Una mirada al corazón de Jesús en su momento más duro V parte


Continuamos con nuestro tema Destellos de Luz en Sombra: Una mirada al Corazón de Jesús En su Momento más Duro. Ahora llega el turno de la quinta palabra. V. Quinto destello de luz: “Tengo Sed” (Juan 19:28) Esta palabra dicha por Jesús, después de lidiar con el sufrimiento nos lleva una dimensión importante en el momento de afrontar nuestros tiempos difíciles. ¿Qué se puede aprender de una frase tan corta? ¿Cuál es el enfoque del Espíritu Santo con esta palabra? La importancia de conocer nuestras necesidades en los momentos críticos. Veamos brevemente la sección exegética. La traducción sería más o menos así: “Con esto ha sabido el Jesús que ya todas (cosas) han sido completadas para que sea completado el escrito está diciendo .Hay varios detalles interesantes en el texto griego que rodea a esta frase Tengo sed” . Por ejemplo la frase que Juan dice “para que se cumpliese la Escritura” es muy curiosa. Única vez que Juan aplica este verbo al cumplimiento de un texto de las Escrituras. El verbo es “teleio”. En el evangelio de Juan “teleio” se refiere siempre a la realización de la obra del Padre por parte de Jesús (4:34; 5:36; 17:14). Para el cumplimiento de un texto de La Escritura o de la ley siempre se usa el verbo “pleroo” (12:38; 13:18:15:25; 17:12; 19: 24-26). Se trata aquí por tanto, no sólo del cumplimiento, sino del hecho que hace culminar el cumplimiento de la obra o acción descrita en cierto texto. En pocas palabras cuando Juan usa ese verbo declara que esa profecía se cumplió sólo con el Mesías, y que ese Mesías es Jesús por lo tanto no tiene aplicación a ninguna otra persona ni a ningún otro proceso de sufrimiento en la historia, (El Evangelio de Juan, J. Mateos-J Barretos: Un análisis Lingüístico y Comentarios Exegético, Pág. 826) . Por otra parte “La palabra “tengo sed” es una sola palabra en el texto griego pero en sí sola no es una cita de la Escritura. Es la palabra “dipsao” que significa tener sed, estar sediento, se traduce con la frase «tener sed». Esta palabra sólo puede considerarse tal en cuanto expresa la condición para que le sea dado el vinagre. Se trata pues de una obra/acción de los enemigos de Jesús expresada en un texto de la Ley/Escritura, que alcanza su máxima realización (da remate a su obra) al darle de beber el vinagre. Quizás una mejor paráfrasis de esta sección para poder entender el espíritu emotivo del texto quedaría así: “Después de esto, consciente Jesús de que ya todo iba quedando terminado, dijo: “Tengo sed” (así se realizaría del todo aquel pasaje). Esta traducción puede dar a percibir que hasta el último momento Jesús no ha sido arrastrado a la muerte y que ésta no es algo imprevisto; el es dueño de su destino y sigue realizando el designio del Padre: “Consciente Jesús de que ya todo iba terminando”, Jesús expresa su necesidad: Tengo Sed. Este dicho recuerda la petición que hizo a la Samaritana: Dame de beber (4:7). Pedir agua equivalía a pedir acogida, expresada como una muestra de solidaridad humana elemental. A la de la mujer, Jesús respondió con el don de su agua viva, El Espíritu (4:10). Como en Sicar también a la hora sexta (19:14). Jesús esta ahora cansado de su camino (4:6); expresa la misma necesidad y pide la misma acogida. La escena puede compararse con el traidor en la cena. A pesar de la certeza de la traición. Jesús no lo excluyó. El pedir que le den agua es nuevamente una muestra del ofrecimiento de Dios para la maldad de los hombres que lo rodean. Sin embargo al darle “vinagre” su obra quedó cumplida y demostrado que en la cruz el hombre le dio odio al Mesías en lugar de aceptación.
