I. Veamos en segundo lugar veamos LA DINÁMICA DEL CONTENTAMIENTO (4:11 y 12)
Pablo no era inerte en cuanto a vivir con contentamiento. El haber sido disciplinado en esa ley le dio un estilo o dinámica de vida totalmente diferente a muchos. Note que elementos componían esa dinámica de vida de Pablo.
A. Pablo no era quejista
Note que el texto dice “no lo digo porque tenga escasez”. La palabra griega es “ustheresin” que es la palabra de donde viene el término en castellano para “austeridad”. Este término significa, astringente, agrio y áspero al gusto. La palabra también tiene que ver con las sustancias que limpian y contraen los intestinos. Es pocas palabras una purga. El tiempo de escasez de Pablo lo ve como un momento medicinal, al que Dios quiere usar para brindarle salud y curarlo quizás de la codicia. El problema es que muchas veces no tomamos esa medicina. Para Pablo la necesidad venía como una medicina que curaría su actitud frívola quizás, una actitud de autosuficiencia, orgullo o prepotencia.
B. Pablo no era materialista
Pablo dice:” cualquiera que sea mi situación. Esto demuestra que Pablo aplica su conocimiento en dos diferentes áreas. Sin embargo el énfasis del verbo ser o estar en este pasaje implica una traducción fuerte. “Yo mismo he aprendido”. El aprendizaje es personal en este campo. Cada uno aprende de Dios de manera personal. Nadie sabe qué le está enseñando Dios con la dificultad económica. Pablo había aprendido a depender de Dios y no de otras cosas. Su situación precaria era para mejorar su persona. Yo no sé cual sea su situación hoy, y cuan precaria sea, pero lo que sí sé es que Dios debe estar enseñándole algo, usted debe estar tranquilo porque el sacará lo mejor de usted.
C. Pablo era sencillo
Dice Pablo: “sé vivir humildemente”. El utiliza para la palabra humildad la expresión en griego “tapeinousin” que se puede traducir como “bajo, elevado, pequeño, abyecto, poco elevado, estrecho, insignificante, débil, sumiso, común. En este sentido Pablo dice: “sé vivir pequeño”, “sé vivir estrecho”, sé vivir insignificante”, “sé vivir pobre”, “sé vivir modesto”. Creo que al pensar en estas palabras deberíamos tener un alto cuidado al decir que somos humildes. El verbo “sé” modifica a vivir. Y habla que la humildad es una vivencia y no una dicencia. Se vive humildemente no se dice que es humilde. Pablo dice “se vivir y contrasta con la expresión que sigue.
D. Pablo era fortalecido
“Sé tener abundancia”. Esta expresión que aparece aquí es muy interesante. Es la palabra “perisseuein”. Esta palabra puede traducirse como superioridad, excedente, resto, lucro, provisión. Implica que los períodos que Pablo tenía de prosperidad eran menores en cuanto a los de carencia. Incluía que cuando esos períodos venían, él sabía qué hacer con el excedente. Sabía cómo utilizarlo. No se volvía loquito y pensaba que nunca más padecería dificultades económicas. Nunca pensemos que porque nos está yendo bien, siempre será así. Luego añade la frase “en todo y por todo estoy enseñado”. La palabra “enseñado” del vrs. 12 es la misma del vrs. 11 donde dice “aprendido”. Enseñado significa iniciado en lo secreto. Esta palabra fue usada por las religiones paganas con relación a sus secretos íntimos. A través de las pruebas y dificultades económicas Pablo fue iniciado en el secreto maravilloso del contentamiento, a pesar de la pobreza y de la prosperidad. “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Fue el poder de Cristo dentro de él, que le dio contentamiento espiritual. Note que Pablo dice “en todo” es decir en cada experiencia que pasaba le enseñaba un secreto íntimo de Dios y “por todo” implicaba una vez que pasaba la experiencia nunca olvidaba la lección. Hay muchas personas que aprenden cuando pasan por las dificultades, pero lo olvidan una vez que ha pasado.
II. En tercer lugar veamos LA DISPOSICIÓN DEL CONTENTAMIENTO (4:13 y 14)
Ahora entramos en la dimensión un poco más práctica del contentamiento. Es como que Pablo estableciera principios de cómo las personas pueden poner a disposición su contentamiento. Note que estas son herramientas para poder dar de nuestros recursos. No cometamos el error de pensar que estos versículos muchas veces sacados fuera de contexto, lo espiritualizan demasiado y pierden su sentido de mayordomía. Veamos estos argumentos prácticos de Pablo. En realidad es un procedimiento para dar, que más adelante se verá en el NT.
