuántas ovejas tenía sino que sabía cuál era cuál. Para un extraño las ovejas podrían parecer todas iguales, pero el pastor conocía cada oveja suya por nombre y muchas veces, con un rápido vistazo se daba cuenta si le faltaba alguna y cuál le faltaba. Además, los buenos pastores estaban dispuestos a lastimarse e incluso a perder su vida para salvar a sus ovejas de un peligro, un claro ejemplo está en el relato de David, que peleó contra un león y un oso para salvar su rebaño, cuando aún era un joven pastor. Del mismo modo, Cristo conoce a cada cristiano por nombre y tiene un especial cuidado por su “rebaño”. Él dio su vida por nosotros, es la máxima demostración de amor de alguien que se preocupa por su rebaño. Por lo tanto, ser un pastor cristiano es una tarea de gran responsabilidad, que  involucra el cuidado de ciertas personas a cargo. En términos generales, un pastor no puede tener 100 o 200 fieles a cargo, porque difícilmente conocería a cada uno por su nombre, ni mucho menos las necesidades particulares de cada cristiano. Incluso en un grupo de 50 personas sería muy difícil cuidar de todas. En realidad, la Biblia nos señala que Cristo sigue siendo hoy nuestro pastor, los pastores y otras funciones de liderazgo están puestas por Dios para cuidar momentáneamente de las personas hasta que desarrollen la madurez suficiente para tener una relación directa y estrecha con Cristo, la Cabeza del Cuerpo y con Dios, nuestro Padre celestial. Vean lo que dice Pablo en Efesios: Efesios 4:10-16 (RV-1960) (10) El que descendió,  es el mismo que también subió por encima de todos los cielos para llenarlo todo. (11) Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, (12) a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, (13) hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; (14) para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, (15) sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,
(16) de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente,  según la actividad propia de cada miembro,  recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. Vean que los versículo 11 y 12 dice que Cristo constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros “a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,” no dice que los puso para gobernar a los cristianos y controlar cada paso que dan en sus vidas. No dice que los puso para dar órdenes y para que las personas dependan toda su vida de ellos, los puso para perfeccionar (que es “llevar a la madurez”) a los santos, para que ellos puedan conocer a Cristo y, por consiguiente, tener comunión con él y no ser llevados de un lado para el otro por cualquier doctrina que se presente. El versículo 16 nos muestra que todo el cuerpo, estando unido, se ayuda mutuamente según la actividad de cada miembro; no dice que los cristianos se ayudan mientras el pastor los gobierna ¡no! El pastor es un miembro más que edifica y es edificado por otros. El pastor cuida a la gente inmadura y él mismo es cuidado por Cristo; el maestro enseña a los indoctos, pero debe ser enseñado por Cristo; el profeta da luz a los cristianos, pero debe ser iluminado por Cristo. Todos podemos servir en una función u otra y debemos estar unidos para edificarnos mutuamente, pero no para establecer control sobre las vidas de otros. Al único al que la Biblia señala como “cabeza” del Cuerpo es a Cristo, como vemos en el versículo 15. Así que, si un pastor, maestro, evangelista, o líder cristiano me dice algo y eso está de acuerdo con la voluntad del Señor, yo debería obedecerle voluntariamente, pero si el Nº1 de la congregación me dice que debo hacer algo y eso contradice a la voluntad de Dios, ya sea en Su Palabra escrita, o en una revelación que Cristo me da directamente, mi deber es obedecer a Cristo antes que a otros hombres. Sigamos con el pasaje que estamos estudiando: Hebreos 13:17 (RV-1960) Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso. Otra palabra que aquí es necesario entender mejor es la palabra “sujetaos”. En griego esta palabra es hupeiko. Esta palabra significa “ponerse debajo de”, esta es la única vez que se usa esta palabra griega en toda la Biblia. El traductor entendió que este “ponerse debajo de” implica ponerse bajo su autoridad. Sin embargo, nosotros solemos ponernos debajo de algo para protegernos (como cuando nos ponemos bajo techo ante una lluvia). En realidad, este sentido encaja mejor con el resto del versículo, que dice que ellos “velan por vuestras almas”, o sea, ellos están atentos a todo peligro y cuidan a los suyos. Una versión más literal, como la Biblia Textual, traduce este versículo así: Hebreos 13:17 BTX Dejaos persuadir por los que os dirigen y sed dóciles, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que hagan esto con gozo, y no quejándose; porque esto no sería provechoso para vosotros. Entonces, vemos que el pasaje no nos está hablando de obedecer ciegamente al pastor de una congregación, sino de dejarse persuadir por ellos (cuando están enseñando la Palabra de Dios correctamente y señalan las fallas) y de ponerse bajo su protección o cuidad, siendo “dóciles” a sus instrucciones, sabiendo que están atentos a los peligros para cuidar a las personas que tienen a cargo. En una guerra, el que está a cargo de un escuadrón puede en determinado momento gritar “¡Cuerpo a tierra!”. En este momento, la obediencia del soldado es crucial, no tirarse al piso puede costarle la vida. El capitán del escuadrón no está dando una orden caprichosa porque tiene ganas de molestar a los soldados, da la orden porque ve el peligro y no quiere que ninguno del escuadrón muera. Del mismo modo, los líderes cristianos que han sido puestos por Dios en esas funciones tienen mayor madurez y experiencia en la guerra espiritual entre Dios y el Diablo y están a cargo del entrenamiento y cuidado de los “escuadrones” de Dios. Sin embargo, todo hombre es falible y hasta el más comprometido líder cristiano puede llegar a alejarse de Dios, como pasó con el rey Salomón, quien un día era el hombre más sabio del mundo y de a poco comenzó a hacer todo lo que Dios le había dicho que no debía hacer y terminó por tener una rotunda caída. Sólo Dios es fiel, y si bien Él coloca a ciertas personas para que guíen a otros cristianos y los ayuden a crecer espiritualmente, el objetivo final de un líder cristiano debe ser que los demás creyentes puedan desarrollar una íntima comunión con Dios y con Cristo. De este modo, si el capitán (el líder cristiano) falla, tendremos las órdenes correctas enunciadas por el General (Dios) mismo. Pero hay otro pasaje que es utilizado para enseñar “sujeción” a las autoridades de una iglesia: Romanos 13:1 (RV-1960) Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. Este versículo también suele usarse para indicar a los cristianos a “someterse” o “sujetarse” a las autoridades de una iglesia, sin embargo, lejos está el pasaje de indicar tal cosa.  En este caso la palabra “sométase” es la palabra griega hupotasso, que tiene el sentido de “ordenarse debajo de” y de ahí, “estar bajo la autoridad de” y “obedecer a”. En la Reina Valera se traduce casi siempre como “sujetar” y “someter”. Sin embargo el pasaje no está hablando de las autoridades de una iglesia o congregación, sino de las autoridades de un país o nación, esto queda claro en el contexto.