Pasemos a la parte expositiva. La sed era uno de los más terribles tormentos de los crucificados. Jesús no había bebido nada desde la noche anterior. Su deshidratación era extrema, por la pérdida de sangre. Sed física. La garganta, como un desfiladero polvoriento. Jesús se abrasa. «TENGO SED». Son los últimos reductos de su sensibilidad, exacerbada por el dolor. Un eje transversal de esta exposición sería: “Cuando las cosas se pongan difíciles NO OLVIDE ADMITIR SU NECESIDAD”. En otras palabras, libérese del orgullo de no pedir ayuda. Las dos cosas más difíciles de hacer son… Admitir que hemos hecho mal (pecadores) Admitir que tenemos necesidad (salvación) Vemos a Jesús en la cruz permaneciendo en el sufrimiento y la vergüenza de ser crucificado. Los elementos del día han tomado un gran giro, en medio de esos elementos podemos escuchar a Jesús gritar: “Tengo sed” Estas palabras nos sorprenden o nos desubican, porque tenemos la tendencia a pensar que Jesús no carecía de nada y no necesitaba de nada. Después de todo la mayoría de veces vemos a Jesús como un “superhéroe” de acción, y como una figura de muchas batallas en la que salio vencedor. El grito de “Tengo sed” fue: Una palabra de propósito: … Jesús el “Dios –hombre” se identifica con las necesidades de la humanidad perdida. Una palabra de profecía… Jesús “El Hijo de Dios» cumple con todos los requisitos espirituales de su misión y nos da esperanza de salvación. Una palabra de principio… Jesús el “Hijo del Hombre” nos enseña que es una necesidad y como pedir ayuda.
En primer lugar es UNA PALABRA DE PROPOSITO Esta palabra en primer lugar nos habla de la dimensión FISICA de las necesidades de Jesús. Las personas, tenemos la tendencia a rehuir el hecho de pasar por necesidades. Queremos que todo esté bien cubierto, queremos tener todo seguro, que no nos falte nada. Sin embargo podemos ver en Jesús que al culminar su vida en la cruz, todavía sigue gritando que el era un hombre con necesidad. Todo el ministerio y la vida de Jesucristo fue un ministerio de CARENCIA. Se podría decir que Jesús fue un hombre que no tenía nada, que vivió de lo prestado. A Jesùs le prestaron UNA MADRE (Mateo 1:18-22. A Jesùs le prestaron un PESEBRE (Lucas 2:7) A Jesùs le prestaron UNA BARCA (Lucas 5:3) A Jesùs le prestaron UNA MONEDA (Mateo 17:27) A Jesùs le prestaron UN BURRO (Mateo 21:2) A Jesùs le prestaron UN APOSENTO (Mateo 26:17) A Jesùs le prestaron UNA TUMBA (Mateo 27:57) Todo esto demuestra que Jesùs tuvo NECESIDAD en cuanto a los recursos. Por otro lado: Jesús estuvo hambriento (Mt 4:2) Jesús durmió (Mr 4:38) Jesús estuvo triste y preocupado (Mr 14:34) Jesús se cansó (Jn 4:6) Jesús lloró (Jn 11:35). Quiero lanzarle una pregunta ¿Cuál es la diferencia entre NECESIDAD Y ANTOJO? El diccionario dice de NECESIDAD: Aquello a lo cual es imposible sustraerse, faltar o resistir. Carencia de las cosas que son menester para la conservación de la vida. El diccionario dice de ANTOJO: Del lat. Ante ocŭlum, delante del ojo). Deseo vivo y pasajero de algo. Juicio o aprehensión que se hace de algo sin bastante examen Entonces vemos que lo que Jesús tenía era NECESIDAD Y NO ANTOJO. Evalúe usted lo que está pasando bajo la óptica de sus ojos ¿ES NECESIDAD O ANTOJO?
II. En segundo lugar es UNA PALABRA DE PROFETICA Juan dice: “Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed .Jesús sabía que había un aspecto espiritual en su sed. Entonces entramos a lidiar con el aspecto ESPIRITUAL de nuestras NECESIDADES. Es muy probable, que al experimentar esta sed, Jesús estaba cumpliendo el propósito espiritual de su vida, como ya lo demostré exegéticamente en la sección anterior. Ahora veamos como Pablo percibía las DIMENSIONES ESPIRITUALES DE SUS CARENCIAS El pasaje clásico es 2 CORINTIOS 11:23-33Y PORQUE ERA TANTO SUFRIMIENTO? VEA LO QUE DICE 12:10 “Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas en NECESIDADES, en persecuciones: porque cuando soy débil entonces soy fuerte. Al igual que Jesús podemos tener una necesidad física o emocional. De hecho me atrevo a decir que en nuestros contextos eclesiales, este tema no se predica mucho. La gente tiene en mente que “Dios no nos quiere tener fregados”, pero en realidad si hay un propósito espiritual de nuestra necesidad, esa necesidad se convierte en una necesidad para el crecimiento espiritual. El tiempo que he ministrado he transitado por diferentes caminos y veredas, y créanmelo, el padecer necesidad es parte del plan de Dios. Es una materia obligatoria en el pensum de la