Sirviendo a Dios y no a las càmaras


En un mundo cada vez más dominado por la tecnología y las redes sociales, la línea entre las acciones genuinas y las realizadas para obtener reconocimiento puede volverse borrosa. El concepto de servir a Dios y no a las cámaras es una llamada a la autenticidad, integridad y humildad en la vida espiritual y en el servicio a los demás. Este principio nos invita a reflexionar sobre nuestras motivaciones y a centrar nuestras acciones en la verdadera esencia del servicio cristiano: agradar a Dios y no a los hombres.

En la era digital, la tentación de hacer las cosas para las cámaras es fuerte. Las redes sociales nos permiten compartir nuestras buenas obras con una audiencia global, lo cual no es inherentemente malo. Sin embargo, es crucial examinar nuestras motivaciones. ¿Estamos compartiendo para inspirar y motivar a otros, o para obtener validación y reconocimiento?

La tecnología puede ser una herramienta poderosa para el bien, pero también puede desviar nuestra atención de lo que realmente importa. El riesgo es que nuestras acciones se conviertan en un espectáculo, más preocupado por las «me gusta» y los comentarios positivos que por el verdadero impacto y el propósito detrás de ellas.

Muchas veces, los actos más significativos de servicio ocurren lejos de los reflectores. Voluntarios que trabajan anónimamente en refugios, personas que donan generosamente sin buscar reconocimiento, y aquellos que dedican su tiempo a escuchar y apoyar a otros en privado son ejemplos de servir a Dios y no a las cámaras. Estas acciones reflejan un corazón verdaderamente comprometido con el servicio a Dios y al prójimo. Servir a Dios y no a las cámaras es una invitación a vivir con integridad y autenticidad, enfocándonos en agradar a Dios y no en buscar la aprobación de los hombres. En un mundo donde las apariencias a menudo pueden tomar precedencia, este llamado nos recuerda la importancia de actuar con un corazón puro y motivaciones genuinas. Al centrar nuestras vidas en el servicio verdadero, encontramos un propósito más profundo y una conexión más sincera con Dios y con aquellos a quienes servimos.

En un mundo obsesionado con la imagen, servir a Dios con sinceridad nos recuerda la importancia de la autenticidad y humildad. La verdadera esencia del servicio cristiano reside en agradar a Dios, no en buscar la aprobación pública y el reconocimiento superficial. Servir a Dios con un corazón sincero implica acciones desinteresadas y genuinas, lejos del afán de protagonismo y validación social. En tiempos de redes sociales, enfocarnos en Dios y no en las cámaras, fortalece nuestra fe y propósito auténtico.

¿Qué es la imagen para Dios? ¿Qué es la  dignidad mediàtica? ¿Es verdad que la hemos perdido? ¿Cómo encontrarla? No me atrevo a utilizar el verbo “reencontrar”, pues debo partir de cero y suponer que nunca cubrió nuestras vidas con su manto cálido y exigente.

No puedo hablar sobre la dignidad de los demás, ni siquiera sobre la de mis seres más queridos. Incluso describir el estado de la mía me resulta difícil, confuso, un proceso lleno de equívocos y trampas. Dice un manual que la dignidad nos hace sentirnos orgullosos de nuestros actos y nos trae una sensación de plenitud y satisfacción. Según esta lista, la mía debe estar atravesando uno de sus peores momentos.

La dignidad de una persona es un concepto fundamental en la ética, la filosofía, el derecho y los derechos humanos. Se refiere al valor intrínseco e inalienable de cada individuo, que no depende de sus características físicas, logros, raza, género, orientación sexual, ni de ninguna otra condición. Esta noción subraya que cada ser humano merece respeto y consideración simplemente por ser humano.

Sin embargo es Jesùs quién establece la verdadera dignidad.

Debemos recordar que cuando no viajaba en el ministerio, Jesús hizo su «cuartel general» en Capernaum, la ciudad de Pedro, Andrés, Santiago y Juan. Fue el principal puerto para muchos pescadores en el Mar de Galilea y estaba rodeado de tierras de cultivo que fueron especialmente fructíferas.

Capernaum fue localizado en una importante ruta comercial, por lo que no era un simple pueblo sino un bulliciosa ciudad cosmopolita, lo que explica por qué Roma tenía soldados estacionados allí.

En los cuatro Evangelios y en el Libro de Hechos, uno se encuentra con siete centuriones, todos los cuales se presentan como hombres honorables que trataron a Jesús y a los cristianos con dignidad y amabilidad. Cuando leía el pasaje de Lucas 7:1-7  vinieron a mi mente a lo menos cuatro  preguntas de este relato de Jesús y el centurión. Y que tiene que ver con el tema que estamos reflexionando en cuestión. Sirviendo a Dios y a no a las cámaras.

La primera pregunta que vino a mi mente es ¿Cómo nos hacen ver las circunstancias?

Observemos  que el relato comienza con la dignidad en medio de las circunstancias. Las circunstancias reflejan si mi actuar es de fachada o de profundidad.

