El miedo o temor es una perturbación angustiosa del ánimo, una emoción caracterizada por un estado intenso, habitualmente desagradable, provocado por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es un estado de agitación, inquietud y zozobra; una aversión frente al riesgo o la amenaza; una reacción de alerta y protección; una función adaptativa ante situaciones adversas; un recelo de que suceda algo contrario a nuestro deseo; un mecanismo de defensa y supervivencia; una tensión necesaria para vivir y superar los peligros, compromete todo el estado físico y psíquico o emocional desencadenando una reacción de ansiedad cuya respuesta puede ser la huida, la pelea o la rendición. Se manifiesta tanto en los animales como en el ser humano. [1]
El miedo tiene una compleja explicación neuronal y química. Además, puede registrar diversos niveles de intensidad: está el susto o sobresalto que consiste en una impresión pasajera; luego la ansiedad que es una cierta inquietud de ánimo; después viene el miedo propiamente dicho el cual resulta necesario y hasta saludable, también están las fobias -miedos personales desproporcionados- luego se encuentra el terror que es la turbación producida por sucesos nefastos y terribles, posteriormente está el horror que es la ofuscación por situaciones repulsivas y repugnantes y –por último- el pánico que es el miedo más intenso y escalofriante.[2]
Estamos en un tiempo de miedos globales: la inseguridad, las crisis económico-financieras, las catástrofes naturales, el terrorismo, el índice de delincuencia y criminalidad, etc. Vivimos en circunstancias de tanta presión que el stress dispara cualquier miedo. Respiramos un aire toxico de miedos y fobias.
En fin, el miedo recorre las fibras del ser humano y de la sociedad en todos los tiempos. Se podría hacer una lectura crítica de la historia del pensamiento humano y del desarrollo social a través del prisma de nuestros principales y más representativos miedos comunes.
¿Qué miedos tienes? ¿qué miedos te inculca la sociedad?; ¿qué miedos has superado?, ¿qué miedos aún te han quedado empañando las ventanas del alma?, ¿has tenido muchos muros que sortear?, ¿cómo te sentís últimamente?
El miedo tiene múltiple caras, máscaras y disfraces: miedo al futuro, miedo a perder trabajo, afecto, salud, juventud, belleza, estatus social, honor, imagen; miedo al ridículo, al rechazo, a quedarnos solos, a que el otro no nos entienda, a la entrega, al compromiso, a los intentos, a los fracasos, a perder; miedo por nuestros hijos y por nuestros padres, al dolor físico, a la enfermedad y el miedo que engloba todos los miedos: a la muerte.
Llegamos también a tener miedo de nosotros mismos: lo que somos y lo que no somos, lo que no conocemos de nosotros, lo que no podemos o queremos, a nuestro pasado, presente o futuro. Podemos incluso experimentar miedo al miedo.
Me parece interesante que el salmo 91:13 nos explica de cuatro tipos de fuentes para el miedo. Nos muestra lo que son y cómo podemos vencerlos. Observe lo que dice el Salmo 91:13:
“Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón.”
En este pasaje se muestran cuatro fuentes del temor y dos acciones para sobreponerse a él.
En primer lugar a las cuatro fuentes del ataque les llamaremos REACCIONES.
El primer ataque es el esperado. Este está simbolizado por la figura del León. Nadie que está en sus cinco sentidos pensará que un León en la jungla es amigable. Todos nosotros sabemos que encontrarse con un León es esperar una ataque. Lo mejor es correr o escapar porque el ataque de un León es inminente. Tenemos que tener conciencia de que la vida y las decisiones que tomamos traen incorporados ataques. No se puede vivir la vida sin que un hijo de Dios reciba los ataques. Solamente aquél que vive en una burbuja es lo suficiente ingenuo para creer que no le va a pasar nada. En el libro de Proverbios capítulo 14:4 dice: “…sin bueyes el granero está vacío”. En el texto original se puede traducir sin bueyes en el granero no hay estiércol” o “sin bueyes en el granero está limpio”. Este proverbio nos da la indicación de que todo lo que hacemos en la vida tendrá sus ataques esperados. Si se casa, habrá problemas. Si tienes hijos espera problemas. Si trabajas espera problemas. No podemos escapar de eso. La única manera de no tener problemas con los hijos es no teniendo. La mejor manera de no tener problemas en el matrimonio es no casándose. Así que espere problemas.