A. Todos podemos tener contentamiento. (Aptitud)
Este versículo siempre lo he encontrado fuera de contexto. Es cierto que Dios me puede fortalecer en cualquier cosa. Sin embargo aquí está dentro del contexto de la necesidad y abundancia material. ¿Cómo encaja este versículo cuando tengo problemas económicos y cuando tengo abundancia económica? Primero veamos el contenido del texto. En el verso hay una construcción gramatical diferente al castellano. Se debe traducir: “todo lo puedo en el que me fortalece, Cristo”. El énfasis está en la base de Cristo. Así que esta capacidad tiene dos dimensiones importantes. La primera es que no puedo tener contentamiento sino tengo una relación con Cristo. Eso significa que todo “aparente contentamiento” sin Cristo es humanismo y positivismo sicológico. Con Cristo es contentamiento. La segunda cosa tiene que ver con el Señorío de Cristo. Es decir también logramos ese contentamiento al hacer de Jesucristo nuestro Señor. Lo que implica que aunque pueda tener una relación con Jesús, puedo no tener contentamiento porque Jesús no es mi Señor. Así pues, Pablo dice que bajo todas las circunstancias, tanto generales como particulares, ha aprendido el secreto del contentamiento. La fuente que explica esta suficiencia espiritual, o sea, la Persona que le enseñó y continuamente le enseña este secreto, está indicada en las palabras: Todo lo puedo en aquel que me fortalece. ¡Maravilloso testimonio, en verdad! Todo cuanto sea necesario, Pablo lo puede hacer, al estar en Cristo (Fil. 3:9), por la presencia del Espíritu de Cristo que mora en él, y por la acción de dicho Espíritu mediante la fe, en vital unión e íntima comunión con su Señor y Salvador. La gracia de Cristo le basta y Su potencia habita en él (2 Co. 12:9). Este maravilloso Ayudador está a su lado (2 Ti. 4:17) para ser su gran Fortalecedor (1 Ti. 1:12). El Señor es para Pablo fuente de sabiduría, de ánimo y de vigor, que lo fortalece en todas sus necesidades, por lo cual él puede decir: “Por lo cual, me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte” (2 Co. 12:10).
B. Todos podemos transmitir contentamiento (Actitud)
Ahora note que Pablo continúa diciendo: “sin embargo”. Eso significa que aunque el está contento, no por eso no podrá recibir dádivas o los filipenses darán dádivas. Porque el contentamiento es algo interno que se manifiesta en actos externos. Debemos dar de nuestros recursos, a pesar de que o tengamos necesidad o tengamos solvencia. Por esa causa el establece que han hecho bien en enviarle sus recurso financieros nuevamente. ¿Qué es una persona dadivosa? El diccionario la traduce como liberal, generoso. ¿Cuál es la diferencia entre ser dadivoso y filántropo? La motivación. El dadivoso da de su corazón amante a Dios y lo hace aunque tenga mucho y aunque tenga poco. El filántropo lo hace porque tiene mucho y su interés muchas veces es humanistas y la centralidad es él.
C. Todos podemos aprender del contentamiento (Gratitud)
Note que Pablo anima a los hermanos a que su mayor motivación es dar. Hay gente que dice “yo no sé como servirle al Señor” pues dé, la mejor forma de empezar a servir a Dios es dando de sus recursos. Pablo dice “bien hicieron”. Pablo estaba pasando por tribulaciones y ellos participaron inmediatamente. Vieron una necesidad y la suplieron. Mucha gente quiere suplir aquellas necesidades que les da imagen y prestigio en medio de la gente, pero no aquella que se hace silenciosa sin esperar recibir reconocimiento y aún sin esperar recibir retribución. El vrs. 14 habla de aquellos que desde el principio habían ayudado a Pablo, sin embargo una frase me llama la atención “participó conmigo en razón de dar y recibir”. Esta expresión demuestra que no siempre damos, sino que también habrá momentos en que recibiremos y tendremos de Dios una prosperidad. Pero recuerde que el binomio es “dar y recibir” es la ley de la siembra y la cosecha. La nota de gratitud (del v. 10) se resume y completa ahora. El apóstol indica la relación que existe entre el donativo y: (1) él mismo como receptor: ello remedió su necesidad y trajo gozo a su corazón (vv. 10, 14–16,18a).(2) los donantes: los enriqueció (v. 17).(3) Dios: le agradó (v. 18b). Pablo tiene cuidado en no dar la impresión, por lo dicho anteriormente, de que la ofrenda había sido superflua y poco apreciada. Antes al contrario, declara que se agradó plenamente con ella. Así pues, dice: Sin embargo, habéis hecho bien en compartir mis tribulaciones. Ha sido, viene a decir Pablo, una bella y noble acción, como la de María de Betania (Mr. 14:6). Si los filipenses no hubiesen sentido verdadera simpatía hacia Pablo, de forma que hicieran suyas las aflicciones de él, jamás hubieran llevado a cabo tan generosa acción. Su donativo era señal de que habían hecho causa común con las tribulaciones del apóstol, participando realmente en ellas. ¡Cuán hermosa manifestación de la verdadera comunión! (Véase lo dicho en Fil 1:5).