El pasaje nos presenta a un militar. De por sí el estereotipo del militar es de alguien práctico acostumbrado a las decisiones frías y a las órdenes y por sobre todo a la muerte. Esto demuestra a lo menos tres cualidades. Primero sensibilidad. Es una relación más allá de lo patrón-empleado. La segunda cosa que podemos ver en el centurión honorabilidad   La palabra que se utiliza en el griega da la idea de tener alguien en estima y de una manera honorable. La tercera cosa que vemos en el centuriòn es necesidad. Reconoce que la única solución está en manos de Jesùs y en ninguna otra.

Podemos ver todas estas virtudes, pero en realidad aunque valores buenos no tienen profundidad porque simplemente son esfuerzos humanos que nacen de las buenas intenciones pero no del Espìritu Santo ni de Dios. Observe que tiene buenas relaciones con los judíos. La palabra rogar da la idea de una petición urgente pero con una actitud de humildad. Es decir la tercera cosa que vemos en este hombre es humildad.

Esto  nos lleva a la segunda pregunta ¿Còmo nos ven las personas?

El vrs. 4 dice que no sólo un líder fue sino que varios para hacer la presión. La gente que va establece una tesis. Ellos dicen “es digno de que le concedas esto”. La palabra digno es la pala axios que se puede traducir  tener peso. Implica que una persona tiene el suficiente peso moral a su favor para que Dios le conceda lo que pide. Unida a la palabra “concedas” implica que Jesùs debía rendirse ante las evidencia de un hombre de peso moralmente hablando y tendría que sanar su siervo. Los Judíos lo miraban digno por dos razones. La primera es que había sido amable con ellos, es decir ellos dicen “ama nuestra nación” Y segundo había sido favorable con ellos, porque argumentan que les construyò una sinagoga. O sea que para los judíos la dignidad del centuriòn estaba vinculada a los beneficios que había recibido de él. Para muchos una persona es digna por lo que ha hecho de bueno con nosotros.

Una tercera pregunta sería ¿Còmo veo yo?

Recapitulando hemos visto que este centurión había sido especialmente amable con los judíos en Capernaum y había construido un sinagoga para ellos. Cuando los ancianos de la sinagoga trajeron la petición del centurión a Jesús de que viniera y sanara al sirviente, argumentaron el caso del centurión diciendo que le había construido una sinagoga y por lo tanto era digno de recibir su ayuda (Lucas 7:3–5).

Pero el centurión declaró abiertamente: ¡Yo no soy digno!  Ahora una cosa muy curiosa es que el centuriòn usa otra palabra para digno. Es la palabra ikanos. De esta palabra viene la palabra en español icono. ¿Qué es un icono?

Por un lado se refiere a un tipo de signo que guarda una relación de parecido con el objeto o persona que representa. Por otro lado es alguien que aparece pintado un santo o un objeto consagrado (como Jesucristo, la Virgen María, los santos, los ángeles o la cruz cristiana).

Esto implica que la percepciòn de la gente diferìa de su propia percepciòn. Para ellos por decirlo así era una “héroe” pero el simplemente se sentía todo lo contrario. También es una  persona u objeto que representa o simboliza un elemento cultural se puede aplicar a un superhéroe en los cómics de DC Comics.

¿Por qué se sentía indigno?

Primero, porque su conocimiento de Jesùs era claro. Los ancianos judíos sabían que, de acuerdo con sus tradición, un judío era contaminado si entraba  en la casa de un gentil, aunque esto no habría impedido que Jesús ayudara al servidor.

Segundo,  porque lo expondría al descubrimiento de su vida familiar.

Como lo mencionè anteriormente el menciona la palabra “ikanos” en el contexto de su casa. De hecho el pasaje dice (vrs.6). Y es que es allí donde se demuestra la verdadera dignidad, no construyendo templos  o siendo amigablemente religioso o simpatizante de una teología. Es bajo tu techo donde está la verdadera prueba de lo que eres.

Tercero, porque lo obligarìa a un acercamiento con Jesùs.  Es decir es fácil mantener una imagen ante los hombres pero cuando estàs en la presencia del Rey del Universo sabrìa que pasaba realmente dentro de su vida. Podría llegar hasta lo más profundo de su ser y de sus prácticas. En tercer lugar por  El oficial gentil sabía más acerca de Jesús que los ancianos de Israel, porque él dijo: «Yo también soy un hombre bajo autoridad» (Mateo 8:9). Tenga en cuenta esa palabra también. Él creía que Jesús actuó bajo La autoridad de Dios, una convicción notable para un soldado romano. Creo que lo que cuenta y ven a nuestros amigos tiene que ser nuestros valores y principios. Ahora en esta oportunidad el centuriòn cambia la expresión digno a axios y le dice a Jesùs que ante él realmente no pasa la prueba de profundidad y peso como la había pasado frente a los hombres.