¿Le importa a Dios cuando estoy enfermo? II parte

II.                    En segundo lugar LAS PREGUNTAS  EN LA ENFERMEDAD

Lo mismo sucede con Lázaro. Entonces, estamos enfermos… sufriendo alguna aflicción física en el cuerpo. ¿Acaso Dios lo permitió para corregirnos y ayudarnos a crecer o solo es para que se manifieste su gloria? Es una pregunta importante. Cuando no sabemos cuál es, nos es difícil orar correctamente por nuestra situación (al igual que a un médico le resultaría difícil prescribir el tratamiento correcto para un problema físico, sin un cuidadoso diagnóstico). Pero, ¿cómo podemos saber la diferencia? Debemos preguntarle a él. Es una simple cuestión de preguntarle a Dios la respuesta y, luego, esperar una palabra personal de su parte. Se preocupa por nosotros, a través de otros.

A.     ¿Es la enfermedad una corrección?

Aunque Lázaro estaba a punto de morir, no se encontraba solo en su enfermedad. Por el contrario, la enfrentó dentro del contexto de una familia terrenal cariñosa —sus hermanas estaban con él—  y de otra espiritual, porque ellos amaban a Jesús.  Lázaro no necesitó llamar a su Amigo y Señor durante su enfermedad, María y Marta se ocuparon de ello. Y el mensaje que le enviaron a Perea se basaba en dos cosas: el amor por su hermano y su fe en que Jesús los amaba y podría hacer algo al respecto. ¿Cómo sabemos todo esto acerca de María y de Marta? La respuesta se encuentra en Juan 11:2, que nos relata algo sobre María que, en un principio, podríamos pasar por alto. Se la describe específicamente como «la que ungió con perfume al Señor y le secó los pies con sus cabellos». Juan escribió su evangelio varias décadas después de la muerte y resurrección de Jesús, y cuando dice que María fue aquella que había ungido a Jesús con perfume, se refiere a un hecho registrado un capítulo más tarde, solo unos días antes de que Jesús entrara a Jerusalén por última vez. En la cultura de aquel tiempo, ungir los pies de una  persona representaba una expresión abierta de adoración, incluso, de alabanza. Cuando María hizo esto a Jesús, estaba expresando su amor y adoración, un acto que él no solo permitió, sino que también animó (ver Juan 12:7-8). Esto nos demuestra algo acerca de la relación de María y Jesús: ella tenía una conexión especial con él, y no le importaba lo que otros pensaran cuando lo adoraba abiertamente. Cuando estamos enfermos o dolidos y no podemos realizar una «conexión de oración» con Dios, él utiliza a otras personas para demostrarnos cuánto le importamos. Durante esos momentos, necesitamos a alguien que sepa cómo estar cerca de Jesús, alguien que se siente a sus pies, regularmente, y lo adore. A eso se refería el apóstol Santiago, cuando escribió: « ¿Está enfermo alguno de ustedes? Haga llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y si ha pecado, su pecado se le perdonará» (Santiago 5:14-15). ¿Por qué debemos llamar a los ancianos para que oren por nosotros? Porque cuando estamos enfermos, puede resultarnos difícil, si no imposible, orar por nosotros mismos. Más allá de eso, si el pecado es la raíz de nuestra enfermedad, hasta podríamos no darnos cuenta. En ese caso, es bueno que podamos llamar a aquellos que, al igual que María, tienen una relación cercana con Dios, aquellos que se sientan a sus pies y saben qué pedirle.

B. ¿Es la enfermedad una planeación de Dios?

Mientras  que Dios en ocasiones permite la enfermedad toque nuestro cuerpo para corregirnos, también tiene otro propósito en mente: recibir la gloria. Así que debemos preguntarnos ¿acaso Dios lo está permitiendo para corregirnos y ayudarnos  a crecer o solo es para que se manifieste su gloria?