escuela de Dios. Por ejemplo he trabajado en iglesias, cuyo orgullo es mostrar al final de cada año, en sus reportes financieros, lo que tienen ahorrado en los bancos. Hay iglesias que se dan el lujo de poner fondos en depósitos a plazo fijo, para ganar intereses. Muchos aducen que es una buena mayordomía el prever para el futuro. Se pueden ustedes imaginar que la iglesia en Jerusalén guardara “lo que pusieron a los pies de los apóstoles” en un banco de Jerusalén a plazos fijos? Lo que las iglesias le llaman buena planificación no es más que estar confiados en lo que tenemos en el banco y no en que Jesucristo nos proveerá para cada día. Hoy por hoy Dios está llevando a que las iglesias se gasten sus “ahorritos” porque los miembros ya no están diezmando como antes, y ya empiezo a ver la cara de nerviosismo en los líderes de las grandes empresas comerciales evangélicas de este país. Pero a que no adivinan ¿cuál es la solución que ellos plantean? Que sus miembros deben dar más con fe en tiempos como estos. Es ahora cuando más deben diezmar y ofrendar! Já! Son los miembros los culpables de que los pastores estén nerviosos en esta crisis. Cuando entenderemos que la iglesia nunca ha sido una corporación financiera poderosa, como hermos podido olvidar las palabras de Pedro: “No tengo oro ni plata, pero lo que tengo…en el nombre del Señor Jesús…levántate. (Hechos 3:6). Note por el amor de Dios: ¡!!!!!!!!!!!!!!!!!!NO TENGO ORO NI PLATA!!!!!!!!!! Pero tenían a un Jesús poderoso que los sostenía. La iglesia debe y deberá pasar por necesidades, si es la verdadera iglesia. Si Jesús pasó por ella. Pero es en su pobreza que enriquece a todo el mundo. Promuevo un resurgimiento de los votos monásticos de pobreza? ¿Todos los ricos son malos y no son bendición de Dios? No, para nada. Lo que promuevo es lo que dijo Pablo: contentamiento. “Teniendo sustento y abrigo estemos contentos con eso” y cada día sería vivir su afán.
III. En tercer lugar es UNA PALABRA DE PRINCIPIO .Notemos que esto sería un ejemplo para todos nosotros. Hay varios conceptos que debemos destacar en cuanto a los principios que hayamos en esta tercera sección, a saber, humanidad. Vulnerabilidad y humildad. Lo que Jesús recibió fue una bebida común y corriente. El vinagre lo usaban para beber los campesinos y los soldados. Jesús experimento sed: esto demuestra su humanidad. Véalo de esta forma. Jesús expresó su sed: pidió ayuda para su necesidad esto implica vulnerabilidad. Jesús calmó su sed: Aceptó el vinagre de los malos esto habla de su humildad. Así que Estos tres pasos son claves para poder solucionar mis necesidades: .HUMANIDAD, VULNERABILIDAD Y HUMILDAD. Estas tres cosas batallan contra el orgullo y la autosuficiencia. Este es el principio de vida que Jesús nos dejó. Si yo tengo estas tres cualidades HUMANIDAD VULNERABILIDAD, HUMILDAD Y me presento ante Cristo el saciará mi sed! Recuerde que el dijo. “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí como dice la Escritura de su interior correrán ríos de agua viva. Juan 7:37-38
Cierro con la parte contextual. Antes una palabra de advertencia, lo que a continuación leerá es serio, así que le invito a que lo lea todo, sino se perderá el mensaje final. No debemos olvidar que hoy más que nunca tendremos necesitados en nuestras iglesias. Cerrarnos a ellos, es hacer como los soldados hicieron con Jesús. En este país hoy existen grandes necesidades en la población. Por ejemplo Al menos 19 millones de los 35 millones de centroamericanos son pobres, y de ellos 7.9 millones viven en pobreza extrema, según el estudio “Crecimiento con equidad, la lucha contra la pobreza en Centroamérica”, pr El estudio, auspiciado por la ONU, dice que, Honduras y Nicaragua, cuyas poblaciones representan el 32 por ciento del total de la región, concentran el 44 por ciento de pobres y el 55 por ciento de los extremadamente pobres del área. Entre tanto, Costa Rica y Panamá, que representan en conjunto el 18 por ciento de la población total de la región, concentran solamente el ocho por ciento de pobres y extremadamente pobres. El documento establece que Costa Rica registra el mayor ingreso pér capita en la región, con un ingreso promedio de US$643, seguido de Panamá con US$508, Guatemala con US$293, El Salvador con US$199, Honduras con US$154 y Nicaragua con US$133. Al hacer un análisis de estas cifras, concluyen que “Costa Rica y Panamá son los países ricos de la región; Nicaragua y Honduras los países pobres, y El Salvador y Guatemala los países con ingreso