Cuarto, porque eso lo motivarìa a un crecimiento espiritual real. Observe que el es capaz de asociar su profesión con la identidad de Jesùs. El es un hombre de autoridad, y sabe lo que es dar una orden. Por eso el dice, reconozco que tu autoridad es superior a la mía, por eso  “di la palabra”. La expresión es ordena , manda, ejerce autoridad. Observe la que el hombre tiene la seguridad de que su siervo serà sano. La palabra sano es hacer alguien completo. Es decir restaurar completamente. La verdad es que este hombre tiene un crecimiento extraordinario en su actuar.

El centurión no se exaltó a sí mismo. Admitió que estaba bajo la autoridad de sus oficiales superiores superior y en última instancia al emperador, pero esta autoridad que se le había otorgado no tenía poder para sanar a su amado siervo moribundo. Seguramente el centurión sabía acerca de las curaciones milagrosas de nuestro Señor en otros lugares. Un oficial romano podía emitir todo tipo de órdenes incluso para conquistar la tierra, pero este hombre no fue abusivo. Como Cornelio en Hechos 10, usó su autoridad para ayudar a los demás y no para mostrar su propia «grandeza». Dondequiera que haya corazones humildes, Dios puede hacer su obra y traerles verdad y vida (Isaías 57:15). «Cuando viene el orgullo, entonces viene la vergüenza; pero con el humilde es la sabiduría» (Prov. 11:2). La humildad del centurión ¡Le trajo un gran elogio de Jesús!

Esto nos lleva a la cuarta pregunta que vino a mi mente ¿Cómo nos ve Jesús? Jesús debe haber sabido acerca del amor del centurión por su siervo, y la declaración del hombre sobre la autoridad reveló su fe en el poder de las palabras de Jesús. Pero Jesús no dijo nada acerca de la sinagoga o la generosidad del centurión. Más bien, estaba muy impresionado con el soldado por la fe en el poder de las palabras que Jesús habló. ¿Podría el soldado haber aprendido esto de un informe de la curación de la hijo de noble en Capernaum (Juan 4:46-54), cuando Jesús sanó al niño desde la distancia? El centurión decía: «Solo di la palabra y mi siervo será sanado». Dios creó el universo simplemente hablando la palabra. «Porque Él habló, y se hizo; Él mandó, y se mantuvo firme» (Salmo 33:9).

Jesús ¡se maravilló de la fe del hombre, un hombre que era un gentil pagano! También se maravilló de la fe de una mujer gentil (Mateo 15:28) y ante la incredulidad de los judíos (Marcos 6:1-6).

El Señor está planeando obrar a través de nosotros en la vida de las personas y lugares de los que hoy no sabemos nada; pero si caminamos en su voluntad compartiremos la bendición. ¿Estamos bajo su autoridad? Que nos lleva a confiar en él? Si es así, ¡prepárate para un milagro!

Lo más importante de la narración es que lo más importante no es lo que tus circunstancias piensen de ti, ni tus amigos piensen de ti, ni lo que tú mismo pienses de ti, sino lo que Jesús piensa de ti. Eso es lo que vale la pena.

Hay varias lecciones con las que quisiera terminar . La primera tiene que ver con la lección de la humildad en el poder: El centurión nos enseña que la verdadera grandeza en el liderazgo viene acompañada de humildad. A pesar de su autoridad, reconoce la necesidad de ayuda y no se siente superior. En nuestras vidas y trabajos, podemos aplicar esto al ser líderes que escuchan, aprenden de otros y buscan el bienestar de aquellos a nuestro cargo sin arrogancia. Por otro lado también vemos fe y Confianza: La fe del centurión en la palabra de Jesús nos desafía a confiar en el poder y la soberanía de Dios en todas las circunstancias. En lugar de depender siempre de lo que podemos ver o controlar, podemos aprender a confiar en que Dios tiene el poder para actuar incluso en lo imposible. También podemos aprender el reconocimiento de la autoridad espiritual, es decir el respeto del centurión hacia Jesús y las autoridades religiosas nos recuerda la importancia de reconocer y respetar la autoridad espiritual. Esto puede traducirse en nuestras vidas como respeto hacia líderes espirituales, mentores y aquellos con sabiduría y experiencia en la fe. Finalmente la práctica de la  intercesión por Otros es decir el amor y la preocupación del centurión por su siervo muestran la importancia de interceder por otros en oración. Así como él buscó ayuda para su siervo, nosotros también podemos presentar las necesidades de otros ante Dios, mostrando compasión y cuidado por los demás.

Cultura y Respeto Mutuo: El centurión, siendo un romano, muestra respeto hacia las costumbres judías y sus líderes. Esto nos enseña a respetar las diferencias culturales y religiosas en nuestras interacciones diarias, fomentando una convivencia armoniosa y respetuosa.

Publicado por

enrique60

Actualmente trabajo en la Escuela Panamericana, soy salvadoreño 61 años y soy pastor de la iglesia Comunidad Bíblica

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