 C.      ¿Es la enfermedad un ataque de Satanás?

Es obvio que también el enemigo tiene planeado para nosotros estrategias que nos quieren dañar La Biblia nos muestra claramente que muchas enfermedades físicas son el resultado del ataque de Satanás. La fiebre que tenía la suegra de Pedro era un ataque de Satanás, y el Señor Jesús reprendió aquella fiebre (Lucas. 4:39). Sólo se reprenden entes que tienen personalidad. No podemos reprender a una taza o a una silla. La fiebre es un síntoma, pero el Señor no reprendió el síntoma, sino a Satanás, quien era la causa. Por eso, tan pronto como el Señor reprendió la fiebre, ésta desapareció. En Marcos 9 vemos el caso de un niño sordomudo. A los ojos del hombre la sordera y la mudez son enfermedades. Pero el Señor Jesús reprendió al espíritu inmundo, diciendo: ?Espíritu mudo y sordo, Yo te mando, sal de él, y no entres más en él? (v. 25). La mudez y la sordera del niño eran los síntomas externos de una posesión demoníaca; no eran enfermedades ordinarias. Muchas enfermedades son definidas médicamente, pero hay muchas que son ataques del diablo. La Biblia no dice que el Señor curó la enfermedad, sino que la reprendió. Las llagas que aparecieron en el cuerpo de Job no podían ser sanadas con la medicina, pues no era una enfermedad causada por agentes físicos; era un ataque del diablo. Si uno no combate primero al diablo, no podrá eliminar una enfermedad como éstas. Reconocemos que en muchas ocasiones las enfermedades se producen cuando se descuidan las leyes naturales. No obstante, en muchos casos, son producto de los ataques de Satanás. En tal caso, necesitamos pedirle al Señor que reprenda la enfermedad, y ésta se irá. Este tipo de enfermedad viene de repente y se va de la misma manera. Es un ataque de Satanás, no una enfermedad común. El problema radica en que Satanás no desea que se descubra que él ha causado cierta enfermedad. El se esconde detrás de síntomas conocidos, y nos hace creer que toda enfermedad es el resultado de causas naturales. Si le permitimos esconderse detrás de síntomas que consideramos naturales, la enfermedad no se irá. Una vez que ponemos en evidencia la actividad de Satanás y lo reprendemos, la enfermedad se va. Un hermano tenía una fiebre muy alta y un terrible malestar. No podía dormir y no entendía qué le sucedía. Cuando comprendió que aquello era obra de Satanás, oró al Señor por ese asunto, y al día siguiente ya no tenía fiebre. Cuando un cristiano se enferma, debe determinar primero la causa de su enfermedad. Debe preguntar: ¿Existe alguna causa válida para que yo tenga esta enfermedad? ¿Se debe a causas naturales, o es un ataque de Satanás? Si no hay una razón justificable y usted descubre que de hecho es un ataque de Satanás, debe rechazarla.
La acción de Satanás en el cuerpo del hombre no solamente produce enfermedad, sino también muerte. Satanás ha sido homicida y mentiroso desde el principio (Juan 8:44). No solamente debemos resistir la enfermedad que nos viene de Satanás, sino también sus acciones homicidas. Toda noción de muerte como escape de cualquier cosa es idea de Satanás. Satanás indujo a Job a pensar en la muerte. El no solamente hizo esto con Job, sino que también trató de hacerlo con todos los hijos de Dios. Toda noción de suicidio, deseo de morirse y o de partir prematuramente son tentaciones de Satanás. El instiga al hombre a pecar y también a buscar la muerte. Inclusive el temor del peligro cuando uno está viajando, es un ataque de Satanás. Debemos rechazar estos pensamientos y no permitir que permanezcan en nosotros.

III.      En tercer lugar LA PALABRA EN LA ENFERMEDAD

Cuando estamos enfermos y tenemos alguna necesidad, Dios quiere darnos una palabra.

A. En primer lugar una palabra personal.

A medida que estudiamos la Palabra escrita de Dios, y buscamos su palabra personal en medio de nuestras situaciones, debemos entender que, tal vez Dios no nos diga con antelación todo lo que queremos saber. Cuando Dios no nos dice toda La palabra personal de Dios para María y para Marta fue un mensaje de gran alivio y seguridad. Después de todo, era Jesús el que estaba hablando. Ellas lo conocían bien y sabían todo acerca de sus enseñanzas y milagros. Si podían confiar en las palabras de alguien referentes a su hermano, era en las palabras de Jesús. Pero si calculamos el tiempo en que Jesús recibió la noticia de la enfermedad de Lázaro, junto con el tiempo en que partió de Perea (un viaje, al menos, de dos días), casi con seguridad Lázaro ya estaba muerto cuando las dos hermanas recibieron las palabras de Jesús. No solo eso, es completamente posible que Lázaro ya estuviera muerto para cuando Jesús recibió la noticia de su enfermedad. No puedo evitar asombrarme la confusión que María y Marta habrán sentido cuando recibieron la palabra personal de Jesús que declaraba «esta enfermedad no terminará en muerte». ¡Estas palabras deben de haber sonado vacías! Puedo imaginarlas escuchando el mensaje, y luego, mirando el cuerpo sin vida de su hermano, preguntándose si Jesús sabía de qué estaba hablando… o si, en realidad, le importaba la necesidad urgente que ellas tenían.