El segundo ataque es el inesperado. Este está simbolizado por el ataque de la Cobra o Áspid. La cobra real pertenece a reptiles muy temidos en las regiones donde habitan, pues hasta la fecha se consideran las serpientes venenosas más grandes del mundo. Tienen un tamaño realmente impresionante. Su rango oscila entre los 3.0 o 4.0 metros de largo, pero se han registrado casos excepcionales de ejemplares de poco menos de 6.0 metros. El peso es de 6.0 kg aproximadamente pero cobras reales de 12 kg se han hallado en algunas regiones de Asia, como Singapur. Se consideran las serpientes venenosas más grandes del mundo.
El veneno de la cobra real es letal. Se compone de neurotoxinas con otros elementos que al combinarse dan como resultado una sustancia muy peligrosa. Con una sola mordedura son capaces de derribar a sus presas, pues inyectan de 200 ml a 7 ml de veneno que va directo al sistema nervioso, el cual comienza a deteriorarse de una manera muy rápida. Vértigo, dolor y visión borrosa son los primeros síntomas. Parálisis, colapso cardiovascular, estado de coma y deficiencia respiratoria son los resultados fulminantes.
De acuerdo con la salud de la víctima y a la cantidad de veneno inyectado es la velocidad con la que muere el afectado. La muerte se presenta entre 30 minutos hasta 12 horas. En humanos esto depende también de la atención médica adecuada para controlar la expansión del veneno.[3]
Nadie se espera un ataque de una Cobra. Por lo general las personas que son mordidas son sorprendidas porque las patean o las tocan sin darse cuenta de su existencia. Este tipo de ataques son los que quizás nos desestabilizan más, porque son del tipo que nos hacen perder el control de la situación. Son los que nos toman desprevenidos y nos demuelen porque son rápidos, letales y muchas veces fulminantes. Un pareja que pide el divorcio sin esperarlo, alguien que es infiel y el acto nos agarra desprevenido. Una muerte repentina, un hijo que se va de casa y está involucrado en las drogas, un reajuste de personal y eres el primero en ser despedido, una hija que confiesa estar embarazada a su corta edad, etc. ¿Cómo manejamos esos ataques inesperados de la vida? ¿Cómo nos recuperamos?
El tercer ataque es el asolapado. Y está tipificado por el cachorro de León.
Se establecido que un cachorro de León al momento del parto puede pesar entre 3 a cuatro kilos. Ya en pleno desarrollo pueden llegar a pesar hasta 285 Kilogramos en el macho y unos 152 kilogramos en la hembra. Una de las cosas importantes es el hecho de que un cachorro de León es agradable, jocoso y hasta precioso en su forma de ser. La gente que los compra se maravilla con lo gracioso que son. Lo único que olvidan es el hecho de que ese cachorro tiene encerrado todo un potencial de destrucción que se manifestará con el correr del tiempo. Sólo es cuestión de tiempo y alimentación para que el cachorro se convierta en una verdadera amenaza para la existencia del hombre. Estos ataques asolapados pueden venir como “cachorros” en una relación emocional “inofensiva”. Puede venir en una decisión postergada, que con el correr del tiempo si no se toma simplemente será una tremenda amenaza. Por ejemplo hay padres que están viendo en sus hijos ciertas conductas que a su edad tal vez no sean tan preocupantes, pero que si no les ponen un alto simplemente serán un peligro mayor con el tiempo y será más difícil batallar.