medio”. Sin embargo esto en los últimos dos años ha variado enormemente con la crisis financiera mundial. En diciembre del año pasado, en un viaje al caserío La Lomas del Toro, en el pueblo de Tacuba, al occidente de El Salvador, terminé una noche en la champa de Don Nicolás. Le pedí amigo Nicolás que me permitiera usar su baño. «Desde luego, Licenciado «, me dijo, muy amable. «¿Quiere usted miccionar o defecar?». Le repuse que lo primero. Su curiosidad era académica porque el «baño» de su casucha era un corralón a la intemperie donde micciones y defecaciones se confundían entre nubes de moscas y una pestilencia de vértigo. Este recuerdo me ha acompañado sin tregua mientras, tapándome a ratos las narices, tratando hojear el documento que me había dado la ONG para la que trabajaba. Un reciente informe publicado por las Naciones Unidas titulado «Más allá de la escasez: poder, pobreza y la crisis mundial del agua» . El prudente título y la fría y neutral prosa burocrática en que está redactado no impide que este extraordinario estudio, inspirado sin duda en la sabia concepción de la economía y el progreso de Amartya Sen -un economista que no cree que el progreso consista en estadísticas-, estremezca al lector enfrentándolo con tanto rigor como crudeza con la realidad de la pobreza y sus horrores en el mundo en que vivimos. La investigación que han llevado a cabo Kevin Watkins y su equipo debería ser de consulta obligatoria para todos quienes quieren saber lo que son el subdesarrollo económico y la marginación social en términos prácticos y los abismos que separan a estas sociedades de las que han alcanzado ya medios y altos niveles de vida. De esta lectura, la primera conclusión a la que llego es que el objeto emblemático de la civilización y el progreso no son el libro, el teléfono, el Internet ni la bomba atómica, sino el excusado. Dónde vacían su vejiga y sus intestinos los seres humanos es el factor determinante para saber si están todavía en la barbarie del subdesarrollo o han comenzado a progresar. Las consecuencias que tiene en la vida de las personas este hecho simple y trascendental son vertiginosas. La tercera parte de la población del planeta -unos dos mil seiscientos millones de personas-, cuando menos, no sabe lo que es un excusado, una letrina, un pozo séptico, y hace sus necesidades, como los animales, al pie de los árboles, junto a arroyos y manantiales, o en bolsas y latas que arroja en medio de la calle. Y unos mil millones utilizan para beber, cocinar, lavar la ropa y su higiene personal, aguas contaminadas por heces humanas y animales. A ello se debe que por lo menos dos millones de niños mueran cada año de diarrea y que enfermedades infecciosas, como cólera, tifoidea y parasitosis, causadas por lo que el informe llama eufemísticamente «carecer de acceso al saneamiento», devasten enormes sectores de África, Asia y América Latina y sean la segunda causa de la mortalidad infantil en el mundo. En un importante barrio de Nairobi (Kenya) llamado Kibera está generalizado el sistema de los llamados «inodoros volantes», bolsas de plástico que la gente utiliza para hacer sus necesidades y que luego arroja por los aires a la calle (de ahí el apodo). Esta práctica motiva que el nivel de enfermedades infecciosas en el barrio sea altísimo. Y, sin embargo, paradójicamente, el problema del agua, inseparable del saneamiento, es acaso el principal que mantiene a los hombres y mujeres prisioneros del subdesarrollo. Los datos del informe son concluyentes. Cuando tienen agua, se trata por lo general de aguas servidas, que acarrean toda clase de bacterias y males que los enferman y matan, pero, en la mayoría de los casos, la pobreza condena a los pobres a una sequía que es todavía más catastrófica para su salud y sus posibilidades de mejorar sus condiciones de vida. Una de las demostraciones más chocantes de la investigación es que los pobres pagan mucho más cara el agua que los ricos, precisamente porque los pueblos y barrios donde viven carecen de instalaciones de agua y desagüe y tienen que comprarla a aguateros o servicios comerciales pagando precios exorbitantes. Así, por ejemplo, los habitantes de los barrios pobres de Yakarta (Indonesia), Manila (Filipinas) y Nairobi (Kenya) «pagan entre 5 y 10 veces más por unidad de agua que aquellos de las áreas de ingresos altos de sus propias ciudades y más de lo que pagan los consumidores de Londres o Nueva York». Ese precio desigual del agua hace que el 20% de los hogares más pobres de El