B.      Una palabra limitada

El hecho es que, aunque María y Marta tenían una palabra personal de parte de Jesús, no podían acceder a todos los planes que él tenía en su corazón. Ningún ser humano puede hacerlo. Ellas no conocieron los detalles de cómo Jesús iba a obrar en la situación de su hermano. No les dijo que ya sabía con anterioridad acerca de su fallecimiento; tampoco, que su muerte física solo sería temporaria ni que él llegaría solamente después de que el cuerpo de Lázaro hubiera comenzado a descomponerse en la tumba. Tampoco les contó su plan de levantar personalmente a su hermano de la muerte. Es así como funciona a veces el escuchar un palabra personal de Dios, incluso, hoy en día. Cuando oramos por una palabra de Dios, por una sanidad o liberación completa, debemos entender que habrá momentos en que la respuesta de Dios deja muchos espacios en blanco en la página. Tal vez, el entendimiento que él nos otorgue sea «la primera» de diez o de cien partes. En otras palabras, quizás él quiera que recibamos la revelación, paso a paso, en forma progresiva. Esa es la manera en que Dios siempre se ha revelado a través de la historia. Debemos entender que Dios en su infinita sabiduría, sabe  que no seríamos capaces de manejar la situación  si supiéramos  todo lo que ha planeado para nosotros. Estaríamos más tentados  a ir más adelante que él para lograr  por nosotros mismos lo que él ha planeado hacer.  En segundo lugar  si Dios no revelara todo por anticipado, nos impediría aprender a confiar en Él y tener fe absoluta en que tiene todo el control. Jesús quería que estas mujeres aprendieran a confiar en forma total y completa. Ya lo amaban, el lo sabía. Pero también necesitaba confiar en su capacidad de controlar  todo lo que sucedería en esa pequeña familia.

Jesús les había enviado una palabra personal a Marta y a María para expandir su fe y para que confiara en él. Debemos recordar  que aunque Dios nos ama más profundamente de lo que podemos comprender todo lo que él hace está gobernado por un principio mayor: Hacer lo que el Padre manda, cuando lo dispone y la manera en que lo dispone. Jesús fue enviado a hacer la voluntad del padre y eso significa que cada decisión está basada en propósitos del Padre y en los momentos exactos para cumplirla.  Cuando atravesamos tiempos difíciles de enfermedad u otros problemas, hay dos cosas que debemos saber o no perder de vista: El sabe por lo que estamos pasando y sabe cómo va a terminar: para nuestro bien y para su gloria.

¿Le importa a Dios cuando estoy enfermo?

Estamos comenzando una serie de mensajes basados en la defensa de la persona de Dios. Es decir son mensajes que nos hacen reflexionar sobre el hecho de que aunque Dios a veces parece distante siempre está con nosotros. Listo a responder todas las inquietudes que surgen de las preguntas más dolorosas de la vida. Una mañana al leer Juan capítulo 11 me di cuenta que en este capítulo aparecen todas las inquietudes que el ser humano tiene cuando sufre de diferentes maneras. Así que estas reflexiones parten de un estudio detallado del capítulo 11 de Juan. Tengo que confesar que   en mi ministerio, he pasado mucho tiempo junto a cientos de creyentes cuyos cuerpos fueron afligidos por enfermedades y dolencias. Durante esas épocas de dolor, suelo escuchar preguntas como éstas: * Si Dios realmente me ama, ¿por qué permite que sufra de esta manera? * ¿Dios está prestando atención? ¿Qué hará por mí, ahora que estoy enfermo? * ¿Dónde está Dios, cuando estoy enfermo y lo necesito más que nunca? ¿Por qué tan sólo no interviene y me sana? Cuando un ser querido o nosotros mismos estamos enfermos, es fácil preguntar si a Dios le importa porque, francamente, durante esos momentos, pareciera que no. De acuerdo con nuestro pensamiento humano, si Dios estuviera realmente interesado en nosotros, no permitiría que sufriéramos de esa manera.