C. Todos tendremos grandes bendiciones (Plenitud)
Esto es lo que yo llamo la plenitud del contentamiento. Hay tres cosas plenas que recibiremos como hombres y mujeres contentas y dadivosas.
1. En primer lugar abonamos en nuestra cuenta en el cielo
Note que Pablo dice, no es que busque dádivas, la frase que usa es el “doma”. Este era un lugar público en donde exhibían los premios y regalos a los ganadores. No hago esto para hacerles publicidad o para que los vean como excelentes personas, sino para que su cuenta silenciosa del cielo ustedes puedan multiplicar ganancias. No es que yo busque la dádiva en sí, sino que busco fruto que aumente en vuestra cuenta. Nótese de nuevo el término comercial cuenta. El donativo era realmente una inversión en la cuenta de los filipenses, una inversión que les producía crecidos y ricos dividendos. Estos dividendos o frutos en las vidas de sus amigos son los que atraen el interés de Pablo. El ya los ha mencionado anteriormente en esta carta (Fil. 1:11), cosa que también hace en otros pasajes de sus escritos (Ro. 1:13; 7:4; Gá. 5:22, 23: Ef. 5:9; Col. 1:6). El don que se da de corazón siempre enriquece al dador. “El alma generosa será prosperada” (Pr. 11:25). “A Jehová presta el que da al pobre” (Pr. 19:17). “Bienaventurados los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt. 5:7). “Dios ama al dador alegre” (2 Co. 9:7). Y compárese también Lc. 21:1– 4. Entre los frutos que cosechan tales dadores, podemos mencionar los siguientes: una buena conciencia, la seguridad de la salvación, la rica comunión con otros creyentes, una amplia visión de las necesidades e intereses de la iglesia, un aumento de gozo y amor (ambos impartidos y recibidos), un alto grado de gloria en el cielo, y la alabanza en el Día del Juicio. Esta recompensa es el largo plazo del contentamiento o la edición futura del contentamiento. Lo mejor que se puede decir de estos dones es que se nos describen como un olor fragante, un sacrificio aceptable, agradable a Dios. Pablo no podía haber tributado mejor alabanza a los dadores. Los dones son “olor de suave perfume”, “una ofrenda presentada a Dios, grata y muy agradable a él”. Son comparables a la ofrenda de gratitud de Abel (Gn. 4:4), de Noé (Gn. 8:21), de los israelitas cuando en el estado de ánimo correcto presentaban sus holocaustos (Lv. 1:9, 13, 17), y de los creyentes en general al dedicar sus vidas a Dios (2 Co. 2:15, 16), como hizo Cristo, aunque él lo hizo de una manera única (Ef. 5:2). El que una ofrenda sea o no verdaderamente acepta y agradable a Dios (cf. Ro. 12:1), depende del motivo que impulse a uno a presentarla (Gn. 4:1–15; He. 11:4). “No lo que damos, sino la intención del corazón; pues el don sin el donante es una vana ilusión”. (Lowell) El apóstol atribuye a los donantes el mérito de un espíritu recto, es decir, una actitud de fe, amor y gratitud. Reconoce que su acción no fue meramente una demostración de simpatía hacia un amigo en apuros, sino una verdadera ofrenda presentada a Dios en favor de Su causa, y así a Pablo como representante de Dios. ¡Esta es la razón porque la acción era tan hermosa y elogiable!