Salvador, Jamaica y Nicaragua inviertan la quinta parte de sus ingresos en agua. En tanto que en el Reino Unido el gasto promedio por agua de los ciudadanos es apenas el 3% del ingreso. No me resisto a citar esta estadística del informe: «Cuando un europeo utiliza la cisterna de un inodoro o un estadounidense se ducha, consumen más agua que la que tienen cientos de millones de personas que viven en los barrios urbanos pobres o las áreas urbanas de los países en desarrollo». Y otra es que con el agua que se ahorraría si los «civilizados» cerráramos los caños del lavador mientras nos cepillamos los dientes un continente entero de «bárbaros» podría bañarse. En Los Miserables, Víctor Hugo escribió que «Las cloacas son la conciencia de la ciudad», y, en una de esas interpolaciones del narrador que recorren la novela, mientras Jean Valjean pataleaba entre el excremento con el desmayado Marius a cuestas, intentó una curiosa interpretación de la historia a partir del excremento humano. Algo así hace este formidable estudio, sin la poesía y la elocuencia del gran romántico francés, pero con mucho mejor conocimiento científico. Proponiéndose nada más que describir las circunstancias y reverberaciones de un problema concreto que afecta a la tercera parte de la humanidad, este Informe radiografía con dramática precisión el extraordinario privilegio de que gozamos las dos terceras partes restantes, cada vez que, casi sin darnos cuenta de ello, abrimos la canilla de un lavador para lavarnos las manos o la regadera de la ducha para recibir esa lluvia de agua fresca que nos limpia y rejuvenece, o cuando, aguijoneados por un retortijón, nos encerramos en la intimidad de un excusado, aligeramos las entrañas y, solazados, limpiamos con un pedazo de papel higiénico todos los rastros de aquella ceremonia, jalamos una cadena y sentimos, en el torbellino del surtidor, que nuestras suciedades recónditas desaparecen en las entrañas de los desagües, lejos, lejos de nuestras vidas y olfatos, para bien de nuestra salud y buen gusto. Qué infinitamente distinta a la nuestra es la experiencia de esos miles de millones de seres humanos que nacen, viven y mueren literalmente asfixiados por su propia inmundicia, a la que no consiguen arrancar de sus vidas, pues, visible o invisible, la mugre fecal que expulsan regresa a ellos como una maldición divina, en la comida que comen, el agua en que se lavan y hasta en el aire que respiran, enfermándolos y manteniéndolos en la mera subsistencia, sin posibilidades de salir del confinamiento en que malviven. Uno de los aspectos más sombríos de este asunto es que, en gran parte debido al asco y la repelencia que todo lo relacionado con el excremento despierta en los seres humanos, los gobiernos y los organismos internacionales que promueven el desarrollo no suelen darle la prioridad que debería tener; lo frecuente es que lo subestimen y dediquen presupuestos insignificantes a planes de saneamiento. Y la verdad es que vivir en la suciedad no sólo enferma el cuerpo sino también el espíritu, la autoestima más elemental, el ánimo para rebelarse contra el infortunio y mantener viva la ilusión, motor de todo progreso. «Nacemos entre heces y orina», escribió San Agustín. Un estremecimiento como una viborilla de hielo en la espalda debería recorrernos al pensar que un tercio de nuestros contemporáneos nunca sale de la porquería en que vino a este valle de lágrimas. Somos países pobres y por eso me revienta la bilis cuando veo líderes evangélicos viviendo como reyes, y anunciando que es la voluntad de Dios que vivan así, porque son hijos del Rey y una iglesia orando porque Dios los prospere con un carro nuevo. ¡Al carajo con ellos! (Si les suena fuerte “carajo” quiero informar que significa según la RAE: suplir el nombre de un hombre que no se quiere mencionar para desvalorizarlo. O si les gusta más esto: Denota enfado o rechazo. Para expresar disgusto, rechazo, sorpresa, asombro, etc.) Cualquiera de ellos, describe lo que siente mi corazón por tales líderes.
Bueno hasta aquí la quinta palabra. Jesús hoy sigue teniendo sed, y le está pidiendo a la iglesia que sacie su sed. ¿Qué le estaremos dando a Jesús hoy ¿agua para calmar su sed? O ¿vinagre para hacerlo sufrir más? El llamado está hecho, basta con que usted que lee esto, pueda responder con el agua que calmará la sed de Dios. Bendiciones

Publicado por

enrique60

Actualmente trabajo en la Escuela Panamericana, soy salvadoreño 61 años y soy pastor de la iglesia Comunidad Bíblica

Deja un comentario