Esta semana se han cumplido casi 8 meses desde que comencé con muchos problemas de salud, cada tiempo ha sido enfrentarme a una nueva condición de salud. Ha sido desgastante y angustiosa en algunos momentos. Al escribir este artículo, estoy teniendo problemas con un ojo, y lo más probable es que tenga un daño irreversible en la visión, a menso que Dios haga algo milagroso. Ha sido desafiante el hecho de escribir esta serie de mensajes en el crisol de mis propias enfermedades. Añadido a esto mi esposa ha estado muy enferma con un problema de la tiroides y ha sido también muy desgastante ver su quebranto de salud. Ha habido días en que literalmente me he sentido como Marta y María. Pidiendo el auxilio de Jesús y el quedándose otros días mientras mi condición no mejora. Así que hoy más que nunca en mi vida se plantea ¿a Dios le importa cuando estamos enfermos? ¡Desde luego! De hecho, me atrevería a decir que cuando estamos sufriendo —sea una enfermedad física o cualquier otra clase de situación dolorosa— él nos expresa su tierno cuidado, más que nunca. La Biblia está llena de declaraciones del corazón compasivo y amoroso de Dios hacia aquellos que sufren. Pero quiero centralizar la atención en un relato en el que Jesús demuestra, una y otra vez, cuánto le importan aquellos a quienes ama. Es el relato de la enfermedad y la muerte física de un hombre llamado Lázaro, y del impresionante milagro que Jesús obró hacia él y sus hermanas, María y Marta. Así que la primera aproximación del tema es ¿Le importa a Dios cuando me enfermo? Note una cosa importante: Jesús me ama, sin embargo… La historia de Lázaro comienza en el Nuevo Testamento, en el libro de Juan, capítulo 11. «Había un hombre enfermo llamado Lázaro, que era de Betania, el pueblo de María y Marta, sus hermanas. María era la misma que ungió con perfume al Señor y le secó los pies con sus cabellos. Las dos hermanas mandaron a decirle a Jesús: «Señor, tu amigo querido está enfermo» (vs.1-3). Juan continúa el relato diciendo que Jesús amaba a Lázaro. No era tan solo amor fraternal por otro ser humano, sino un amor personal y sincero, único y perfecto Dios, que la Biblia denomina amor ágape. Sin embargo, Lázaro no tenía una simple enfermedad, sino que estaba grave. En la lengua original del evangelio de Juan, la palabra enfermo se refiere a una afección que lleva a la muerte. En otras palabras, Lázaro estaba muriendo. Esto demuestra algo que todos debemos recordar: es posible que Jesús nos ame y amarlo nosotros a él y, aun así, padecer hasta de una dolencia mortal. No solo eso, sino que, en ciertas ocasiones, Dios permite que nos enfermemos con un propósito específico dentro de su gran plan (a menudo, incomprensible). Vivimos en un tiempo en el que algunas personas creen que aquellos que aman a Jesús no deberían enfermarse nunca y que, si están sufriendo alguna afección, tienen suficiente fe como para echarla fuera. Es un lindo pensamiento, pero no es una interpretación sensata del mundo de Dios.  Ahora notemos lo que aprendemos de Dios en este pasaje.

 I. En primer lugar veamos LAS PARADOJAS  EN LA ENFERMEDAD

Cuando como creyentes nos enfermamos o alguien más se enferma, hay muchas veces que parece convergir en tantas contradicciones, que nos hacen dudar muchas veces si Dioses bueno o sabe lo que está haciendo. Veamos la primera paradoja de este pasaje.

A. La primera paradoja la llamaré: “Entregado pero enfermado”

 Desde hace muchos años que se viene hablando de cómo creyentes hasta casi somos invencibles, que al reclamar la autoridad debemos negar el hecho de que un hijo de Dios se enferme. La Biblia nos brinda varios ejemplos de personas a quienes Dios amó y que tenían problemas de todo tipo, incluyendo persecuciones, heridas y enfermedades físicas. Lázaro, alguien a quien Jesús amaba, sufría una enfermedad que lo estaba llevando a la muerte. Su situación empeoraría aún más, en vez de mejorar. La palabra para “enfermedad” es astheneia y aparece 5 veces en el texto. (Tanto enfermo como enfermedad). Esto no deja duda en el texto de que la enfermedad de Lázaro era real. Lázaro va de mal en peor.

B.      La segunda paradoja la  llamare: “Amado pero probado”

El vrs. 5 dice: “amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro”. No era tan solo un amor fraternal por otro ser humano, sino un amor personal y sincero, único y perfecto, el de Dios, que la biblia denomina “ágape”. Ahora notemos que es posible que amemos a Cristo y el amarnos a nosotros y padecer una dolencia mortal.  No solamente eso sino que a veces nos permite que nos enfermemos con un propósito específico dentro del plan o de su gran plan (a menudo incomprensible). Enfrentadas a un problema que no podían solucionar, María y Marta mandaron a llamar a Jesús. Este es un ejemplo simple, pero hermoso, de lo que realmente es la oración: entregarle nuestros problemas o situaciones al Padre, a través de Jesucristo, y pedirle humildemente que provea el remedio que nosotros nunca podríamos proporcionar. Obviamente, María y Marta querían que Jesús viniera a Betania inmediatamente y sanara a su hermano. Para ellas, era una simple ecuación: el amor de Jesús más su pedido, igual a la sanidad de Lázaro.

C.      La tercera paradoja la llamaré: “Confiando pero empeorando”

Pero no sucedió de esa manera. Jesús no dejó todo lo que estaba haciendo y fue a ver a Lázaro inmediatamente, sino que se quedó dos días más donde se encontraba, en Perea. Los evangelios denominan a Perea como «la tierra del otro lado del Jordán». Estaba ubicada, aproximadamente, a sesenta y cuatro kilómetros de Betania, que eran tres kilómetros al este de Jerusalén. En lugar de venir de inmediato, Jesús envió palabras de confianza: «Esta enfermedad no terminará en muerte, sino que es para la gloria de Dios, para que por ella el Hijo de Dios sea glorificado» (Juan 11:4). Mientras tanto, Lázaro no mejoró. De hecho, su estado empeoró. Y Jesús no llegaría a Betania hasta que fuera demasiado tarde…, en la mente de María y Marta. Para cuando Jesús llegara, Lázaro habría muerto y habría sido enterrado. En nuestro pensamiento humano, eso no suena como un Salvador a quien le importa cuando su íntimo amigo se enferma, ¿cierto? Jesús ya había demostrado, una y otra vez, que tenía la capacidad sobrenatural de hacer algo, con respecto a la enfermedad de Lázaro. Entonces, podía. Amaba a Lázaro. Amaba a María   a Marta. Las hermanas habían ejercitado simple fe al Dios, al pedirle a Jesús que viniera.

