¿Es el divorcio un pecado inperdonable?: Preguntas relevantes


Ahora entremos un poco más detenidamente en el asunto del divorcio, y como siempre es importante hacerse preguntas sino sabias a lo menos inteligentes.

I.        Primera pregunta relevante: ¿A quién se le ocurrió el divorcio?

Hagámonos esta pregunta ¿Cómo empezó el divorcio? Y la verdad es que no se sabe. Creo que podemos trazar sus orígenes  en el pasado polvoriento de la historia humana.  Pero una cosa si es clara, al revés del matrimonio, el divorcio es una institución humana. Los datos disponibles (bíblicos) muestran que aunque el di­vorcio es reconocido, permitido y regulado en la Biblia (como ya hemos visto), al contrario del ma­trimonio, no fue instituido por Dios. Las Escritu­ras no registran ningún acto de Dios, sea directa­mente o a través de sus profetas y apóstoles, en los cuales Él establezca o institucionalice el di­vorcio. Dios no originó el concepto como parte de su orden para la sociedad. El divorcio, pues, es una innovación humana. Los comentarios de Jesús sobre el divorcio co­rroboran esta conclusión. En vez de hablar del di­vorcio como parte del orden de Dios, Jesús reco­noce específicamente que constituye un cambio: «Pero no fue así desde el principio» (Mateo 19:8). Note esta expresión y es importante que le hagamos una exégesis textual.  La expresión “al principio” es la palabra “arje” esta palabra se puede traducir como  “lo que viene primero” y por lo tanto es “superior y jefe en autoridad” de hecho se puede traducir “preeminente” es decir que tiene autoridad y poder sobre todo lo demás. ¿A qué principio se refiere Jesús aquí? Es indudable que se refiere a Génesis (19:4). Eso significa que Génesis 2 era el intento primario y autoritativo de Dios con relación al matrimonio. Pero debemos notar algo importante, esa declaración autoritativa de intenciones fue dada antes de que la maldad entrara en el ser humano. Es decir es antes de que Adán y Eva pecaran.  Ahora cuando entramos en la permisión de Moisés se dice que es por la “dureza”. La palabra en griego es sklerokardía (de sklerós, » con fuerza porque está seco» y kardía, «corazón») – Es decir el término se usa para dureza de corazón debido a una falta de humedad (lubricante); pero también su puede traducir como  un obstinado,  o un corazón de piedra que carece del aceite del Espíritu Santo y de ahí implica la rebelión. Es decir la idea es de  alguien rechazando ser receptivo (obediente) al trabajo interno de Dios de fe. Esto implica que en el momento de Moisés el ser humano ya era obstinado y rebelde, así que Moisés para evitar más daño y pecado permitió el divorcio. Así que puedes  observar que fue sólo debido a la dureza del corazón de los judíos, que Moisés «permitió» el divorcio (Mateo 19:8). Debemos entender esto el permitir una práctica no es lo mismo que originarla, establecerla o ins­tituirla. Lo que uno «permite» es algo que ya está en existencia, como concepto o como práctica. El hecho de que Dios no estableciera el divorcio (pero que lo permitiera bajo ciertas condiciones) es una razón por la cual la Iglesia ha tenido un problema en su consideración de esta práctica.

II. Segunda pregunta relevante: ¿Cuándo apareció el divorcio en la Biblia?

El divorcio empezó primero por aparecer como un concepto bíblico en pasajes que lo reco­nocen como un hecho cumplido o aceptado (realmente, el divorcio aparece primero en los anales bíblicos como una práctica bien desarrollada, indicando que para entonces ya estaba bien establecido y era conocido. Hay un vocabulario técnico, fórmulas legales adscritas al mismo (carta de divorcio) y un proceso, paso a paso, por medio del cual puede obtenerse. El divorcio en el Antiguo Testamento es mencionado de esta forma en Levítico 21:7, 14; 22:13; Nú­meros 30:9; Deuteronomio 22:19, 29; 24:1-4; Isaías 50:1; Jere­mías 3:1, 8; Ezequiel 44:22; Malaquías 2:14, 16). Un hecho sobre el cual Dios (a través de Moisés) ejerció una función regulado­ra (ver Deuteronomio 22:19, 29; 24:1-4). Debido a que Moisés reglamentó, más bien que prohibió, el divorcio directamente, Jesús puede decir (con exactitud) que Moisés lo «permitió». El divorcio, pues, ya era una práctica común cuando Moisés escribió el Pentateuco y dio sus leyes al pueblo. Así que muchas personas cuando leen que Moisés “lo permitió” piensan que el estableció por primera vez esa práctica, lo cual no es cierto, sino que al contrario la práctica ya se estaba haciendo, en el pueblo judío (¿Quizás por la influencia del Cananeo?) así que Moisés decidió darle una perspectiva desde  Israel, para que fuera diferente aún en la forma en que se separaban los  israelitas. Ahora bien si Moisés «permitió» el divorcio reglamentándola, más bien que prohibiéndolo, no hemos de tener la idea de que Dios meramente dejó pasar el divorcio. Dios no hace caso omiso de él (como si esperara que fuera algo que desaparecería), ni lo denuncia  (como práctica), más bien toma nota de su existencia y hace algo sobre el mismo: 1) para asegurarse de que es permitido bajo cier­tas circunstancias solamente, y no bajo otras (ver Deuteronomio 22:19, 29); 2) que, cuando se haga, se haga con orden, y 3) que los que obtienen un divorcio se den perfecta cuenta de sus posibles consecuencias (ver Deuteronomio 24:1-4). Es, sin duda, correcto decir que en las Escrituras Dios reconoce la existencia del divorcio y lo regula cui­dadosamente. Así que mi conclusión ante esta evidencia es que nuestra posición, pues, ha de ser la misma. Ni hemos de hacer caso omiso del divorcio, ni hemos de censurarlo simplemente (ni uno ni otro extre­mo son bíblicos), sino que, como dirigentes y res­ponsables de la Iglesia de Cristo, hemos de procu­rar también regularlo entre el pueblo de Dios, se­gún el principio presentado en la Biblia.

 

Publicado por

enrique60

Actualmente trabajo en la Escuela Panamericana, soy salvadoreño 61 años y soy pastor de la iglesia Comunidad Bíblica

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