Iglesia Renuevo: Una iglesia que ha despertado

Hola compañeros del blog. ¿Cómo les va? Esta mes de septiembre he disminuido un poco la producción, por varias razones, una porque muchos me están pidiendo que les de tiempo para leer lo publicado, otra porque he estado viajando bastante este mes, con conferencias, predicas y otras hierbas. Este día regresé de Guatemala donde estuve predicando en una iglesia muy hermosa, y con mucho deseo de hacer bien las cosas. Fue un tiempo excelente, tenía muchísimo tiempo de que alguien me atendiera tan bien o que alguien se preocupara al extremo como estos hermanos lo hicieron. Doy gracias a Dios por ello. Lo curioso es que visite varias iglesias y varios hermanos con los que trabajé hace unos 9 años cuando residía en Guatemala. Dos grupos venían de trasfondo conservador y ahora se han renovado en las áreas de la liturgia y los dones. Y fue excelente. Creo que Dios está haciendo mucho en estos lados de Guatemala. Al experimentar estos ambientes eclesiásticos me sentí muy retado, pero a la vez muy preocupado por tanta necesidad de instrucción de la Palabra para que puedan disfrutar sus avivamientos desde la perspectiva de la Palabra. Así que aunque estoy cansado y con mucha ronquera decidí escribir esta pequeña reflexión acerca de que podemos incorporar a nuestros avivamientos y los moveres de Dios en  el mundo hoy. Comenzaré diciendo que  muchos entre nosotros no hacemos resplandecer nuestras luces, tal como los cristianos  deberían hacerlo. A veces pareciera que dormimos. Tenemos abundantes recursos y oportunidades de llevar el mensaje del evangelio al mundo, y a servirle a la gente en el nombre de Jesús; sin embargo, pareciera que andamos dormidos. Pareciera que no tenemos rumbo. Demostramos tener poca consciencia de quiénes y qué somos. No demostramos sentido de urgencia por desempeñar la tarea que Dios nos ha encomendado. Por ejemplo, ¿dónde está la urgencia para el evangelismo? El Señor nos dio órdenes de marcha: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado” (Mateo 28.19–20a). ¿Dónde podemos encontrar evidencia de una urgencia por hacer que esto se haga? ¿Qué es lo que puede despertarnos de nuestro dormir? ¿Qué es lo que despertaba a los primeros cristianos, cuando éstos se dormían en su  devoción? Ellos tenían siestas en lo espiritual. En Efesios 5, Pablo les hizo un llamado a despertar: Despiértate, tú que duermes, Y levántate de los muertos, Y te alumbrará Cristo (v. 14). Pablo despertó a los que dormían con este mensaje: Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;  antes bien sed llenos del Espíritu (5.15–18). Las palabras de Pablo pueden darnos algunas ideas.

En primer lugar creo que el llamado a despertar, de Pablo, es un llamado a la sabiduría: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (5.15–16). En este siglo, la gente ha hecho más descubrimientos y ha desarrollado más conocimiento que en el resto de la historia combinada de todo el mundo. Tenemos más datos y números disponibles  de los que podemos usar para comenzar a darles un buen propósito, sin embargo, nuestro mundo carece de sabiduría. La sabiduría es más que conocer hechos. La sabiduría tiene que ver con las perspectivas con un enfoque de la vida que se centra en Dios. Salomón entró en una crisis emocional a la mitad de su vida, como le pasa a muchos hombres. Le volvió su espalda a Dios y trató de encontrar la felicidad, separado de Dios. Tuvo el deseo, el dinero, el tiempo, la energía y la oportunidad de probar cualquier cosa que él pensara que podía infundirle entusiasmo a la vida.  Salomón eligió ser necio antes que sabio. Su búsqueda de la felicidad lo dejó vacío, deprimido y desilusionado. Ahora tenemos el libro de Eclesiastés, el cual es el diario en el que Salomón registró sus fallidos intentos por encontrar satisfacción, estando separado de Dios. Las palabras de Pablo nos recuerdan la experiencia de Salomón. Esto fue lo que Pablo dijo: “No seas necio”. Si él estuviera aquí hoy, esto es lo que diría: ¿Piensas que encontrarás la felicidad por medio de obtener mucho dinero? No seas necio. ¿Piensas que encontrarás la felicidad al comprar esa casa que tanto deseas? No seas necio. ¿Piensas que encontrarás la felicidad si tan sólo pudieras salir con esa chica o chico bien parecidos? No seas necio. ¿Piensas que encontrarás la felicidad si tan sólo pudieras conseguir ese trabajo? No seas necio. ¿Piensas que encontrarás la felicidad tomando o usando drogas? No seas necio. ¿Piensas que encontrarás la felicidad al rebelarte contra toda autoridad y hacer sólo lo que deseas? No seas necio. Sólo existe un camino que lleva a la vida, un camino para poder aprovechar bien el tiempo —el camino que es vivir para Dios. En cualquiera otra cosa, en la que no esté presente Dios, no hallaremos satisfacción. El despertarse comienza con la sabiduría. Lo mismo a nivel de la iglesia, debemos ver que una iglesia despierta es una iglesia sabia que tiene discernimiento, que sabe poner las prioridades de Dios en cuanto a dones y prácticas. Que pueden establecer parámetros y descubrir la verdad de Dios. Así como profundizar en su palabra. Eso desarrollará un verdadero avivamiento.