D.     La cuarta paradoja la llamaré: Esperando pero enterrando”

Pero él no hizo nada, y su amado hermano se iba. Cuando nos enfrentamos a una enfermedad, solemos creer —como, probablemente, María y Marta— que, si a Dios realmente le importáramos, intervendría y haría algo al respecto. Pero no siempre ocurre de esa manera. De hecho, nuestra situación puede seguir igual e, incluso, empeorar. Ciertamente, Dios tiene la capacidad de sanarnos en un instante; pero, también, es cierto que, en muchas ocasiones, no lo hace. Pero eso no significa que no le importemos, y las palabras de Jesús hacia María y Marta lo demuestran. Vivimos en un mundo caído, corrompido por el pecado, donde la enfermedad, la muerte física y el desengaño son parte de nuestra vida. Pero, como creyentes, nunca debemos mirar nuestra enfermedad como una «pérdida de tiempo» o una «experiencia sin valor». De hecho, debemos estar seguros de que Dios ha permitido nuestra enfermedad con un propósito espiritual y eterno. A la luz de la verdad bíblica, nunca debemos preguntar en nuestro sufrimiento: ¿por qué, yo?, sino ¿con qué propósito lo ha permitido Dios? Jesús ya le había dicho a María y a Marta que la enfermedad de Lázaro era «para la gloria de Dios». Porque Dios utiliza nuestras enfermedades con un propósito eterno, y es para nuestra corrección y crecimiento personal. Enfermedad para la gloria de Dios Mientras que Dios, en ocasiones, permite que la enfermedad toque nuestro cuerpo para corregirnos, también tiene otro propósito en mente: recibir la gloria. Vemos un ejemplo en el evangelio de Juan, solo unos capítulos antes de la historia de Lázaro. Jesús y sus discípulos se habían encontrado con un hombre ciego de nacimiento, que mendigaba junto al templo de Jerusalén. Los discípulos, que obviamente, no entendían que Dios con frecuencia tiene un propósito mayor en las enfermedades y discapacidades de las personas, le preguntaron a Jesús: «Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó, él o sus padres?» (Juan 9:2). Jesús no corrigió la idea de los discípulos de que el pecado podía traer este tipo de calamidad sobre la vida de una persona, sino que les dijo que la ceguera de ese hombre era parte del plan de Dios para centralizar la atención del mundo en el Padre y en el Hijo. Jesús les dijo que eso no tenía nada que ver con el pecado de una persona, pero que había sucedido para que ese día el poder de Dios se manifestara. ¡Y eso es lo que sucedió! No mucho después de que Jesús sanara a este mendigo ciego, las noticias sobre esta sanidad maravillosa comenzaron a desparramarse por todo Jerusalén. Algunos recibían la noticia con escepticismo, mientras que otros estaban seguros de que ese hombre era el mismo que por años había mendigado junto al templo.  Dios. Cuando el hombre, anteriormente ciego, estuvo delante de los líderes religiosos judíos y habló sobre lo sucedido,  todo lo que pudo decir fue: «Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: “Ve y lávate en Siloé”. Así que fui, me lavé, y entonces pude ver» (Juan 9:11). La ceguera de este mendigo no tenía nada que ver con el pecado, sino con que Dios se glorificara ante un mundo incrédulo.

Hemos visto que en la enfermedad existen ciertas contradicciones que debemos manejar sabiamente. Pero en segundo lugar es un momento para hacer preguntas sabias.

8 Decisiones Sanadoras: La decisión del compromiso III parte

III.                    En tercer lugar EL DESENLACE DE LA MANSEDUMBRE

 

La bienaventuranza de los mansos consiste en esto, que “heredarán la tierra”. En un sentido la heredan ya ahora, y esto por diversas razones: a. al no prestar indebida atención al deseo de enriquecerse, sino más bien a cumplir su deber delante de Dios, y cumplir su tarea en la tierra; en otras palabras, al buscar primero y por sobre todas las cosas el reino de Dios y su justicia, les son concedidas “todas estas cosas” (alimento, vestido, etc.) por gracia como una dádiva extraordinaria (Mateo 6:33). La ley del resultado indirecto de ningún modo es letra muerta. b. Su misma mansedumbre los hace una bendición para sus prójimos, algunos de los cuales los bendecirán a cambio (Mr. 10:30; Hechos 2:44, 45; 16:15; Filipenses 4:18). c. Quizás posean solamente una pequeña porción de esta tierra o de bienes terrenales, pero una pequeña porción con la bendición de Dios reposando en ella es más que las riquezas más grandes sin la bendición de Dios. Salvo de una manera muy formal o en sentido legal, ¿posee realmente sus bienes terrenales el hombre cuya alma está agobiada por el temor del juicio  venidero? ¿Los posee en el sentido de disfrutarlos? ¡Por cierto que no! ¡No es él quien los posee a ellos: son ellos los que lo poseen a él! Una comparación de dos pasajes del libro de Isaías muestra quiénes son realmente los que heredarán la tierra: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (26:3). “No hay paz para los malos, dijo Jehová” (48:22). No son los hombres del mundo, sino los mansos los que saben que Romanos 8:28 es verdad. Por lo tanto, ellos, y solamente ellos, son los que poseen la tierra. Pero el cumplimiento más completo de la promesa está reservado para el futuro, cuando en el regreso de Cristo en gloria los mansos heredarán los nuevos cielos y la nueva tierra, el universo renovado del cual toda mancha de pecado y todo rastro de maldición se habrán quitado, y en el cual morará por siempre la justicia (Ap. 21:1ss). Heredar la tierra indica lo siguiente: a. El ciudadano del reino tiene derecho a esta posesión por gracia; b. Ciertamente lo recibirá como un tesoro inalienable.