El cuarto ataque es el infundado. Y está tipificado con el dragón. Quiero que observemos el texto, y nos demos cuenta como el pasaje señala que el ataque es consistente. ¿Alguna vez te has preguntado a qué se refiere esto? ¿Por qué se usan estas figuras? ¿Son literales o figuradas? ¿Son reales o imaginarias? Varios autores sugieren que serían peligros reales a los que Israel se enfrentaría, por ejemplo Morris dice lo siguiente: “Esto también es una promesa para la protección contra la mayoría de los animales -incluso peligrosos dragones. Esta palabra (hebreo tanino) significa en realidad ‘dragón’, no ‘serpiente’, como se desprende de sus otras apariciones. Es más probable se refiere a algunos reptiles extintos como los dinosaurios, que no tenía ninguna duda sobrevivieron al Diluvio larga lo suficiente como para ser bien conocidos por el mundo antiguo. Otras referencias a los dragones en la Biblia y en las tradiciones antiguas de todo el mundo, así como al Leviatán (véase, en especial, Job 40,41). [4]Para Morris existe la implicación de que los hombres y los dinosaurios vivieron contemporáneamente[5]. Sin embargo a pesar de su interpretación no hay duda que tiene razón en el hecho de que son amenazas peligrosas. Tratando de usar un hermenéutica lo más saludable posible, podemos concluir que las descripción de estos animales, tiene un doble acercamiento, es decir se da por hecho la existencia real de los animales, y el segundo acercamiento es que más allá de lo literal ilustra un peligro espiritual usando un lenguaje figurado, ya que este versículo se encuentra dentro de la guerra espiritual y de las manifestaciones angélicas. El principio del que debemos partir es que la biblia nos dice al usar cosas reales y figuradas que existe una realidad y que el peligro es consistente en nuestras vidas. Así que los problemas de dragón concluyo pueden ser temores que sean producto de mi imaginación. Temores infundados. Es una forma válida de ataque espiritual. Mantienen a la persona en el pasado o en el futuro en lugar de experimentar la vida en el presente. ¿Cuántas oportunidades para el Señor hemos perdido debido a temores de vanas imaginaciones?
Este tipo de temores son los más paralizantes, ya que no percibimos ningún tipo de solución. Muchas veces tiene que ver con nuestro futuro y los miedos que proyectamos para ese tiempo. Aquellas cosas que dominan mi imaginación, como será la vejez, la salud. Una sospecha con celos del cónyuge, pensar que todo el mundo habla de uno etc.
¿Ahora, cuál es la clave para poder enfrentar estos ataques o temores en nuestra vida?
En segundo lugar, a la respuesta a las REACCIONES les llamaremos ACCIONES.
Hay dos expresiones importantes que están asociadas con los cuatro conceptos.
La primera expresión es la frase: “pisar”.
Esta expresión implica caminar, marchar de una manera firme. Debido a que es un imperfecto en modalidad Qal en el hebrero denota constancia, perseverancia. La frase nos reta a que tenemos los elementos en nuestro caminar con Cristo para protegernos de los ataques tanto esperados como inesperados. Debido a que estos ataques generan miedo y temor cuando caminamos, la tendencia sería a caminar despacio, con miedo y en última instancia paralizar nuestro caminar. Los ataques esperados e inesperados persigue boicotear nuestro caminar.
La segunda expresión es la frase “hollar”. El diccionario dice de hollar: “Pisar, dejando señal de la pisada, también incluye la idea de comprimir algo con los pies y finalmente también tiene la connotación de abatir, humillar, despreciar. Esto implica de prestar mayor detalle a algo con el propósito de aplastarlo totalmente. El pisar nos evita paralizar y el hollar nos invita a eliminar. Las dos acciones son expresiones del poder de Dios en nuestras vidas. Dios nos ha dado la capacidad de avanzar. Creo que las dos expresiones tienen que ver con las acciones de la fe para emprender un camino lleno de obstáculos y la autoridad para reprender situaciones que debemos eliminar en nuestras vidas.
La narración del desánimo de Elías en 1 Reyes 19 nos enseña una verdad extraordinaria de parte de Dios y su trato con nuestras crisis. El vrs. 19 nos dice que Elías “se metió en una cueva”. Y luego Dios le habla y le pregunta…” ¿qué haces aquí Elías? Observe que Dios no le dice que “¿haces allí Elías?” Lo que viene a demostrar que el mismísimo Dios estaba dentro de la cueva con Elías. ¿Capta lo extraordinario de eso? El omnipresente e incontenible Dios se reduce su gloria para estar dentro de una cueva con su profeta. Y es que cuando estás en la cueva ten por seguro que Dios se encuentra allí contigo.
Así que hemos visto cuatro ataques que llegan a nuestra vida. El primer ataque es el esperad. El segundo ataque es el inesperado. El tercer ataque es el asolapado y finalmente el cuarto ataque es el infundado. Sea lo que sea que me paraliza con temor debemos estar confiados que Dios estará allí con nosotros, así que nos desmayemos sino avancemos para gloria de Dios.
[1] https://eduardocasas.blogspot.com/2010/09/el-fantasma-de-nuestros-propio-miedos.html?q=temor
[2] Ibíd.
[3] http://www.snaketype.com/es/cobra-real/
[4] Morris, Henry M. Sampling the Psalms. El Cajon, CA: Master Books, 1991.
[5] Ibid.