En segundo lugar el llamado a despertarse también  tiene que ver con entender la importancia de la voluntad de Dios: “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (5.17). Este fue el comentario que John Stott hizo: “No hay nada más importante en la vida que descubrir y hacer la voluntad de Dios”.Ya es hora de que los cristianos se despierten y reconozcan la importancia de la voluntad de Dios. Debemos darnos cuenta de que vivimos en un mundo que no sigue los pasos de la voluntad de Dios. El mundo está en contra de Dios. Se rehúsa a armonizar con la voluntad de Dios. Hay mensajes que nos bombardean diariamente, los cuales van en contra de la voluntad de Dios, e influencian a los cristianos de todas las edades. Todos sentimos la presión de una cultura que no sigue los pasos de Dios. Algunos de nosotros necesitamos despertarnos y pensar acerca de nuestras fuentes de entretenimiento. Necesitamos despertarnos y pensar acerca de los libros que leemos, los lugares adonde vamos, y las formas como empleamos el tiempo. Necesitamos despertar a la voluntad de Dios. Movernos donde el quiere moverse, y sentir el palpitar del corazón de Dios.

En tercer lugar un llamado a despertarse es un llamado a descubrir su poder. El poder para la iglesia sólo proviene de una fuente: El Espíritu Santo del Señor. Esto es lo que Efesios 5.18, dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu”. Cuando una persona está ebria, decimos que está “bajo los efectos” del alcohol. Sus efectos la controlan. Una persona ebria camina, habla, piensa y trata a los demás en forma diferente a como lo haría si estuviera sobria. Cuando alguien está ebrio se convierte en una persona diferente. Pablo les hizo un llamado a los cristianos a ser diferentes a estar bajo los efectos del Espíritu  Santo. El Espíritu busca llenarnos nuestras vidas a través de la palabra de Dios. No obstante, nuestros pecados, nuestra obstinación y nuestro rehusarnos a arrepentirnos, nos pueden privar del poder del Espíritu. Cuando somos receptivos a Dios y obedientes a su palabra, el Espíritu Santo nos llena. Su poder fluye a nuestras vidas. ¿Cómo, pues, podemos ser llenos del Espíritu? En primer lugar, hay que desear ser llenos. El Espíritu no nos llenará nuestras vidas de poder si carecemos del deseo de su poder. Esto es lo que leemos: Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él (Juan 7.37b–39a). El despertarse a la realidad del poder del Espíritu en nuestras vidas, comienza con el tener sed de lo que Jesús ofrece la oportunidad de ser como él. El hacernos como Jesús es la especialidad del Espíritu a través de la palabra, pero él lo hace sólo si lo deseamos.  En segundo lugar, debemos atender el llamado a ser llenos del Espíritu por medio del conocer la palabra de Dios: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Colosenses 3.16). Efesios 5.18, nos habla de dejar que el Espíritu nos llene. El Espíritu y la palabra van juntos. El ser llenos del Espíritu requiere que conozcamos la palabra y que ésta more en nosotros. El tener el Espíritu llenando nuestras vidas es lo que hace que la palabra de Dios  cobre vida en nosotros. El Espíritu y la palabra trabajan juntos. En tercer lugar, para ser llenos del Espíritu, debemos hacer de la sumisión a Jesús un estilo de vida. La clave para ser lleno del Espíritu se encuentra en las palabras de un himno que cantamos a menudo: “Todo a Cristo yo me rindo”. Cuando estas palabras se convierten en nuestra meta a cada hora, momento a momento, el Espíritu llenará nuestras vidas. Dejaremos de andar dormidos. Estaremos despiertos, con los ojos bien abiertos, marcando el paso del Espíritu, siendo fuertes en su poder. ¿Está usted andando dormido como cristiano que es? Vuélvase a la sabiduría, al entendimiento y use el poder que proviene de ser lleno del Espíritu. Ya es hora de que use la sabiduría que proviene de lo alto, de que entienda, obedezca la voluntad del Señor, de que busque y acepte el poder que proviene de ser lleno del Espíritu. Dios quiere que su iglesia esté despierta, con los ojos abiertos. Si usted no es cristiano, es hora de que usted despierte y vea lo que Cristo ha hecho por usted. Vuélvase a él, arrepintiéndose de su vida antigua, y bautícese para perdón de sus pecados. Salga de las aguas del bautismo para resplandecer con la luz de Cristo al mundo.

En lo que a mi respecta estuve en una iglesia que está tratando de cumplir estos tres propósitos, la Iglesia Renuevo de Guatemala, va en su renuevo. Estuve allí, lo viví, lo experimenté por cuatro días. Vi hermanos muy amorosos, doy gracias a Dios por Salvador y Paty Sanchinelly, dos médicos muy usados y cuya pasión es servir a Dios en la sanidad y  en las misiones a Haití, bendigo sus vidas, agradezco a Dios por mi consiervo Fredy Ávila, un hombre perseverante y deseoso de ser santo y agradar a Dios y por su esposa Paty una mujer usada tremendamente por el Espíritu Santo, más de lo que ella cree, pude ver las obras extraordinarias con su humildad, servicio y espíritu apacible. Gracias a Dios por el hno Maco un hombre servicial y activo. Alabo haberlo conocido, estoy agradecido a Dios por Tono y su esposa Beatriz un para de “locos por Cristo” (ya quisiera que hubieran más locos como ellos). Y tantos otros que no me alcanzaría el tiempo para dar gracias a Dios. Iglesia Renuevo, los tengo en mi corazón y en mis oraciones por siempre. Gracias porque fui a ministrarlos, pero al final yo salí ministrado. Dios los bendiga!