 Es importante señalar a estas alturas que en realidad al combinar la frase del AT con la del NT  se debería traducir «Dichosos los sometidos, porque ésos van a heredar la tierra”. Es la que se suele traducir por «los  mansos», que suena un poco raro. En realidad al  estudiar el salmo 37 para ver qué significa nos encontramos con una tremenda sorpresa. La palabra del salmo 37 en hebreo es la misma de los «pobres», pero el griego le ha dado el sentido que se deduce del contexto, y que es los que carecen de independencia y libertad, los que están sometidos a otros. El salmo trata de eso. Ahora note que existía en Israel una legislación digamos utópica, pues parece que casi nunca se llevó a la práctica, aunque está en los libros del A.T., en la cual se repartía la tierra de manera que cada familia tuviera su pequeño patrimonio, lo suficiente para vivir, y con eso se aseguraba la libertad, la  autonomía y la dignidad de todos los componentes del pueblo. Cada uno era autosuficiente, era independiente y, por lo tanto libre. Esto parece que nunca llegó a existir pero, de hecho, en la época en que podemos ya controlar más la Historia, la época de la Monarquía, está clarísimo que se había acabado. Primero, los reyes y los grandes  de la corte empezaron a  acumular propiedad y así se continuó de forma que, ya en tiempos de los profetas, Isaías dice: «Maldito el que añade campo a campo; maldito el que añade casa a casa y no deja espacio para nadie en el país»  (Isaías 5:8). Y esto en el siglo VIII antes de Cristo. En tiempos del Evangelio era lo mismo, naturalmente. La injusticia era enorme. Precisamente el salmo 37 trata de calmar a los que protestan porque los han despojado de su terreno. Al que tenía una pequeña fuente de subsistencia,  que era  su pequeña propiedad, se la habían quitado los más grandes, los más listos, los más  ricos, y lo habían dejado sin nada. Y, entonces,  estaban sometidos, eran siervos de los terratenientes. No tenían ni independencia ni libertad. Y el salmista lo que pretende es consolar a esta gente diciendo que ya Dios lo arreglará. Pero Dios no lo arregla. En tiempos de Jesús la cosa seguía igual. Y Jesús dice que se arregla así. La frase del salmo dice: «Ellos poseerán tierra». Sin artículo, es decir, un terreno. El evangelista pone: «ellos poseerán  la tierra».  El salmo habla de cada familia; el evangelista habla de los sometidos, en general. Ya no es poseer un pedazo de tierra, como pensaba el A. T., sino que la tierra pasa a ser un símbolo. La tierra entera, que es como la tierra prometida. No es que se trate de que entre todos poseamos la tierra, como propiedad para cultivarla, sino que poseer la tierra toda en común es el símbolo de la libertad, de la autonomía e independencia de todos los hombres. O sea, los que estaban sometidos van a encontrar su libertad y su independencia. Una manera de acabar con la injusticia. Los que están oprimidos, los que sufren la opresión, los que están sometidos. Y todo es efecto progresivo de la Historia del Mensaje del Evangelio. O debe serlo porque, hasta ahora, tampoco se ha visto nunca. Tenemos que confesarlo. Porque es que también difícilmente se han visto estas comunidades cristianas al estilo de la primera bienaventuranza. La Iglesia no ha cultivado esto. Dentro de la  Iglesia  se  han dado grupos pero, por circunstancias políticas, han sido perseguidos, naturalmente, y no han tenido un efecto así. Lo que se ha realizado no ha sido directamente gracias al mensaje del Evangelio, sino que se ha efectuado. Evidentemente, la situación del obrero hoy no es la que era en tiempos de Jesús, sino infinitamente mejor, por lo menos en los países del norte. Hay más independencia, más libertad, más autonomía, más seguridad económica. Y esto se ha hecho, no por el Evangelio, sino por los trozos del Evangelio elegidos por ciertos motivos ideológicos y puestos en práctica, aunque sea mezclado con otras muchas cosas. Pero la comunidad cristiana como tal, hasta ahora, no la hemos visto.

Ahora unas sugerencias para poner en práctica en nuestras vidas esta decisión sanadora del compromiso.

 

1. Acepto al Hijo de Dios como mi Salvador 

 Necesito ser salvo. Necesito ayuda. Me doy cuenta de que lo necesito en mi vida. “Cree en el Señor Jesús y serás salvo”. ¿Qué significa eso? Significa comprometer tanto de mi mismo como entienda en este momento a lo que entienda que es Cristo en este momento. ¿Es eso suficiente? Eso es suficiente.