2. En segundo lugar los intereses de la cuenta son actuales
Vea lo que dice el vrs. 19. Acercándose al final de su epístola, Pablo asegura ahora a los destinatarios que Dios suplirá todas sus necesidades: Y mi Dios os dará gloriosamente todo lo que necesitáis, según sus riquezas en Cristo Jesús. ¿No se había mostrado el amoroso cuidado de Dios de forma maravillosa sobre el mismo apóstol durante este encarcelamiento? Nótese el testimonio posterior de Pablo sobre este particular: “Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fue librado de la boca del león” (2 Ti. 4:17). Así también esta misma compasión llovería como bendición sobre los filipenses. Es conmovedora la expresión “mi Dios”. Véase lo dicho sobre Fil. 1:3. Era el Dios que tanto, tantísimo significaba para Pablo. Este Dios no complace todos los deseos, pero ¡suple todas las necesidades! Él lo hará “en gloria”, frase que tiene el sentido de gloriosamente, modificando el verbo dar; por lo tanto: “Mi Dios os dará gloriosamente”. Pablo no piensa en primer lugar en lo que Dios hará por los creyentes cuando estos entren en la gloria de los cielos, sino lo que hará por ellos en este reino terrenal de necesidades, cuando éstas le sean presentadas. El dará no meramente de sus riquezas (como el millonario que dona una insignificante suma para alguna causa noble, suma sustraída de su cuantiosa fortuna), sino según sus riquezas, ¡de forma que el don estará realmente en proporción con los infinitos recursos de Dios! Naturalmente, este amoroso cuidado, esta gloriosa ayuda en necesidad, tiene su base en los méritos de Cristo Jesús. “¡Cuán grandes son los beneficios divinos que poseemos en Cristo!” (cf. Ro. 8:32). La unión vital con él es el único medio por el cual los creyentes reciben todas estas mercedes La seguridad de esta manifestación de la especialísima providencia de Dios no justificaría el que los filipenses se abandonaran a sí mismos, descuidando o incluso rechazando los medios puestos a su alcance para su propio cuidado. “La palabra de Dios no apoya el fanatismo, ni dice que uno deba tirar su cartera al río y luego proclamar que se va a vivir por la fe” (Tenney). En verdad, Dios tuvo cuidado de Pablo, pero una de las maneras en que proveyó para él fue el donativo de Filipos, que el mismo apóstol aquí agradece. Entre los muchos pasajes en que se describe este tierno y amoroso cuidado de Dios para con sus hijos aquí en la tierra, pasajes que han sido de consuelo para los suyos durante muchas generaciones, están los siguientes: Gn. 28:15; 50:20; Ex. 33:14; Dt. 2:7; 32:7–14; 33:27; Jos. 1:9; 1 S. 7:12; 1 R. 17:6, 16; 2 Cr. 20:17; Sal. 18:35; 23; 31:19; 91; 121; Is. 25:4; 32:2; 40:11; 41:10; 43:1, 2; 46:3, 4; Jl. 2:21–27; Mal. 3:10; Mt. 6:32; 14:20; 23:37; Lc. 6:38; 12:7; 22:35; Jn. 10:27, 28; 17:11: Ro. 8:28, 31–39; 2 Ti. 1:12; 4:18; 1 P. 5:7. Esta sería la retribución a corto plazo del contentamiento.
Así que he aquí un procedimiento para dar de una manera contenta
Esta el primer paso en dar contento:
La convicción damos porque todos podemos dar. Esto se le llama la aptitud para dar.
Que tengamos poco o tengamos mucho no es la condición o aptitud para dar.
El segundo paso en dar contento es:
La concreción en términos materiales del dar. Esto se llama actitud para dar. Se refiere a que debemos compartir los recursos y dádivas materiales de Dios, no con un espíritu filántropo, es decir autoexaltandonos sino exaltando a Dios.
El tercer paso en dar contento es:
La concepción al dar. Esto se llama gratitud. Damos no por obligación, o por soborno lo hacemos porque estamos agradecidos con Dios. Pablo agradece a Dios y a los filipenses, y ellos deberían hacer lo mismo
El cuarto paso al dar es:
La cantidad al dar. Esto se llama la plenitud al dar. Recibiremos plenamente recompensas en este mundo y fuera de este mundo. En realidad se llama plenitud porque en realidad es una inversión lo que hacemos aquí. Por eso la ley del contentamiento es tan importante en la salud financiera integral y espiritual.