2. Acepto la Palabra de Dios como mi regla de vida

. Desde ahora en adelante tengo un manual por medio del cual voy a vivir mi vida. Leí en un anuncio lo siguiente: “Esta vida es una prueba, es solamente una prueba. Si hubiera sido una verdadera vida hubiera recibido un manual de instrucción para decirle qué hacer y adonde ir”. Afortunadamente, tenemos un manual de instrucción. Es la Biblia. Dios dice: “Este es tu modelo por medio del cual evalúas la vida a tu alrededor”. Noticia: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar la fe, y corregir errores y para volver a iniciar la dirección en la vida de un hombre, entrenándolo en una buena vida

 

3. Acepto la voluntad de Dios como mi estrategia, como mi meta en la vida

. “Dios, ¿qué quieres que haga?” La primera pregunta que siempre hago es: “Señor, tú me despertaste esta mañana. Obviamente significa que tienes otro día para mí, un propósito para mi vida. ¿Qué quieres que haga con eso?” Como David dice, “Me deleito en hacer tu voluntad”. Busco siempre la voluntad de Dios. “Dios, estoy dispuesto a hacer todo, donde sea, cuando sea. Ni tan siquiera tengo que entenderlo pero estoy viviendo mi vida en tus términos porque tú me hiciste por una razón. Tienes un propósito y quiero cumplir ese propósito para el cual me hiciste”. Y la voluntad de Dios se vuelve la estrategia para mi vida, ya sea que la entienda o no.

4. Acepto el poder de Dios como mi fuerza.

Filipenses 4:13 dice: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Ya no tengo que confiar más en mi propia energía. Las cosas funcionan mejor cuando están conectadas. Conéctese a Dios, no estará tan cansado todo el tiempo. Dios dice: “Te daré mi poder para que seas todo lo que quiero queseas”. Jesús dice: “Estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo”. Lo que Jesús está diciendo es: “Estoy a la puerta de tu vida, y estoy tocando y estoy diciendo que quiero entrar en tu vida”. Sin embargo, él es un caballero. Él no echa la puerta abajo. El Paso 3 significa abrir la puerta. La llave que abre esa puerta es la disposición. “La fuerza de voluntad es la disposición para aceptar el poder de Dios”. Usted no necesita fuerza de voluntad; usted necesita disposición para aceptar el poder de Dios en su vida, para vivir bajo su control, bajo su sistema. Los pilotos, cuando vuelan sus aviones, siempre vuelan por las Reglas de Vuelo Instrumental (RVI) o por las Reglas de Vuelo Visual (RVV). Cada piloto está volando basándose en unas o en otras. Volar con Reglas de Vuelo Instrumental significa que cuando usted está en una ruta de vuelo, debe ir a la torre de control, se somete al control del sistema, pone sus instrumentos bajo el control de la torre y ese es un trato hecho. Usted es controlado por los instrumentos, y es una manera muy segura de volar. Si vuela con las Reglas de Vuelo Visual es como un taxi en el camino. Mira, ve que todo está bien, despega y vuela usando su vista. Esto está bien en tanto usted pueda verlo todo, si hay cielo despejado y no mucho tráfico. Pero un día cualquiera encontrará mal clima. Se perderá en las nubes y en cierto momento tendrá que levantar el micrófono y decir: “Necesito cambiarme a las RVI”. Y se somete a los controles de ese canal. Todas las aerolíneas vuelan RVI. Todos los profesionales vuelan RVI. Pero muchos novatos vuelan RVV. La Federación de Aviación dice que muchos de estos pequeños aviones que chocan no se habrían accidentado si cuando se perdieron en las nubes, simplemente hubieran tomado el micrófono y dicho: “Necesito ayuda”. ¿Van ellos a hacer eso? No. ¿Piensa que un piloto va a admitir que está perdido? ¿Va a admitir que necesita ayuda? Él quiere controlarlo a su manera, ser su propio jefe, dictar su propio destino aun si eso significa volar directo hacia una montaña o contra un árbol. Hasta este punto en su vida, quizás usted lo ha hecho bastante bien. Ha venido volando RVV y ha controlado todo, pero es inevitable que en algún momento de su vida va a tener un tiempo malo. Van a llegar momentos difíciles. Van a llegar esas nubes donde se siente perdido y no sabe qué dirección seguir. En ese momento, debe levantar el micrófono y conectarse al sistema de Dios. O me entrego al cuidado y control de Cristo o acepto una invitación al desastre. Es muy importante para usted que permita que alguien más sepa de su decisión y de este compromiso.

Oremos juntos: Señor, es bueno estar vivos. Gracias por tu amor. No queremos darlo por sentado. Hacemos una pausa para decirte “gracias”. Gracias por amarnos incondicionalmente. Gracias por prometernos descanso si te entregamos todo. Señor, sé que hay mucha tensión en nuestros corazones ahora. Algunas personas hicieron su compromiso y por primera vez cruzaron la línea. (Si eso le describe, diga: “Señor, quiero iniciar una relación contigo”. No tiene que decirlo en voz alta. Solo dígalo  en silencio, en su corazón: “Señor, quiero tener una relación personal contigo. Ven a mi vida. Perdóname. Creo en que Jesús murió por mí en la cruz y pagó por mis pecados. Me arrepiento. Dejo mis pecados, mi propio camino, para caminar en tus caminos. Ayúdame a empezar una nueva vida”). Si está listo para renovar tu compromiso, diga: “Señor, perdóname. Perdóname por darte la espalda, por alejarme de ti. Quiero renovar mi compromiso contigo ahora. Quiero volver a entregarte todo lo que soy”. Señor, hay gran gozo en nuestro corazón al saber que hay personas aquí deseosas de ser diferentes; que tú usas a pecadores imperfectos para enseñar tu Palabra. Te agradecemos porque podemos venir aquí a celebrar tu grandeza. Que gracias a ti, podemos saber quiénes somos y de quién somos. Te damos gracias por eso. En el nombre de Jesús oramos. Amén.